“Competencias para el futuro de la construcción” es un libro de Biblioteca CAMARCO que se suma a una colección que busca ser un aporte para la evolución del sector de la construcción. En este caso, con los resultados de un relevamiento del contexto en todo el mundo, que arroja un panorama de la realidad y las oportunidades del momento.
El abordaje del libro surge en el marco de una investigación realizada por una de las áreas de trabajo, encargada de realizar un monitoreo constante de lo que va sucediendo en el mundo de la construcción alrededor del mundo. Sebastián Orrego, Director de la Escuela de Gestión de la Construcción de CAMARCO, área especialmente abocada a relevar necesidades de los socios y volcarlas a través de planes de formación que colaboren con la profesionalización del sector, es también quien coordinó la realización de este libro y explica que “veníamos observando que tanto en el sector de la construcción como en otras industrias comenzaba a advertirse cierta preocupación, no tanto por las competencias técnicas sino por otro conjuntos de habilidades que tienen que ver con las digitales y las socio-emocionales. Ambas son hoy factores diferenciales del quehacer de las empresas de nuestro sector, porque las convierte en organizaciones más competentes”.
Si bien en lo que respecta a las metodologías y procesos constructivos podemos considerar que el sector de la construcción es uno de los más tradicionales, esto deja de ser tan así cuando pensamos a las empresas constructoras como organizaciones que necesitan evolucionar al rimo en que lo hacen todas las demás. “El sector no es tan tradicional como suele creerse, ni tampoco tan reticente al cambio como se lo considera. El trabajo colaborativo, el trabajo en la nube y tantas otras decisiones de evolución tecnológica están del lado del constructor y están del lado de su negocio. Por eso en ese aspecto existe un proceso de innovación. De hecho creemos que la digitalización todavía tiene un enorme potencial”, detalla Orrego.
Además de las competencias tecnológicas, que vivieron un aceleramiento exponencial especialmente antes, durante y post pandemia, también hay otro conjunto de factores que tienen que ver con poder comprender y atender a la diversidad de los equipos, los múltiples perfiles y multifuncionales, algo que antes no era tan frecuente. “Saber trabajar en equipo, aprender a comunicar y a negociar hoy son habilidades fundamentales para llegar a acuerdos. Cualquier empresa que quiera evolucionar necesita desarrollar este tipo de competencias socio-emocionales”, destaca el especialista.
Empresas, estudios de arquitectura, estudios de ingeniaría y distintos perfiles profesionales del sector que lideren equipos, encontrarán a lo largo de estas páginas material con el que se sentirán identificados y aprendizajes que podrán poner en práctica.
Cambio de paradigma
La cuarentena expuso a las empresas que aún no habían iniciado su digitalización a una situación crítica. Quienes tenían sus archivos alojados localmente en una oficina, no pudieron continuar trabajando. Mientras que las que ya estaban transformándose digitalmente sortearon esta limitación del contexto sin problemas. Así como antes era inviable e impensable trabajar en un mismo documento 10 personas al mismo tiempo y desde latitudes distintas, hoy es imposible imaginar a una empresa que quiera liderar su sector y diferenciarse, careciendo de ciertos recursos socio-emocionales que le permitan ver cómo está el otro. Tanto en el entorno laboral como el personal, las relaciones cercanas, de equipo, se enriquecen y crecen cuando los líderes desarrollan e implementan una conexión más empática con los demás. Los procesos de cambio tecnológico y de la reconfiguración de las cadenas globales, regionales y locales de valor, no hacen más que resaltar la importancia de la innovación para el desarrollo de las organizaciones. Pero para lograrlo, la única manera, señalan los especialistas en este libro, es pensar en sistemas basados en las personas. Se trata, en definitiva, de adquirir competencias digitales, pero también las competencias sociales para aprender a trabajar con las TICs, son competencias que se desarrollan y potencian mutuamente.
Desde Argentina, con mirada atenta hacia el exterior
¿Cómo está evolucionando nuestro país en comparación a otras regiones? Es la pregunta del millón, pero que siempre nos permite entender en qué nivel de desarrollo estamos como para definir un aspiracional. Afirman desde CAMARCO que, al hacer este relevamiento, encontraron que los países más evolucionados a nivel digitalización siempre brillan potencias como Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, pero a nivel latinoamericano también Chile marca un gran ejemplo de profesionalización, con un buen grado de madurez en el tema. En cuanto al desarrollo socio-emocional, en los últimos tiempos empiezan a resonar muchas referencias de trabajos e implementación, aunque todavía no existe demasiado registro estadístico.
“En Inglaterra, por ejemplo, es donde más capacitación encontramos en estas habilidades blandas, con programas de formación online que la gente puede hacer incluso en sus tiempos libres. Las empresas y sus equipos profundizan hoy y dedican mucho interés en comprender qué es y cómo trabajar la empatía”, menciona Orrego y destaca que incluso en muchos países la formación emocional es parte de una política de gobierno público y por eso trasciende con mayor velocidad. Mientras tanto, en la mayoría de los países restantes el avance en este tema se da por la vía privada y su desarrollo es más lento pero no por eso de menor impacto en las distintas comunidades.
¿Competencias blandas en una industria dura?
Si bien estamos acostumbrados a denominar como “habilidades blandas” a aquellas relacionadas con el mundo emocional o vincular, a diferencia de las habilidades duras, asociadas con lo formal, específico o técnico; en el libro se destaca la decisión de abandonar esta división binaria y mencionar a la disciplina como “socioemocionales” debido a que su implicancia, en la práctica, no tiene nada de “blando”. Estas habilidades y conocimientos resultan esenciales para que las personas y, por ende, las organizaciones, se desempeñen adecuadamente, logren alcanzar su potencial y brinden su aporte a la sociedad. Si bien no siempre son materias que encontremos en los diseños curriculares oficiales, cada vez más los relevamientos señalan que estas habilidades son fundamentales e, incluso, más importantes que las “duras”. Aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser, estas son las 4 áreas que recorre el libro y que, en su conjunto, construyen la posibilidad de sinergia necesaria para aportar una capacidad de acción adecuada en un contexto interdisciplinaria que cada vez es más diverso, desde lo profesional, social y humano.
En el informe denominado “Una nueva agenda de capacidades para Europa” se señala que en un mundo más globalizado y digitalizado que cambia rápidamente, es fundamental es fundamental contar con capacidades transversales y transferibles, como las capacidades sociales, interculturales o digitales, la capacidad de resolución de problemas y el pensamiento creativo. Y en línea con esto el Foro Económico Mundial señaló en su informe sobre el futuro del trabajo un cambio rotundo en las competencias más demandadas de nuestra época, entre las que se destacan la resolución de problemas complejos, la creatividad, la gestión de personal, coordinación con otros trabajadores, inteligencia emocional, juicio y toma de decisiones, orientación al servicio, negociación y flexibilidad cognitiva. Los empresarios y directivos de la región entienden que el mercado laboral se está transformando gracias a nuevos perfiles que requieren nuevas habilidades, y particularmente habilidades blandas que les permitan sortear incertidumbre y fomentar la motivación. En el 90% de los profesionales consultados se destaca que estas nuevas capacidades potencian la inspiración, el rendimiento y el enfoque de sus equipos. En relación a esto, La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) relevó que el 61% de los empresarios en América Latina afirma que el principal motivo por el cual una vacante es difícil de cubrir, es que los postulantes no cuentan con las habilidades blandas necesarias para su cargo. Mientras que antes, título y experiencia eran las variables dominantes. Hoy la realidad presente otros matices.
Transversalidad
El cambio de prioridades en materia de formación del factor humano implica sumar nuevas habilidades y conocimientos pero, al mismo tiempo, también un cambio en la manera en la que entendemos el concepto de capacitación y formación. Tanto las habilidades digitales como socio emocionales son herramientas que atraviesan de manera trasversal a todas las áreas y funciones de una organización. Todos los equipos deben contar con un mínimo grado de desarrollo y, de hecho, se explica en el libro que esta noción de trasversalidad tiene que ver con trascender el marco de competencias laborales: porque las nuevas habilidades son hoy parte integral de la comunicación de las personas, del contexto social y productivo del que son parte y al que, a su vez, construyen.
Las empresas de todos los sectores, pero especialmente del universo de la construcción, están llamadas a desafiarse y salir de su postura conservadora. Romper la inercia es una decisión que implica tiempo, esfuerzo y dedicación, pero que si se aspira a un fututo de crecimiento, puede llegar a ser una condición excluyente.