En la provincia de Buenos Aires, ubicada a 350 kilómetros al sudoeste de la Capital Federal por la Ruta Nacional Nº 3, el Grupo Sierras Bayas, de edad precámbrica tardía, se halla integrado principalmente por las formaciones sedimentarias Villa Mónica, Cerro Largo y Loma Negra.
En esa zona geográfica, cruzada por las rutas provinciales 226, 60, 51 y 76, los afloramientos principales, relativamente aislados en serranías bajas, se ubican en los alrededores de la ciudad de Olavarría y, con menor extensión, en cercanías a la localidad de Barker.
Entre ellos también aparece el cerro Redondo. Se trata de un pico de 237 metros de altura integrado por una roca ígnea plutónica formada por el lento enfriamiento de un magma a grandes profundidades; constituido principalmente por cuarzo, feldespato y mica, comercialmente llamado ‘granito’.
Debido a que su composición alcanza un nivel muy alto de dureza, tanto la ingeniería estructural como la arquitectura ornamental, emplean el granito del cerro Redondo y es por ello que, en ese lugar, en el año 1969, el ingeniero Enzo Azzi y su esposa Susana Villanueva comenzaron a desarrollar una cantera a cielo abierto bajo la denominación Canteras Argentinas.
Siempre con equipos de última generación, un taller de mantenimiento propio y dos líneas de producción, porque “es necesario invertir para el crecimiento”, el emprendimiento familiar se convirtió en poco tiempo en una de las empresas líderes del mercado nacional de la piedra partida y sus derivados y hoy, ciertamente, “somos protagonistas de la industria de la construcción”, dice la Directora de la compañía, María Susana Azzi.
El proceso
Canteras Argentinas tiene una oficina comercial en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En tanto que, a su planta industrial, se accede desde el Km 288 de la RP 226 -que en su intersección con la RP 51 forma la rotonda de ingreso a Olavarría-, siguiendo por el enlace de hormigón Néstor Kirchner y girando a la izquierda por el camino consolidado 11 de Febrero.
Son todos caminos bien pavimentados y mantenidos; no obstante, la permanente circulación de camiones es derivada de la ampliación de tareas a tres turnos de producción, porque “despachamos durante de las 24 horas”, según afirman desde la compañía.
En este sentido, hoy, para acompañar los vaivenes del mercado y superar los picos de demanda, esta cantera ha incorporado modernos trituradores móviles Kleemann. Sin embargo, la faena en el yacimiento sigue representando el mismo procedimiento industrial típico de una explotación de caliza en etapas bien diferenciadas: destape, voladura, extracción y acarreo; trituración, clasificación y despacho o distribución en diferentes granulometrías.
Aproximadamente 60 familias están directamente relacionadas con este proceso que comienza al retirarse una capa de suelo natural inerte con una excavadora, para luego perforar, volar y fragmentar el manto granítico ya destapado. Así, año tras año, se ha formado un pit de cinco bancos de casi 20 metros de profundidad promedio.
Vale aclarar que la voladura se realiza tercerizando la labor con una empresa de servicios, mientras que las perforaciones las hace Canteras Argentinas con un equipo Sandvik propio: “el proceso de voladura dentro de la cantera resulta ser muy importante -explicaron-, ya que de él depende la eficiencia de la siguiente etapa, teniendo en cuenta infinidad de aspectos que cambiarán las características del material volado”.
Por fin, utilizando cargadoras frontales y volquetes rígidos de la marca Caterpillar, el material fragmentado se lleva a la planta de trituración y clasificación.