Férreo defensor de la industria nacional, el empresario metalúrgico pidió bajas tasas de interés para apuntalar la inversión, privilegiar la producción y bajar los índices de inflación, que hoy no dan previsibilidad.
Si hay un sector considerado madre de industrias, sin duda, es el de bienes de capital. Y, de alguna manera, es el fiel de la balanza que permite evaluar y presagiar el vigor y dinamismo que tiene la actividad económica. Para decirlo de modo sencillo: cuando a la industria de los “fierros” le va bien, es porque a muchos otros sectores les va bien y terminan alimentando la demanda de maquinaria y equipamiento. Algo de esto está ocurriendo, aunque tampoco es para descorchar champán. La actividad metalúrgica y de bienes de capital registró en febrero un incremento del 4,2%, pero en el primer bimestre acumula una suba de 1,8%, a raíz de que enero tuvo una caída de 0,6% en relación con el primer mes de 2021.
Pese a ello, fuentes del sector indican que ya se recuperó el nivel de actividad prepandemia, traccionado por el agro y la maquinaria agrícola, la industria petrolera y la construcción, entre otros. De hecho, según el Departamento de Estudios Económicos de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA), en el primer bimestre del año, los mayores crecimientos al interior de esta industria se registraron en la producción de carrocerías, remolques y semirremolques (10,8% interanual), la fundición (6,1%) y los bienes de capital (4,1%). En todos los casos, se trata de ramas de actividad movilizadas, en parte, por la industria de la construcción.
¿Cómo está hoy el sector metalúrgico? Antes de la pandemia, “veníamos con una actividad del 50/60%, tomando el uso de la capacidad instalada en las fábricas. Lógicamente, lo que afectaba mucho a la producción era el tema financiero por las tasas que estaban vigentes. A partir del cambio de gobierno, que se vio en la exposición sectorial de marzo de 2020, hubo una disminución en las tasas de interés. Esto se dio por el cambio en lo financiero y, realmente, empezó a haber una actividad mayor reflejada, principalmente, en esa exposición, con mucha demanda de inversiones”, opina Orlando Castellani, presidente de la ADMIRA.
Según él, hacía mucho tiempo que las empresas no podían invertir, por las tasas de interés del 80% o más. “Con estas, lógicamente, no se podía hacer nada ni para capital propio, en las empresas; ni tampoco un adquirente de un bien de capital estaba dispuesto a pagar una tasa de esa naturaleza”.
Del 80% de tasas que había a fines de 2019, ¿a cuánto bajó hoy?
Estamos en niveles del 30 o 35%; en algunos casos, con algunos subsidios también bajando al 25 o al 30%. Eso motivó más demanda de créditos y más actividad en la industria de bienes de capital. El punto fue que, justo un día antes de que finalizara la exposición de marzo de 2020, se dispuso el aislamiento obligatorio por la pandemia. Y realmente tuvimos un período con las fábricas cerradas. Es cierto que, con alguna ayuda del Estado nacional, en la industria y otros sectores, pero eso no alcanzaba.
¿Cómo lograron pilotear ese momento complejo?
A partir de protocolos que se hicieron en las fábricas, junto con la UOM, cuidando la salud, pudimos empezar a trabajar y, lógicamente, tuvimos un aluvión de ventas también producto de una buena cosecha, del aumento de los granos, cereales y oleaginosas, motivado porque la gente cambió de estrategia: antes, guardaba los granos en depósitos esperando un buen momento para vender, pero, cuando llegó la pandemia, se encontró con que había vendido y no lo pudo cobrar, y hacía mucho que no estaba invirtiendo. Entonces vino una cantidad de negocios en bienes de capital, maquinaria agrícola, remolques, línea blanca en toda la región productiva (Zona Núcleo); se vendió muchísimo.
¿Podemos decir que hoy el sector ya está en niveles de producción prepandemia?
Así es, y hay fábricas que tienen vendido todo este año y, prácticamente, una parte del año que viene. Se fueron tomando pedidos, pero eso también es un riesgo porque hay que entregarlo a un plazo y tenemos un índice de inflación que no se está reduciendo. Eso también es inconveniente. Por un lado, hay una lectura muy positiva; por el otro, alguna preocupación y riesgo de que cuando se vaya a entregar la mercadería haya dudas sobre cuáles son los valores de esos momentos. Hay que tener mucha atención a eso. Sin embargo, hubo muchas ventas. Inclusive, en el 2021, el aumento industrial fue del 10,5% y, en máquinas agrícolas, las ventas alcanzaron un récord histórico.
¿Cómo cerró el 2021 para el sector metalúrgico?
Fue mucho más que en el conjunto de la industria, no tenemos datos precisos, pero debe de haber sido, al menos, un 30% más que el año anterior, en algunos segmentos de la actividad. También, hubo algún que otro factor, como el tema cambiario, con mucha gente que, por la diferencia, tenía miedo de que el dinero se le devaluara y salió a invertir. En esta zona (Las Parejas, Santa Fe), el campo es fundamental. Si le va bien, con precios y todo, ofrece mucho trabajo a las industrias. En toda la zona le fue muy bien en lo que es bienes de capital. Hubo otros sectores industriales, como los que trabajan con petróleo, con Vaca Muerta, YPF, que demoraron más y recién ahora están teniendo un poco más de actividad. No fue todo homogéneo.
¿Qué parte del negocio metalúrgico está orientado a la construcción y cómo está la actividad en ese sentido?
Existen muchas fundiciones que atienden a las fábricas metalúrgicas, pero también con los transportistas, además de la industria volcada al campo.
¿Las fundiciones están enfocadas, por ejemplo, en la fabricación de tolvas, maquinaria para la construcción?
La fundición es variada, puede trabajar para muchos sectores, en nuestro caso, tanto en lo que es acero, modular o gris, componentes para máquinas agrícolas, para remolques, carrocerías, bienes de capital en general, etc.
Antes mencionó el tema de la inflación, que se aceleró en los últimos meses. ¿Le preocupa el nivel actual?
La inflación es un problema y donde más afecta es en la parte más débil, que es la gente que trabaja, empecemos por eso. También afecta muchísimo a las industrias, porque, con los aumentos de precio, no hay previsión; y cuando se vende a plazo, no se sabe a cuánto se va a tener que reponer o comprar insumos. Están trabajando activamente (el Gobierno) y ojalá puedan encontrar la manera en que la inflación se reduzca, pero manteniendo todo el apoyo para el sector industrial, que genera puestos de trabajo. Va a ser realmente importante que toda la gente que, a lo mejor, tiene que recibir un plan del Gobierno, que tampoco le alcanza para vivir, que ese plan sea reemplazado por un trabajo. Con apoyo de capacitación, pero que cada uno tenga su trabajo y, a raíz de eso, el ingreso que pueda tener.
La UOM nacional cambió su conducción. ¿Ya se reunió con las nuevas autoridades?
Con el gremio siempre hemos tenido una buena relación, con la conducción anterior de Antonio Caló, desde ADIMRA somos la principal cámara que negociamos las paritarias. Ahora, el responsable es Abel Furlán, que ya estaba con una función importante. Incluso, cuando el presidente vino a Las Parejas, Furlán estuvo presente. Siempre tratamos de llegar a un acuerdo: ellos están por la parte de los trabajadores, y nosotros, por la industria. Lo que sí perjudica la negociación es la alta inflación, eso erosiona mucho lo que la gente necesita para vivir por la suba de los alimentos, que es donde más gastan los trabajadores. También debemos tener en cuenta que venimos de una pandemia que fue difícil en todo el mundo y, por supuesto, en nuestro país. E incide el tema del acuerdo con el FMI, que ojalá sea como dice el Gobierno, que se ha negociado de una manera, pero que continúe la actividad, que no derive en una recesión o algo así.
¿Están negociando la nueva paritaria?
La paritaria de este año ya cerró en 45% y tendrá una revisión en noviembre por la inflación. El Estado dice que los salarios van a estar algunos puntos por encima de la inflación, ojalá que esta vaya bajando.
¿La industria necesita todavía del apoyo del Gobierno? Me refiero a asistencia como los REPRO o lo que, en su momento, fueron los ATP.
Debemos tener una política industrial en defensa de lo que el país produce. Todos los países lo hacen.
¿Qué tipos de incentivos se requiere: fiscales o créditos blandos?
Uno de los principales es que lo financiero esté al servicio de lo productivo, que no sea como en algunas épocas en las que se comió a lo productivo. Ese es uno de los temas más importantes, que pueda haber créditos con tasas accesibles y que sean más que tentadoras, posibles, para todo productor, contratista, para inversión o tecnificación de una fábrica, que sean intereses lógicos.
¿Cuánto se está pagando por un crédito para inversión productiva?
Hay distintas líneas que van desde un 30% anual, pero, sobre eso, por ejemplo, la provincia de Santa Fe en una buena gestión, aporta 8 puntos porcentuales para bajar esa tasa. Eso se hizo para la última exposición del sector, en la que hubo una demanda muy fuerte de solicitudes de crédito, récord en ese tema. También, para inversiones en las que hay que presentar un proyecto le bajan esos 8 puntos.
¿A la tasa del 30% le bajan 8 puntos? Queda en 22% anual, menos de la mitad de la inflación.
Sí, al 30% le bajan 8 puntos. Pero debo aclarar que la tasa también la han modificado algo. Por ejemplo, algunos bancos mantienen los convenios que había, pero para los nuevos lo tienen con alguna revisión en la tasa de interés. Ojalá que no sea mucho y se pueda mantener para que haya actividad en la industria.
O sea que el piso es del 30%, más allá de que algunas líneas tienen un subsidio extra. ¿A cuánto llegan las tasas, al 50%?
No, al 50%, no; eso sería bastante elevado. Entendemos que, para propender a la inversión y para ayudar a la actividad, la tasa de interés siempre tiene que ser inferior a la inflación.
Bueno, convengamos que eso no es lo que se acordó con el FMI. Justamente, una de las cosas que pide el Fondo es que la tasa de interés sea positiva. ¿Le preocupa esto?
Bueno, pero a lo mejor puede haber líneas especiales, como ya sucedió, que realmente tengan otra característica. Cada vez que aplicamos la receta del Fondo a rajatabla, no nos fue bien. Más allá de que tenemos que tratar de acordar, cosa que me parece bien porque la deuda estaba tomada, de alguna manera hay que ayudar a la actividad porque, si no existe, tampoco habrá posibilidades de repagar lo que se debe.
La actividad mejoró, pero ¿la clave para que esto siga caminando es que la tasa de interés esté por debajo de la inflación, según su punto de vista?
Sí, uno de los motivos es ese, pero también la política industrial. Hagamos prevalecer lo que es de fabricación nacional.
El sector de bienes de capital suele tener incentivos tributarios para la producción. ¿Eso se traduce en nuevas empresas que empiezan a producir y proveer al mercado interno, o todavía hay mucho importado en el sector?
Muchas empresas están tratando de sustituir importaciones y están comprando. En otros casos, como YPF, se está gestionando para que realmente derive en muchas compras a los bienes nacionales. En otros rubros, como habrá inversiones, a lo mejor en proyectos chinos en energía, de más de USD 1000 millones, como dijeron en algunas reuniones que tuvimos, decían que el 60% iba a ser de producción nacional. Lo que se busca es que siempre haya una parte de bienes nacionales. No estamos cerrados, no decimos que no se importe nada, pero que siempre haya alguna reserva de mercado para que también las industrias argentinas podamos trabajar. Si damos el trabajo fuera, quitamos el que puede tener el trabajador argentino, me parece que eso no es lógico.
Usted mencionó las inversiones de China y hay otras iniciativas, como Atucha III, grandes inversiones que traccionan la construcción. ¿Ve que eso puede suponer también posibilidades de venta de equipos?
Sí, realmente hay muchas industrias acá que están en condiciones de proveer equipos; algunos, a lo mejor, no, y es necesario importarlos. Pero, en la medida en que haya una política industrial a largo plazo, cada vez habrá más empresas que se van a dedicar a fabricar acá; si, lógicamente, hay mercado. En otra época, Argentina era un país mucho más industrial que Brasil, pero determinadas políticas hicieron que lo que fabricábamos acá en forma autónoma y casi total (automotores, aviones), después fuera desapareciendo. Ahora, sí hay proyectos para ferrocarril que se quieren activar muchas líneas, realmente hay empresas que están en condiciones de poder proveer y que, en lugar de comprarle en China, se procure proveer de lo nacional. Puede ser más barato lo chino, pero el trabajo se queda afuera. Después, cuando el Estado deba salir con planes, atención de la salud y demás, por falta de trabajo y recesión, le saldrá más caro.
¿Qué sectores pueden traccionar más la actividad metalúrgica?
El agro es un sector que trabaja con mucha tecnología, que tiene muchos profesionales. Argentina es uno de los países más adelantados para producir alimentos. Lo bueno es que se vaya agregando valor a esa producción primaria, también. Pero hay sectores, por ejemplo, petróleo, gas, que es lo del futuro; minería, también; la construcción, no solo la parte vial, que genera muchos puestos de trabajo y está creciendo… sería bueno la construcción de viviendas para resolver uno de los problemas que tenemos en este momento y así podría generarse más producción. Hubiera habido más actividad si habríamos contado con alojamiento para trabajadores que podían venir de otros lugares y estaba todo prácticamente saturado. Además, es algo lógico que cada ciudadano deba contar con la posibilidad de tener su vivienda: hoy, un alquiler quizá para el propietario no es rentable, pero para quien debe pagarlo en una inmobiliaria con los anticipos y todo, se hace muy difícil. Es importante una política de Estado para que se construyan muchas viviendas sociales para que cada argentino pueda tener su casa.
Entonces, ¿el foco del sector metalúrgico es que baje la inflación, pero que, además, se mantenga una política industrial?
Exactamente, que no sea como en algún momento ocurrió, que decían mejor importarlo, mejor traerlo de afuera. Eso no es lo lógico, no es lo que le conviene a la sociedad. No podemos hacer todo, pero tratemos de generar la producción local. Aldo Ferrer, un economista desarrollista ya fallecido, vino muchas veces a Las Parejas y él decía que Argentina lo que necesita es más industria y más campo, más producción de los dos, que tienen que ir de la mano, con políticas de Estado. Y coincidimos, por eso somos partidarios de que el Estado debe estar presente en la articulación entre lo público y lo privado.