Es importante entender cómo las tecnologías ayudan a diseñar, construir, gestionar y mantener las rutas y autopistas. Ahora bien, ¿cómo serán los caminos en el futuro?Las novedades y proyecciones, en este informe.
En momentos en los que, poco a poco, se comienza a moderar el impacto sanitario de la pandemia, los efectos económicos y sociales a mediano y largo plazo aún están en proceso de evaluación. Mientras se esbozan análisis y proyecciones sobre cómo los cambios que impuso la COVID-19 pueden transformar la vida, el trabajo, las relaciones y la movilidad de las personas, y si estas modificaciones traerán o no nuevos paradigmas, lo que queda claro es que la incorporación de las tecnologías se aceleró y se potenció en todos los ámbitos.
Respecto al quehacer vial en particular, si bien hace varias décadas que comenzaron a ser implementados sistemas de transporte inteligente y diversos desarrollos que permiten hacer más seguros y eficientes los servicios carreteros y la infraestructura, en este contexto su relevancia resulta más significativa y necesaria.
Para Marina Rosso Siverino, presidenta de la Comisión de Tecnologías, Innovación y Transformación Digital del Centro Argentino de Ingenieros (CAI), en la actualidad “es impensable cualquier actividad humana donde la tecnología no esté presente. La pandemia aceleró su uso y todos nos vimos, de repente, transitando una transformación digital más rápida y sin anestesia. En cuanto al campo de la ingeniería y, más precisamente, a diseñar, construir, operar y mantener redes viales, resulta inimaginable encarar estas etapas sin la inclusión de, por ejemplo, las denominadas tecnologías disruptivas; que permiten mejoras exponenciales en el diseño, la construcción, el control de riesgos (retrasos), el ahorro de costos y operación, la seguridad de las personas y de las cosas que transitan estas redes viales”.
Según detalló la entrevistada, la innovación en el tema proviene de la utilización de diferentes tecnologías: desde el diseño y la construcción con software como el Digital Twin (gemelo digital), redes IoT (internet de las cosas), dotando a las redes de sensorización para captar lo que sucede en los corredores, el tránsito, el estado del tiempo y otras variables ambientales; hasta la utilización de realidad aumentada y virtual para la operación y el mantenimiento.
Todos los datos generados deben ser llevados a la nube (cloud computing) y, luego, realizar su posterior análisis utilizando inteligencia artificial (AI, por sus siglas en inglés), data analytics y herramientas digitales que permitan prever accidentes, comportamientos y parámetros ambientales, rutinas de mantenimiento, entre otras.
“Necesitamos redes viales y estas deben incluir tecnología para optimizar el transporte de personas y mercaderías, lo que mejora costos y seguridad, no solo el cobro de los peajes. Pero, en el país, hoy no existen obras para poder implementar estas novedades”, se lamentó la ingeniera Rosso Siverino.
Por su parte, Daniel Russomanno, presidente de la asociación ITS Argentina, destacó que “la tecnología inteligente potencia al ser humano y su bienestar”, y así surgieron sistemas innovadores para obtener soluciones. Entre las tendencias actuales, señaló: la aparición de nuevos materiales y sustancias; el aumento del uso de fuentes de energía verde; el incremento de IoT, de sistemas inteligentes ITS, de la IA y la automatización; el surgimiento ‒incipiente, pero intenso‒ de los vehículos autónomos, conectados y automatizados; los nuevos modos de transporte y su intermodalidad; la digitalización; y los conceptos de interoperatividad, transversalidad, intermodalidad, movilidad ‒considerada como servicio‒ y visión sistémica. A su vez, agregó este experto, “emergen proyectos focalizados en el desarrollo productivo, en la conectividad basada en la sustentabilidad, en la integración e inclusión social, y en el bienestar de las personas, especialmente en zonas despobladas”.
Sobre el panorama nacional en materia vial, Russomanno, quien también es secretario técnico del Comité Técnico de la Asociación Mundial de la Carretera (PIARC, por sus siglas en inglés) y vicepresidente tercero de la Asociación Argentina de Carreteras (AAC), opinó que los ITS específicos “que deben crecer ya en la Argentina” son los sistemas de pesaje dinámico de transporte de carga (Weigh In Motion, WIM); los de pago electrónico de peaje con flujo vehicular libre; y los sistemas de guiado e información al tránsito y al transporte vehicular conectados, automatizados y coordinados interjurisdiccionalmente (cooperativos).
LOS BENEFICIOS
Consultado sobre los efectos positivos que genera la introducción de las tecnologías inteligentes, Daniel Russomanno analizó: “Son soluciones que implican desarrollo productivo, crecimiento económico con integración e inclusión social, crecimiento social ascendente, mayor conocimiento, mejoras en salud, medio ambiente, producción y productividad industrial, educación, trabajo con valor agregado, movilidad, bienestar y calidad de vida de las personas. Por lo tanto, estas tecnologías representan una herramienta esencial en todas las fases de cualquier proyecto: planificación, diseño, construcción, puesta en funcionamiento, operación, mantenimiento, desmantelamiento, protección de activos, análisis de distintos tipos, entre otros”.
Específicamente en las denominadas ITS, el corazón es la información, ya sea con datos estáticos o en tiempo real, en los espacios públicos como en la red de Internet. Estos sistemas están basados en la recolección, el procesamiento, la integración y la provisión de esa información para la toma de decisiones en forma inteligente y ‒según explicó el entrevistado‒ ayudan a reducir la congestión vehicular al minimizar los tiempos de viaje y de paradas por congestión; disminuir la polución ambiental (ruido, emisión de GEI, contaminación del aire); aumentar la seguridad vial al bajar la siniestralidad vial; mejorar el viaje de pasajeros en el transporte público; optimizar la logística y el transporte de cargas; reducir los costos por movilidad; incrementar la integración social y económica mediante la conectividad y creación de trabajo con valor agregado, entre otros beneficios.
Asimismo, “los ITS aumentan la eficiencia de la infraestructura de transporte existente, lo que mejora el rendimiento general del sistema y reduce la necesidad de agregar capacidad. La eficiencia se logra mediante la prestación de servicios e información a los viajeros para que puedan tomar mejores decisiones de viaje y para que los operadores viales puedan gestionar óptimamente el sistema. Ahora bien, si no soluciona los problemas de la gente, no es inteligente”, sentenció el presidente de la asociación argentina dedicada a difundir estos desarrollos.
Específicamente sobre las tecnologías WIM, Russomanno puntualizó que, de acuerdo con la evidencia de informaciones técnicas, existe una diferencia significativa entre la planificación del mantenimiento de carreteras con y sin el uso directo de esos sistemas en las rutas. Un camión excedido de peso causa daños en los caminos que resultan equivalentes al de 30.000 vehículos de pasajeros. Dado ello, “la aplicación de multas a los infractores resulta siempre muy eficiente: disminuye hasta cinco veces el daño que recibe la infraestructura vial. Al eliminar la circulación de los vehículos sobrecargados es posible alcanzar la vida útil de la carretera proyectada originalmente, o incluso, extenderla cuatro años”, añadió.
Además, los sistemas WIM permiten mejorar la seguridad vial, dado que también se miden en forma integrada las velocidades de los camiones, las dimensiones de los vehículos, su altura, el estibamiento de la carga, la lectura del número de la placa patente, el monitoreo por video, el sensado volumétrico, la detección del tipo de carga para saber si es peligrosa, su clasificación y detección vía identificador automático ‒compatible con el usado en las estaciones de cobro electrónico de peaje‒, entre otras ventajas, para proteger el deterioro de los activos viales y de los usuarios.
Russomanno también destacó que la aplicación de ITS ofrece innumerables indicadores clave de performance (KPIs, por sus siglas en inglés) que muestran la efectividad de cada sistema desplegado.Asociaciones civiles sin fines de lucro, como ITS Argentina y sus pares internacionales, la Asociación Mundial de Carreteras (PIARC) y su Comité Nacional (la AAC), entre otras, cuentan con diversos y múltiples indicadores y estudios de casos. Desde esta última, se lideró la edición en castellano del Manual ITS online de la PIARC, con participación de expertos de los países de habla hispana (se encuentra subido a Internet y es de acceso gratuito).
ARGENTINA, HOY
En una coyuntura en la que los recursos económicos para destinar a nueva infraestructura escasean, las tecnologías aportan datos y soluciones que permiten maximizar la operación y el estado de los caminos para incrementar su vida útil y ampliar la red de servicios. A su vez, con miras a proyectar cómo serán los caminos y la movilidad del futuro, estas no pueden ser omitidas de la planificación vial pública y privada.
Sobre la incorporación de tecnologías en la red carretera argentina, Alicia Benítez, presidenta del Consejo Vial Federal (CVF), sostuvo: “A pesar de la difícil situación social y económica que atraviesa nuestro país por la pandemia, seguimos trabajando en la búsqueda de un mejor funcionamiento de las vialidades a través de la actualización de conocimientos y tecnologías, que redunde en beneficios de la red vial federal y sus usuarios”. Para ello, esta institución trabaja en el intercambio de conocimientos con profesionales y técnicos de otras organizaciones, como la Asociación Argentina de Carreteras, para permitir “la utilización de tecnologías aplicables a la red vial para mejorar la transitabilidad de rutas y caminos, por un lado. Y, por otro, la competitividad de las economías regionales para potenciar las ventajas comparativas y así ganar nuevos mercados en el mundo”, detalló.
En ese marco de acción, y contemplando las tecnologías que permiten una mejor planificación de las obras viales, desde el CVF sostienen que prosiguen con el diseño del Esquema Director Vial Argentino (Ediviar), que plantea “una importante construcción y mantenimiento de las carreteras y pretende ser continuado, de manera que posibilite la toma de decisiones a nivel provincial y nacional en su conjunto, y con criterios particulares de acuerdo con las características de cada región, pero con una visión federal”.
Por su parte, la ingeniera Rosso Siverino, quien también es vicepresidenta del Departamento Técnico del CAI, destacó que, “a pesar de las continuas crisis en la Argentina, la ingeniería sigue incorporando tecnología en todas las actividades”. Y señaló la construcción del Paseo del Bajo como “una muestra de un diseño digital y de seguimiento de obras con la última tecnología (similar al Digital Twin) que permitió controlar tiempos, prever retrasos y terminar dentro de lo estipulado”. Sin embargo, reconoció que, “lamentablemente, hasta ahora no hay más ejemplos y falta extender este tipo de tecnologías a todas las obras que se ejecuten”.
Al respecto, advirtió que necesitamos muchas obras en las redes viales del país, tanto en áreas urbanas como suburbanas y de conectividad: “Tenemos calles de tierra en el conurbano bonaerense y nos faltan autopistas que puedan unir todas las capitales de provincias y ciudades principales, no solo Buenos Aires con Córdoba y Rosario. Todas las rutas nacionales deben ser autopistas. Estamos muy retrasados en la infraestructura de redes viales, pero, además de programar las obras y conseguir los fondos, deberán diseñarse y construirse apoyándose en estas tecnologías, que son nuevas para la Argentina, pero no así para el mundo”.
Si bien Russomanno también dijo que existen “muy buenos casos” de instalación de sistemas de tecnología inteligente en el Paseo del Bajo, en las autopistas urbanas y en las ciudades argentinas se conoce el concepto de Centro de Gestión de la Movilidad con utilización de estas tecnologías, “el significado amplio y profundo de ITS se tiene que promover porque le falta difusión. Los tomadores de decisión deberían tener un mayor conocimiento de los beneficios resultantes”.
De todas maneras, este profesional reconoció que ya está instalada la idea de que ITS “es esencial para la operación de la red vial y hay proyectos puntuales que solucionarán muchos problemas actuales. La pandemia hizo palpable la necesidad y aceleró el proceso de aplicación de tecnologías inteligentes, aunque el mercado interno tiene que crecer para mejorar la situación coyuntural y, en ello, la intervención estatal de promoción tecnológica es esencial”.
ARQUITECTURA TECNOLÓGICA
La planificación de proyectos ITS en las redes carreteras debe apuntar a resolver situaciones conflictivas con una visión sistémica. Según contó Russomanno, “cualquier plan vial debe asignarle, desde su inicio, un rol a la tecnología ITS. El Estado tiene que ordenar y orientar su desarrollo, no solo en la infraestructura vial, sino también en su entorno, con el establecimiento de objetivos smart y KPIs de salud, seguridad vial, protección de activos, educación, industria, economía, I+D, telecomunicaciones, informática, energía, trabajo con valor agregado, movilidad, agroindustria, zonas rurales, hábitat y vivienda, medio ambiente, transporte, logística, inclusión e integración social; con análisis previos de riesgos, costos/beneficios, tendencias actuales y escenarios deseados, posibles y probables”.
En particular, el rol del Estado es central como garante del despliegue adecuado de ITS, pero desde el sector público se debe promover la educación y el profesionalismo en términos de tecnología. “Tenemos una gran oportunidad y experiencia en modelos disímiles para trabajar en la construcción de un modelo argentino tecnológico para las redes viales con una mirada federal sistémica, si bien se debe planificar en cada singularidad y en cada momento. Como en todo proyecto, en ITS también hay que planificar y programar, controlando y modificando periódicamente para tratar de conseguir la mejor performance”.
En tanto, para resolver el problema con proyectos viales planificados sin considerar la incorporación de ITS, el especialista afirmó que se necesita un liderazgo de un equipo multidisciplinario y sectorial que acompañe a la administración pública y que gestione en términos de planificación estratégica, acordando con las distintas partes interesadas. “Hay que crear una arquitectura ITS como hoja de ruta, física, funcional y organizacional, aumentando las capacidades de gestión. Por lo tanto, es necesario la formación en gestión y dirección integrada de los proyectos ITS que conduzca a todas las personas comprometidas. Se deben conocer normas técnicas, productos, sistemas y servicios del sector privado; y, del sector público, sus procedimientos y reglamentaciones para las compras, la contratación de trabajadores y de servicios, entre otros. Por eso son necesarios los espacios de formación en administración pública con uso de ITS. Gerenciar una empresa privada y/o conducir una repartición pública no es solamente voluntad ni solo compromiso, también hay que saber para planificar, motivar y conducir en favor de un proyecto ITS, diseñar la estructura estatal y mejorar los procedimientos de tareas”, explicó Russomanno.
DESAFÍOS
Al momento de imaginar y proyectar cómo serán las redes viales y la movilidad en los próximos años, la vocera del CAI consideró: “Las redes viales del futuro de mayor tráfico (autopistas) deberán tener monitoreo de tráfico, de velocidad, indicadores ambientales, puntos de conectividad y de carga para los autos eléctricos. Actualmente, en Alemania, los vehículos ya envían información a las redes y se elaboran muchísimos índices, como los de comportamiento del transporte, necesidad de carga eléctrica, congestiones posibles, etcétera”.
Pero, más allá de estos avances, para Rosso Siverino la prioridad en la Argentina es hacer rutas y autopistas, mejorar los caminos rurales y, desde el diseño, contemplar infraestructuras que permitan la conectividad de los dispositivos y el transporte de la información. “Todo camino, ruta y autopista debe prever el tendido de ductos para fibra óptica. Su costo es marginal frente a la obra vial y el beneficio es exponencial; ya que, además de implementar tecnología para la operación y mantenimiento, se puede llevar conectividad de Internet a los pueblos. Este concepto de infraestructura compartida es de suma importancia para un país tan extenso como el nuestro”, remarcó.
El ingeniero añadió que las redes viales deben focalizarse en el servicio a toda la sociedad, no solo a sus usuarios, también a su entorno, ya sea urbano, interurbano o rural. “Una red vial no solo es un conjunto de caminos, pasos, túneles y puentes que unen puntos geográficos, sino que representa un servicio que se presta a la comunidad. La recolección, el procesamiento, el análisis y la difusión de datos; la información de alertas y guiado al usuario; la contribución a la conectividad de comunicaciones, de electricidad y de transporte; el aporte a las comunidades más alejadas; la cercanía que ofrece entre las familias, empresas, regiones; la intercomunicación entre vehículos y la infraestructura y la electromovilidad son temas que ya están instalados; falta su despliegue masivo y efectivo. La tecnología potenciará todos y cada uno de estos servicios”. En cuanto a las inversiones y desarrollos más urgentes, el directivo de la AAC y la PIARC consideró que la seguridad vial debe ser prioritaria, focalizándose en la minimización de los siniestros basada en medidas preventivas: “Hay mucho que hacer en la aplicación de tecnología inteligente en esta materia”.
En definitiva, según Russomanno, dentro de los desafíos pendientes, “tenemos que trabajar más en la mejora de la conectividad, en la coordinación de proyectos tecnológicos, en la creación de una arquitectura nacional ITS –tanto lógica, funcional y organizacional–, en tener una visión tecnológica sistémica con una acción coordinada transversal interjurisdiccional y entre jerarquías. Falta mejorar la percepción de que las tecnologías son beneficiosas y colocar en agenda proyectos de ITS. Es interesante que aumentó la percepción incipiente del beneficio, pero lo es en forma superficial. Falta amplitud y profundidad en ese debate tecnológico”.