POR MARÍA DE LA PAZ GARCÍA
Mejorar la productividad, la sustentabilidad y la competitividad de los proyectos están entre los grandes beneficios de BIM, que suma adeptos en nuestro país. Al mismo tiempo, este modelo puede hacer más transparente, participativa y eficiente la Obra Pública.
Poco a poco, los diversos profesionales e instituciones que protagonizan las industrias de la arquitectura, ingeniería y construcción advierten las ventajas y oportunidades que representa el Building Information Modeling (BIM).
Walter Gabriel Troia -arquitecto graduado en la FADU-U.B.A. en 1992- es una de las personas que más saben sobre el tema en Argentina. Además de ser especialista en Proyecto y Documentación de Obra desde hace más de 25 años en edificios de propiedad horizontal, salud y laboratorios, Troia es miembro en IRAM del Subcomité de Dibujo Tecnológico y del Comité de Modelado de la Información con BIM, representante en el TC59/SC13 de ISO y miembro del BIM FORUM Argentina.
¿Qué significa BIM y en qué consiste?
Dentro de todas las definiciones que existen podemos tomar, a nivel local, la del BIM Forum Argentina (BFA): es una metodología de trabajo colaborativa para la creación y gestión de un proyecto de construcción durante todo su ciclo de vida, con el objetivo de centralizar toda la información del proyecto en un modelo de información digital creado por todos sus agentes como única fuente de información compartida y confiable, facilitando la toma de decisiones, el intercambio y la interoperabilidad.
En tanto, la norma internacional ISO 19650-1: 2018 define BIM como la utilización de una representación digital compartida de un activo para facilitar los procesos de diseño, de construcción y de operación para constituir una base fiable para la toma de decisiones.
Ahora bien, si pasamos en limpio algunos de los conceptos podemos entender su significado y el potencial que tiene BIM. Cuando hablamos del “ciclo de vida” significa que abarca todas sus fases, desde la concepción inicial del proyecto (que incluye todos los requerimientos de información del cliente, proveedores, usuarios finales) hasta las subsiguientes fases de desarrollo completo del proyecto y luego durante la ejecución de la obra con el modelo “vivo” como gemelo digital. Una vez finalizada la construcción, su utilización se centra en el mantenimiento, y finalmente su reciclaje o demolición parcial o final según el caso.
El modelo es una representación digital del edificio que incluye geometría e información, no se trata únicamente de una réplica del objeto real con información gráfica en 2 y 3 dimensiones: es también un gran contenedor de información, con metadatos, con parámetros de objetos con información del producto, con plantillas automáticas de generación de cómputos, presupuestos, planificación de obra y hasta simulaciones constructivas de todos los componentes diseñados, desde estructurales, interferencias de instalaciones, recorridos virtuales, logística de la obra, comportamiento térmico según la ubicación real, orientación y fecha calendario.
Es decir, que el modelo que funciona como una única base de datos para la gestión eficiente de la información y su uso puede incluir todas las dimensiones posibles, conocidas como 3D a 7D.
¿Cuáles son las oportunidades de BIM?
Las oportunidades y los desafíos que nos plantea la adopción de BIM están ligadas a las mejoras que origina para un propietario o gerenciador, para los proyectistas y para una empresa, principalmente en términos de productividad, sustentabilidad y competitividad.
Para enunciar solo algunas de las principales ventajas y los beneficios para cada uno de los actores que participan de un proyecto con metodología BIM, podemos citar: un ahorro de tiempos en el diseño (no inicial), la extracción de datos y armado de planos, la actualización automática de las modificaciones, cambios y mejora en el seguimiento, una mejor y mayor colaboración, más precisión de acuerdo al nivel de desarrollo o de detalle (no se puede “engañar” al soft porque modelás con elementos conforme a la realidad), la reducción de cambios por fuera de los presupuestos, una mejor estimación de costos y la detección temprana de errores constructivos en fases preliminares evitando rehacer trabajos en obra con los sobre-costos que implican.
¿Y específicamente la implementación en obra pública?
Muchos países en el mundo y últimamente en nuestra región están implementando y aplicando BIM en políticas públicas, concretamente en ciertas áreas del gobierno nacional, provinciales y municipales, como en educación, vivienda, salud e infraestructura, entre otros, con pruebas piloto y llamados a licitación para las obras.
En el Ministerio de Obras Públicas se creó SIBIM (Sistema de Implementación BIM): es un equipo de profesionales que trabaja desde 2018 desarrollando documentos y casos prácticos para llevar adelante acciones con la aplicación de metodologías y herramientas tecnológicas que contribuyan a hacer más transparente, participativa y eficiente la Obra Pública Nacional.
También en la Ciudad de Buenos Aires existe la Mesa BIM-CABA que coordina la implementación de esta metodología. Tiene como misión implementar BIM de manera unificada y eficiente en las áreas de gobierno que gestionen proyectos, obras y activos construidos, logrando articulaciones con trabajos y esfuerzos de otras provincias como Mendoza, Córdoba y San Juan, a través de la Mesa BIM Gestión Pública.
¿Cómo ha sido el avance de BIM en Argentina? ¿Qué desafíos presenta su implementación?
Si bien hay programas de diseño y modelado que se utilizan desde hace más de 15 años, fue a partir de 2015 que ha crecido fuertemente el interés, la difusión y las capacitaciones en ámbitos privados y públicos.
El gran desafío es la transformación digital del sector de la construcción, que está muy poco industrializada respecto a otros sectores productivos. No se trata de reemplazar un software CAD por otro de modelado BIM: el cambio es más profundo, a partir de la integración de nuevas tecnologías y cambios en las formas de trabajo hasta ahora tradicionales. Esto implica un mayor conocimiento generalizado de todos los procesos constructivos desde el diseño hasta la entrega, con el resultado de una mejor documentación final de obra ajustada a la realidad.
Además de facilitar el trabajo colaborativo, debe ayudar a mejorar la comunicación entre todos los integrantes de los equipos de trabajo, debe generar nuevas oportunidades de negocio y, como correlato, debería llevar a una mejor valoración de la sociedad de todos los profesionales de nuestro sector.
¿Qué nivel de interés/conocimiento existe en el mercado local sobre BIM?
El interés y la práctica de BIM está creciendo año tras año extendiendo las redes de todo el sector de la construcción en proyectos de diferentes tamaños y características. Esto incluye a estudios de arquitectura e ingeniería especializados que brindan servicios dentro del país y hacia el exterior, a las asociaciones profesionales, de a poco a las empresas constructoras, a las empresas de productos que generaron sus librerías con objetos paramétricos. Eso se suma a la incorporación de programas educativos y diplomaturas en la formación terciaria y universitaria, junto con la vasta oferta de webinars sobre la temática que se incrementaron durante la pandemia.
Aún falta para mi gusto una articulación y un orden sistematizado que sirva como marco común de referencia del trabajo colaborativo que caracteriza a esta metodología BIM, por eso es fundamental la incorporación y aplicación de normas para evitar ciertas situaciones de caos que pueden ocurrir por el uso desordenado de los modelos BIM.
¿Qué trabajo puntual se viene realizando en relación con las normas internacionales ISO 19650?
La serie ISO 19650, “Organización y digitalización de la información en obras de edificación e ingeniería civil, que utilizan BIM (Building Information Modelling) – Gestión de la información al utilizar BIM”, está compuesta inicialmente por 5 partes y en junio de 2021 ISO (International Organization for Standarization) anunció el tratamiento de la parte 6.
Argentina dio un paso importante el año pasado al estar representada por el IRAM en ISO en el comité TC59/SC13 como miembro observador, para el desarrollo y adopción de normas internacionales relacionadas con BIM.
Previamente, durante el 2020, se trató dentro del Subcomité de Dibujo tecnológico la norma IRAM-ISO 19650-1, “Gestión de la información al utilizar BIM. Parte 1 – Conceptos y principios”. Esta norma sirve como introducción porque establece los conceptos, principios y términos que se utilizan en toda la serie, así como las recomendaciones para los procesos de desarrollo y gestión de la información de cualquier activo de construcción. Su estado es vigente y se publicó el 26/11/2020.
Ya en el 2021 y con una excelente convocatoria se conformó dentro del Comité de Construcciones del IRAM, el Subcomité de Modelado de la Información en Obras de Edificación, espejo del TC59/SC13 de ISO. Entre los sectores representados participan como socios, estudios de arquitectura y diseño, empresas constructoras y fabricantes de productos, representantes del Gobierno de la Ciudad, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, la Cámara Argentina de la Construcción, el Consejo Profesional de Ingeniería Civil y profesionales independientes, entre otros.
Se inició así el estudio actual de la norma IRAM-ISO 19650-2, Fase de desarrollo de los activos. Esta norma especifica los requisitos para la gestión de la información, en forma de un proceso de gestión, en el contexto de desarrollo de los activos y los intercambios de información usando BIM. Estimamos poder completar la adopción idéntica de la versión en inglés (con la terminología de nuestro mercado local), antes de mitad de año para su Discusión Pública siguiendo los pasos habituales del organismo, y que salga publicada este 2022.
Para el actual Plan de Estudios del Subcomité también está incluido iniciar el tratamiento de la norma internacional ISO 29481-1, “Modelos de Información de Construcción, manual de entrega de la información – Parte 1. Metodología y formato”.
¿Qué valor/ impacto tienen esas normas?
La aplicación de estas normas llevará a quienes quieran adoptarlas (no son de carácter obligatorio) a un nivel de competencia en la práctica definido como “BIM según la serie 19650”, dando un marco de referencia común y consensuado internacionalmente para alcanzar el nivel de madurez necesario y ser eficaz en el manejo de la información, obteniendo así un aumento del beneficio de las partes intervinientes por todo el proceso de colaboración.
Los modelos generados por equipos interdisciplinarios dentro de lo que se denomina un “entorno común de datos” (CDE) permiten una mayor comprensión de la realidad proyectada o construida, llevar registros ordenados y controlados de los cambios o nuevas solicitudes, anticiparse y resolver los problemas antes de que ocurran o evitarlos, proporcionar información clara, precisa y confiable, organizar y programar las tareas antes de ejecutarlas, probar alternativas y definirlas para brindar soluciones con mayor conocimiento y menos incertidumbre.
Las normas dan lineamientos y recomendaciones acerca de cómo se van a cumplir los requisitos, cómo y cuándo se va a coordinar y entregar la información, qué información se va a generar, quién o quiénes van a ser los responsables, y a quién se le entrega la información.
Para ello es necesario contar con un documento o anexo conocido como Plan de ejecución BIM (PEB o BEP en inglés), que define entre otras cosas la evaluación de aptitudes, capacidades y competencias de los equipos de trabajo, incluidos los conocimientos previos (la formación) y las habilidades (capacitación) para enfrentar los requisitos y compromisos asumidos por todas las partes involucradas, y su experiencia en la disciplina específica dentro del proyecto.
En definitiva, el conjunto de normas BIM, que son cerca de 30, son un instrumento para llevar una transformación ordenada y controlada de la construcción, y su implementación contribuyen con el acompañamiento de medidas regulatorias y legislativas de cada país, para alinearse a nivel global con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Fundamentalmente con el cumplimiento de la meta 9.1 del ODS 9 “Desarrollo de infraestructura sostenible”, y de las metas del ODS 11 de “Ciudades y comunidades sostenibles”.