Por ROMINA TOLEDO – El Constructor dialogó con el doctor en Ingeniería Jorge Czajkowski para conocer cómo se aplican las Certificaciones Leed en Argentina, y si existen otros sistemas en el país que destaquen a las edificaciones que cumplen con ciertos estándares de ecoeficiencia.
El cambio climático es una realidad y desde las diferentes industrias se realizan acciones para mitigar el daño al planeta. El sector de la construcción no es la excepción, por lo que en los últimos años se incrementó la necesidad de edificar de forma sostenible y con la mayor eficiencia energética posible.
Para incentivarlo, existen en todo el mundo sistemas que reconocen aquellos proyectos que demuestran ser sustentables en cuanto a diseño, métodos constructivos y operativos. El que tiene mayor difusión a nivel internacional es la Certificación Leed (acrónimo de Leadership in Energy & Environmental Design -o Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental en español-).
Esta acreditación nació de la mano del US Green Building Council, que ya distinguió en diferentes países a más de 14 mil construcciones (se conocen como edificios verdes). A través de una sumatoria de puntos otorga certificados que pueden ser de distintos niveles: Leed, Plata, Oro o Platino.
El Constructor dialogó con el doctor en Ingeniería e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Jorge Daniel Czajkowski. El especialista explicó cómo se aplica este sistema en Argentina, y destacó la necesidad de establecer otra certificación con parámetros propios del país.
EL SISTEMA CERTIFICATORIO MÁS POPULAR
Jorge Daniel Czajkowski es director del Laboratorio en Arquitectura y Hábitat Sustentable de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Se especializa en eficiencia energética edilicia, diseño ambiental consciente y arquitectura sustentable.
Desde su campo de expertise, planteó la importancia de certificar a las construcciones con condiciones sostenibles. “Es fácil decir que algo es o no es sustentable, pero ¿bajo qué punto de vista?”, se preguntó.
“Se necesita que una entidad externa e independiente dé una opinión, analice los proyectos y los puntúe según una lista de características”, amplió. De esta forma, explicó que en función de la suma de esos ítems se define qué grado de sustentabilidad tiene cada edificación.
Si bien existen en el mundo distintos sistemas que lo comprueban, el más popular es la Certificación Leed, proveniente de Estados Unidos. A nivel nacional, Argentina Green Building Council (AGBC) es la organización responsable de otorgar estas acreditaciones.
Leed divide a los proyectos a calificar según sus rubros: Nuevas Construcciones, Núcleo y Envolvente, Edificios Existentes, Operación y Mantenimiento, Casas, Interiores Comerciales, Retail, Escuelas, Hospitales y Urbanizaciones.
A su vez, evalúa los edificios a partir de diferentes criterios. Ellos son la sostenibilidad en los materiales y recursos de construcción; el adecuado aprovechamiento del agua, tanto durante el levantamiento del inmueble hasta en su uso posterior; la eficiencia energética; la calidad del ambiente interior; y la innovación en el proceso de diseño.
Si bien todos estos puntos son importantes, la eficiencia energética es el valor que más porcentaje otorga. La cifra final ubica a la construcción en el nivel Leed, oro, plata o platino. “Luego se creó la categoría platino superior, que pertenece a los edificios que se denominan de baja energía o de bajas emisiones de gases de efecto invernadero”, agregó Czajkowski.
La construcción con la certificación Leed más alta en nuestro país es el Altman Eco Office, que se ubica en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Asimismo, la primera empresa en inaugurar un local comercial con esta acreditación fue Mc Donald’s, que obtuvo la categoría oro en Nuevas Construcciones por su sucursal de Pilar.
Otro ejemplo argentino es el edificio de oficinas que ocupa la empresa Google en Puerto Madero, certificado como Leed plata en Interiores Comerciales. Por otra parte, en 2018 Arsat se convirtió en la primera empresa pública en obtener el nivel Leed Oro.
OTROS SISTEMAS CERTIFICATORIOS
Si bien Leed es el que más se extiende en la actualidad, existen otros sistemas que acreditan la sustentabilidad de una construcción. El más antiguo es el británico Breeam (Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology). “No es tan popular porque es mucho más complejo”, describió Czajkowski.
En Alemania, por ejemplo, existen el DGNB (German Sustainable Building Council) y PassivHaus. Mientras tanto, el especialista explicó que “hay algunas versiones de Leed en las que se permitió acomodar ligeramente el sistema para las características de otros climas y contextos que no sean los de Estados Unidos”.
Así, puede pasar a llamarse Verde en países como España, Brasil o Filipinas. Pero aunque Leed sea la certificación más popular, Czajkowski planteó que no es la más económica. Esa es una de las razones por las que considera necesaria la creación de un sistema propio en Argentina.
“Todas estas instituciones son privadas, y como tales tienen una visión de las cosas”, agregó.
SITUACIÓN DE LA ARGENTINA
El investigador del CONICET tiene una larga historia de trabajo por lograr una acreditación de sustentabilidad en la construcción a nivel nacional. “Colaboré mucho con la diputada Mirtha Cure, del PJ Junín, y luego en Buenos Aires para que tengamos el primer sistema argentino de certificación del nivel de eficiencia energética de los edificios”, recordó.
Este proyecto se convirtió en la Ley N° 13059, que se aprobó en 2003 para dicha provincia. La misma establece las condiciones de acondicionamiento térmico exigibles en la construcción de edificios, para una mejor calidad de vida y disminución del impacto ambiental.
Sin embargo, recién se reglamentó en 2010. “Ninguno de los 135 municipios bonaerenses adhirió a la ley”, compartió Czajkowski. Solo lo hizo Olavarría en 2018, de la mano de un proyecto de ordenanza que presentó el concejal José Luis Arguiñena, por el partido Cambiemos. Pero luego, la intendencia olavarriense vetó la reglamentación.
Aunque en Buenos Aires la legislación no tuvo asidero, otras provincias argentinas replicaron la propuesta. “Inspirado en esa ley, el licenciado Alberto Cortés (diputado del socialismo de Rosario), consiguió aprobar una ordenanza municipal para modificar el Código de Edificación”, manifestó el especialista. De esta forma, “cada edificio tendría su certificado de eficiencia energética, lo que significa un paso para la sustentabilidad”, agregó.
Se trata de la Ordenanza Nº 8757 sobre Aspectos Higrotérmicos y Eficiencia Energética en las construcciones, que la municipalidad de la ciudad santafesina logró implementar en 2013. Sigue vigente hasta la actualidad.
CABA también tiene su propio sistema de certificación. Czajkowski comentó que esta ciudad, al profundizar en los antecedentes de otras regiones en el país, aprobó una legislación similar. Se trató de la ley N° 4458, de Normas de Acondicionamiento Térmico en la Construcción de Edificios. Sin embargo, se vetó en la gestión de Mauricio Macri en el Ejecutivo de la Capital Federal.
“Hasta que el gobierno de Horacio Rodriguez Larreta derogó la ley que se aprobó en la Legislatura porteña y en 2018 modificó el Código de Edificación”, agregó el especialista. Este accionar se basó en la experiencia rosarina.
“Entonces, hay dos ciudades grandes que tienen su propio sistema de evaluación y certificación del nivel de eficiencia, y también un poco de estimación de la sustentabilidad de los edificios”, concluyó el doctor en Ingeniería. “Pero no tenemos nada a nivel nacional para que las provincias que lo consideren puedan adherir”, se lamentó.
Otro sistema que trajo a colación el Dr. Czajkowski es el ESE (Etiquetación de Sustentabilidad Edilicia). Lo desarrolló el Equipo de Etiquetación Edilicia del Instituto de Arquitectura Sustentable, en el Colegio de Arquitectos de Córdoba.
“Está muy circunscrito a la ciudad de Córdoba y aledaños”, describió. “Tomó parámetros que le parecían bien de Leed, otros de Breeam y de PassivHaus, para adaptarlos a las necesidades del país”. En ese sentido, incorporó las mediciones cuantitativas de esos consorcios, pero agregó otras cualitativas.
Mientras tanto, existe un instrumento estatal que analiza la cantidad de energía que necesita para funcionar cada vivienda argentina, ya sea en calefacción, aire acondicionado, iluminación o agua caliente. Se puede acceder a través de la web oficial argentina.gob.ar, en la sección de Etiquetado de eficiencia energética de viviendas.
“Esta función permite descontar con energías renovables (paneles de agua caliente solar, fotovoltaica, eólico, entre otras)”, agregó Czajkowski, y explicó que el resultado otorga un puntaje que se asocia a una etiqueta. “Como las que vienen en un electrodoméstico”, describió.
Así, el documento presenta una escala de letras desde la “A” (el mayor nivel de eficiencia energética) hasta la “G” (el menor nivel), llamado IPE o Índice de Prestaciones Energéticas en kWh/m2.año.”Son etapas un poco más simples que la Certificación Leed, que es demasiado cara para poder implementarla de forma masiva”, afirmó.
En la región de la capital bonaerense, donde el especialista desarrolla su investigación, existen “ejemplos aislados de edificios que podrían ser certificados”. Uno de ellos es el estadio Jorge Luis Hirschi del club Estudiantes de La Plata, que se acreditó con el protocolo EDGE.
“Se trata del sistema que el Banco Mundial le pidió que elabore al GBCI, de forma adaptable a los países en vías de desarrollo”, manifestó. “Es un requisito que el organismo exige al momento de brindar un crédito de ayuda para construir un hospital, una escuela o cualquier edificio público”.
IMPULSAR LA CONSTRUCCIÓN SUSTENTABLE
Jorge Czajkowski se interesó en estos temas desde su paso por la secundaria, en la Escuela Industrial de Posadas, capital de su Misiones natal. En su último año de colegio desarrolló para la localidad de Leandro N. Alem un proyecto de una escuela bioclimática. Es decir, que se adaptaba al clima donde se construiría la edificación.
Recordó que no fue hasta 1996 cuando la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Michigan incorporó el término sustentable, y entonces pudo encauzar todo lo que investigaba de forma autodidacta.
Impulsó Maestrías de Arquitectura Sustentable tanto en Colombia y México como en su casa de estudios, la UNLP. “Luego creamos allí un laboratorio con una colega, donde mediante convenios certificamos el nivel de sustentabilidad”, se refirió al Laboratorio en Arquitectura y Hábitat Sustentable.
El último trabajo que realizaron fue una evaluación de pre impacto ambiental en el proyecto del estadio que una lista electoral del club Boca Juniors iba a desarrollar en una isla en la desembocadura del Riachuelo. Al igual que un plan de instalaciones sustentables con geotermia somera para convertir al edificio Casa de Moneda en CABA en energía cero.
Incluso, con ayuda de un proyecto EUROCLIMA que financió Francia, el Laboratorio auditó 47 edificios municipales en 15 localidades de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Misiones, Mendoza y Neuquén. Allí, propusieron cómo rehabilitarlos energéticamente mejorando su sustentabilidad. 5 se licitaron y construyeron las mejoras propuestas, constituyendo la primera vez que desde la UNLP se realiza todo ese proceso en otras provincias.
Con toda esta trayectoria, Czajkowski cree necesario establecer una discusión abierta nacional para poder implementar un sistema certificatorio argentino. “Hay etapas intermedias que permiten mostrar un cierto nivel de sustentabilidad en la parte del uso de la energía”, aclaró.
Considera que el uso de los combustibles fósiles es el principal problema que presenta el cambio climático, ya que “casi el 80% 90% de la humanidad se abastece de energía eléctrica al quemar petróleo y gas”. Eso genera emisiones de dióxido de carbono, “entonces lo que más hay que limitar es el uso de la energía convencional agregando luego las renovables”.
A su vez, agregó que según varios organismos internacionales, la mitad del problema de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global tienen que ver con la construcción y el mantenimiento del hábitat humano. Por eso, concluyó que “la sustentabilidad no es un tema de rentabilidad, sino una cuestión de imagen y vocación”.
En ese sentido, acreditar una edificación ya sea mediante las Certificaciones Leed u otros sistemas, presentan beneficios como el aumento del valor del inmueble o la mejora de la imagen de la empresa. Pero sobre todo, promueve la mitigación del daño ambiental, con acciones como la reducción de residuos y la mejor conservación de la energía y del agua.
Así, impulsa edificios más saludables y seguros para sus ocupantes, tanto si se destinan para viviendas como si son centros de trabajo. Y sobre todo, más amigables con el planeta.