El funcionario dio detalles sobre esta obra magnánima, cuya finalización está estimada para los próximos meses. Además, adelantó los proyectos más importantes y destacó la importancia de contar con un plan hídrico productivo a largo plazo.
El tramo del río Salado donde la Provincia se encuentra trabajando pondrá fin a un ciclo de tres décadas desde que se proyectó esta obra hasta hoy. ¿Cómo fue ese recorrido? Es un plan que surgió en 1998, cuando se contrató a una consultora internacional para que realizara estudios y, posteriormente, definiera los tramos de lo que hoy se conoce como Plan Productivo y de Protección Contra Inundaciones.
El proyecto contempló la mejora de 700 kilómetros del río, la realización de canales nuevos y el mejoramiento de otros existentes. También, propuso mejorar cauces, reemplazar puentes ferroviarios y viales, y acondicionar caminos rurales. Con esto, “se buscaba que las localidades estuvieran no de espaldas, sino de cara al río, para aprovechar y utilizar de manera productiva el recurso del agua”, cuenta Guillermo Jelinski, subsecretario de Recursos Hídricos.
¿Por eso hablan de una obra no solo hídrica, sino de transformación productiva de la región?
Claro, porque no estamos pensando solamente en encauzar el Salado. La ganadería y la agricultura sufrirán una transformación y se van a desarrollar turísticamente localidades a la vera del río. Los recintos donde se vuelca el lodo que se extrae de allí mejorarán la calidad del suelo y posibilitará la pastura de los animales y la siembra. Las crecidas durarán menos porque el escurrimiento será más rápido, por lo tanto, la agricultura podrá desarrollarse de manera previsible. Localidades como Ranchos, Alberti y 25 de Mayo, por citar algunas, ya no verán al río como una amenaza, sino como una oportunidad de crecimiento.
¿Qué financiamiento han logrado para la etapa que resta licitar del tramo IV?
La Provincia ya consiguió USD 110 millones gracias a que se pudo renegociar y mejorar las condiciones de un préstamo del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Esto es para la etapa 2 del tramo IV, la única que resta licitar y con la que terminaremos los 213 kilómetros finales.
Y el resto de los tramos que componen la obra, ¿en qué situación están?
El saneamiento del río Salado se compone de 5. Las obras de los tramos I, II y III se encuentran finalizadas, y lo que estamos ejecutando son secciones del tramo IV, a excepción de la sección o etapa 2, que se licitará en los próximos meses. En ese sentido, la etapa 1 del tramo IV, que fue financiada por Nación, está en un 80% de ejecución. Las etapas 3 y 4 tienen más del 60% de avance de obra. Vamos a licitar, antes de que finalice nuestra gestión, la etapa 5.
¿Qué mejoras concretas van a percibir las localidades y sus productores?
La región posee 3,7 millones de hectáreas que tienen limitantes productivos como consecuencia de los problemas de drenaje. A su vez, hay 6,3 millones de hectáreas que padecen la sodicidad de los suelos. Se estima que las obras del Plan Maestro permitirían mejorar la capacidad de estos en un total de 2,5 millones de hectáreas. En un plazo de, al menos, 8-10 años, las mejoras en el drenaje de la zona, acompañadas de los correspondientes manejos por parte de los productores, optimizarán la aptitud de la tierra y permitirá la implantación de pasturas en suelos que hoy hacen ganadería de cría en campo natural.
¿También se incrementarán las rotaciones en campos mixtos y a elevar los rendimientos de la producción agrícola?
Sí, sobre la base de simulaciones, se estima que las mejoras en la calidad de los suelos generarían un valor bruto de producción adicional de USD 357 millones; un valor agregado adicional de USD 134,4 millones y un total de 7170 nuevos puestos de trabajo. Solo en el tramo 4 hemos recuperado 3 millones de hectáreas de terreno. Imaginen la importancia que eso tiene para los productores de la zona.
¿Por qué esta obra lleva tantos años de ejecución?
Si bien fue proyectada hace años, no siempre se realizaron avances significativos en las tareas, por lo que los kilómetros ejecutados resultaron ser casi nulos. Cuando asumimos, los avances en las distintas secciones del tramo IV no superaban el 10% y se estaban por caer financiamientos internacionales que se habían conseguido. En estos dos años hemos refinanciado la obra y avanzado a ritmo sostenido: hoy se llegó a un 80% y estamos en condiciones de finalizarla durante 2022.
¿Cuáles otras se reactivaron desde el inicio de su gestión?
260 obras hídricas que estaban paradas y saldamos, durante el 2020, una deuda que tenía la Provincia con empresas contratistas por $12.600 millones. No se comprendió que esta obra era necesaria para proteger y desarrollar las localidades bonaerenses. Su magnitud es tan grande que, para dimensionarla, debemos saber que se excavó el doble del canal de Panamá y que se quintuplicó en excavaciones al Canal de Suez.
¿Qué obras hídricas contempla el presupuesto para 2022?
El que hemos presentado por pedido del ministro de Infraestructura y Servicios Públicos de la Provincia, Leonardo Nardini, ya se está tratando en ambas cámaras. En materia hídrica hemos trabajado sobre tres componentes: obras de aguas, cloacas e hidráulicas. Estas últimas contemplan la gestión de cuencas y el control de inundaciones adaptándonos al cambio climático para minimizar el riesgo. En principio, haremos obras cloacales para las localidades de La Plata, Berisso y Ensenada. Luego, hemos diseñado un plan integral para terminar, de una vez, con las complicaciones que sufren los habitantes de Bahía Blanca y aledaños (Coronel Rosales, Villarino, etc.), donde no se llevan a cabo obras desde hace más de 40 años. La situación allí es preocupante porque las cañerías están detonadas y, por ende, el sistema colapsado. La única fuente de agua que tienen los bahienses es un dique que no cuenta con disponibilidad. Hemos armado un plan histórico de más de USD 150 millones que resolverá este problema.
¿Y cuáles son las que llevarán adelante junto con el Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (ENHOSA)?
Construiremos 11 plantas de tratamiento de cloacas, una serie de acueductos y estamos trabajando en proyectos para plantas de agua potable. También completaremos redes de cloacas en municipios bonaerenses en acciones de cooperación con intendencias y cooperativas, y continuaremos con el saneamiento de grandes cauces de agua, como los ríos Luján y Reconquista.
¿Cómo es el plan de infraestructura a 20 años que plantean desde la Provincia?
No debería parar, por eso estamos trabajando en repensar, dentro de la Ley de Obra Pública, el mantenimiento a largo plazo de las obras en nuestras costas. La responsabilidad del Estado no termina con la obra finalizada. Este plan que se proyecta más allá de los 4 años de cada gestión tiene que ver con garantizar que, en los años venideros, las obras no perderán valor y que los usuarios seguirán teniendo el recurso del agua disponible. Si no las mantenemos, estamos siempre en un espiral que trae aparejados inconvenientes para los ciudadanos y gastos onerosos para el Estado.
¿Qué significa tener una cultura sostenible del agua?
Que la consideramos como fuente de vida, de salud, de soberanía y de desarrollo sustentable. El agua es un bien sistémico, no es antrópico del hombre. Se trata de un recurso que debemos proteger y su desarrollo sostenible tiene que ver con que las personas deben saber que es un recurso que cada vez cuesta más limpiarlo y potabilizarlo; que ordena el territorio. Entonces, hay que estudiarlo, entender su comportamiento y considerarlo cuando planificamos, por ejemplo, un desarrollo territorial.
En ese sentido, ¿también retomaron la realización de cuatro estudios que estaban parados?
Sí, sobre gestión de humedales, funcionamiento del río luego de 20 años, gobernanza de la cuenca y la implementación de un sistema inteligente de monitoreo de esta y sus variables hidrológicas. Próximamente, instalaremos 107 monitores y sistemas de control ubicados en distintas localidades y un centro de monitoreo central en La Plata para poder conocer el comportamiento del río. Los valores de las lluvias cambiaron, entonces, sí o sí hay que contemplar eso. No sirve luchar contra la naturaleza, sino adaptarse a los cambios y acompañar de manera responsable esas modificaciones ambientales.