La implementación del método BIM en Argentina se consolida cada vez más. De qué se trata este modelo que propone un trabajo interdisciplinario y una mayor eficacia al momento de proyectar y ejecutar una obra.
La necesidad de optimizar recursos y obtener una mayor eficacia y previsibilidad en los proyectos constructivos llevó al desarrollo de la metodología BIM (Building Information Modeling), un modelo que permite gestionar una obra a través de un único modelo digital coordinado entre todos los actores que intervienen en la misma, desde el comienzo hasta el fin.
Su utilización se puede dar en los distintos ciclos de vida de un proyecto, ya sea en la administración del tiempo y planificación, en el cálculo de costos y presupuestos, en mantenimiento y operación. Uno de los grandes campos de aplicación son los sistemas constructivos industrializados como la construcción en seco.
La arquitecta, y especialista en metodología BIM orientado a sistemas constructivos industrializados, Soledad Paravagna, conversó con El Constructor acerca de la actualidad del modelo en Argentina, sus ventajas, desafíos, y cómo es el vínculo del sector con esta nueva manera de pensar la construcción.
Paravagna también es docente en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional de Buenos Aires y en la Facultad de Ingeniería del Ejército, y cofundadora de Tinglado BIM.
¿Cómo fue tu acercamiento al método BIM?
En mi caso, el uso del BIM comenzó en la facultad, en una materia optativa que terminó siendo clave para integrar todos los contenidos del plan de estudios. El BIM me permitió volcar mis conocimientos constructivos y analizar las propuestas con otra precisión. Hoy, esa misma lógica guía nuestro trabajo en Tinglado BIM donde el modelo es la base para proyectar, coordinar y documentar cada obra. Es una metodología que no solo optimiza procesos sino que nos permite pensar, construir y documentar con una precisión y coherencia.
¿Hace cuánto comenzó a implementarse el modelo BIM a nivel mundial, en América Latina y, particularmente, en Argentina?
BIM surgió como respuesta a la baja productividad y la fragmentación del sector de la construcción. Frente a los errores y sobrecostos de los planos 2D aislados propuso un único modelo digital coordinado que transformó la forma de proyectar y construir.
Su consolidación llegó entre los años 2000 y 2010, con países como Reino Unido y Finlandia liderando la adopción del mismo en obras públicas.
En América Latina el impulso se dio después del año 2015 y, en Argentina entre 2016 y 2019 con la creación del SIBIM (el Sistema de Implementación BIM en Argentina para utilizar este modelo en proyectos de obra pública).
Cuando se pensó el SIBIM yo fui convocada, dentro de lo académico, junto a otros especialistas para ordenar la manera de llevar a cabo un modelo ya sea para licitación, ejecución o para gestión y mantenimiento.
El SIBIM trata de estandarizar y generar pautas de convivencia para que, si el día de mañana una empresa hace una licitación y se usa metodología BIM haya normas, como por ejemplo para identificar materiales, de ordenar el navegador de proyectos. Tiene información de los ciclos de vida de los edificios. Yo como usuaria de BIM me serví de esos documentos en nuestra región tanto en el ámbito profesional como el académico.
¿Se utiliza el método BIM en la obra pública?
El uso es opcional. Lo que se puede encontrar dentro del proceso de usar BIM es un documento que se llama BEP que es como un planteo de las normas básicas. Hoy en día no hay nada estricto a nivel gubernamental sino que depende de cada distrito.
Hay provincias, como Salta y Mendoza, que hicieron obras públicas de la mano de la metodología BIM, y empezaron a hacer reglas o normas de uso de esta metodología pero con el paso de los gobiernos se fue abandonando.
Lo que hay son plantillas que se facilitan para hacer ese trabajo, pero pueden derivar en otros formatos. Las produjo el Estado en algún momento y siguen vigentes pero hoy no hay mucho movimiento al respecto.
¿Cuál es el avance y desarrollo del modelo BIM?
Con el tiempo, el valor de este modelo se expandió en dimensiones: el 3D para la coordinación geométrica, el 4D para la gestión del tiempo y la planificación y el 5D para la extracción de costos y presupuestos. Después se encuentran las dimensiones de sostenibilidad, mantenimiento y operación y, finalmente, el 10D, que está enfocado en la industrialización donde el modelo digital sirve para fabricar, montar y documentar cada componente del edificio.
El BIM 10D trabaja la dimensión de la manufactura y la mndustrialización. Este salto es impulsado por la creciente demanda de sistemas constructivos industrializados como steel frame, wood frame, edificios modulares y prefabricados. Esta dimensión exige que el modelo digital deje de ser solo un instrumento de coordinación para convertirse en un manual de fabricación y ensamble. Cada elemento del modelo contiene la información necesaria para fabricar y ensamblar con precisión como si fuera una guía de producción.
¿Cómo es su sistema de aplicación en el país?
En Argentina, el uso del BIM avanza de forma constante en el ámbito académico y profesional. En los últimos años las universidades han sido un motor clave, por ejemplo en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional de Buenos Aires, el trabajo con modelos BIM (que se ejecuta principalmente con Revit) ya forma parte de materias como Diseño Asistido por Computadora, Modelado de Estructuras e Instalaciones y Programación Visual Dynamo, además de los posgrados especializados en BIM. Este cambio permite que los profesionales se incorporen al trabajo con un manejo sólido de la metodología, lo que acelera su incorporación en estudios y empresas.
Desde mi experiencia docente esta capacitación temprana es decisiva ya que cada vez más oficinas adoptan procesos digitales para mejorar coordinación, precisión y planificación y en un contexto económico cambiante, con precios y tiempos variables, el BIM se vuelve una herramienta práctica ya que ayuda a planificar con exactitud, reducir desperdicios y documentar cada paso con trazabilidad. El impacto es todavía más evidente en los sistemas constructivos industrializados que han crecido desde la pandemia.
Ver cómo el BIM se incorpora de manera orgánica en Argentina, desde la academia hasta los sistemas industrializados, confirma que esta metodología no es solo una tendencia sino una necesidad real para mejorar la construcción.
¿Cuál es el campo de aplicación del modelo BIM?
El BIM es una forma de trabajar con un modelo digital del edificio antes de construirlo. Sirve para ver cómo se arman todas las partes, coordinar arquitectura, estructura e instalaciones, calcular tiempos y costos, y preparar toda la información necesaria para fabricar y montar cada elemento con precisión. También permite llevar un registro de cambios y probar soluciones antes de hacerlas en la obra, evitando errores y desperdicios.
En la construcción industrializada el BIM 10D brinda la posibilidad de diseñar componentes fabricables, generar los datos de producción, tallado y ensamblaje, y vincular todo con la obra real.
En proyectos de construcción en seco, que exigen documentación precisa e incluyen instancias de taller, lo aplicamos para generar planos automáticos, cómputos y planificación (4D y 5D), reduciendo drásticamente los tiempos de documentación.
Usamos programación visual para automatizar tareas repetitivas lo que hace que la documentación se produzca sola, sin errores y al ritmo que la fábrica necesita. Esto permite disminuir los tiempos de documentación y aumentar su precisión.
¿Cuál es el estado actual del uso de BIM en la construcción?
El uso de BIM en la construcción está en plena expansión. Los proyectos grandes ya lo exigen, y los medianos comienzan a incorporarlo por necesidad ya que mejora tiempos, ordena procesos y da previsibilidad.
Pero lo más importante es que el BIM cambia la forma de pensar la obra. El modelo se convierte en una preconstrucción digital que contiene las cantidades, las secuencias, la logística y la información de montaje.
En otras palabras, la obra se construye en dos partes: primero en el modelo, donde se anticipan todos los problemas, y después en el terreno, con decisiones ya resueltas.
En la construcción industrializada, esto cobra aún más valor porque la información del modelo se puede usar directamente para fabricar componentes, generar cortes precisos o enviar datos a diferentes máquinas. De esta manera, lo que se diseña digitalmente se convierte en instrucciones claras para la producción y el montaje asegurando eficiencia, precisión y coordinación total entre el diseño y la obra real.
¿De qué maneras se puede implementar BIM en el proceso constructivo?
Se puede implementar por etapas, como por ejemplo en etapa de proyecto, para coordinar disciplinas y estimar costos. En documentación, para obtener planos, cómputos y detalles constructivos automáticos. En industrialización, para fabricar paneles, piezas o módulos directamente desde el modelo. En obra, para controlar avance y montaje con vistas 4D y QR.
Y, finalmente, en operación, donde el modelo as-built se transforma en el gemelo digital del edificio con datos reales para mantenimiento y gestión.
¿Qué aspectos son prioritarios para su correcta implementación?
Para implementar BIM correctamente es fundamental que la dirección del proyecto entienda por qué se adopta y apoye el cambio. También es clave capacitar al equipo y definir responsabilidades, recordando que BIM no es solo un software sino una metodología de trabajo.
Hay que establecer reglas claras sobre modelado, nomenclatura e intercambio de información; usar el software y la infraestructura adecuados, y asegurar que todas las disciplinas (arquitectura, estructura e instalaciones) trabajen sobre un mismo modelo desde el inicio para evitar errores y conflictos.
Se recomienda comenzar con un proyecto piloto para medir resultados, ajustar procesos y luego escalar, gestionando bien los datos del modelo, incluyendo materiales, tiempos, costos y logística.
En la construcción industrializada estos aspectos son aún más importantes porque el modelo debe incluir componentes fabricables y paramétricos que contengan la información precisa para corte, ensamblaje y automatización de planos y listados integrándose con máquinas de producción. Esto asegura eficiencia, coordinación y precisión en toda la obra.
¿En qué proyectos es más conveniente aplicarlo?
Se puede usar en muchos proyectos, pero es especialmente útil donde se necesita mucha precisión y coordinación. Un aspecto a destacar es que el modelo BIM hace posible un nivel de control que antes era impensado. Por ejemplo, en grandes edificios o torres complejas, donde hay muchos consultores, estructuras e instalaciones que, si no poseen una buena coordinación hay riesgo de multiplicar errores
.
También, es clave en infraestructura y transporte, como terminales, aeropuertos o puentes donde el tamaño, la interacción entre sistemas y la logística exigen planificación rigurosa.
Y, por supuesto, en proyectos de prefabricación o construcción modular, los llamados sistemas industrializados, donde los componentes se diseñan, fabrican y ensamblan fuera de obra. En estos casos, el BIM se vuelve fundamental porque el modelo digital es la base para fabricar y montar cada pieza con exactitud.
¿Qué aspectos se deben mejorar? ¿Cuáles son los desafíos a futuro?
En la actualidad los principales desafíos del BIM son tres. Primero, en la estandarización donde los modelos digitales deben poder “hablar” entre sí, algo que aún no siempre pasa y, sin reglas claras y formatos compatibles, se pierden datos y se generan retrabajos.
El segundo punto es la formación técnica donde capacitar a todo el equipo, desde oficina hasta obra, sigue siendo clave para que los procesos realmente funcionen.
Y el tercero, especialmente importante en construcción industrializada, es la integración con la fabricación digital. No basta con coordinar planos sino que el modelo tiene que conectarse con máquinas de corte, ensamblaje y producción para que lo que se diseña digitalmente se pueda construir sin errores.
¿Qué aristas positivas podrías destacar? ¿Cuáles son las fortalezas del modelo?
El BIM tiene beneficios que se notan desde el primer día. Ayuda a coordinar a todos los equipos evitando malentendidos y errores de última hora. Detecta conflictos entre arquitectura, estructura e instalaciones antes de que lleguen a la obra lo que ahorra tiempo y dinero. Permite ver el edificio antes de construirlo, tomar decisiones más inteligentes y planificar con precisión. Algo para destacar es que no solo sirve para construir sino que también guarda toda la información que será útil para mantener el edificio en el futuro.
En la construcción industrializada todo esto se vuelve aún más poderoso porque lo que dibujas en el modelo digital se puede usar directamente para fabricar, cortar y montar cada componente. Así, el diseño deja de ser solo un plano y se convierte en una guía clara y confiable para que la obra salga perfecta y sin sorpresas.
BIM es una manera de preconstruir, vivenciar una espacialidad desde muchos aspectos, te ayuda a desarrollar otras aristas y entender materialmente en qué momento se va a colocar en la obra. Una vez que ese espacio te cierra, no solo podes atravesar esa situación, podes entender sus cantidades, sus momentos en la obra, su medida comercial, su interacción con otros elementos.
En síntesis, el modelo pone a prueba la forma de decidir, abre la posibilidad de tener muchas más aristas del proceso constructivo, una cuantificación, planificación, una posibilidad de entender sus elementos individuales e interrelacionarlos.
¿Cómo se adapta el sector a estas tecnologías?
El sector se adapta cada vez mejor. Hay empresas que incorporan la metodología rápido y otras que avanzan más despacio pero todas reconocen que es un cambio irreversible.
Si hablamos de resultados, la adopción de BIM puede reducir la documentación entre un 50% y 70 %, acortar la fase de ingeniería hasta un 40 % y disminuir errores en obra hasta un 30 %, generando un ahorro directo de 15% y 20 % en costos y reduciendo la duración de proyectos que normalmente tomarían 10 semanas a apenas 6 o 7.
En el ámbito educativo, muchos colegas opinaban que eran herramientas que no iban a ayudar a los chicos y de repente los jóvenes mismos, que tienen menos tiempo que el que teníamos nosotros antes, las buscan solos. Las nuevas generaciones están muy ligadas a la Inteligencia Artificial y los software nuevos y, aunque en la UBA las materias en las que se ve BIM son optativas, hay una tendencia a elegirlo.
Dentro del modelo BIM se pueden ligar todos los aprendizajes que pide la profesión en una metodología. Si logras adquirirlo es bastante ventajoso, por sus beneficios y ventajas, aunque hay cierta resistencia en lo académico a implementar el sistema BIM como enseñanza, algo que también sucede con otras herramientas.
¿Los estudios pequeños tienen posibilidad de acceder al uso de BIM?
Sí, absolutamente. La metodología no depende del tamaño del estudio sino de la claridad del proceso. Un estudio pequeño puede trabajar con la misma precisión que una gran empresa si cuenta con una buena plantilla, una biblioteca sólida y un flujo ordenado.
¿Cómo se relaciona el diseño en BIM con la obra?
El BIM adelanta la obra. Es decir que, en lugar de descubrir los problemas en el terreno los resolvemos en el modelo y obtenemos tiempos más cortos, mejora en la calidad y reducción de imprevistos.
Por ejemplo, el trabajo del proyectista se transforma porque deja de dibujar planos para producir información constructiva. En el caso de los albañiles, ellos se sirven del mismo modelo que, gracias a la preconstrucción digital, mostrará que el ladrillo que hay que colocar es fiel a su forma real.
En los sistemas industrializados esto es esencial porque el ritmo de fabricación y montaje es tan rápido que solo un modelo digital preciso puede sostenerlo. En definitiva, el BIM convierte el diseño en preconstrucción y la documentación en una herramienta de producción.
¿Cuál es el trabajo que realizan en Tinglado?
En Tinglado usamos Revit, el software más extendido en el país, pero adaptado con nuestras propias herramientas. Creamos componentes inteligentes que representan piezas reales (paneles, perfiles, fundaciones, etc.) y usamos programación visual para automatizar la documentación de fabricación y montaje. Así, el modelo se convierte en un documento completo que permite ver, medir y fabricar sin depender de interpretaciones o ajustes en la obra.
Además, capacitamos a empresas como Cassaforma, SICCUS y Montañés, y desarrollamos bibliotecas BIM para fabricantes como Saint-Gobain, integrando productos reales directamente en los modelos de cualquier usuario. De esta manera, el diseño digital refleja fielmente la construcción real convirtiendo el BIM en una guía práctica desde la planificación hasta la obra.
En cuanto a la integración de la construcción industrializada con la fabricación digital, estamos trabajando con nuestras automatizaciones para conectar Revit con la producción, reduciendo pasos intermedios y errores humanos. Mirando hacia adelante, el desafío es que diseño, fabricación y montaje convivan dentro del mismo entorno BIM, para lograr que todo el proceso sea más rápido, preciso y coordinado.
Por otra parte, en Tinglado ofrecemos plantillas, familias y capacitación para que los equipos puedan empezar a trabajar sin depender de consultores externos. Cuando ven que el modelo entrega planos instantáneos, cómputos precisos y documentación sin errores, queda claro su valor.
Por JULIETA IRIARTE




