Durante el primer trimestre del año desde el INDEC se han publicado los indicadores de cierre del año 2020, correspondientes a pobreza, caída del PBI, desocupación, entre otros que han sido difundidos y compartidos por distintos medios de comunicación masiva y redes sociales a efectos de dimensionar el impacto que ha tenido la pandemia en nuestro país. Si bien estos indicadores nos dan una medida de corto plazo, lo cierto es que el impacto perdurable solo podrá ser observado en el devenir de los próximos 10 años.
Durante 2020, el año de la pandemia, la caída del PBI ha sido del 9,9%, 5 veces más que la observada en 2019, cuando el dato correspondiente a aquel año daba un retroceso del 2,1% y si miramos 2018, la caída ese año fue del 2,6%. Definitivamente estamos viviendo un período tremendamente complejo en la historia económica argentina, y ya no explicada únicamente por nuestras carencias a la hora de lograr consensos entre factores de poder, ahora también la pandemia pone en jaque varias formas y estructuras de organización económica que son necesarias redefinir y adecuar a una realidad muy agitada.
Según el estimador mensual de actividad económica, 15 son los sectores de la economía que explican su funcionamiento habitual. De ellos, 4 explican casi el 60% del peso de la actividad económica: Industria manufacturera (19,2%), Comercio mayorista, minorista y reparaciones (15,2%), Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (13,5%) y Agricultura, ganadería, caza y silvicultura (9,6%), a su vez, todas ellas concentran alrededor del 60% del empleo asalariado registrado. Todas ellas sufrieron los efectos de la pandemia dado que cayeron entre un 5,4% y un 7,7%. Sin embargo, el efecto más potente se sintió en aquellas actividades que son mano de obra intensiva como la Construcción y los servicios de Hoteles y Restaurantes que además de caer muchísimo en términos de actividad, también cayeron en empleo asalariado registrado correspondiente al sector privado.
La construcción cayó un 22,6% en todo 2020 y el empleo asalariado privado, que desde mediados de 2019 venía mostrando un fuerte retroceso, terminó por desplomarse en 2020, cuando paso de 387 mil puestos de trabajo en enero 2020 a 335 mil en diciembre 2020. Una caída del 13% del empleo asalariado privado. No obstante, el sector en el que se concentran Hoteles y restaurantes ha sentido el efecto más potente de la pandemia a lo largo del 2020. Esta actividad cayó un 49,2% y el empleo asalariado privado retrocedió un 23% entre enero 2020 (282 mil puestos) y diciembre 2020 (217 mil puestos)
Ninguno de estos números e indicadores son relevantes en sí mismos sino los contextualizamos. El efecto de la pandemia es central en cualquier análisis económico de la realidad y la explicación de porqué hay cada vez más desempleo y porqué hay cada vez más pobreza e indigencia en nuestro país no pueden soslayar esa variable. Naturalmente, no es la única variable, pero es una variable de esas que definen el curso de la historia.
El trabajo de recomposición de la actividad económica no debe implicar tan solo volver a recuperar el terreno perdido en todos los sectores económicos. Es clave empezar a delinear una estrategia de abordaje de la trama productiva de la Argentina y dotarla de técnicas y herramientas modernas de gestión pública y privada que permitan contener con más espalda cisnes negros como la pandemia por COVID-19.
El impacto último en pobreza (42% de la población) y desocupación (11% de la población económicamente activa) que tanto han sorprendido en este último tiempo, exponen una vez más las debilidades del sistema en su conjunto. Si además, los indicadores de precios como el IPC y el IPIM (índice de precios internos al por mayor), siguen mostrando mes a mes alzas que rozan el 4% mensual, la pobreza y la desocupación se recrudecen. En este escenario, la retroalimentación de inflación, desocupación, pobreza debe alertar a la dirigencia política en su conjunto (incluidos los privados) para consensuar sobre las prioridades en materia económica que se deben atender en el corto, mediano y largo plazo.
Decir esto en un escenario de segunda ola de la pandemia, pareciera inoportuno. Pero son estos momentos en el que los especialistas, en sus diversas disciplinas, deben articular pensamientos, propuestas y decisiones para poder pensar la Argentina de la próxima década. Si no es ahora
¿cuándo?