En medio de un mercado de la construcción que avanza a paso lento, las principales cementeras del país muestran números dispares: crecen los volúmenes, pero los márgenes se achican.
Con la economía argentina todavía marcada por la inflación, los vaivenes del dólar y una recuperación del sector de la construcción que no termina de arrancar, las dos grandes cementeras del país —Loma Negra y Holcim Argentina— presentaron balances con señales mixtas. Ambas muestran cierta capacidad de adaptación, aunque los desafíos del contexto se reflejan con claridad en sus resultados del segundo trimestre del año.
Los informes publicados en agosto permiten trazar un panorama concreto: Loma Negra (LOMA), que concentra cerca del 50% del mercado, logró vender más cemento pero a precios más bajos; mientras que Holcim Argentina (HARG), su competidora suiza, consiguió mantener ingresos estables, aunque con una fuerte caída en rentabilidad.
MÁS CEMENTO, MENOS GANANCIA
Loma Negra, controlada por el grupo brasileño InterCement y cotizante tanto en la Bolsa porteña como en Nueva York, presentó su balance el 7 de agosto. En el papel, los números muestran un negocio que sigue en marcha, aunque con presiones por todos lados.
Las ventas netas cayeron un 8% interanual, hasta los $174.511 millones, equivalentes a unos 149 millones de dólares al tipo de cambio promedio del período. La baja se explica por precios más competitivos —en un mercado que pelea por cada punto de cuota— y por el efecto de la devaluación sobre las ventas en dólares.
El lado positivo vino del crecimiento en volúmenes. Las ventas de cemento, mampostería y cal subieron 11,1%, alcanzando 1,21 millones de toneladas, apuntaladas por la demanda de proyectos de infraestructura y programas de vivienda social. También hubo un fuerte salto del 44% en concreto elaborado, con 0,13 millones de metros cúbicos vendidos, gracias a acuerdos con constructoras del AMBA. En tanto, los segmentos de agregados y transporte ferroviario crecieron 34% y 10,6%, respectivamente, mostrando una diversificación más allá del negocio principal del cemento.
Aun con esa mejora operativa, la rentabilidad se achicó. El EBITDA ajustado cayó 30,6%, hasta los $37.005 millones, con un margen del 21,2%, siete puntos menos que un año atrás. Los aumentos en energía y logística golpearon fuerte, al igual que los insumos importados, que se encarecieron en dólares. El resultado neto prácticamente se esfumó: apenas $397 millones, un desplome del 99% respecto de los $41.309 millones del segundo trimestre de 2024. El golpe principal vino de las pérdidas por diferencia de cambio, que superaron los $23.000 millones, aunque compensadas parcialmente por ganancias monetarias derivadas del crawling peg.
En el balance general, la compañía mantiene una posición sólida. El patrimonio neto subió a $935.771 millones, con caja por $15.894 millones y una deuda neta de USD 215 millones (unos $256.000 millones), lo que deja su ratio deuda/EBITDA en 1,34 veces, todavía dentro de niveles cómodos. El flujo de caja operativo fue negativo en $22.271 millones, producto de inversiones en capital de trabajo, y el Capex se concentró en la modernización del sistema de bolsas de 25 kg, con un desembolso de $18.038 millones.
El CEO, Sergio Faifman, destacó en la conferencia de resultados que se percibe “una recuperación gradual de la demanda privada, en línea con las reformas impulsadas por el Gobierno”, aunque advirtió sobre los riesgos inflacionarios. Para lo que resta del año, la empresa espera volúmenes estables y una mejora de márgenes, siempre y cuando continúe la calma cambiaria.
En la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, las acciones de LOMA subieron 3,2% tras la publicación del informe, cotizando con un P/E forward de 14,2 veces, por debajo del promedio sectorial. Analistas ven en ella una oportunidad para inversores que buscan valor, con un ROE proyectado del 5 al 7% si la construcción crece un 2-3% real durante 2025. Al 25 de octubre cotizaban a 7.85 dólares en Wall Street y 2605 pesos en Buenos Aires.
INGRESOS SOTENIDOS ¿LAS UTILIDADES?
Por el lado de Holcim Argentina, filial local del grupo suizo Holcim Ltd., el panorama fue algo distinto. Su balance, difundido el 13 de agosto, mostró ventas netas casi idénticas al año pasado, con $107.947 millones, una baja mínima de 0,2%. Esa estabilidad se dio en un contexto de demanda nacional de cemento a la baja (-1% según INDEC), compensada por exportaciones a Brasil y Paraguay, que ayudaron a suavizar el impacto interno.
Para el primer semestre del año, las ventas totalizaron $211.787 millones, un 2,9% menos que en igual período de 2024. La empresa no publicó datos detallados de volúmenes, pero estimaciones privadas ubican las ventas de cemento en torno a 0,8 millones de toneladas trimestrales, impulsadas por proyectos viales en Córdoba y Buenos Aires.
La gran sombra apareció en la rentabilidad: el resultado neto trimestral se derrumbó 97,9%, hasta apenas $148 millones, frente a los $6.995 millones del año anterior. El beneficio por acción (EPS) también se desplomó más de 94%. Las causas: pérdidas cambiarias estimadas entre 5.000 y 7.000 millones de pesos, más un incremento del 15% en dólares en el precio del coque de petróleo, uno de sus principales insumos.
El EBITDA acumulado de los últimos doce meses ronda los $61.220 millones, con un margen operativo del 15-16%, pero sin desglose trimestral que permita medir con precisión el impacto del Q2. En el balance, Holcim muestra liquidez ajustada: caja de $3.050 millones y deuda total de $83.070 millones. Su relación deuda/patrimonio es de 0,4 veces, y el retorno sobre activos (ROA) apenas llega al 2,1%.
A pesar de la caída, la compañía mantuvo el pago de dividendos (ARS 20 por acción), señal de cierta confianza en su flujo de caja. Desde la gestión destacan las iniciativas de producción sostenible, en especial la nueva planta de cemento bajo en carbono en Tucumán, que aportará un 5% de la producción en 2026. De cara a la segunda mitad del año, el plan pasa por mantener ventas planas y recuperar márgenes hacia el 18%. En la BCBA, sus acciones cayeron 2,1% después del informe, cotizando con un P/B de 0,76 veces, atractivo para inversores que priorizan rentabilidad por dividendos.
Holcim muestra así la otra cara del negocio: ingresos estables, pero una rentabilidad que se desmorona en un contexto donde los costos fijos (la energía representa casi el 40% del costo total) presionan fuerte. Las proyecciones para el cierre de 2025 hablan de una ganancia neta anual entre $20.000 y $25.000 millones, siempre y cuando no haya nuevos sobresaltos cambiarios.
La cotización de Holcim (HARG) en la bolsa porteña era de 1200 pesos por acción, al 25 de octubre de 2025.
LAS ESTRATEGIAS
Puesta una al lado de la otra, Loma Negra y Holcim dibujan un panorama de contrastes dentro del mismo rubro. Juntas concentran cerca del 85% del mercado cementero argentino, que ronda las 12 a 14 millones de toneladas anuales y representa alrededor del 4% del PBI.
En cuanto a ingresos, Loma saca ventaja con $174 mil millones en el trimestre, un 62% más que Holcim, impulsada por su negocio más diversificado (el concreto y los agregados aportan un 12% de sus ventas). Holcim, en cambio, depende en un 90% del cemento tradicional. También en volúmenes, Loma lidera con un crecimiento del 11% frente a un estancamiento casi total de su rival, apoyada en una red más amplia de plantas (16 contra 10).
El punto débil de ambas está en los precios reales, que cayeron entre 15 y 20% en términos constantes por la competencia y la sobreoferta que quedó tras la pandemia. Los márgenes, en consecuencia, se deterioraron: Loma con un 21,2% y Holcim con un 15% implícito, ambos unos 7 puntos por debajo del año anterior.
A nivel financiero, las dos empresas mantienen niveles de deuda manejables (Loma con un apalancamiento de 1,34x y Holcim alrededor de 1,0x) y balances sólidos. Pero Loma muestra mejor generación de flujo libre, con unos $56.000 millones acumulados en los últimos doce meses. Su escala mayor y su exposición a exportaciones (15% de las ventas) le dan una pequeña ventaja frente a una Holcim más enfocada en el mercado doméstico.
El contexto macroeconómico sigue siendo el principal enemigo. La construcción creció apenas 1,5% real en el primer semestre, mientras la inflación anualizada ronda el 55%, erosionando el poder de compra y retrasando proyectos privados. Las empresas dependen en buena parte de la ejecución de obras públicas por unos USD 20.000 millones proyectadas para 2026, que podrían reactivar la demanda.
PERSPECTIVAS E INVERSIONES
De cara al cierre de 2025, los analistas esperan un leve repunte. Según estimaciones de Bloomberg y Balanz Capital, Loma Negra podría terminar el año con ingresos 5% mayores y un alza del 3% en EBITDA, traccionada por obras vinculadas a Vaca Muerta. Holcim, en tanto, mostraría un crecimiento de ventas más modesto, del 2%, con márgenes estables.
En cuanto a valuación, Loma cotiza con una relación EV/EBITDA de 6,5x (forward), mientras Holcim lo hace en 5,65x (trailing), reflejando una prima de mercado por las perspectivas de crecimiento de la primera. Sin embargo, Holcim ofrece mejores dividendos (rendimiento del 4%) frente al 2,5% de Loma, lo que la hace atractiva para inversores de perfil más conservador.
En ese sentido, los expertos sugieren que un portafolio mixto, con 60% Loma y 40% Holcim, permite balancear exposición a crecimiento y rentabilidad, con un potencial de suba del 15-20% si el PBI logra crecer 3% en 2026.
El análisis deja una conclusión clara: el sector cementero argentino muestra resistencia, pero necesita estabilidad para desplegar su potencial. Loma Negra se apoya en su tamaño y diversificación; Holcim, en su eficiencia y política de dividendos. Ambas enfrentan el mismo viento en contra —inflación, costos altos y dólar imprevisible—, pero todavía pisan firme en un rubro que, cuando la economía repunta, suele ser de los primeros en levantar cabeza.
Habrá que aguardar los resultados del tercer trimestre, en noviembre, para saber si el repunte de la construcción empieza a consolidarse o si la industria seguirá en modo espera.
Por ERIC NESICH




