Para actualizar la planta de elaboración de la cantera de basalto La Milagrosa ubicada en la localidad correntina de Curuzú Cuatiá, la empresa Promin SA acaba de incorporar molinos de impacto Miningland capaces de producir 340 t/h. Son equipos de origen español “con gran capacidad de admisión y alta producción que operan como secundarios en el tratamiento de materiales de alta abrasión provenientes de trituradores primarios”, explicó el director comercial y asociado en Miningland Machinery, Fernando San Segundo Pérez, aclarando que, además, “el empleo de impactores es necesario para la corrección de la forma (cubicidad) de los productos”.
Precisamente, “el objetivo de esta inversión se relaciona con la optimización de nuestros procesos, mejorando tanto la cantidad como la calidad del producto final, siempre acorde a las especificaciones de las vialidades del país”, dijo el gerente general de Promin, Alejandro Giacchino. En el mismo sentido, la empresa también incorporó camiones Volvo FM400 y FM440 y dúmperes Terex TR60 como parte de una flota de acarreo que hasta hace poco encabezaban unidades Euclid (foto).
LA CANTERA
Ubicado a ocho kilómetros hacia el norte del acceso vial a la ciudad de Curuzú Cuatiá, en la provincia de Corrientes, sobre el km 43,3 de la RN Nº 119, el yacimiento La Milagrosa es una cantera a cielo abierto explotada por banqueo, formando ahora un pit de unos 500 metros de lado y 20 metros de profundidad.
En la faena diaria, el material fragmentado (basalto) se obtiene a partir de una voladura controlada, que se traslada con camiones fuera de ruta hacia la planta industrial primaria. Luego la operación se desarrolla siguiendo los procesos comunes para este tipo de emprendimientos mineros, siempre bajo las normas que rigen la actividad, que en Corrientes son reguladas por el Instituto Correntino del Agua y el Ambiente, ICAA.
Según el ICAA, en esa provincia mesopotámica hay una decena de operadores activos en el sector, que elaboran más de un millón de toneladas anuales de áridos, siendo el material con mayor volumen de producción el basalto de Curuzú Cuatiá (junto a Felipe Yofre), donde el subsuelo presenta una variante de primera calidad: justamente, dice Giacchino, “nuestra compañía nació en 1985, tras la realización de una serie de estudios geológicos efectuados mientras se evaluaba la posibilidad de abrir la mina a cielo abierto, dada la buena calidad del material basáltico de la zona”.
Particularmente, se trata de una especie tholeítica de basalto, de unos 150 millones de años y atributos de composición más altos que los valores propios de otros basaltos, muy apreciado por la industria de la construcción. Así, en los últimos 30 años, Promin no dejó de crecer, sumando un desvío ferroviario, otros dos nuevos yacimientos, más equipos para trituración y clasificación y más recientemente dos centros de distribución en Buenos Aires, hasta alcanzar una capacidad instalada de producción global anual de 500.000 toneladas.
Por fin hoy, confió el gerente general de la empresa minera, “con la actualización de la planta de La Milagrosa y los nuevos molinos Miningland esperamos aportar mejores cubicidades a la piedra, para beneficio tanto de la construcción privada como de la obra pública”.