Aperturas, muchos menos protocolos y otras comparativas generan que sea, tal vez, la mayoría la que habla de la pandemia en tiempo pasado. Sin embargo, otros, quizá más cautelosos y aún atentos a las cifras de casos semanales, se refieren a ella también en presente, pero aseveran que lo sucedió en 2020 y 2021, en realidad, fue su tramo más complicado.
Lo cierto es que, de una u otra manera, desde el comienzo hasta la fecha se dieron cambios sustanciales en la economía, en general, y en las industrias, en particular. En el caso de la construcción, “el año de la cuarentena tuvo un bajo nivel de actividad”, reflexiona Pedro Brandi, presidente de Grupo Construya. De hecho, para él, luego, “la recuperación fue muy rápida, impulsada por la autoconstrucción. Gradualmente, esa demanda fue mutando hacia obras pequeñas y medianas, hasta hoy”. El nivel de actividad postcuarentena es bueno, “impulsado por las obras privadas, con poca demanda proveniente de las obras públicas”, subraya.
¿Qué factores cree que impactaron más al sector en ese sentido?
Durante la cuarentena, la disponibilidad de tiempo y dinero de las familias movilizó las refacciones y ampliaciones. El buen nivel de actividad posterior se explica, básicamente, porque la construcción es un seguro y rentable refugio de valor.
Entonces, ¿se recuperaron los niveles prepandemia?
La construcción privada sí ha recuperado el nivel de actividad previo a la pandemia. Pero no así la obra pública por las restricciones presupuestarias.
¿Qué debería ordenarse para que se iguale o, incluso, se supere los niveles anteriores a 2020?
La pandemia frenó las obras públicas por la cuarentena y por el uso de fondos para asistir a la población. Esta reasignación de fondos está atravesando una transición. Creo que, el año entrante, se retomará la inversión en obras públicas. De hecho, en el largo plazo debería ordenarse el gasto público para poder incrementar la inversión en obras públicas.
¿Qué temas cree que quedaron pendientes por debatir, luego del parate, y es hora de retomar?
En las obras privadas, el financiamiento sigue sin solución de fondo, tanto para el emprendedor como para el comprador. Se tiene que debatir cómo se reduce el déficit fiscal y el financiamiento. Ante la escasez de recursos públicos, creo que convendría tener presente el financiamiento privado.
¿Qué escenario se imagina que atravesará el sector en los próximos meses?
Estimamos que se mantendrá el nivel de actividad porque el costo de construir sigue siendo bajo en dólares y porque, además, la gente no quiere quedarse con pesos.
¿Qué medidas se deberían tomar para poder llevar adelante mejoras en el sector de la construcción?
El problema de fondo de la construcción en nuestro país sigue siendo el mismo de siempre: incertidumbre política y económica, bajo poder adquisitivo, no tenemos moneda ni dónde canalizar los pocos ahorros de la población que podrían volcarse a la construcción mediante préstamos de largo plazo, tal como sucede en casi todo el mundo.
¿Cuáles son los principales desafíos que tiene la industria en adelante?
Hoy por hoy, los desafíos pasan por la sustentabilidad de las empresas y por adecuar la industria a la reducción de emisiones causantes del cambio climático.
¿Cuánta influencia tienen las decisiones políticas en los proyectos de obra pública?
Hay que partir de que las obras públicas surgen de las políticas públicas. El problema es la ausencia de estas últimas a largo plazo, y que contemplen las necesidades, el desarrollo del país y de su gente.
En ese sentido, ¿qué cree que ayudaría a contemplar las necesidades y el desarrollo de la construcción en la Argentina, tanto pública como privada?
Las obras viales de todo tipo (autopistas, rutas, caminos rurales y calles urbanas), nuevos gasoductos y energías renovables.