En la Argentina, Bahco tiene su origen, como tantas otras historias de familia, en un grupo de trece inmigrantes italianos que, gracias a unos beneficios impositivos y de consumo eléctrico, se instalaron en la provincia de Santa Fe para producir herramientas de mano.
Finalmente, “el Grupo Bahco, con más de 130 años de historia, compró esta companía (EMCYC) en el año 1963 y dio origen a Bahco Argentina, que continúa hasta nuestros días”, destaca Fernando Montenegro, director general de la empresa.
Si tuviera que mencionar los principales “rasgos” que los distinguen, ¿cuáles destacaría?
Bahco define lo aspiracional y todo lo esperable en una herramienta de mano. Es sinónimo de una calidad que se hereda de generación en generación. Además de ser reconocidos como una marca de excelencia en calidad, queremos incrementar la competitividad de lo que ofrecemos a nuestros clientes, con mejor servicio y rentabilidad.
¿Cuál es el fuerte del modelo de negocio de la compañía?
Mantener una fabricación propia, fundamentalmente en Europa, pero también en China. En la provincia de Santa Fe tenemos la única planta de producción de Sudamérica. Estas plantas suelen especializarse en una familia de productos y logran alta competitividad. A este hecho, se complementa la conducta de una empresa que honra relaciones francas de largo plazo con su distribución, así como con sus proveedores y empleados.
¿Y en qué tipos de proyectos de construcción e infraestructura participan?
Solo en algunos casos muy puntuales, trabajamos en forma directa con el usuario final, sobre todo en aquellos que requieren un asesoramiento mayor, como el alto torque controlado. Nuestra forma de comercialización es a través de la distribución mayorista para el mercado ferretero y la distribución industrial para los nichos más específicos, como el oil & gas, eólico, industria verde, manufactura y minería.
Con la coyuntura vigente, ¿cómo pueden seguir desarrollando y cuáles son las condiciones al respecto?
Si bien nosotros participamos en forma directa en la construcción con herramientas manuales como martillos, serruchos, tenazas, pinzas, etc., tenemos un interés en desarrollar nuestras líneas de seguridad. Nuestra línea dieléctrica 1000V es la única certificada localmente bajo la norma IEC60900 y producida en nuestra planta de Santo Tomé. También contamos con un sistema anticaídas de herramientas para trabajar en altura (más de dos metros). En las construcciones civiles de aceros para naves, torres, refinerías, aerogeneradores, contamos con nuestras herramientas de torque, que permiten garantizar un trabajo seguro con menor exposición a riesgos y accidentes. Tenemos, asimismo, una gama muy amplia: desde torquímetros de zafe básicos hasta herramientas eléctricas de torque controlado de última generación.
¿Qué se encuentran desarrollando hoy día y qué ventajas tienen aquellas innovaciones?
Nuestra compañía está muy enfocada en mejorar la seguridad y la productividad de los trabajos manuales que se realizan. Este año presentamos una nueva tijera eléctrica para el sector de la poda (viñedos, yerba mate, cítricos) que permite cuadruplicar la productividad de un podador con tijera manual y reducir al máximo los síndromes como el del túnel carpiano en trabajos repetitivos. En torque, introducimos la marca Norbar, muy focalizada en el alto torque controlado. En la industria existen operaciones muy críticas en relación con los equipos o estructuras donde se realizan, pero también juega un rol muy importante la seguridad de los operarios que intervienen en ellas. Por eso queremos acompañar en el desarrollo incorporando herramientas que, por sus características, puedan aportar productividad, accesibilidad, seguridad, y la posibilidad de registro de datos para trazabilidad de los trabajos.
¿Cuáles son las metas que se fijaron para este 2022, que atraviesa su etapa final?
Quisimos seguir poniendo mucha atención y energía en la forma en que nos vinculamos entre nosotros dentro de la compañía, de la misma manera que lo hacemos con nuestros clientes y proveedores. No solo es importante lograr un resultado, sino la elección del camino que queremos transitar para lograrlo. Buscamos en nuestras acciones, cada vez más, poner a las personas adelante, ya que somos quienes generamos los resultados económicos que todos deseamos y buscamos.
¿Y en cifras?
Nos pusimos como objetivo crecer un 10% en volumen con respecto al 2021 en nuestro core-business, que es la distribución ferretera y crecer montos específicos en aplicaciones críticas como el oil & gas, minería e industria.
ACTUALIDAD NACIONAL
Teniendo en cuenta que en los últimos tiempos se fueron modificando las reglas del juego a través de las diferentes políticas, ¿cómo ve hoy a la industria, en especial la de la construcción?
La construcción dinamiza una decena de subsectores entre los cuales está el mantenimiento, donde nosotros tenemos una gran participación. Esto quedó muy de manifiesto en la pandemia, cuando todos nos pusimos a mejorar nuestras casas. Ahora estamos viendo mucha actividad traccionada por la imposibilidad de invertir fondos en forma confiable y rentable. La construcción sigue siendo una alternativa de inversión en un contexto de incertidumbre y un gran motor de la economía.
Según su visión, ¿cuáles fueron los factores que más influenciaron a la industria de la construcción durante los últimos años?
Si comparamos contra la prepandemia, la construcción ha sido el motor de la economía, generó más de 20.000 puestos de trabajo. Si bien la obra pública continuó siendo un motor, dado que el asfalto mostró uno de los crecimientos más grandes, pienso que la incertidumbre y la imposibilidad de disponer los fondos de otra manera sigue alentando la construcción de la obra privada como una opción de inversión.
¿Qué escenario cree que atravesará, en adelante, el sector?
Leí un comentario de Cesar Pelli que me parece que encierra la clave del sector: “La construcción es una cuestión de optimismo, es una cuestión de enfrentar al futuro con confianza”. En la medida en que la sociedad siga viendo futuro en Argentina, y aun a costa de una gran incertidumbre, el sector seguirá empujando hacia adelante. La escasez de materiales y la escalada de costos, sin duda, hará muy difícil la estimación de nuevos proyectos, aunque esto no le es ajeno a otros sectores tampoco.
¿Qué cree que debería cambiar en Argentina para garantizar el futuro del sector de la construcción y las industrias?
Seguridad jurídica y la baja del coste laboral. Hay que terminar con el sistema tradicional de indemnización de la LCT y solucionar la litigiosidad laboral.