El proyecto comprende la obra civil y equipos de bombeo para proveer a la nueva planta potabilizadora y todas las plantas que se abastecen de agua cruda del Riacho Barranqueras. Se trata de una megaobra de 512 km que beneficiará a 417.000 chaqueños.
El Chaco vio posible su sueño de tener agua potable en toda la provincia allá por 2008, cuando una iniciativa resultó ser el puntapié para encaminarse con un proyecto que fue licitado en 2010. El tramo final de dicho proyecto, el Segundo Acueducto –que comenzó a construirse hace más de ocho años–, estaría habilitado para finales de 2022.
La obra se construye por tramos: inició con la toma de agua en Barranqueras, en la vera del río Paraná, llega hasta Sáenz Peña y, desde ahí, se divide en redes al resto de las localidades. En la actualidad, el Gobierno provincial, a través del Servicio de Agua y Mantenimiento Empresa del Estado Provincial (SAMEEP), avanza con la ejecución de la obra del acueducto de Villa Berthet.
La obra del Segundo Acueducto ya permite que Charata tenga agua en cantidad. Luego, será el turno de General Pinedo y Las Breñas, lo que fortalecerá la red troncal de Sáenz Peña y Villa Ángela, entre otras. Respecto de las etapas de la obra, el proyecto es muy ambicioso: “Arrancó en el 2008 y se licitó en 2010. En ese momento, el Gobierno nacional financió una parte de la obra, otra parte el Gobierno provincial. Un 36% fue financiado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES). El monto, en ese entonces, era de $1634 millones, con un dólar a 3,85 pesos, equivalente a USD 423 millones”, detalla Ricardo Requena, gerente de Planificación y Desarrollo del SAMEEP.
DETALLES
La obra arrancó en 2011 y tuvo un parate por cuestiones contractuales por los ingresos de materias primas desde Brasil. Por eso, el inicio formal fue en 2012, con un avance del 67% hasta 2015. Luego, hubo muchos controles de financiamiento. Se reinició en 2019 y hoy ya lleva un 89% de avance, con un tramo importante del acueducto habilitado.
Consiste en 5 elementos bien diferenciados:
El primero es la obra de toma de agua del río Barranqueras, que fue diseñada para la planta de este acueducto y todas las que siguieron.
Se hizo el caño de agua cruda, que transporta el agua que se toma del río hasta la planta que lo potabiliza; son dos caños de 1,20 metros de diámetro cada uno. Uno para el segundo acueducto y otro, para las plantas que abastecen al área metropolitana. Uno está terminado en su totalidad, el que abastece al segundo acueducto. El otro caño se encuentra en un 90%, es el segundo elemento y el que va a abastecer al área metropolitana.
El tercer elemento es la planta para el segundo acueducto que va a producir 6 millones de litros de agua, en la primera etapa, a fin del 2022, y unos 3 millones más de agua en el año quince de la obra. Crearon los cimientos de la ampliación de la planta para cuando la demanda aumente. Hoy está funcionando menos de un tercio de la planta, produce cerca de 1200 metros cúbicos por hora, es decir, 1.200.000 litros.
El cuarto elemento es el acueducto propiamente dicho que es un caño grande de 1,20 metros de diámetros que va desde Resistencia hasta Sáenz Peña. Después tiene distintas ramificaciones hacia el Norte, hacia el Sur, hacia el Sudoeste, en un total de 512 kilómetros de longitud. Ya están construidos 460 kilómetros.
El quinto elemento son las estaciones de rebombeo. En Resistencia están en cota 50, tienen que llegar con el agua a cota 100, que es el interior. El Constructor entrevistó al gerente de Planificación y Desarrollo de SAMEEP, Ing. Ricardo Requena.
¿Cuáles son los resultados que se obtuvieron y a quiénes beneficia la obra?
El acueducto hoy está habilitado hasta Sáenz Peña y continúa hasta Charata, al Sudoeste. A fin de año, la idea es que abastezca a las 26 localidades que se previó en el proyecto. Muchas de ellas tienen agua, pero es insuficiente. Algunas las hemos reforzado, pero otras nunca tuvieron, como Hermoso Campo, Itín, General Capdevilla, Gancedo, General Pinedo, Charata, Las Breñas, Corzuela, Campo Largo, Avia Terai, Napenay, Concepción del Bermejo, Pampa del Infierno, Los Frentones, Tres Isletas. Las otras localidades que completan la obra son Villa El Palmar, Presidencia Roque Sáenz Peña, Los Frentones, Fortín Las Chuñas, La Tigra, La Clotilde, San Bernardo, Villa Ángela, Coronel Du Graty y Santa Sylvina.
¿Quiénes son los inversores?
La inversión empezó con un 64% de financiamiento argentino y un 36%, brasileño. Pero en 2017 se dio de baja el financiamiento extranjero y se continuó con uno nacional. En la totalidad de lo que falta de 2019 en adelante se financia con fondos nacionales. Los USD 423 millones de contrato inicial ahora es menor. Se habla del monto de obra, pero no es más grande si se dolariza. La mano de obra disminuyó, también el poder adquisitivo del salario del obrero. El total es USD 400 millones.
¿Cuál es el objetivo y el estimado de gente que será beneficiada?
Tiene un beneficio para 417.000 personas en el proyecto inicial, unos 506.00 habitantes al año 2030 y 683.000, para 2045, incorporando conexiones a la obra en todas las localidades. El objetivo es llegar a diciembre, que la obra esté habilitada; no inaugurada, porque eso sería que estuviera con el pastito cortado y las barandas pintadas, pero nosotros queremos poner en marcha su totalidad para llegar a todas las localidades. Habilitar la planta, habilitar el acueducto y las conexiones para que la gente tenga agua el próximo verano. El flujo de fondo debe ser continuo.
DE LA NECESIDAD BÁSICA, AL SUEÑO CONCRETADO
Una de los mayores requerimientos de Chaco es el tema del agua potable, ¿ese es el desafío más grande para la empresa y para el Gobierno provincial?
No quiero ser referencial, pero estoy en la empresa desde hace 40 años. Es un orgullo pertenecer a este equipo de trabajo porque no solo se hizo este acueducto. En el informe reciente del Chaco destacamos que había 380 kilómetros de acueducto en 2007 y hoy hay funcionando 1200 kilómetros. Toda la provincia ha sido cocida, se ve la cuenca del Bermejo, el Impenetrable, la zona de Juan José Castelli, Roca, Pampa del Indio, que no tenían agua. Este segundo acueducto viene a cubrir una demanda del sudoeste de la provincia. Llegaríamos a una cobertura urbana del 98% de la población con agua de la misma calidad que el área metropolitana. En lo personal, es un orgullo muy grande pertenecer a un equipo de trabajo que está en esto. Y uno, que conoce la provincia, está al tanto de lo que sufre la gente sin agua potable. Saber que van a disponer de un servicio acorde a lo que merecen es una satisfacción muy grande.
¿Y cómo lo recibe la gente en la calle?
La gente se emociona al abrir una canilla y tener agua, y antes debían caminar cuadras o esperar un camión para que se la llevara hasta su casa. Es una situación donde uno lleva a cabo su trabajo, hace el proyecto, verifica y controla que se cumpla. Y las personas agradecen como si fuese que uno le llevó el beneficio. Toda la zona norte del Chaco se manejaba con agua de reservorios naturales, como lagunas o de perforaciones; en algunos casos, las aguas poseían sales. Tenían una o dos horas de agua por día y ahora tienen las 24 horas. Por supuesto que los servicios cuentan con sus falencias, la empresa tiene en su ámbito 63 localidades en 100.000 metros cuadrados y hay que ajustar detalles en la operación de mantenimiento. Donde antes había un pozo que distribuía agua una hora por día, ahora existe una planta, toma o acueducto; hay mucho que ajustar. La gente ya se acostumbró a tener agua en su casa y si hay un corte de una hora, protestan.
Usted habla por momentos como ciudadano cuando se trata de la importancia del agua y esta problemática grande en Chaco…
Nunca hubo una política de Estado respecto al agua y el saneamiento. Recién en 2007 se trazó una política necesaria. En la empresa SAMEEP se sabía que el objetivo era la universalización del servicio. A todos les parecía mentira, pero llegaron los proyectos y las obras. Yo soy nacido en General Pinedo, viví mi infancia y parte de la adolescencia donde mis padres “cosechaban” agua de lluvia, y eso se sigue haciendo. Cada vez que llovía, se limpiaba el techo en cinco minutos y se cargaba el aljibe, se cuidaba esa agua y se esperaba que lloviese periódicamente. Sé perfecto lo que es vivir sin agua, por eso me emociona tanto y me alegra. En el tema cloacal, arrancamos con un 40% de cobertura y estamos llegando al 50%. Es un proyecto más caro, la demanda de cloacas empezó a explotar porque ahora la gente consume en cantidad y las napas se empiezan a saturar; los pozos absorbentes, a no funcionar y a requerir las cloacas en un proceso lógico. Estamos en la tarea de terminar los acueductos y las plantas pendientes, las redes de distribución de agua de cada localidad, con fondos nacionales, e iniciar los procesos de gestación de redes cloacal.
¿Se trata de la obra más grande del país en materia de acueductos?
En el país, seguro. En longitud es la más grande de Latinoamérica (512 kilómetros de acueducto). Como planta de producción de agua potable en Buenos Aires, en 2015, se inauguró la del Paraná de las Palmas, que es más grande. Pero la del Chaco, como acueducto, resulta ser la más grande. En Brasil tienen riachos, brazos de ríos y no les hizo falta ejecutar un acueducto tan largo. En el Chaco tenemos dos ríos, uno del Norte y uno del Este, y ahí debemos mirar para adentro. La inversión es total de la obra, la toma beneficia al segundo acueducto, así que está todo dentro del mismo presupuesto. Asimismo, hay varias obras que estamos en proceso de ejecución en la mayoría de las localidades donde falta el agua. Hoy, en esta etapa, con financiamiento nacional del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENOHSA), que es importante nombrarlo porque fiscaliza la obra en lo financiero y lo técnico; nos da una mano enorme. Habilita los fondos y nosotros certificamos y controlamos. Ellos se encargan de pagar directamente a la contratista, nos ayudan desde el primer día y siguen financiando la obra de redes.
Con este último paso, ¿ya quedaría solventada toda la provincia?
Sí, prácticamente estaría cubierta toda la población del Chaco. Quedarían localidades como Taco Pozo, ubicada en el hocico de nuestro Chaco, límite con Santiago y Salta, está a 500 kilómetros de Resistencia. Allí hay otro sistema de provisión y no tiene acueducto. Y las localidades del sur de la provincia que tienen agua de otra fuente que funciona perfectamente. Pero todas quedarían con provisión de agua potable de calidad. El Impenetrable, la obra inaugurada el año pasado no solo abastece a Cuchí, El Pintado, Sauzal, Nueva Pompeya y Fuerte Esperanza; abastece, también, con redes a 62 parajes dispersos y tiene previsto construir 1000 techos y 1000 cisternas para que la gente pueda cosechar el agua y no tenga que tomar el agua trasladada de camiones. En lo personal, me produce mucha emoción después de tanto recorrido. Uno se imagina mil cosas y después llega el momento… Es una satisfacción enorme.
Luego de esta obra, ¿cuáles son los nuevos proyectos para la provincia?
Se está haciendo una obra de la ampliación del acueducto del Impenetrable, que es llevar agua de Nueva Pompeya a Fuerte Esperanza, son 50 kilómetros que hasta ahora no tenían. Y se está terminando una obra muy grande de siete localidades (Presidencia Roca, Pampa del Indio, Laguna Limpia, Ciervo Petiso, Capitán Solari, Las Garcitas, Colonias Unidas) que tenían cierta cantidad de condiciones de redes y ahora se licitó la ampliación al 100% para estos meses, arrancó el 1 de marzo. También hay un paquete de cuatro obras que estamos gestionando sobre completamiento de sistemas cloacales de las cuatro ciudades más grandes después de Resistencia, que aumentaría la cobertura cloacal: Sáenz Peña, Villa Ángela, General San Martín y Barranquela. Tienen cloaca, pero la cobertura es menor; la idea es llevarla a una cobertura del 80% de la población.