La centralidad del impacto de la obra pública en la Argentina se enmarca en su posibilidad de impulsar infraestructura estratégica, pero hay otro elemento que la configuran en un factor fundamental de la actividad económica: los puestos de trabajo que genera dentro de la construcción.
Por Fernando Brovelli – Caracterizado por ser puestos con contratos temporales pero con una contratación intensiva y con demanda de mucho personal, el motor de obra pública no puede ser reemplazado por las iniciativas domésticas y la inversión de compañías privadas representan -hasta el momento- un exiguo paliativo para un sector que atravesó una sensible reducción de su dinamismo a partir del alejamiento del Estado nacional.
En ese marco, los programas de infraestructura local repercuten en las disímiles realidades de los trabajadores de construcción en los distritos. Las gestiones de las provinciales, a través de convenios con Nación para lograr el traspaso de determinados proyectos a sus administraciones, inversiones de organismos internacionales y marcos redistributivos con sectores estratégicos (como los fondos de minería o gas), consiguen sostener políticas de obras públicas que en el segundo semestre del 2024 volvieron a incidir en contrataciones de trabajadores de la construcción.
Esas divergencias entre los distritos fueron registradas por el último Informe de Coyuntura de la Construcción (IERIC) de octubre del 2025, que viene señalando los retrocesos de la actividad en términos anuales pero también expresó el aumento mesurado en los empleos registrados del último mes: en agosto de este año, hubo 348.822 trabajadores contratados en la construcción, un aumento del 0,8% en comparación con el mes pasado. Esto representa el segundo mes de crecimiento moderado pero consecutivo en la empleabilidad del sector, lo que esperanza a proyectar una estabilización en el volumen ocupacional luego de una caída de unos 100.000 puestos de trabajo, cifra sin antecedentes en las últimas décadas con excepción de la pandemia.
El impulso registrado apunta al aumento de la influencia de las grandes constructoras en el empleo sectorial, que ya alcanzó el 11,6% contemplando a los establecimientos de 500 o más trabajadores registrados, y tuvo una relativa regularidad en todo el territorio nacional: 18 de las 23 provincias tuvieron crecidas en el nivel de empleabilidad, con fuertes impulsos en Catamarca (7% mensual), Corrientes (4,4%) y San Luis (3,7%).
Estas cifras vienen aparejadas de la situación salarial del sector, que en términos nominales registró un pico en el promedio histórico con $785.871 de media en las remuneraciones percibidas por los trabajadores de la construcción en agosto del 2024. En todas las provincias, la variación positiva supera el 170%, aunque la dinámica de inflación lleva este índice a un decrecimiento en torno al 10% en términos de salario real, una tendencia contractiva extendida a nivel federal con excepción de las provincias de Neuquén, Salta y Río Negro.
En ese sentido, en el mes de noviembre el encuentro en la mesa de negociación entre la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) y la Federación Argentina de Entidades de la Construcción (FAEC) cerró el incremento paritario para el resto del año, que actualiza los salarios con el parámetro de los haberes de abril del 2024 con un aumento del 18,6% distribuido en los últimos tres meses, junto a un bono extraordinario no remunerativo del 36,2% a abonarse en dos cuotas iguales. El aumento y el paliativo constituyen sólo una de las urgencias en el que la representación gremial concentrará sus esfuerzos en el próximo período: pasar de una posición de contención a una de recuperación y crecimiento.
La actividad de la dirigencia sindical en el último semestre se extremó con estos objetivos y el norte del país tuvo en sus referentes las voces más insistentes a la hora de demandar medidas de reactivación concretas en el sector. Es por eso que revista El Constructor dialogó con secretarios generales de seccionales de dos provincias con presentes comparables: Ariel Ledesma, representante de la filial del Chaco, e Hilario Martínez, delegado de la provincia de Formosa. La variación del crecimiento del trabajo registrado de la construcción chaqueña fue positiva, con un incremento del 3,4% en septiembre pero una caída interanual del 55,9%, mientras que en el caso formoseño subió un 2,8% mensual aunque en términos anuales la reducción fue del 63,4%.
Ledesma, por caso, estimó que pasaron de 2.000 trabajadores registrados en febrero a una cifra de 3.600 en la actualidad, pero pidió observar con detenimiento los meses que le quedan al año: “Estamos viendo que puede volver a bajar porque algunas empresas ya están avisándonos que por el atraso de pago de certificaciones van a disminuir los ingresos o incluso despedir a los trabajadores”. En ese sentido, detalló que “si hoy se precisa una certificación de 300 millones de dólares, Nación manda 90 millones de dólares” y planteó que “estamos hablando con las distintas empresas que están teniendo ese problema para que continúen las obras por lo menos hasta diciembre, y retomarían en enero: eso nos dejaría poco más de un mes con muchos trabajadores vacantes».
Martínez comentó el impacto en Formosa: “El año pasado a esta altura teníamos entre 4.000 y 5.000 trabajadores, pero hoy mantenemos unos 2.000 que están trabajando con las obras que ejecuta el gobierno de la provincia, que son obras más pequeñas. Las obras provinciales están avanzando pero no son lo suficiente como para cubrir las paralizaciones del gobierno nacional. Puede ser que en otras provincias haya algún leve rebote, pero aquí no está siendo suficiente”. Con respecto al tipo de obras, el secretario general mencionó “refacción de escuelas o ampliaciones, sala de primeros auxilios, pavimentación de calles de los pueblos; el resto está todo paralizado” y agregó que dentro del sector privado “hubo mermas sustanciales en la inversión en construcción. Hay algunas obras pero son muy chicas y no consumen mucha mano de obra. Todo el mundo va parando y va esperando para hacer algún arreglo de su casa, pero lamentablemente no lo pueden hacer por las situaciones del día y el costo de los materiales que suben”.
En Chaco, Ariel Ledesma interpreta la misma situación: “Nación está pagando a cuentagotas y la provincia tiene trabajos de asfalto, que se mueven en las distintas localidades de la provincia. Pero son obras chicas, de diez o quince cuadras de asfalto, y llevan poca mano de obra, hasta 20 trabajadores del sector”. En contraste, señaló que “tenemos obras de acueductos o de asfalto de hormigón que son obras grandes, de un año o dos de trabajo, que están corriendo el riesgo de paralización”. “Esas son obras estratégicas para la provincia porque es para que el agua llegue al interior y hay muchas localidades sin agua potable o por horarios. El asfalto también, está todo roto en zonas donde se transita mucho. En esa parte social hay algunas empresas que están teniendo gestos y empezaron a trabajar en la parte de la electrificación, porque acá en el norte tenemos mucho consumo y problemas con la luz”, explicó. La paralización de una obra de un acueducto también ocurre en Formosa y es otra similitud entre ambas provincias.
En cuanto a cómo se sostiene la realidad de los trabajadores que no han podido conservar sus puestos de trabajo, y considerando el hincapié que hizo el propio Presidente de la Nación en el modelo UOCRA de indemnizaciones, Hilario Martínez comentó que “muchos están percibiendo el subsidio por desempleo que había logrado el gremio, y la mayoría están tomando algunas changas que se van ejecutando dentro de la ciudad y los pueblos. Pero sabemos que se terminará el cobro por desempleo, que en muchos casos lo están cobrando los trabajadores que tienen más de 45 años; vamos a ver cómo hacemos frente a esa situación, porque lo que se nos presenta parece que no va a mejorar en absoluto”.
“El fondo de desempleo lo están cobrando por seis meses, que te sirve para obra social y jubilación también, pero lo importante es que en ese período los trabajadores tienen que volver a encontrar una salida. Eso no está ocurriendo, era rueda se está interrumpiendo y el sistema no está dando abasto”, comparte Ledesma, que plantea que la única alternativa es generando acuerdos con el sector estatal y empresarial: “Nosotros nos juntamos y hablamos mucho con CAMARCO, el Centro de Empresas Constructoras (CEC) y la PIMEC, que es de PyMEs; y también con el ministro de Obras Públicas provincial. […] No sólo hablamos de la actualidad sino de que en que el inversor venga a la provincia y que haya seguridad jurídica en las obras; que estas empiecen y terminen, con toda la documentación de inicio y finalización de obras. Eso no está ocurriendo y a eso se le suma que aparecen muchas obras que están dentro de la informalidad, que involucran a los trabajadores. Nosotros estamos recibiendo cerca de 20 denuncias semanales por este tipo de situaciones. Esto repercute porque hay casi 300 empresas del sector en la provincia que se están movilizando y deberían tener arriba de 4.000 trabajadores registrados, pero no está ocurriendo”.
Existe otro efecto de la merma de la actividad de la construcción: la reducción de la venta de los galpones, corralones y negocios de insumos para el sector. Los registros en este sentido son explícitos: según el índice Construya, el tercer trimestre del 2024 cerró con una media mensual de venta de 905.305 toneladas de cemento, por debajo de las 939.128 toneladas de la pandemia. La tasa de descenso de este producto en septiembre fue del 18,4% interanual. Si se considera agosto del 2024, la caída interanual se registró en todos los rubros censados: mosaicos (51,2%), artículos sanitarios de cerámica (40,5%), hormigón (37,7%), yeso (33%), hierro y acero (29,1%), ladrillos (25,9%) y pisos y revestimientos (23,1%) fueron los productos más afectados. Hilario Martínez buscó una explicación: “El año pasado había bastantes obras particulares que se iban ejecutando y movilizaban esos sectores, en casas nuevas o departamentos. Hoy los materiales suben de precio semana a semana y eso repercute negativamente, tanto para los corralones que no pueden vender como para los que quieren comprar porque no les alcanza”.
Sobre los próximos semestres, el secretario general de la UOCRA en Formosa manifestó una perspectiva negativa en términos personales porque “si bien existen reuniones, hay una postura de seguir dilatando porque parece que no hay intención de reactivar la industria nacional. La comisión tripartita (NdR: entre el Gobierno, representantes de las cámaras y sindicatos) me parece perfecto, porque se puede planificar, negociar y llevar adelante planes para ir saliendo de a poco de está situación complicadísima por la que estamos atravesando, pero creo que se está desactivando toda posibilidad de llegar a un acuerdo”. “La UOCRA no sólo está en la resistencia, sino que va con propuestas, proyectos e ideas para tratar de acordar algo mínimo y cambiar el escenario”, concluyó.
Ariel Ledesma también opinó sobre lo que se abre en el futuro para el sector: “Veo como positivo el diálogo que estamos teniendo con los gobiernos nacionales y provinciales y con los privados para empezar a trabajar y acelerar la generación de empleos. Pero como negativo, veo que estamos sobre las fiestas y muchos trabajadores están sin dinero, no hay un panorama muy alentador”. En contrapartida, recordó que “le pedimos al gobierno que la construcción sea una política de Estado, así como la salud, la educación y la seguridad. Sabemos que para desarrollar cada área hay que construir, entonces queremos que sea parte de algo concreto y se destine un fondo específico para obras públicas que desarrolle cada gobierno provincial. Ese es el proyecto por el que luchamos».