Más allá de la discusión sobre la Inteligencia Artificial (IA), sobre si es negativo o positivo en la vida de las personas, lo indiscutible es que en este momento se encuentra en el centro de la escena esta nueva tecnología y en distintos ámbitos de aplicación.
Las empresas más importantes del mundo están preocupadas por controlarla y hasta se atreven a predecir posibles consecuencias. Pero no sólo el sector privado se ocupa o preocupa por esta herramienta. Así como existe la digitalización del Sistema Judicial a través de la IA en el Estado, también se van descubriendo todos los ámbitos de aplicación de la misma, sus usos y recomendaciones.
Desde el uso del Chat GPT hasta la automatización de ciertos procesos hace pensar que este descubrimiento es más que revolucionario y la obra pública (OP) no queda fuera en la posibilidad de su utilización. Desde el Ministerio de Obras Públicas se manifiesta la necesidad de avanzar en el desarrollo, construcción y consolidación de un modelo de gestión de la OP, basado en la implementación de soluciones de gobierno digital y datos gubernamentales abiertos, recurriendo a ideas innovadoras y colaborativas que sirvan a las expectativas de los procesos, fortaleciendo la participación, la rendición de cuentas y la transparencia en todo el proceso de gestión de las obras, a través de la incorporación de distintas herramientas y soluciones basadas en las tecnologías de la información y la comunicación.
Si bien desde la página del gobierno nacional se expresan algunas recomendaciones para proteger los derechos fundamentales, prevenir o disminuir riesgos, también se expresa la posibilidad de promover la innovación y el diseño centrado en las personas.
En el plano de la obra pública, las soluciones basadas en IA permiten niveles de automatización que para el plano productivo tiene el beneficio de aportar valor agregado, aumentar la productividad del trabajo y permite hacer más eficiente la gestión del Estado.
La IA tiene diferentes usos según los especialistas y en esos usos sus niveles de riesgo y control humano. El Constructor dialogó con Juan Corvalán, Dr. En Derecho y Dir. del Laboratorio de Inteligencia Artificial de la UBA, del trabajo en conjunto con el Ministerio de Obras Públicas, en función de la incorporación de esta tecnología y la relevancia en los procesos en la toma de decisiones.
¿Cuál sería la incidencia de la IA aplicada a la obra pública?
La IA tiene un enorme potencial para aplicarla a la gestión de la obra pública.
Una de las funciones más relevantes que podría cumplir tiene que ver con analizar documentaciones que ingresan y corroborar que la información que aparezca cumpla con las condiciones pactadas, a través de técnicas de detección inteligente y/o visión artificial.
En caso de que esto no suceda, se podrían generar alertas para luego ser reportadas a las áreas correspondientes.
A su vez, cumple el rol de optimizar tareas que normalmente se desarrollarían en minutos para hacerlas en segundos, como ser el de controlar el avance de la obra pública, ya que se podría realizar sin la necesidad de desplazarse físicamente hacia el lugar en donde se están desarrollando.
¿Qué ejemplos existen de efectividad del uso de la IA en el sector?
Actualmente, desde la Facultad de Derecho de la UBA se desarrolló el primer sistema de Inteligencia Artificial y automatización aplicado a la gestión de la Obra Pública.
Se trata de un sistema de Inteligencia Artificial y automatización para ser aplicado a tres procesos dentro del Ministerio de Obras Públicas de la Nación: i) evaluación de proyectos de obras presentados por municipios y provincias; ii) certificaciones, desembolsos y rendiciones de cuenta y iii) contrataciones administrativas.
Se entrenó un sistema predictivo que es capaz de leer, analizar y elaborar un informe automatizado sobre la existencia o inexistencia de los documentos esenciales para llevar adelante cada uno de los procesos.
Hoy en día, el sistema predictivo tiene una tasa de acierto superior al 80% en la detección inteligente de los 24 documentos que han sido calificados como importantes para predecir por parte del Ministerio en los tres procesos.
Sobre la optimización de tiempos, el sistema predictivo lee, analiza y elabora un informe automatizado en 15 a 20 segundos, mientras que antes de su implementación, las personas que se desempeñaban en el Ministerio tardaban entre 15 a 20 minutos en leer y analizar la documentación.
Por tanto, mientras que antes realizaban el análisis de 1 proyecto de obra, ahora con la IA es posible analizar 60 proyectos de obra y elaborar un informe automatizado sobre la existencia e inexistencia de la documentación en los 60 proyectos de obra.
Asimismo, se desarrolló un sistema basado en automatizaciones para confeccionar de forma semi automatizada los documentos necesarios para llevar adelante cada uno de los procesos.
Sobre la optimización de tiempos, con el sistema basado en automatizaciones, por ejemplo, es posible elaborar una nota que solicita que se incorpore documentación al proyecto de obra en 20 a 30 segundos, mientras que antes de su implementación, las personas que se desempeñaban en el Ministerio tardaban entre 5 a 10 minutos.
Por tanto, mientras que antes confeccionaban 1 nota solicitando que se incorpore la documentación faltante en el proyecto, ahora es posible elaborar 20 notas en ese mismo tiempo.
¿Cuáles serían las limitaciones para la aplicación de esta tecnología?
El futuro de la IA en materia de obra pública dependerá, en gran medida, de la fuerza que tenga como política pública la implementación de este insumo en el sector. Se requiere de una decisión estratégica de transformar al sector con inteligencia artificial. Si esto sucede, considero que existen algunos desafíos a plantear. Un desafío interesante a tener en cuenta tiene que ver con la custodia de los datos sensibles que puede arrojar la inteligencia artificial y cómo compatibilizar las prácticas históricas estatales con herramientas tan innovadoras, que las y los funcionarios no perciban a la IA como una amenaza de lo que hace. La empatía es la clave para generar inclusión. Es más importante entender al trabajador o la trabajadora, ver la manera de ayudarlos para optimizar, que solamente presentar el algoritmo. Si uno aplicara la IA a la obra pública, la transformación de la gestión sería total. Podría verse enormemente beneficiada a partir de la reducción de los tiempos, la optimización de recursos y la consolidación de la transparencia.
¿Cómo se viene trabajando actualmente y cuales son las expectativas a futuro?
Actualmente el sistema predictivo y basado en automatizaciones se está testeando en los tres procedimientos del Ministerio de Obras. A su vez, al desarrollarse en conjunto, se está trabajando en la colaboración con los equipos técnicos del Ministerio para que lo puedan integrar a su sistema de gestión registral.
¿Qué tipo de IA se está utilizando y cómo incide en los procesos?
Para lograr la detección inteligente de los documentos, se está utilizando técnicas de procesamiento de lenguaje natural y de visión por computadora.
La incidencia en los proyectos se plasma en la reducción de tareas mecánicas, repetitivas y rutinarias por parte de los funcionarios que se desempeñan en el Ministerio, ya que no deben estar ingresando constantemente para verificar la existencia de la documentación y no deben copiar y pegar varias veces los mismos datos de un documento a otro. Asimismo, repercute en el ahorro de tiempos, ya que en segundos, el sistema basado en inteligencia artificial lee, analiza y detecta la existencia de los documentos esenciales para avanzar con el proceso, cuando antes tardaban minutos en hacerlo.
¿La IA puede tener algún aspecto negativo en la obra pública?
El lado negativo podría ser un enfoque que no se base en la privacidad por diseño y en la ausencia de una estrategia que se base en control humano en todo el ciclo de vida del sistema de IA. A su vez, se podría vincular con los desafíos que su implementación trae aparejada, como ser el de obtener datos para poder entrenar los sistemas de IA y la necesidad de capacitación y alfabetización digital de las personas que se desempeñan en el sector.
Según el Ministro de Ciencia de nuestro país, el Plan de Ciencia y Tecnología 2030 elaborado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, donde se definen las prioridades de investigación para la próxima década, ha incorporado a la IA como uno de los grandes desafíos en los cuales se deben realizar esfuerzos e inversiones. La Ley de Economía del Conocimiento genera las condiciones propicias para atraer inversiones privadas que son indispensables para potenciar su articulación virtuosa con el sistema científico tecnológico nacional. Cuando los proyectos son direccionados hacia el beneficio común, esta tecnología puede aportar mucho valor, como es el caso de obras públicas.
Según un informe de la CEPAL, la Argentina fue reconocida como el país con mejores políticas públicas para fomentar el uso conveniente de la IA en América Latina. El informe arroja el primer puesto en la categoría de fomento público a la IA como reconocimiento a las políticas públicas que se están desarrollando para adoptar la adopción de este insumo y producir aportes significativos desde el sector público y privado.
PARA COMPRENDER MEJOR
El origen de la IA se remonta a la Segunda Guerra Mundial donde se comenzó a investigar cómo las máquinas podían simular la inteligencia humana. En la actualidad, la IA está presente en muchas situaciones de la vida cotidiana. Según Matías Vera, Dr. en Ingeniería y becario del CONICET: “Las inteligencias artificiales están penetrando en casi todos los trabajos actuales. Así como con la revolución industrial o con la popularización del internet, la concepción de los trabajos cambió radicalmente, parecería que con las IAs está volviendo a pasar”. El científico puntualiza en los “avances significativos en sectores como la medicina, la industria, el transporte y las finanzas, mejorando la precisión de diagnósticos médicos, optimizando la eficiencia de la producción, permitiendo vehículos autónomos y facilitando el análisis de datos financieros.
Por otro lado, un documento elaborado por la Organización para la Cooperación y el desarrollo Económico (OCDE) en 2020 en México, declara a la IA como un área de investigación y aplicación tecnológica que puede tener un impacto significativo de muchas maneras sobre las políticas y servicios públicos. “Se espera que en pocos años exista la posibilidad de liberar casi un tercio del tiempo de los funcionarios públicos, permitiéndoles pasar de actividades mundanas a trabajo de alto valor. Los gobiernos también pueden utilizar la IA para diseñar mejores políticas y tomar mejores decisiones, mejorar la comunicación y el compromiso con los ciudadanos y residentes, así como mejorar la velocidad y la calidad de los servicios públicos. Si bien los posibles beneficios de la IA son importantes, alcanzarlos no es una tarea fácil. El uso de la IA por parte del gobierno sigue el mismo camino que el del sector privado; el área es compleja y tiene una curva de aprendizaje pronunciada; y el propósito y contexto gubernamentales son únicos y plantean una serie de desafíos”, destaca el documento y expresa además que existe un potencial significativo para la aplicación de la IA en el sector público. También existe una gran cantidad de desafíos y repercusiones que los dirigentes gubernamentales y los funcionarios públicos deben tener en cuenta al momento de determinar si la IA puede ayudarles a resolver distintos problemas y cumplir sus misiones. La obtención de apoyo dependerá de que se establezcan una dirección y una narrativa claras para el uso de la IA en el sector público, para servir mejor a los ciudadanos y a las empresas. Los gobiernos también deben garantizar espacio suficiente para permitir la flexibilidad y la experimentación a fin de facilitar un aprendizaje rápido y desarrollar formas de determinar si la IA es la mejor solución para un problema determinado, y ofrecer conductos para identificar y prestar atención a esos problemas. Un factor crucial para lograrlo es comprender las necesidades de sus poblaciones. Como factor transversal, también tendrán que reunir equipos multidisciplinarios y diversos para ayudar en esas determinaciones y a promover el desarrollo de iniciativas y proyectos de IA que sean a la vez eficaces y éticos. Una vez que los gobiernos han decidido aprovechar la IA, como muchos gobiernos y organismos internacionales han reconocido, es fundamental que desarrollen una estrategia fiable, justa y responsable para diseñar y aplicar una IA que identifique las concesiones necesarias, mitigue los riesgos y sesgos, y garantice una función adecuada para los humanos.
Muchos gobiernos también han lanzado proyectos que utilizan la IA para mejorar la eficiencia y la toma de decisiones, fomentar relaciones positivas con los ciudadanos y las empresas, ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y resolver problemas en áreas críticas como la salud, el transporte y la seguridad.
En un evento realizado por el Banco de desarrollo de América Latina y el Caribe en el 2021, se definieron tres grandes retos para impactar al sector público de manera total en América Latina, que tienen que ver con definir e implementar políticas públicas basadas en principios éticos, adoptar marcos de gobernanza de los datos y algoritmos, soportados en marcos regulatorios; y preparar la fuerza laboral para agregar valor a su trabajo y contribuir al desarrollo económico y social. Según se concluyó en esta reunión, los datos y la Inteligencia Artificial (IA) son los mecanismos que nos van a permitir crecimiento y desarrollo económico, no solo ahora, sino en los próximos años.