El exsecretario de Energía y actual presidente del Instituto Argentino de Energía General Mosconi, Jorge Lapeña, habló con El Constructor sobre irregularidades y deficiencias en los preparativos para la construcción que podrían provocar que la obra no se concrete en tiempo y forma.
El gasoducto Presidente Néstor Kirchner es una obra que se busca concretar hace muchos años y que después de continuas idas y venidas fue puesta en el primer puesto de las prioridades, luego de que el Gobierno anunció que se iniciará a la brevedad y será finalizada en el comienzo del próximo invierno.
Al respecto, un análisis realizado por el ingeniero Jorge Lapeña, quien fue secretario de Energía en la presidencia de Raúl Alfonsín, presidente de YPF y titular de la Comisión Nacional de Energía Atómica, entre otros cargos, denunció: “No se podrá cumplir con lo anunciado por la ausencia de un plan energético, con plazos irreales, presupuestos inciertos; y sin que se conozca el estudio de factibilidad que asegure la viabilidad de obra, lo cual viola la Ley 24354 que regula el sistema nacional de inversiones públicas. Además de que el proyecto no se encuentra en el listado nacional del Presupuesto Nacional 2022”.
El objetivo de la obra es aumentar la capacidad de transporte de gas natural del país un 25%, desde los yacimientos de Vaca Muerta, en Tratayén, provincia de Neuquén, hasta los centros de mayor consumo de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe. De esta forma, Argentina lograría autoabastecerse y dejaría de importar el gas.
En una primera etapa, el gasoducto permitirá transportar 24 millones de metros cúbicos adicionales por día hasta la ciudad bonaerense de Salliqueló y demandará una inversión de USD 1500 millones. El proyecto también incluye obras complementarias, como el gasoducto Mercedes-Cardales y el loop del gasoducto Neuba II, totalizando así 680 kilómetros de cañerías. En una segunda etapa, se prevé incrementar la capacidad de transporte a 40 millones de metros cúbicos diarios con un paquete de obras valuadas entre USD 1300 y USD 1700 millones para extender al gasoducto 427 kilómetros más hasta el departamento santafesino de San Jerónimo.
MÁS DE 10 AÑOS DE DESABASTECIMIENTO ENERGÉTICO
El problema de la falta de gas viene de larga data y, según el ingeniero, no se ha logrado disminuir la importación de 14 millones de metros cúbicos por día que se le compra a Bolivia, sino todo lo contrario porque día a día el consumo va aumentando.
¿Por qué y desde cuándo nuestro país padece desabastecimiento energético? ¿Qué llevó a esta situación?
El desabastecimiento energético surge principalmente por una gran insuficiencia en la producción de gas y petróleo, pero, también, por la falta de medios de transporte. Desde hace más de 10 años, mientras la demanda crecía día tras día, la producción, en vez de subir, bajaba. Y así llegamos a esta situación. La Argentina siempre había sido superavitaria y hoy todas las cuencas nacionales, menos Vaca Muerta, se encuentran en caída. Igualmente, hay que aclarar que en el último año se ha registrado un leve incremento de un 10%, por lo que se pudo llegar al mismo nivel del año 2019. Desde 2010, cuando comenzó el desabastecimiento, nuestro país importa el 25% del gas natural que utiliza comprándole a Bolivia y con dos barcos regasificadores ubicados en Escobar y en Bahía Blanca que cubren el consumo de los períodos de invierno, época del año en donde más se necesita, llegando a proveer 40 millones de metros cúbicos por día de gas natural licuado.
¿La construcción del gasoducto Néstor Kirchner sería una solución contra ese desabastecimiento?
La creación del gasoducto sería solo una solución parcial porque no hay un plan energético al respecto. Las empresas que lo van a construir no informaron cuándo van a terminarlo y cuándo van a comenzar a funcionar. No existe un proyecto oficial con una agenda del Gobierno que podamos consultar. Esto es una deficiencia de la Secretaría de Energía de la Nación, pero, sobre todo, del Ministerio de Economía de la Nación, ya que la Secretaría de Energía depende de este.
¿Por qué asegura que no se va a cumplir con la fecha de finalización de la obra anunciada oficialmente, que se espera que sea culminada en su primera etapa en junio de 2023?
Porque la obra está a cargo de la empresa nacional Energía Argentina, ex Enarsa, que son los mismos responsables del gasoducto GNEA del noroeste argentino que comenzaron a construir en 2013 y que todavía no terminaron. Falta el tramo que llega hasta la provincia de Salta y varios otros ramales, pero después de tantos años, todavía no se conoce la fecha de la etapa final de la obra. Cuando hablan de construir un gasoducto de características similares en alrededor de 11 meses siendo la encargada la misma empresa, me resulta muy poco creíble que se logre. Estamos hablando de terminar en menos de un año una obra parecida, a la que después de 9 años no finalizaron. Energía Argentina tiene antecedentes que la desfavorecen con respecto a la ejecución de este tipo de obras y tampoco mostraron avances importantes en las construcciones de centrales hidroeléctricas, por lo cual no la veo como una empresa ejecutora eficaz en este tipo de proyecciones.
El actual secretario de Energía, Darío Martinez, sostuvo que la construcción del gasoducto será la obra más importante en infraestructura de los últimos 40 años. ¿Esto es así?
No niego que es una obra importante, sobre todo frente a la necesidad actual de dejar de importar gas, pero la realidad es que la obra más importante de infraestructura que se realizó en Argentina fue el gasoducto NEU, en Neuquén, Bahía Blanca y Buenos Aires. Este se hizo en 1988 y se terminó de construir en un año. Esa fue la obra más grande de los últimos cuarenta años, la cual permitió que Argentina se convierta en líder en abastecimiento energético hasta el año 2010. Además, en la década del 80 se repotenció el gasoducto del Norte y el gasoducto General San Martín, hechos que ayudaron para lograr el mismo objetivo.
¿Es real que, según palabras de Agustín Gerez, presidente de Energía Argentina, el gasoducto permitirá un ahorro de entre USD 1300 y USD 1500 millones, y que hasta se podrá exportar gas?
Para hablar de las ganancias que se obtendrán con la construcción del gasoducto hay que saber cuánto se va a transportar y en qué momento. Pero, además, se debe conocer el precio del gas importado que sustituya. Por ejemplo, hoy los precios de este combustible están hiperinflados por la guerra entre Rusia y Ucrania, pero mañana no se sabe qué va a ocurrir y, seguramente, puedan llegar a bajar. Todo va muy lento, y considero imposible que el gasoducto esté operativo en junio del año que viene. como informaron oficialmente desde el Gobierno. Por otra parte, es imposible, también, que la Argentina esté en condiciones de exportar gas gracias a la construcción del gasoducto. Para ser exportadores necesitamos construir plantas de regasificación de gas natural y puertos de embarque, obras de un valor de más de USD 5000 millones. Con una mirada muy optimista, lo único que se podría exportar son volúmenes muy pequeños del combustible que cubrirían necesidades de un país chico, como, por ejemplo, Uruguay.
SOLUCIONES QUE OFRECE LA LEY
Más allá de la construcción del gasoducto, ¿qué recomendaría para solucionar el problema del desabastecimiento?
Lo que se debería hacer para dejar de importar gas y abastecernos está previsto en el Artículo 28 de la Ley de Hidrocarburos 17319, que consiste en el otorgamiento de una concesión de transporte para los productores de gas de los yacimientos gasíferos de Vaca Muerta cuya producción es la única que está en ascenso. Dejarles la concesión a los productores es la solución más conveniente para todas las partes porque es la de menor costo, ya que una obra realizada por los productores del gas asegura el mínimo tiempo de construcción y el precio más económico, lo cual redundará en un mayor beneficio para los productores y una menor tarifa para los usuarios. Además, con esa solución se evitarán los sobrecostos en que incurre el Estado cuando ejecuta obras públicas; y libera al Tesoro, de los subsidios para gastos de capital que consumiría la obra.
¿Qué es lo que falta?
La construcción debería ser realizada por un consorcio integrado por el total de las empresas concesionarias de los yacimientos de Vaca Muerta, que en este caso son seis. Empresas que tienen su producción en continuo aumento y no pueden colocar en el mercado los excedentes productivos por insuficiencia del sistema de transporte que otorga: YPF, Tecpetrol, Total, Pluspetrol, PAE y Exxon. A ellos se debería sumar Energía Argentina, que ya ha adquirido la chapa para la elaboración de los 635 kilómetros de caños del gasoducto Néstor Kirchner. La participación accionaria en el consorcio debería ser proporcional a su producción y en el caso de Energía Argentina al valor de la chapa. Finalmente, antes de iniciar las obras deberían cumplirse en forma estricta dos condiciones básicas: Primero, las seis concesionarias tendrían que firmar compromisos de inyección para los próximos 10 años que aseguren en la factibilidad de la obra y que permitan calcular las tarifas de transporte del gas. Segundo, teniendo en cuenta el último inventario de reservas comprobadas de la Cuenca Neuquina da cuenta de la existencia de un inventario de 214.000 millones de m3 de shale gas que resultan insuficientes para alimentar dicho gasoducto en toda su vida útil. Es necesario que antes de iniciar la obra las empresas certifiquen reservas comprobadas en sus respectivas concesiones y declaren su comercialidad para asegurar el funcionamiento del nuevo gasoducto a lo largo de su vida útil.