En el primer trimestre del año la actividad de la construcción fue la rama que exhibió la peor performance a nivel país. A la postergación de la demanda de bienes de inversión privada, se sumó la paralización de lo mandado a pagar por parte del Sector Público Nacional en materia de obras públicas ejecutadas en forma directa por la Nación y de las ejecutadas por los gobiernos subnacionales con fondos nacionales, así como la corrección intracadena de las existencias formadas durante los últimos tiempos, merced al cambio del escenario macroeconómico y sectorial. En este contexto, cabe señalar que los despachos de insumos de las empresas que integran el Grupo Construya mostraron una recuperación parcial durante abril. Por su parte, en el otro extremo de la cadena de valor, el mercado inmobiliario de la región Buenos Aires continuó mostrando signos de mejora, y desde abril volvieron a surgir las líneas de crédito hipotecario indexadas por inflación. Asimismo, las expectativas a corto plazo de los constructores mejoraron levemente en la última medición, tanto entre los constructores de obras privadas como públicas, si bien las mismas se mantuvieron en niveles bajísimos. En cambio, en el primer bimestre del año los desarrolladores e inversores se movieron de manera cauta, ya que el área aprobada para construir obras privadas todavía fue inferior a la registrada en igual período de 2023.
En marzo de 2024 el Indicador Sintético de Actividad de la Construcción (ISAC) que elabora el INDEC registró la segunda mayor caída mensual desestacionalizada de la serie iniciada en 1993 (-14,2%), dejando de lado el gran impacto que tuvo el cierre de la economía a raíz de la ‘cuarentena’ en marzo-abril de 2020. La contracción observada entre febrero y marzo fue similar a la observada en enero de 2002, un período dominado por la parálisis que generó la crisis política asociada al fin de la Convertibilidad. En la comparación interanual el conjunto de los despachos experimentó un descenso de 42,2%, ubicándose el total entregado en el primer trimestre del año 30,3% por debajo del verificado en igual trimestre de 2023.
Las entregas de asfalto y de pinturas para construcción fueron las únicas que se recuperaron entre febrero y marzo del corriente año. En el caso del asfalto, la suba fue de 17,6% mensual desestacionalizada, si bien se mantuvieron en niveles mínimos históricos, sin considerar el período de ‘cuarentena’ más estricto. En el caso de las pinturas, el rebote fue de 2,4% mensual desestacionalizado, probablemente traccionado por el resurgimiento de las promociones sectoriales con los diferentes medios de pago electrónicos. Pero en los restantes once grupos de insumos, las bajas corregidas por estacionalidad fueron desde 7,3% en los envíos al mercado de pisos y revestimientos cerámicos hasta 36,8% en los de placas de yeso. En el medio se ubicaron los despachos del agregado ‘‘vidrio plano para construcción, tubos sin costura y grifería’ (-10,5%), cemento Portland (-12,2%; con caídas significativas tanto en las entregas a granel como en bolsa), cales (-13,8%), yeso (15,7%), ladrillos huecos (16,5%), mosaicos graníticos y calcáreos (-18,0%), hierro redondo y acero para construcción (-22,0%), artículos sanitarios de cerámica (-22,4%) y hormigón elaborado (-23,7%).
En la comparación interanual la contracción alcanzó a los trece grupos de insumos que conforman el ISAC. Las pinturas para construcción fueron las menos afectadas, con una baja interanual de 12,1%. En el otro extremo, y dando cuenta de la estrechez de las cuentas de los tres niveles de gobierno, se ubicaron los despachos de asfalto (-65,8% anual). Por su parte, entre los principales insumos para obras, cabe destacar las contracciones observadas en los envíos al mercado de cemento en bolsa (-26,7%), ladrillos huecos (-28,4%), cemento a granel (-33,3%) y hierro redondo y acero para construcción (-46,5%).
En este contexto, cabe consignar que en abril los despachos de insumos destinados a obras residenciales de las empresas que integran el Grupo Construya registraron una recuperación de 6,4% mensual desestacionalizada, con lo cual moderaron la contracción acumulada desde el pico observado en junio del año pasado. Fue la segunda variación positiva en el año (junto con la de febrero).
En el otro extremo de la cadena de valor, el mercado inmobiliario de la región Buenos Aires continuó mostrando signos de mejora en el primer trimestre del año. En la ciudad de Buenos Aires la reactivación fue mayor que en la provincia de Buenos Aires. Concretamente, en tres meses se firmaron 7.494 escrituras en la Capital Federal, es decir 16,0% más que en enero-marzo de 2023. Más aún, fue el mayor número de actos traslativos de dominio correspondiente a los primeros trimestres de los dos períodos alcanzados por el cepo cambiario (2013-2015 y 2020-2024), así como también fue un número superior al registrado en los primeros tres meses de 2016 (7,7%). Por su parte, en la provincia de Buenos Aires se firmaron 15.536 escrituras en enero-marzo de 2024, lo que arrojó una recuperación más moderada (5,4% anual), al tiempo que el número de operaciones se ubicó entre los más elevados de los períodos con cepo cambiario, si bien no marcó ningún récord.
Lógicamente, en lo que transcurrió del año la firma de escrituras acompañadas de una hipoteca fue de las más bajas de la era postconvertibilidad, producto de la ausencia de financiamiento hipotecario. En la ciudad de Buenos Aires el ratio fue de 3,4% en enero-marzo de 2024 (y fue el más bajo desde el primer trimestre de 2002) y en la provincia de Buenos Aires fue de 4,8% (constituyéndose en el segundo más bajo desde enero-marzo de 2005). Y cabe esperar una mejora en este ratio sólo en la medida que la actividad económica comience a recuperarse y continúe el proceso de desinflación, todo lo cual hará crecer la demanda de financiamiento. Por lo pronto, el dato alentador es que desde abril volvieron a surgir las líneas de crédito hipotecario indexadas por inflación, con crecientes variantes en materia de tipo de inversión, ubicación geográfica del inmueble y requisitos para acceder a medida que se suman más entidades financieras a la oferta.
Asimismo, las expectativas a corto plazo de los constructores mejoraron levemente en la última medición, si bien las mismas se mantuvieron en niveles bajísimos. Entre los constructores de obras privadas, 53,3% espera que su actividad se mantenga en el trimestre abril-junio de 2024 (-0,3 puntos porcentuales), en tanto que 39% espera un descenso (-0,1 pp) y 7,7% una mejora (+0,4 pp). Por otro lado, entre los que ejecutan obras públicas, los que esperan una caída representaron 64,4% (-8,6 pp), 29,7% lo que consideran que se mantendrá sin cambios (+4,7 pp) y 5,9% los que esperan un rebote (+3,9 pp).
Por su parte, en los primeros dos meses del año desarrolladores e inversores se movieron de manera cauta. El área aprobada para construir obras privadas fue equivalente a 1,873 millones de metros cuadrados y resultó 5,2% menor a la autorizada en enero-febrero de 2023 (-102,4 mil metros cuadrados).
Por Pablo A. Lara (El autor es economista. Director de Estrateco Consultores)