Con un fuerte llamado a generar canales de diálogo, la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) convoca a una nueva edición de su convención sectorial. En esta entrevista, el Ing. Gustavo Weiss, su presidente, advierte la crítica situación que atraviesa esta industria, comparte la experiencia internacional que existe con obras ejecutadas a partir de aportes privados y señala las líneas de trabajo que tienen abiertas para aportar mejoras y soluciones.
¿Cuáles son los objetivos de la Convención Anual 2024?
Como cada año, la Convención es nuestro máximo evento institucional y siempre tenemos como objetivo compartir con los asociados una jornada de encuentro, de intercambio de opiniones y experiencias, así como escuchar a referentes nacionales e internacionales que pueden aportar a nuestro sector. También, interactuar con las autoridades nacionales, provinciales y de la ciudad, y siempre tiene el objetivo de que toda la cadena de valor de la construcción sea valorada. Buscamos que la comunidad conozca y reflexione sobre la importancia de la construcción de viviendas e infraestructura para la calidad de vida y la competitividad del país.
¿Por qué eligieron el lema “Constructores de diálogo” para el encuentro de este año?
A principios de 2024, cuando iniciamos la organización del evento, pensamos que sería particularmente importante fomentar el diálogo durante este año, pues existen cambios profundos en nuestra sociedad y en la actividad. Creemos que, sinceramente, un diálogo amplio es la base necesaria para definir políticas futuras que nos lleven al desarrollo y a la reducción de la pobreza.
¿Cómo proponen promover ese diálogo?
Para darle más oportunidad, proyectamos una agenda del evento con mayores espacios y tiempos para la interacción de todos los convencionales presentes. También adecuamos la arquitectura del evento para facilitar el diálogo, el cual creemos que se encauzará naturalmente hacia propuestas positivas y consensuadas.
¿Cómo son sus expectativas con respecto a la Convención?
Tenemos expectativas muy favorables. Muchos socios y otros miembros de la cadena de valor ya se han inscripto, incluso con mayor anticipación que en años anteriores. Si bien, dada la situación general del sector, la Convención 2024 será más austera respecto a otras ediciones, habrá un amplio espacio para que los convencionales puedan interactuar, lo que sin duda despierta su interés.
¿Cuáles son los ejes de trabajo de CAMARCO para este año?
Más allá de la Convención, nuestra institución continuará trabajando en sus cuatro pilares tradicionales: la generación de conocimiento sobre el sector a través del Área de Pensamiento Estratégico (APE); la formación profesional de empresarios y profesionales a través de la Escuela de Gestión de la Cámara; el fomento de la innovación a través de Transformar e Innovar la Industria de la Construcción (TIIC); y el relacionamiento entre los asociados, entre todos los miembros de la cadena de valor y con las autoridades.
Asimismo, seguiremos potenciando las iniciativas referentes al desarrollo de nuestros jóvenes dirigentes a través de Camarco Joven, así como a la integración de todos los actores del sector, en particular las mujeres, mediante Camarco Equidad, y al desarrollo de las empresas PyMEs, a través del Espacio PyME. También brindando apoyo a la acción del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), que conformamos con las entidades del G6, la UOCRA y la CGT. Allí el aporte técnico de APE es sustancial.
¿Cómo avanzarán?
Durante el segundo semestre, cada uno de estos sectores tendrá un capítulo del Ciclo Camarco, propuesta que este año adoptará un formato digital (muy adecuado para la difusión en redes sociales) y comprenderá entrevistas documentales a personalidades relevantes en cada uno de los campos citados.
DESAFÍOS
¿Cuáles son las problemáticas que preocupan al sector?
El sector atraviesa una gravísima situación económica que ya afectó severamente el empleo y la actividad propia y la derivada, y pone en peligro la continuidad de las empresas. Mora en los pagos desde 2023; falta de representatividad de la redeterminación por inflación de los precios contractuales, demora en su emisión y la mora en su pago; y la decisión, de la actual administración, de cortar los pagos a las obras públicas nacionales, conforma una tormenta perfecta, mortal para el sector.
La situación se agrava por los problemas en la vivienda privada debido a los costos crecientes, la retracción de ventas por pérdida de capacidad adquisitiva de sus potenciales compradores, el encarecimiento de las obras medidas en dólares para quienes tenían ahorros en esa moneda y las distorsiones en las obras con contratos nominados en dólares.
¿Cómo es el estado de situación? ¿Cómo impacta?
Los últimos valores disponibles hacen prever una caída –hasta el momento- de 100.000 puestos de trabajo directos en obra, otros tantos indirectos en proveedores y contratistas, y muchos puestos de técnicos y administrativos en las empresas. La caída en la actividad industrial es grave, tiende a ser del 40% interanual en nuestra industria.
Existen alrededor de 3.000 obras públicas nacionales paralizadas, muchas no han recibido un peso desde noviembre de 2023 y no tienen perspectiva de solución a los aspectos contractuales pendientes ni acerca de un eventual reinicio. La parálisis e incertidumbre alcanza, incluso, a obras financiadas por los bancos multilaterales. No hay licitaciones de obras nacionales.
Si bien algunas provincias intentan reactivar obras nacionales impedidas de continuar por la falta de pago de los compromisos preexistentes, los resultados son variables, según la situación financiera de cada una.
La situación afecta por igual a empresas de todo tamaño y de todo el país. Pero, sin duda, su efecto será más grave en pequeñas empresas radicadas en el interior del país, que ejecutaban principalmente obras de vivienda y de saneamiento.
¿Qué proponen desde CAMARCO para mejorar este panorama?
La Cámara comprende y comparte la necesidad de acabar con la inflación, pero sostiene que, en su combate, se deben considerar cuidadosamente los efectos de la restricción financiera impuesta. Esta, en nuestro sector, tiene un grave impacto en el empleo directo e indirecto, en la actividad económica general y en el estado y seguridad de uso de la infraestructura existente.
Es un enorme dispendio de dinero no conservar lo existente ya que recuperarlo será mucho más caro que lo que cuesta hacerlo oportunamente. También es un gran daño fiscal interrumpir una obra que no sirve para nada estando inconclusa y que se deteriora rápidamente si queda abandonada.
Sin duda existen soluciones para algunos casos, como el financiamiento privado de ciertos proyectos, la continuidad de los proyectos con financiamiento externo, el apoyo a gestiones provinciales para obtener recursos fuera de la Tesorería nacional, entre otras.
El financiamiento privado, que entendemos solo podrá alcanzar a alrededor del 15% de la inversión total requerida, podrá obtenerse cuando la macroeconomía se organice, el riesgo país sea comparable al de Chile o Perú, y se restaure la confianza de los inversores, que mucho dependerá del respeto que se demuestre por los compromisos ya vigentes.
POLÍTICAS
¿Lograron establecer vías de diálogo con el nuevo gobierno? ¿Qué respuesta obtuvieron?
Tenemos un diálogo amable con las autoridades del sector, pero aún ellos no tienen una indicación política que permita avanzar en soluciones. A pedido del Presidente de la Nación hemos propuesto una norma para facilitar el financiamiento privado de algunas obras que están inconclusas y que pueden ser de interés para los inversores. El proyecto está a consideración del propio Presidente.
¿Ven aciertos del gobierno en las políticas y los planteos para el sector? ¿Notan una reducción en la escalada inflacionaria de los costos de construcción?
Sin duda, el gobierno obtuvo resultados mejores que los que esperaba en la reducción de la inflación. Los costos de materiales de construcción disminuyeron su ritmo de incremento a causa de una recesión extrema, del orden del 35 a 40% en las cantidades vendidas con respecto a un año antes. Pero no sabemos cuánto de esa tendencia se debe a descuentos comerciales (ante una situación de emergencia) y cuánto será permanente.
¿Cómo es su mirada sobre el modelo de obras públicas construidas con financiación privada?
La Cámara promueve la inversión privada en infraestructura a través de esquemas de Participación o Asociación Público Privada (PPP) desde 2009, a partir de su participación en la Federación Interamericana de la Industria de la Construcción (FIIC) y en la Confederación Internacional de Asociaciones de Constructores (CICA).
No obstante, a raíz de ese conocimiento de la experiencia mundial, sabemos que el sistema no es una panacea universal, se comprueba que solo puede aplicarse a determinados proyectos en los que el concesionario puede monetizar la recuperación de la inversión mediante el cobro de peajes o cánones a los usuarios o cuando el Estado asume ese repago, en forma diferida y contra disponibilidad de la obra habilitada.
En la experiencia mundial, esta participación privada en la inversión no excede el 17% de la inversión total realizada por el Estado en sus tres niveles. Además, en esos proyectos la inversión real del concesionario es del orden del 50% del total y se completa con giros de los bancos multilaterales, y aportes o subsidios del Estado, entre otros. Por su costo de implementación, en general los PPPs son proyectos de alta inversión (u$s 350 millones en promedio).
También, requieren un marco normativo estable, absoluto respeto por los contratos, garantías para el libre ingreso y egreso de capitales a valores de mercado, y una situación macroeconómica favorable con bajo riesgo país (alrededor de 200 o menos).
¿Es viable de aplicar en la Argentina? ¿Cómo debería encararse para que funcione?
Para que en la Argentina funcionen esos proyectos PPPs, se deben dar las condiciones macro y de generación de confianza ya descriptas, lo que demandará un largo tiempo. Para facilitarlo, es importante fomentar el desarrollo de mercados de capitales locales y, para acelerar el proceso, puede pensarse en proyectos que sigan un esquema legal y financiero estandarizado, de menor monto cada uno, pero similares, realizados por municipios o provincias con inversores locales.
Hay una experiencia exitosa en Brasil para emprendimientos de iluminación o wifi urbanos, de estacionamiento y control de tránsito, de tratamiento de residuos e, incluso, de redes sanitarias locales.
PRIORIDADES
¿Cuáles deberían ser las principales obras y políticas a implementar a corto y mediano plazo para lograr el mejoramiento sostenido de la infraestructura del país y reactivar la construcción?
Las propuestas de políticas de inversión en infraestructura que lleven a un crecimiento sostenido del país fueron expresadas en el libro Construir 2034, resultado de las recomendaciones consensuadas en el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI) con los usuarios de las infraestructuras, representados por el G6, CGT y UOCRA. Los capítulos técnicos muestran esas obras prioritarias y detallan las metas a alcanzar hasta 2033 para posibilitar un crecimiento continuado del PBI del orden del 3% anual.
Esas líneas de inversión siguen vigentes, pero la situación actual obliga a anteponer dos políticas previas: completar las obras en curso para impedir su deterioro y el despilfarro de lo ya invertido, y reiniciar las tareas de mantenimiento de la infraestructura existente (para evitar recuperaciones tardías –más costosas–, peligros a la seguridad y daños a la actividad productiva afectada por el mal estado o funcionamiento deficiente del servicio).
En Construir 2034 resaltamos la importancia de perfeccionar la conectividad de datos e información, exportar energía, resolver los problemas de logística, mejorar los caminos rurales y de la producción, así como atender las necesidades de agua, saneamiento, desarrollo urbano y vivienda. Todas las actividades reactivarían no solo la construcción sino alrededor de 150 ramas productivas de la cadena de valor.
¿Cómo impactan en el sector los recientes anuncios de varios bancos en relación con el lanzamiento de créditos hipotecarios?
En todo el mundo el crédito hipotecario es indispensable para generar vivienda para sectores medios. En la Argentina su incidencia es insignificante debido a que no existe una moneda estable.
Un contexto de inflación decreciente permitirá desarrollar un mercado de crédito hipotecario en UVAs u otra unidad de cuenta estable, con cuotas iniciales más bajas por tener tasas menores (por no contener la previsión inflacionaria). Será una cartera con baja morosidad y alta garantía real, que será atractiva para los bancos en la medida que las hipotecas sean securitizables, de modo de poder colocarlas en el mercado entre inversores que necesitan productos a largo plazo (como las aseguradoras, los fondos de pensión y los fondos soberanos).
¿Prevén que será un reactivador importante de la actividad privada? ¿Es sostenible?
Sin duda, el retiro del Banco Central del mercado de toma de crédito bancario dejará libre una importante capacidad prestable en los bancos que debería orientarse a este segmento. Sin embargo, la reactivación será lenta hasta que el mercado comprenda sus ventajas.
¿Cómo son sus perspectivas?
Las perspectivas para 2024 son muy malas, podemos decir que el año está perdido. Esperemos que no se amplíe aún más la destrucción de empleo, de la actividad y de las empresas que ya sufrimos, y que el año próximo sea mejor. Nuestro sector siempre sufre -acentuadas- las recesiones y las crisis, pero se recupera rápidamente cuando cambia el ciclo. Siempre es la mejor herramienta contracíclica y de acción social, si las autoridades se deciden a utilizarla.
¿Qué sectores de la economía impulsarán obras de construcción?
Esperamos que los sacrificios que impone el combate a la inflación den sus frutos lo antes posible, llevando a una macroeconomía ordenada, a una creciente confianza de los inversores y a un incremento sustancial de las inversiones.
Comenzará, seguramente, con la minería, el oil & gas, la exportación de energía y de conocimiento con las comunicaciones. No será veloz pero esperemos que todos los sectores ayudemos a su más rápida concreción, con un diálogo profundo y sincero. El país –y toda la comunidad– lo necesita.