La secretaria de Energía y Ambiente de Río Negro, Andrea Confini, en entrevista con El Constructor detalló el avance de una de las obras más trascendentes de la historia energética de esa provincia. Se trata de la construcción de la terminal de carga de petróleo y del oleoducto conectará Vaca Muerta con Punta Colorada, en la costa atlántica. El proyecto, impulsado por el consorcio Vaca Muerta Oil Sur, apunta a posicionar a Argentina como exportador de crudo a nivel mundial y consolida el rol estratégico del distrito rionegrino en el nuevo mapa energético del país.
¿Cuál es el objetivo principal de las obras en Punta Colorada?
Estamos construyendo, con esfuerzo y decisión, una terminal de exportación de clase mundial, pensada estratégicamente para vincular directamente la producción de Vaca Muerta con los mercados internacionales, para conectar con el mundo. Esta obra monumental no solo permitirá que el crudo llegue a destino de manera eficiente, sino que lo hará desde la provincia, bajo un modelo de desarrollo territorial que rompe con la lógica histórica de ser simplemente un territorio intermedio. Hoy, asumimos un rol activo, central y protagónico en este momento clave para la energía nacional.
En Punta Colorada vamos a contar con una playa de tanques y una terminal en tierra, infraestructura que se conectará técnicamente con un sistema de monoboyas de carga ubicadas en el mar. Esto implica una transformación estructural y de largo plazo que nos posiciona en el mapa energético global con una presencia concreta. Todo esto se hace desde nuestra identidad rionegrina, con trabajadores, empresas y conocimientos locales. Río Negro es mucho más que una ruta de paso: somos tierra de energía, de innovación y de futuro. Lo que estamos llevando adelante cambia el perfil energético de la República Argentina.
¿En qué etapa se encuentra actualmente la obra y cuál es el cronograma estimado hasta su finalización?
Hoy estamos viendo un movimiento verdaderamente impresionante en múltiples frentes de obra, que dan cuenta de la magnitud y la complejidad de este proyecto estratégico para el país. Ya se completó con éxito el primer tramo del oleoducto, que abarca 130 kilómetros entre Loma Campana y Allen, eso nos marca el inicio concreto de una infraestructura energética que está avanzando. Actualmente, nos encontramos inmersos en la etapa de la construcción del segundo tramo del oleoducto, que se extenderá por 437 kilómetros adicionales hasta llegar a Punta Colorada, sobre la costa atlántica.
En paralelo, en la zona de Sierra Grande ya comenzaron los trabajos de preparación del terreno para el montaje de la playa de tanques que formará parte del sistema logístico de exportación, mientras siguen llegando los caños y materiales. Además, se intensifican las tareas de soldadura automatizada. Aquí quiero hacer una mención especial a la incorporación de tecnología de última generación, se está utilizando un sistema de soldadura automatizada que nos permite avanzar a un ritmo impresionante de aproximadamente 2,5 kilómetros por día, realizando alrededor de un centenar de soldaduras diarias.
Ya fueron instalados los primeros campamentos de obra, comenzando por el ubicado en Chichinales, y actualmente se está trasladando al kilómetro 190 del oleoducto, medido desde Allen.
Según la planificación, todo este despliegue -que involucra a miles de personas- debería terminar entre finales del año 2026 y los primeros meses de 2027. Es, sin lugar a dudas, un desafío enorme en términos de ingeniería, logística y gestión interjurisdiccional, pero estamos avanzando con decisión, planificación y una fuerte presencia en el territorio. Estamos convencidos de que esta obra transformará no solo la matriz energética nacional, sino también el perfil productivo y laboral de toda la región.
Si lugar a dudas es una iniciativa sin precedentes, ¿qué inversión total está prevista y cómo se financia?
Sí, estamos frente a la obra de infraestructura más importante y transformadora en la historia de la provincia de Río Negro. No hablamos simplemente de un desembolso económico o de un proyecto más, sino que se trata de una apuesta estratégica que marca un antes y un después para nuestra zona. El consorcio Vaca Muerta Oil Sur (VMOS) está destinando alrededor de 3.000 millones de dólares a esta iniciativa, una cifra que representa una inyección directa en nuestro territorio. Desde el Gobierno de Río Negro firmamos un acuerdo con el consorcio que no solo regula la disposición de ese dinero, sino que garantiza que los beneficios de semejante obra tengan impacto real y duradero en la vida de la gente de la provincia.
Para nosotros, esto no es únicamente un corredor energético que atraviesa nuestra geografía, sino que deseamos que el territorio se consolide para generar valor agregado, empleo calificado, infraestructura moderna y oportunidades. Por eso este proyecto está orientado a fortalecer el desarrollo local.
Además, hay una convicción política profunda detrás de este proyecto, creemos en un desarrollo territorial con sentido de pertenencia. No puede haber crecimiento si no hay integración regional. Apostamos a un modelo de provincia innovador, con planificación, visión de largo plazo y protagonismo en las decisiones estratégicas.
Esto también forma parte de un nuevo relato colectivo que valora el trabajo, la capacidad productiva y el sentido de pertenencia. Río Negro se posiciona como una provincia de oportunidades, de energía, de tecnología y de futuro con una mirada integral que pone a la provincia en el centro de la transformación energética nacional.
¿Qué tipo de edificaciones están previstas?
Estamos llevando adelante un despliegue de infraestructura civil verdaderamente significativo. No se trata únicamente de la construcción del oleoducto en sí, que ya constituye una obra de ingeniería compleja y fundamental para el sistema energético nacional, sino de todo el ecosistema edilicio que lo acompaña. En ese sentido, está prevista la ejecución de una estación cabecera, punto de inicio y control operativo del sistema, y tres puntos de bombeo intermedias que permitirán mantener la presión y el caudal necesario para transportar el crudo. Para garantizar el suministro eléctrico confiable y continuo que demanda todo este conjunto de instalaciones, también estamos desarrollando dos Estaciones Transformadoras de última generación, configuradas en 132/6,9 kV. Una de ellas estará emplazada en la ciudad de Allen y la otra en la localidad de Chelforó, dos puntos seleccionados para abastecer el sistema de bombeo y otras instalaciones complementarias. Estas construcciones no sólo cumplen una función técnica clave, sino que representan un activo de infraestructura energética que permanecerá en beneficio de la provincia más allá del proyecto puntual.
Ambas terminales estarán a cargo de Transcomahue, nuestra empresa estatal de transporte eléctrico, que ya se encuentra involucrada desde las etapas iniciales de diseño, participando activamente en el armado de la ingeniería de detalle.
Además, estamos interviniendo de manera integral el sistema de líneas de alta tensión existentes. No se trata solo de adaptarlas a las nuevas exigencias del proyecto, sino de mejorarlas sustancialmente. En ese marco, se va a reemplazar el tradicional cable de acero por fibra óptica incorporada, una innovación tecnológica que no solo refuerza la seguridad estructural de la red, sino que permite incorporar capacidades de monitoreo remoto, transmisión de datos en tiempo real y gestión inteligente del sistema eléctrico. Esto implica una verdadera modernización de la red de transporte eléctrico de la provincia.
Todo este conjunto de obras no solo mejora las condiciones técnicas y operativas del proyecto Vaca Muerta Oil Sur, sino que también representa un fortalecimiento decisivo de nuestra infraestructura energética provincial. Son inversiones que quedan, que perduran, y que amplían las capacidades estructurales de Río Negro. Cada uno de estos pasos reafirma una visión de desarrollo integral y sostenido, donde nuestra provincia no es solo una zona de paso, sino un territorio protagonista del nuevo mapa energético argentino.
¿Se tuvo en cuenta la cuestión medioambiental para el inicio de los trabajos?
Sí, por supuesto. Se realizaron los correspondientes Estudios de Impacto Ambiental, tal como exige la legislación vigente, y fueron presentados públicamente en una audiencia realizada en la localidad de Sierra Grande. Este analisis abarcó todo lo relacionado con el trazado del ducto que va desde Añelo, en la provincia de Neuquén, hasta Punta Colorada, en la costa de Río Negro, donde se ubicará la terminal de exportación. Todo el proceso se llevó adelante conforme a lo que establece la normativa nacional y provincial.
Hoy, además, hay un sistema de supervisión y control constante que se aplica de manera rigurosa a lo largo de toda la obra. No se trata únicamente de revisar documentación técnica: hay equipos especializados desplegados en el territorio, realizando auditorías de campo de forma semanal, evaluando cada etapa del avance de obra, cada impacto potencial y cada medida de mitigación que debe implementarse.
Este enfoque responde a una convicción profunda, creemos en una gestión pública responsable, que actúe con seriedad, que respete los marcos legales. Nuestro compromiso es cuidar los recursos naturales y también proteger el entorno, entendiendo que no hay desarrollo posible si no va acompañado de una mirada ambiental integral. En Río Negro venimos trabajando desde hace años con una política ambiental coherente, que prioriza el equilibrio entre crecimiento económico, protección de los ecosistemas y bienestar social. Porque estamos convencidos de que desarrollo y cuidado del ambiente no son objetivos opuestos, sino complementarios.
A partir de estos estudios, ¿tienen previstos protocolos de seguridad para evitar derrames o accidentes en tierra y mar?
Sí, claro. Actualmente se está implementando un sistema de fiscalización ambiental que combina el uso de tecnologías avanzadas como drones, imágenes satelitales de alta resolución e inspecciones semanales presenciales en campo. Además de estos controles, se estableció la exigencia de realizar una auditoría integral del ducto cada dos años, lo que permite revisar en profundidad todo el sistema y anticipar posibles riesgos.
En el ámbito marino, estamos avanzando en un plan específico de monitoreo ambiental que contempla indicadores físicos, químicos y biológicos, con el objetivo de tener una evaluación continua y precisa del estado del Golfo San Matías. Como parte de eso, también se solicitó la instalación de boyas de monitoreo que permitan obtener datos en tiempo real, mejorando así la capacidad de respuesta ante cualquier eventualidad.
Y más allá de lo técnico, lo institucional también es clave: vamos a crear una comisión fiscalizadora integrada por las tres autoridades de aplicación, INVAP, universidades y Prefectura. Además, tanto a GNL como a VMOS se les pidió que incorporen medidas de compensación ambiental, como el fortalecimiento de las Áreas Naturales Protegidas cercanas y mejoras en la gestión de residuos en las localidades. Todo esto responde a nuestra convicción de que no hay desarrollo posible sin responsabilidad ambiental.
¿Cuántos puestos de trabajo se generan durante la etapa de construcción?
Actualmente hay casi 500 personas trabajando de forma directa solamente en el tramo del ducto, lo que ya representa un movimiento laboral significativo. Pero esto es solo el comienzo,ya que en el pico máximo de obra, está previsto que se alcance un total aproximado de 3.500 puestos de trabajo, distribuidos en distintos frentes y etapas del proyecto. A esto hay que sumarle todo el empleo indirecto que se genera en cada una de las localidades que atraviesa la obra: transporte, servicios logísticos, alojamiento, gastronomía, mantenimiento, entre muchos otros rubros.
El impacto en el empleo es realmente enorme, y desde el Gobierno de Río Negro queremos que ese mano de obra sea local, con oportunidades concretas para trabajadores y trabajadoras rionegrinas. Nuestra prioridad es que este proyecto no sea solo una inversión de infraestructura, sino también una herramienta de inclusión laboral y de crecimiento para nuestra gente. Por eso articulamos activamente con los municipios y con los gremios para garantizar que haya instancias de capacitación, formación profesional y acceso equitativo a los puestos de trabajo. No se trata simplemente de construir un oleoducto, sino de construir oportunidades.
¿Qué importancia tiene este proyecto para el desarrollo energético del país?
Este proyecto marca un antes y un después para el país. Argentina no solo va a poder exportar crudo con otra escala sino que también empieza a sentar las bases concretas para un futuro en el que la exportación de GNL se transforme en una realidad sostenible. Es un paso estratégico hacia la consolidación del país como proveedor energético a nivel global.
Para Río Negro, esto representa mucho más que una obra puntual: implica el desarrollo de una nueva actividad productiva que se incorpora a nuestro perfil ya diversificado, con potencial de crecimiento, inversión y generación de empleo. Y nos reafirma en ese lugar que ocupamos no solo por nuestra posición geográfica, sino también por la infraestructura existente y por una clara decisión política.
La provincia es protagonista del desarrollo de Vaca Muerta, más del 95% de lo que entra y sale de esa formación pasa, necesariamente, por nuestro territorio. Y eso nos coloca en un rol clave, con responsabilidad y con visión de largo plazo.
Este oleoducto, esta terminal, este trabajo coordinado con empresas, con Nación, con municipios, son ejemplos de un modelo de gestión que piensa en grande. Que se planta con orgullo rionegrino y dice: acá estamos, aportando al país, cuidando nuestro territorio y construyendo futuro.
Por Monica Arroyo