El 15 y 16 de mayo se llevará a cabo el Primer Congreso Argentino de Infraestructura y Construcciones. El evento cuenta con el apoyo del Consejo Profesional de Ingeniería Civil (CPIC) y es organizado por la Universidad Tecnológica Nacional, regional Buenos Aires (UTN BA). El Congreso ofrecerá charlas magistrales, paneles de debate y stands de empresas reconocidas en el mercado de la construcción. Para conocer más al respecto y desarrollar sobre los desafíos que enfrentan los ingenieros civiles en la actualidad, El Constructor dialogó con Marcelo Masckauchan, director del Departamento de Ingeniería Civil.
¿Qué significa para usted la organización del primer Congreso Argentino de
Infraestructura y Construcciones?
Como director de la carrera de Ingeniería Civil de la UTN Buenos Aires es una gran placer y a la vez un desafío la posibilidad de realizar un encuentro como este en el que vamos a tener un gran nivel de conferencias y paneles. Allí se tratarán temas muy importantes que hacen a las obras de infraestructura tan necesarias para el desarrollo económico y social, especialmente teniendo en cuenta que es de acceso gratuito para nuestros estudiantes y docentes, además de todos los profesionales y público en general que quieran asistir.
¿Por qué cree que es fundamental este tipo de encuentros en nuestro país?
Creo que estas actividades permiten que nos encontremos los diversos sectores que hacen a la planificación, proyecto y construcción de las obras de infraestructura, así como también a la formación profesional necesaria para ellas (la academia, los profesionales, las empresas constructoras y los representantes del Estado). Buscamos brindar un espacio que permita ver los distintos puntos de vista, cuáles son las dificultades y las miradas de cada sector y que ello permita mejorar la interacción entre todos los actores.
¿Cómo cree que está el ámbito de la ingeniería en la Argentina?
Estamos sin duda en un momento de crisis en nuestra sociedad, una crisis no solo económica, sino también social y cultural. La ingeniería en la Argentina, como los demás sectores, debe enfrentar la complejidad de este momento. Particularmente la crisis económica, en especial la situación actual, que ha impactado fuertemente en la industria de la construcción afecta a la actividad de ingenieros e ingenieras civiles.
¿Qué importancia tiene la capacitación y educación para mejorar la infraestructura?
Como en toda actividad la capacitación, la educación y la actualización de los conocimientos son fundamentales para el importantísimo rol que ingenieras e ingenieros civiles deben asumir en el desarrollo de la infraestructura. Desde ya para su rol profesional específico en las oficinas técnicas de consultoras y empresas y en la gestión y el control de las obras. Pero muy especialmente cuando intervienen en las decisiones durante el proceso de planificación y cuando se define cómo, cuánto y a dónde deben ir las inversiones para que la infraestructura esté acorde a las necesidades del desarrollo económico que se quiere alcanzar.
¿Cómo cree que está la Argentina en materia de infraestructura respecto a otros países de la región?
Por mi actuación profesional y docente no soy un especialista en el tema. Tengo la impresión de que bien avanzado el siglo XX nuestro país presentaba en este aspecto un grado de desarrollo, que si bien no era el óptimo, permitía contar con una infraestructura acorde a las expectativas de la producción y el crecimiento de la sociedad. Y lo que es más importante, el Estado contaba con el asesoramiento técnico que permitía establecer criterios de planificación de las obras y de la evolución que debía tener la infraestructura en transporte, energía, saneamiento, etc. hacia adelante. Entramos luego en una época de decadencia, especialmente con la etapa de privatizaciones de servicios que no fueron del todo felices y con las diversas crisis económicas. A pesar de algunos aciertos y esfuerzos posteriores muy valorables, creo que no logramos salir del estancamiento y especialmente me parece que no hay una planificación clara para el desarrollo de nuestra infraestructura en las distintas áreas y los requerimientos de la producción.
¿Qué rol cumple la tecnología en esta área? ¿Por qué?
Estar o no al día con la tecnología y sus avances es fundamental, dado que puede significar que una gran obra de infraestructura sea viable o no. Pensemos, por ejemplo, en los gigantescos cambios que ha habido en las tecnologías de excavación y construcción de grandes túneles en los últimos 20 años y ahí tenemos un claro caso de la importancia del desarrollo tecnológico. En este sentido, también hay que pensar en la necesidad de la investigación en tecnología, ya sea para desarrollar nuevas tecnologías o adaptar tecnologías existentes a nuestras condiciones.
Las universidades podemos hacer nuestro aporte para mejorar las posibilidades de nuevas y más eficientes obras de infraestructura.
¿Qué medidas cree que se han tomado o deberían tomar desde el gobierno (nacional, provincial o municipal) para fomentar la mejora de la infraestructura?
Creo que las obras de infraestructuras no pueden tener otro carácter que el de obras públicas, porque necesariamente se desarrollan en un espacio físico que pertenece a la comunidad (una vía fluvial; un territorio que atraviesa diferentes jurisdicciones; las calles de los centros urbanos; etc) y porque su objetivo no es para satisfacer necesidades de unos pocos individuos o personas jurídicas sino al conjunto de la sociedad, a toda una comunidad. Por lo tanto, dado este carácter público de las obras, cualquiera sea la forma de gestión de las mismas (puramente estatal, mixtas con sistemas de gestión público-privado, por concesiones, etc.), creo que el Estado no puede dejar de intervenir como único representante legítimo del interés común de la sociedad. En este sentido, puede ser aceptable que en una circunstancia de profunda crisis económica y financiera se suspendan temporalmente algunas obras públicas de infraestructura, pero de ninguna manera me parece viable en este tema una política de permanente ausencia del Estado. Lo contrario sería resignarse a que no haya desarrollo de la infraestructura, que no haya una planificación posible de la misma y por lo tanto que no contemos con la energía, con las vías de comunicación, con las obras de saneamiento imprescindibles para cualquier aspiración de crecimiento económico y social.
Teniendo en cuenta su experiencia, ¿cuál cree que es el mayor desafío que enfrentan los ingenieros civiles en la actualidad?
Entiendo que hoy día hay tres aspectos en los que la ingeniería civil tiene sus grandes desafíos en relación a las obras de infraestructura: a) pensar cómo podemos aportar a diseñar formas de gestión de las obras que sean lo más transparentes posibles, para resguardar el interés de la sociedad y a la vez también resulten eficientes en lo económico y en lo ambiental; b) tratar de intervenir y aportar a una planificación de estas obras que contemple las necesidades de la sociedad, de la producción y las características del territorio y c) capacitarnos para estar a la altura del desarrollo tecnológico que nos permita construir obras eficientes, económicas y ambientalmente sustentables.
Finalmente, lo invito a que haga una reflexión para convocar a este Congreso y a que los estudiantes de su carrera encuentren desafíos para lo que viene.
La reflexión tiene que ver con todas las respuestas anteriores. La Argentina necesita de las obras de infraestructura para crecer y salir del estancamiento y por lo tanto necesita de ingenieras e ingenieros civiles que estén a la altura de los desafíos que hemos estado analizando. Y para ello es indispensable la capacitación y la vinculación con los demás actores que intervienen en la concreción de estas grandes obras. Y creo que nuestro primer Congreso Argentino de Infraestructura y Construcciones es una muy buena oportunidad para esa capacitación y esa vinculación. Por eso invitamos a las y los estudiantes y todos los que deseen aprovechar esta oportunidad.