La construcción sustentable, a través de técnicas de aislación para los edificios, puede contribuir de manera significativa en el cuidado de la energía. Un modelo europeo que, en Argentina, se está comenzando a desarrollar luego de 40 años.
La construcción sustentable, básicamente, está relacionada con la salud, el confort y la eficiencia energética. En ese sentido, “nuestra misión es transmitir estos conceptos a entes públicos y destacar la importancia de aspectos centrales para tener en cuenta cuando uno diseña desde cero una edificación o cuando interviene en la preexistencia”, explica Federico García Zúñiga, asesor técnico de la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (ANdIMA).
Y agrega que “esto tiene que ver con diseñar y construir pensando en la orientación y la posición en terreno para el confort interior y para contribuir con la sustentabilidad”.
¿Cómo es el procedimiento en cada caso?
En el caso de las construcciones existentes, se trata de mitigar alguna cuestión que fue mal diseñada y pensarla de nuevo desde el diseño bioclimático. El paso posterior es garantizar el uso eficiente de la energía y, para eso, hay que trabajar con el envolvente, los pisos, las paredes o los techos; es definir cómo nos aislamos del exterior para hacer un uso eficiente de la energía, conservarla, abrigar y proteger las viviendas con materiales de protección térmica.
¿Y en las edificaciones desde cero?
Ahí se trata de diseñar a futuro, teniendo en cuenta el sol, los vientos y el envolvente; eso da un nivel térmico que hace que se necesite menos frigorías y calorías para acondicionar los espacios, lo que repercute fuertemente en el uso de la energía. Con los mínimos niveles de aislación térmica eficiente en el envolvente de los edificios, en el rubro de la climatización, el ahorro de energías es de hasta el 60%, lo que equivale a más de ⅓ de la factura de luz y gas que se paga mensualmente. Con eso, además, se garantiza que quien recibe una vivienda social, por ejemplo, con mayor aislación térmica envolvente, va a tener un gasto mucho menor de energía pudiendo destinar ese sobrante al pago de una cuota crediticia u otros gastos.
¿Estas cuestiones se están incorporando?
Lentamente, los últimos pliegos de licitaciones de Procrear ya están considerando estos aspectos, los incluyen en los pliegos. El ciclo de vida de una vivienda es, como mínimo, de 50 años; si vos tenés una mal envolvente, perdés energía a través de las paredes. La energía hoy es barata, pero dentro de 15 años, no. Y no es solo una cuestión de costos, es un tema también de confort y de evitar concentraciones de humedad que producen problemas respiratorios. Existen muchas condensaciones de humedad que suceden dentro de una casa que ni siquiera vemos y que pueden afectar hasta cuestiones mecánicas de una construcción.
¿Y cómo es la fotografía actual de las edificaciones existentes en relación con ese tema?
Europa tuvo, en los años 70, una crisis de países de la OPEP. Allí, lo que pasó es que hubo una restricción de energía que es similar a lo que vemos que sucede hoy con la guerra de Ucrania. Este grave problema con la energía llevó a Francia, en 1974, y a España, en 1979, a incorporar reglamentaciones basadas en la aislación térmica en las construcciones nuevas. Pero, también, se dieron cuenta de que había que trabajar sobre el parque edilicio construido con rehabilitación energética retrotrayendo esas construcciones a la actualidad, interviniendo ya sea por fuera como por dentro del edificio. Son planes de rehabilitación energética que se fomentan desde los Estados cuando están frente a crisis muy graves dentro del sector. En la Argentina, nosotros tenemos recién hoy esos niveles de exigencia, por lo que estamos atrasados 40 años. Los países centrales piensan esta rehabilitación de viviendas con créditos blandos y subsidios para las mejoras edilicias que, además, movilizan el sector de la construcción, dan más trabajo, realizan capacitaciones y mueven otras industrias. Es un esquema en el que ganan los usuarios, los sectores profesionales de la construcción y el medioambiente, porque se puede alimentar con la misma energía y sin gastar en infraestructura ⅓ más de viviendas.
¿Cuáles son los costos de cumplir con estas normas?
La aislación térmica eficiente no trabaja sola, forma parte de un sistema. En una vivienda hay 200 ítems que forman parte de un todo. La aislación térmica es uno más que, además, resulta ser altamente barata. Con estas pequeñas modificaciones se ahorra, en promedio, entre un 60 o un 70% de energía de climatización. Las exigencias son mínimas e implican un 1 o 1,5% del valor total de la obra.
¿Se cumple con el etiquetado eficiente en la Argentina?
La provincia pionera en este tema es Santa Fe, que ya tiene su ley y que está comenzando lentamente a reglamentarla. A nivel nacional, hay una ley que fomenta que las provincias adhieren a este sistema de etiquetado que, por un lado, diagnostica y analiza lo que ya está, pero también es una herramienta de diseño. A través de materiales y espesores, las edificaciones nuevas pueden ir mejorando la letra y ser más eficientes. De todas formas, es un tema del que recién se está comenzando a hablar y, en adelante, se espera que los municipios y las provincias lo incluyan.
CONSTRUCCIONES MÁS EFICIENTES ENERGÉTICAMENTE
Por el contrario a lo que parece, consumir menos energía nos permite tener un mayor confort. Y esto es porque las inversiones en eficiencia energética pueden ayudar a que las ciudades tengan un uso más inteligente de la energía, haciendo que los habitantes no sufran las consecuencias de la saturación de recursos como la luz. Con el sufrimiento de las últimas temperaturas récord, los cortes de luz afectaron a más de 2,2 millones de usuarios en la Ciudad y en el Gran Buenos Aires. Eso implicó un efecto negativo de “moderado a alto” en la salud de las personas. Entonces, ¿cómo podemos ser más eficientes?
Entendemos por eficiencia “hacer más con menos”. Por ello, el sector de la construcción es un eslabón clave en la matriz energética y en la cadena de responsabilidades que pueden ayudar a reducir el consumo de energía, los gastos asociados de electricidad y los problemas colaterales para las personas. De acuerdo con un informe de ANdIMA, el 50% del consumo de energía en los hogares de la Argentina es por la climatización de los ambientes. Es decir que, en promedio, la mitad de lo que cada usuario consume de energía está destinado a refrigerar y calefaccionar los ambientes.
“En este punto resulta clave trabajar para que los habitantes sepan que pueden lograr reducir el consumo de energía con materiales fáciles de instalar y que brindan soluciones eficientes, ya sea para su economía como para su salud y confort”, comenta Federico García Zúñiga. Y suma que “la utilización de aislación térmica eficiente es, hoy, el recurso que genera beneficios y colabora en la mejora de la calidad de los ambientes interiores de las viviendas como la climatización, la salud, el confort y el descanso de los habitantes”.
Esta aislación térmica eficiente se puede aplicar tanto en construcciones nuevas como en instancias de rehabilitación, y da la posibilidad de realizarse con tres materiales que son los más utilizados y que brindan los mejores resultados: lana de vidrio, poliestireno y poliuretano. “Con una aislación térmica eficiente se logra ahorrar hasta un 60% en las facturas sobre la luz y el gas consumidos para climatizar un hogar, y hasta un 35% en el consumo de energía”, finaliza.
RECUADRO
ACONDICIONAMIENTO DE ESPACIOS PÚBLICOS
En el camino hacia ciudades más sustentables, una gran oportunidad es reparar los edificios públicos en materia de aislación y revestimiento. Tal es el caso de la sede del Ministerio de Ciencia y Tecnología o del emblemático CCK, que tuvieron “mejoras en las condiciones de su cubierta, lo que tiene un rol fundamental porque es a través de allí desde donde más energía se pierde”, revela el asesor técnico de ANdIMA.
Son oportunidades ideales de intervención en favor de la eficiencia energética solamente a través del diseño y de pensar nuevas maneras. “Se tiende a creer que el tema del ahorro de energía o de la sustentabilidad tiene que ver con grandes programas o soluciones que se traen de afuera y no es así. Es cuestión de encontrar nuevas maneras de hacer las cosas. Hoy, todos nuestros estudiantes estudian el diseño, la construcción y la arquitectura desde estos conceptos. Nuestras futuras generaciones de profesionales van a tener en su agenda como un tema central la eficiencia energética en las viviendas”.