Los prestadores de los servicios de distribución o saneamiento de agua tienen la obligación de dar un servicio sostenible, y para ello es necesario realizar una gestión eficiente. ¿Qué se necesita para que ello sea posible?.
Suenan las campanas de la medianoche. El cambio de fecha activa los robots de limpieza y mantenimiento de filtros para la potabilización de agua: mediante comunicación inalámbrica reportan a un silo de información que finalmente se almacena en la nube de Google. Las estadísticas aplicadas sobre big data recomiendan a la gerencia de operaciones el recambio de unos filtros. Combinados con los patrones de consumo de los últimos días, las temperaturas reinantes y el pronóstico disponible, los algoritmos de inteligencia artificial deciden elevar la presión de suministro un 3%, lo que se realiza una vez que los boosters reciben la instrucción. Todo esto sucede en la planta recientemente inaugurada.
A 10 kilómetros se encuentra la “planta vieja”, que da servicio a la otra mitad de la ciudad. En ella, José lava los filtros a mano. Trabajo duro, pero sin desarrollo para alguien que no terminó la primaria, “¿vio?”. Para sobrellevarlo, hubo dos separaciones de familias disfuncionales y el paso por adicciones duras.
A menos de 500 metros, un edificio de 40 pisos, sustentable e inteligente, recientemente inaugurado, detecta el cambio de presión y activa mecanismos automáticos preprogramados. Dispara notificaciones a sus habitantes con recomendaciones para el cuidado del agua: las duchas no podrán superar los cuatro minutos y, de continuar la crisis de agua, se activará el siguiente nivel de seguridad preventiva de margen de agua disponible.
Mientras tanto, en el extremo sur de la ciudad y aprovechando la noche con cielo despejado y luna llena, un robot submarino telecomandado y un dron con cámaras de última generación relevarán el impacto ambiental del vuelco de líquidos cloacales en un emisario submarino. Ambos reciben instrucciones de un centro de tecnología ubicado a más de 5 kilómetros. El equipo es liderado por un magíster en tecnologías GIS, con décadas de formación universitaria.
Ya amanece y, cerca de PDLC, José llega de su jornada laboral a su casa, que se encuentra en un barrio populoso, donde, paradójicamente, las viviendas no disponen de servicio de cloaca. Si así fuera, sus habitantes no podrían solventar las instalaciones de cloaca. La consecuencia: un excusado al fondo.
El barrio tiene agua potable solo por su perímetro norte. El resto se sirve de conexiones irregulares desde ese extremo, con las pérdidas que ello implica. Otros tantos acarrean agua con baldes y otros la toman de napas… sí, de un par de napas más bajas que las del excusado. La solución es construir las redes con ahorros directos y de los otros, pero no se puede; la razón: es propiedad privada. La consecuencia: propiedad privada de agua y de cloacas…
Todo esto, en pleno 2022. Pero parecen postales de 2100 y 1900 al mismo tiempo; en la misma ciudad y con el mismo prestador de servicios. Mientras la sociedad y la regulación vigente exige igualdad en el servicio que brinda cada prestador.
Se expone la preponderancia de la gestión concurrente de variables de contexto operativo y ambiental heterogéneas, que expondrán las debilidades del operador y la carencia de planes estratégicos.
AGUA Y SANEAMIENTO
En el marco del servicio de agua potable y saneamiento, las tecnologías analizadas son viables de implementar en el desarrollo de nuevas zonas de prestación, renovaciones de redes, incorporación o renovación de plantas potabilizadoras o plantas depuradoras, todas con un concepto de sectorización e implementación de equipos compatibles al menos con el telecontrol, y preferentemente con telecomando.
La autopista de la información, requisito para la implantación de estos esquemas, ya es una realidad en algunos sectores o ciudades, y está en agenda en otras. La movilidad de los equipos permite tener datos en línea y acelerar la inspección, verificación y certificación de los trabajos realizados.
El big data, integrado al resto de los sistemas corporativos, permitirá eficientizar qué grado de servicio se requiere en cada sector de la ciudad en diferentes momentos del día y disparar alertas ante eventos extraordinarios. La misma tecnología aplicada a la gestión administrativa y comercial alertará sobre desvíos y posibilidades de incrementar los ingresos o redireccionar los recursos hacia los sectores que optimizarán la ecuación del servicio. En ese sentido, es claro que el big data alimentando la inteligencia artificial permitirá orientar los recursos administrativo-comerciales hacia mejoras en los niveles de servicio recibidos de manera directa por los ciudadanos.
La generación de valor agregado con creación de empleo local, el enfoque puesto en los servicios sanitarios y la administración de los recursos hídricos nos permite mostrar que el desarrollo de gran parte de este tipo de concepto necesitaría de la construcción de infraestructura “inteligente” como catalizador, no solo para el servicio sanitario, sino uno más abarcativo, que beneficie al ciudadano.
El agua, como factor regular, es indispensable para la planificación de producciones agropecuarias, para garantizar la humedad adecuada en los suelos sembrados o los niveles necesarios en las aguas. Ello deriva en canalizaciones y sistemas de riego. El tratamiento de efluentes es el gran déficit en los factores de producción, donde la carencia de regulación o a la exigüidad de su aplicación provoca eventos que son atendidos ex post, con consecuencias muchas veces irreversibles. Pero precisamente esta carencia posibilitará que su incorporación ya incluya tecnologías inteligentes.
EL FUTURO DEL SERVICIO
Los prestadores de los servicios de distribución o saneamiento de agua tienen la obligación de dar un servicio sostenible, y para ello es necesario realizar una gestión óptima del mismo. Para que esto sea posible, es imprescindible manejar multitud de factores y variables relacionadas entre sí, internas y externas a las infraestructuras, así como contemplar diferentes escenarios hipotéticos, para poder anticiparse y actuar en consecuencia.
La vía tecnológica es la única que les permite a los prestadores conseguir estos objetivos de una manera rápida, eficaz y segura. Dicho de otro modo, el dato manda a la hora de optimizar la gestión y la única manera de gestionarlo es a través de herramientas autónomas e inteligentes.
La comunicación del dato, independientemente de las infraestructuras, así como el funcionamiento optimizado, autónomo e inteligente de los procesos, marcarán los próximos pasos en el sector del agua. Como ejemplo: la telelectura de medidores es una práctica que se está imponiendo en la hoja de ruta y la llegada del 5G no hará más que acelerar su implementación. Nos hemos dado cuenta de que conocer qué está pasando en todos los puntos de las infraestructuras es la base para poder entender el sistema y ser capaces de optimizar el funcionamiento, anticipar problemas o dimensionar correctamente los esquemas.
Así, recoger los datos del entorno, ayudará a lograr funcionamientos autónomos de aquellas infraestructuras críticas que hoy se manejan bajo una supervisión humana basada en la experiencia. Son numerosas las amenazas que deben enfrentar las empresas prestadoras: la urbanización acelerada y el aumento del nivel de vida; el incremento de la demanda de agua, alimentos y energía debido a una población creciente; un mundo cada vez más contaminado; recursos sobreexplotados y limitados; infraestructuras ineficientes y en decadencia. La única arma con la que contarán para lograr una gestión eficiente será el uso de las nuevas tecnologías.
El sector, en general, está acostumbrado a construir grandes obras para la gestión de caudales, necesarias para prestar el servicio. Ahora bien, su impacto sobre el recurso y el medio, el servicio ofrecido y el costo de su operación y mantenimiento dependerá, en parte, de cómo se realice su gestión. Las soluciones Smart Water son un elemento clave para optimizarla.
Desde el punto de vista de la cultura de empresa (del prestador), aquellas que no contemplen en su hoja de ruta esta transformación digital tendrán mayores fricciones en su implantación. En relación con las infraestructuras, hay todo tipo de escenarios. Existen sistemas más preparados, con mayor implantación de sensores o de sensorización; y otros con menos. Esto hará que el valor añadido aportado por las nuevas tecnologías sea mayor o menor, según cada caso. Este tipo de soluciones serán imprescindibles para los prestadores de infraestructuras de agua: no solo para mejorar el servicio ofrecido, también por la ayuda que les ofrecerán a los clientes cada día. El objetivo para todas las empresas será optimizar el servicio ofrecido al ciudadano con los medios disponibles.
Donde la transformación es viable en forma rápida es en los robots para eficiencia en la administración del servicio, al estilo de los chatbots para atención al usuario, como en formularios de autocompletado. La gestión de prioridades de asignación de órdenes de trabajo y luego la “certificación en línea”. La incorporación de la base estadística para una “analítica” en línea en función de los datos disponibles. La evolución de la infraestructura directa debe ser gradual al momento de reposición.
Para la industria del agua, responsable de ofrecer un servicio esencial a la población, era una obligación continuar asegurando el suministro y el saneamiento. Por esa razón, el inicio de la crisis trajo consigo la implementación de nuevos procesos y formas de gestionar las infraestructuras en las empresas prestadoras, cuyo éxito en este cambio radical ha dependido de su grado de maduración tecnológica previo.
Por DR. JORGE NÚÑEZ E ING. DANIEL MARTÍNEZ