Ing. Claudio Velazco – En el último período, a causa de las fuertes tormentas en Buenos Aires el Servicio Meteorológico Nacional anunció una serie de advertencias que escaló finalmente a una alerta roja. Los temporales del mes de marzo causaron destrozos e inundaciones en numerosos puntos del conurbano bonaerense, por dicho motivo es crucial analizar qué hace falta mejorar de la infraestructura hídrica de la provincia.
Como ingeniero hidráulico y civil, pero en particular hidráulico, desde el año 2002 vengo advirtiendo sobre este desequilibrio climático que se está profundizando día a día en el planeta, y sobre la imperiosa necesidad de llevar adelante planes integrales de obras hidráulicas acorde a los desafíos que nos impone el cambio climático.
En relación con el tema puntual de recurrentes inundaciones que se siguen suscitando en todo el conurbano bonaerense, el por qué requiere una contundente respuesta técnica: la falta de un verdadero plan integral de obras hidráulicas que logre revertir el déficit de infraestructura hidráulica existente.
A partir de lo que vengo analizando cualitativa, y cuantitativamente a nivel provincial, y desde hace bastantes años, estoy convencido de la magnitud de obras hidráulicas que deben llevarse adelante, de las etapas que demandarán la ejecución de las mismas, de los tipos de obras y los cómputos y presupuestos requeridos en cada una de ellas.
El monto total de inversiones necesarias para la ejecución de un plan integral de obras hidráulicas en todo el conurbano, según mis análisis, es del orden de los 8000 millones de dólares.
Sin entrar en muchos detalles técnicos, pero a los fines de brindar un panorama aclaratorio de los ejes que tal plan contempla, paso a mencionar el tipo de obras y el orden de prioridad en que las mismas deberían llevarse adelante: reconformación y adecuación de secciones de cursos de agua principales a cursos de agua secundarios; la construcción de conductos rectangulares subterráneos, los cuales serán de diferentes magnitudes dependiendo de la cantidad de agua (caudal) que deberán escurrir, conformando ello una red de drenaje de conductos troncales principales (que desembocarán en los cursos de agua principales), conductos troncales secundarios (que desembocarán en los conductos principales), conductos troncales terciarios (que desembocarán en los secundarios). Estos conductos troncales terciarios podrán ser tanto rectangulares de pequeñas dimensiones como circulares, y de diferentes dimensiones de acuerdo a los caudales a transportar.
La siguiente sería la magnitud de obras contempladas:
- 1.400 km (mil cuatrocientos kilómetros) de cursos de agua a intervenir: rectificaciones y amplificaciones de cauces principales y secundarios en correspondencia con las Cuencas Matanza-Riachuelo y reconquista. Esto conllevaría la ejecución de un poco más de 50 millones de metros cúbicos de movimiento de suelos en los cursos de agua existentes.
- Ejecución de 875 km de conductos rectangulares troncales nuevos, a dimensionarlos y distribuirlos según los requerimientos de caudales de los sectores: conductos con secciones conformadas con hasta 4 celdas juntas, para los troncales de mayor capacidad que desagotarán en los cursos de agua; conductos con secciones de 3 celdas; conductos con secciones de 2 celdas y conductos de 1 celda. (A fines aclaratorios se menciona que, cada celda puede ser, por ejemplo un conducto rectangular de 4 mts de ancho por 2 mts de altura)
- Rotura de pavimentos (si correspondiese) y extracción y traslado de 12 unos millones de metros cúbicos de suelos, producto de la excavación para la ejecución de ramales.
- Requerimiento de 5 millones y medio de metros cúbicos de hormigón (para ejecución de los conductos de hormigón armado).
- Requerimiento de 670 mil toneladas de armaduras de acero (para ejecución de los conductos de hormigón armado).
A modo de conclusiones, empezaría dirigiéndome a toda la dirigencia política, y en particular a los distintos funcionarios que tengan el honor de gobernar la Provincia o lo que aspirasen a hacerlo, y expresarles que no deben tenerle miedo a estas magnitudes de obras e inversiones requeribles, ya que esto se debe ejecutarse en etapas, y que dichas etapas trascenderán sus períodos de gestión de gobierno. Como contrapartida, sí deben ser responsables, y no negando una problemática de fondo que involucra a unos 11 millones de vecinos que viven en el conurbano. Vecinos que, en este contexto de cambio climático cada vez más severo, se seguirán inundando y arriesgando, no sólo sus bienes materiales, sino sus propias vidas.
CUENCAS DEL ARROYO DEL REY Y DEL SALADO
Voy a nombrar más bien dos conjuntos de obras hidráulicas, y digo conjuntos de obras porque, en general, las obras hidráulicas para evitar inundaciones no son obras individuales sino que en cada cuenca y subcuenca sólo con un conjunto de obras se logrará el objetivo perseguido, con eficacia parcial o total según sea el sector afectado.
Por eso me voy a referir a dos grupos de obras, uno involucra tres partidos del conurbano y zonas densamente pobladas, y otro que comprende un vasto territorio provincial. En el conurbano las obras que opté por considerar son las de la Cuenca del Arroyo del Rey y, en el interior bonaerense, la gran Cuenca del Salado.
Ambos grupos de obras cumplen con el planteo de la pregunta formulada: son obras que se han ejecutado en los últimos años, empero no se han terminado.
En la Cuenca del Arroyo del Rey, la cual posee unas 9000 hectáreas e involucra sectores densamente urbanizados de Almirante Brown, Lanús y Lomas de Zamora, a lo largo de varios años se vienen ejecutando intermitentes obras hidráulicas. Las mismas van desde su propia desembocadura en el Río Matanza a obras que permitieron un mejor escurrimiento de su cauce principal, como también la construcción de aliviadores construidos en relación con dicho cauce. En definitiva, se trata de un conjunto de obras necesarias y que a partir de ellas se pudieron avanzar en los escurrimientos propios de las subcuencas de cada barrio. Este conjunto de obras urbanas, si bien no han finalizado en relación con todos los sectores de la cuenca a intervenir, ya está llegando a muchos barrios, y por ende esto se traduce en una mayor tranquilidad y calidad de vida para los vecinos.
El otro gran conjunto de obras hidráulicas se encuentra en la Cuenca del Salado, de unas 17 millones de hectáreas, que representa alrededor del 55% de la superficie provincial e involucra 55 partidos de la provincia. En esta gran Cuenca las obras que se ejecutaron son muy pocas respecto a la magnitud de la misma y al grado de inversión total requerible, el cual, según análisis propios me arrojaron que es del orden de los 9.650 millones de dólares.
Para que se tenga una idea, sólo el cauce principal tiene un desarrollo de unos 710 km, y de ellos solo 219 km se consideran realmente ejecutados (Etapas 1 a 3) y con avances no significativos de la Etapa 4. A todo esto deben sumarse todas las obras para que los escurrimientos lleguen al cauce principal. Conclusión, en la Cuenca del Salado faltan muchos años de obras para que se pueda hablar de beneficios, tanto a las poblaciones asentadas en la misma, como a los sectores productivos rurales que se ven regularmente afectados por inundaciones.
QUÉ PLAZOS TOMARÍAN LAS OBRAS NECESARIAS
Los plazos de obras dependerán de las magnitudes de inversiones que las diferentes gestiones de gobierno provincial lleven adelante. Se puede observar en el cuadro publicado en el año 2016, y que es parte de un trabajo de investigación, análisis y conclusiones que a modo personal llevé adelante durante mucho tiempo, y que me permitieron determinar una aproximación del déficit de infraestructura que posee la provincia en relación con obras hidráulicas, de aguas potable, de cloacas y de caminos. Sin dejar de expresar que este cuadro es el piso de las inversiones que estimo necesarias, en él pueden observarse, por un lado la estimación total del déficit por cada tipo de obras y, en las columnas siguientes, los años que llevarían cumplimentar dichas obras en una relación directa con la magnitud de inversiones promedias que año a año decidan llevar adelante las diferentes gestiones provinciales.
En resumen, los plazos dependerán de un modo directo de las decisiones de inversión en obra pública de cada gestión de gobierno provincial, de consensos políticos que se tomen con todos los sectores, del planteo de acuerdos que trasciendan las gestiones y, por supuesto, todo supeditado a la real disponibilidad de fondos para llevar adelante las obras.