La Cámara de Emrpesas Constructoras Independientes de Mendoza (C.E.C.I.M.) es una cámara regional que nuclea entre el 60% y el 70% de las empresas constructoras de esta provincia. En esta entrevista, su presidente, DALMIRO BARBEITO, analiza la coyuntura del sector en la provincia, los desafíos que enfrentan las pymes locales ante la falta de inversión nacional y las perspectivas de crecimiento para 2026.
¿Cómo describiría la situación actual del sector de la construcción en Mendoza?
El sector de la construcción en Mendoza está atravesando un momento muy complejo, al no haber obras nacionales. Estas traccionaban un gran porcentaje de la inversión pública que se realizaba en la provincia. Por lo tanto, nos hemos quedado únicamente con el presupuesto provincial. Y si bien la provincia está haciendo un gran esfuerzo para poder seguir impulsando un plan de infraestructura sostenible, la cantidad y los montos de las obras que se realizaban años atrás eran mucho mayores que los actuales. Hoy tenemos una gran cantidad de empresas constructoras inscriptas en el registro provincial, muchas de ellas con amplia trayectoria en obra pública. Todas esas empresas se están repartiendo una menor cantidad de obras, lo que ha provocado una baja considerable en el precio de la obra pública. Nos preocupa sobremanera, porque entendemos que el sector atraviesa un momento en el que se trabaja sin rentabilidad, e incluso observamos ofertas por debajo de los presupuestos oficiales, lo que podría derivar en dificultades para concluir los proyectos.
¿Qué segmentos están más activos hoy: obra pública, privada, vivienda, infraestructura, desarrollos urbanos?
El gobierno provincial está haciendo un gran esfuerzo para mantener activa cierta obra de infraestructura. Hay algo de movimiento en ese sector, aunque evidentemente menor al de años anteriores. En cuanto a la obra privada, vemos que a partir del nuevo gobierno hay una reactivación importante en la planificación de proyectos nuevos. Es decir, se reactivó un poco, aunque se ralentizó todo a mediados de este año. Por suerte, las elecciones de medio término ya pasaron; entonces, no pensamos más en política. Me parece que ahora pueden surgir muchos proyectos de obra privada que hace tiempo no se realizaban.
¿Qué particularidades tiene la construcción en Mendoza con respecto a otras provincias?
Mendoza tiene un índice sísmico muy elevado. Por eso, las construcciones suelen ser más costosas, ya que los elementos estructurales deben ser más reforzados y con diseños distintos a los de otras provincias. Esto requiere una inversión mayor.
¿Qué lugar ocupan hoy las empresas constructoras independientes dentro del mercado mendocino?
Nosotros somos la cámara que aglutina la mayor cantidad de empresas constructoras. Estimo que el 60% o 70% de las empresas de la provincia están inscriptas en C.E.C.I.M. Luego, debe haber un 10%, 15% o 20% de empresas independientes que no pertenecen a ninguna cámara. Y el resto son las empresas más grandes, vinculadas a la delegación Mendoza de la Cámara Argentina de la Construcción. Nuestra cámara cumple un rol muy importante dentro del sector, tanto por la cantidad de empresas que nuclea como por su presencia en todo el territorio provincial, de norte a sur.
¿Cómo impacta la coyuntura económica nacional en la actividad local?
Realmente ha impactado fuertemente. La volatilidad que hemos tenido en las tasas de interés por la coyuntura nacional en los últimos años afectó mucho al sector, tanto en la obra pública como en los proyectos privados. El sector de la construcción mueve grandes volúmenes de capital y es altamente intensivo en inversión. Por eso, cuando las tasas de interés para obtener financiamiento en las entidades financieras son tan elevadas, todo el sector se ve ralentizado. También es muy importante la estabilidad política. Nosotros esperamos que, de aquí a que finalice el mandato del presidente Milei, la política tenga una visión más previsible, sobre todo para evitar problemas que consideramos innecesarios. Deseamos que el país viva una etapa de estabilidad que permita a quienes proyectan obras concretarlas, junto al trabajo de las empresas constructoras que somos quienes las ejecutamos.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan frente a las grandes compañías o grupos nacionales?
Lo que tenemos que analizar para 2026 es cómo enfrentamos el costo financiero. Debemos mantener un diálogo fluido con el gobierno provincial, con el que ya venimos trabajando en buenos términos, para abordar los problemas coyunturales y buscar soluciones que alivien las cargas para ambas partes. Es fundamental ver cómo las empresas podemos superar esta crisis financiera que vivimos con altísimas tasas, y sobre todo, cómo generar más trabajo en la provincia, tanto en el ámbito privado como en el público. Desde la cámara proponemos que, en momentos de crisis, se dividan los proyectos en obras más pequeñas en lugar de grandes obras de infraestructura, de modo que todas las empresas puedan participar.
¿Qué políticas o medidas serían necesarias para fortalecer a las pymes constructoras locales?
Creemos que hay que acortar los plazos de pago. Los mismos deberían realizarse a 30 días y no a 60, como establece la Ley 4416, que rige la obra pública provincial. E insisto con lo que mencioné: en este contexto de crisis, es necesario dividir los proyectos en obras pequeñas, hasta que el Gobierno Nacional pueda retomar la inversión en infraestructura que el país necesita. En síntesis, debemos contar con muchos proyectos de pequeña escala y pagos a corto plazo.
¿Qué expectativas tienen respecto al presupuesto de obras 2026 en Mendoza?
El presupuesto de obras para 2026 en Mendoza tiene montos similares a los del año pasado, aproximadamente el 14% del PBI provincial, lo cual puede ser suficiente si se racionalizan los recursos y se evalúan adecuadamente los proyectos prioritarios. Mendoza necesita obras hídricas, de saneamiento y de arquitectura para favorecer el desarrollo regional. El agua en nuestra provincia es muy escasa, por lo que debemos cuidar cada gota que se consume y administra para la industria y el agro. También debemos promover obras de arquitectura, que son las que transforman un desierto como el de Mendoza en un lugar próspero donde se puede vivir. Si se racionaliza el presupuesto y se priorizan los proyectos fundamentales, podríamos atravesar esta etapa con cierta solidez para afrontar la nueva crisis estructural que vive la Argentina.
¿Cómo se organizan o articulan entre sí las empresas asociadas a la cámara?
Por lo general, nuestra cámara está integrada por pymes constructoras. Lo que hacemos es tratar de dividir las obras por regiones. En el sur de la provincia hay mucho territorio con menor densidad poblacional en comparación al centro y norte. Por ello, hemos tratado de regionalizar la provincia y dividir las empresas según sus especialidades: arquitectura, infraestructura de saneamiento, infraestructura vial e infraestructura hídrica.
¿Existen mecanismos de diálogo o colaboración entre la Cámara y el gobierno provincial?
Sí, existe un diálogo permanente y constructivo entre el gobierno provincial y la cámara, que es miembro del Consejo de Obra Pública de la provincia. Este consejo se reúne semanalmente y permite un intercambio realmente muy asertivo y constructivo con las autoridades.
¿Qué tipo de capacitación le ofrece el C.E.C.I.M. a sus asociados?
Estamos implementando tres capacitaciones muy importantes. Una en el sistema BIM, (Building Information Modeling), que es una metodología colaborativa la cual utiliza modelos digitales inteligentes para la planificación, diseño, construcción y operación de proyectos de edificación e infraestructura. Otra en un sistema de ingeniería muy específico y moderno, y la tercera en integridad y Compliance, para que todas las empresas de la cámara cuenten con los mecanismos de integridad que requiere una empresa moderna. Creemos que en 2026 ya podremos tener todas las certificaciones necesarias. Además, hemos dictado un curso muy interesante sobre Derecho Administrativo, para que los empresarios conozcan sus derechos y obligaciones conforme a los contratos e inspecciones de obra. Este curso resulta muy provechoso para que las empresas sepan cómo actuar ante situaciones que exceden los pliegos, y comprendan los límites de su responsabilidad como contratistas.
¿Hay interés en prácticas sustentables o eficiencia energética en los nuevos proyectos?
Veníamos muy avanzados en este tema en proyectos anteriores, pero actualmente muchos se han recortado. Sí hay algunas obras de grandes plantas de energía solar en ejecución. En los últimos años, el ajuste en la obra pública relegó la sustentabilidad. Los proyectos más eficientes desde el punto de vista económico son aquellos que implican obras de bajo costo. Actualmente hay unos seis parques solares importantes en ejecución. Sin embargo, todo lo relacionado con eficiencia energética en vivienda social se ha dejado de lado.
¿Qué mensaje le gustaría darle a las pequeñas y medianas empresas del sector?
Desde las pymes constructoras siempre hemos buscado la manera de atravesar los momentos difíciles. Este es un período complejo para el rubro, pero veo buenas perspectivas. Argentina es un país que siempre ofrece oportunidades; pero hay que saber aprovecharlas. Debemos adaptarnos a los grandes cambios económicos. Argentina es un país que está por construirse y hacen falta empresas constructoras. Somos el motor que hará que todo esto suceda. Para eso, hay que estar preparados, capacitados y a la vanguardia. Las empresas del oeste argentino debemos estar listas para lo que viene en materia minera y energética. Por ejemplo, la inteligencia artificial puede implicar una inversión enorme y las empresas constructoras tendremos un rol importante, ya que requerirá infraestructura para hacerlo posible. Por eso, debemos contar con empresas sanas y preparadas para afrontar los desafíos que plantea nuestro país.
Por LORENA GROJSMAN




