La automatización y la robótica cada vez son más utilizadas en la construcción por las facilidades y beneficios que traen aparejadas para aminorar costos, acelerar procesos y, un punto importante en cuanto a la sustentabilidad, minimizar el impacto ambiental. Pero ¿cómo podrá integrarse esta disciplina en el futuro del sector?
Tal vez tenga que ver con las películas y las historias de ciencia ficción, pero cuando hablamos de robótica, muchas veces, “el imaginario colectivo visualiza una figura humanoide, un ser con electricidad que se parece o imita las condiciones humanas. Y si bien hay un poco de verdad en esto, también existen otras cosas”, sostiene Federico Dabbah, integrante de Robótica de la Subgerencia de Mecánica y Logística del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Y complementa que, no obstante, “se pueden encontrar automatizaciones y robótica en muchísimos casos, por ejemplo, en el portón eléctrico de una casa”.
Por el momento, no hay humanoides. Lo que sí existe son brazos antropomórficos capaces de hacer movimientos rápidos y desplazar objetos de gran porte; impresoras que realizan réplicas de diseños en 3D creando piezas o maquetas volumétricas a partir del diseño hecho por un ordenador; o la inteligencia de las cosas (conocida como IOT, por sus siglas en inglés).
NUEVOS SISTEMAS CONSTRUCTIVOS
Históricamente, la vivienda en la Argentina utilizó el sistema de construcción tradicional que no era industrializado. Hoy existe una tendencia ascendente de ir hacia sistemas constructivos de diferentes tipos. En ese sentido, “se están viendo sistemas de paneles de madera, o los que se conocen como Steel Frame, que suelen ser los de almas de acero con revestimientos perimetrales. También se está abriendo ese mercado en el país, pero aún no es algo generalizado”, comparte Pablo Civitillo, ingeniero del sector de Construcciones del INTI.
Por otro lado, “cuando se hacen construcciones modulares, los módulos son construidos en la industria; y en la industria es mucho más fácil tener la robótica”, aporta Dabbah. También asegura que “se puede automatizar toda un área para que hagan paneles que, luego, salgan de forma seriada y repetitiva, lo que baja significativamente los costos. Luego, esos paneles se ensamblan para construir una casa… y en eso se está avanzando. El INTI siempre acompaña a la industria cuando quiere ir por ahí”.
LOS APORTES DE LA ROBÓTICA
Un tipo de tecnología robótica aplicada es la impresión 3D de vivienda que la hacen grandes puentes grúas o impresoras que inyectan mortero, con encofrado o sin este, directamente trabajando con las consistencias adecuadas. También hay procesos de soldaduras con los que se diseñan elementos estructurales, como vigas y columnas, para naves industriales, entre otros. En la actualidad, y en relación con estas tecnologías, el INTI se encuentra formando parte de manera asociada con un consorcio de empresas para desarrollar viviendas modulares aplicando la robótica, sobre todo, para construir lo que es el esqueleto resistente de la construcción.
Las ventajas primordiales del uso de un robot en cualquier tipo de industria es que podrá desarrollar una tarea especializada, repetitiva, con manejo de datos, obedeciendo ciegamente, sin cobrar y sin descanso. ¿Si un humano podría hacerlo? No. Por más buena voluntad que se tenga, es improbable estar 24 horas sosteniendo la misma precisión y velocidad. Además, el robot mueve pesos mucho más elevados.
En el caso de las estructuras soldadas, el beneficio de utilizar un robot está en lo repetitivo de la tarea y en la precisión requerida. Según Civitillo, “se está evaluando hacer soldaduras por puntos para unir elementos que requieren muchísima precisión en determinados sectores. Hay distintas posiciones de soldeo que pueden hacer más complicado el trabajo humano. Caso contrario, al programar un robot de forma correcta se puede lograr un resultado preciso”. A su vez, la desventaja es una de sus mayores virtudes: siempre hará lo mismo. No tendrá interrupciones, aunque le falte poner cemento entre un ladrillo y otro. Su tarea está programada y no maneja imprevistos.
Por otro lado, existen unos brazos llamados Cobot que miden aproximadamente 1,5 metros y levantan hasta 30 kilos. Estos son colaborativos y pueden trabajar al lado de un humano porque cumplen con ciertas normas de protección que evitarían que el robot pudiera dañar a una persona. En el caso de los más grandes, que pueden tener entre 5 y 6 metros y levantar hasta 100 kilos, se requiere que estén dentro de una celda robótica por protección, y estas cuestan entre 150.000 y 200.000 dólares.
Sin embargo, cada vez se desarrollan robots más inteligentes dotados de sensores que equivalen a los sentidos humanos: óptico, auditivo, frío/calor e inductivo, entre otros. Estos sensores los retroalimentan y, ante una falla, la deberían solucionar o distinguir si hay alguien cerca para evitar accidentes. En el caso de que los desperfectos fueran varios o totales, el robot no podría repararlos. Aquí es cuando aparece esta capacidad de lo imprevisible y de lo humano que todavía puede reemplazarse. Por eso es importante desarrollar procesos de control y contar con la supervisión de gente capacitada para ejercer dicha tarea.
CAPACITACIÓN
“En China hay más de 900 industrias que fabrican robots solo para el mercado local y ni siquiera conocemos las marcas”, remarca el integrante de Robótica de la Subgerencia de Mecánica y Logística del INTI. A niveles generales, en el mundo existen entre seis y siete marcas líderes en la industria de robots, entre las cuales están Kuka, Chacagua, Fanuc y Epson. Si bien a la hora de programarlas comparten ciertas características comunes, cada una tiene su propio lenguaje de programación: no existe uno universal y cada robot tiene su propia lógica. En sí mismo, esto no sería un problema, a no ser que, por el objeto de estudio, no fuera tan costoso su acceso. Por ejemplo, un brazo Cobot ronda aproximadamente los 50.000 dólares; los que se usan para las tareas de soldaduras, unos 50.000 dólares con la celda de protección incluida.
Todo este equipamiento tiene que estar montado en una nave industrial en donde es posible que haya otro tipo de instalaciones complementarias. Por dar un ejemplo: puede requerirse un puente grúa para transportar el metal que puede costar entre 60.000 y 80.000 dólares, si es de industria nacional, o entre 40.000 y 50.000 dólares, en el mercado chino. Una planta de hormigón o mortero estaría en el mismo orden. Se necesitaría la nave que contenga a ese equipamiento y con la potencia eléctrica suficiente.
Todo eso tiene un valor asociado indirecto que impacta en la inversión, se trata de equipamientos costosos y, por el momento, solo un grupo muy reducido puede acceder a ellos, con lo cual no hay oportunidad de aprendizaje para todos. Y este es un gran desafío para la Argentina, que desarrolla estas tecnologías.
Mediante capacitaciones generales, en el ámbito universitario se comenzó a enseñar cómo utilizar estas tecnologías. Para casos puntuales, están los llamados “robotistas”, que son personas que aprendieron trabajando en distintas industrias, pero estudiar con ellos puede resultar muy costoso. “Una capacitación que dura una semana y es básica para conocer cómo programar un robot cuesta entre 1000 y 2000 dólares”, revela Dabbah. En ese sentido, desde hace más de un año, el INTI cuenta con dos robots en comodato para capacitar a escuelas técnicas en conjunto con universidades, como la UTN, pero, por el momento, estos proyectos están en tratativas.
LO QUE VIENE
La industria de la construcción podría ser rentable, innovadora y competitiva para el mercado externo de la mano de la automatización y la robótica. Hay equipos que permiten revocar o proyectar sin intervención más que la alimentación de los materiales, todo avanza hacia una menor intervención de la mano de obra.
Según un estudio de “The Future of Jobs Report” de 2018, en los próximos cuatro años, la automatización destruirá 75 millones de empleos, pero creará otros 133 millones. En las fábricas desaparecerán los trabajos automatizados, pero se necesitarán profesionales que diseñen, programen robots, realicen controles de calidad, supervisen programas y algoritmos. El futuro tecnológico avanza y revoluciona a la construcción y al mundo entero. Estar capacitado y actualizado en el manejo de estas tecnologías será un capital y un diferencial insustituible.