La investigación que llevan adelante el en Centro Experimental para la Vivienda (CEVE) permite desarrollar nuevos materiales y componentes para la construcción mediante la revalorización de residuos.
El Centro Experimental de la Vivienda Económica (CEVE) se dedica a la investigación, desarrollo y transferencia de tecnologías para el hábitat social y popular. Se trata de una Unidad Ejecutora que depende del CONICET y de la Asociación de la Vivienda Económica (AVE), con sede en Córdoba, una ONG que trabaja desde los años setenta.
Esta doble dependencia le da una característica prácticamente única en Argentina y en Sudamérica, donde, “por un lado, se desarrollan las tecnologías a través de las investigaciones científicas y, por el otro, se las transfiere, gracias a la llegada que tiene la AVE, como asociación civil sin fines de lucro, a los sectores más vulnerables de la sociedad”, explica el Dr. Jerónimo Kreiker, investigador independiente y vicedirector del AVE-CEVE-CONICET.
En el Centro existen seis áreas de investigación y desarrollo: están las que denominan de tecnologías “blandas”, que son, principalmente, enfocadas en gestión del hábitat, entre las que se encuentran Gestión Integral del Hábitat, Justicia Territorial y Estudios Socioterritoriales del Hábitat; y las áreas de tecnologías “duras”, que tienen que ver más con los desarrollos aplicados a la construcción de viviendas, entre las que cuentan Nuevos Materiales, Sistemas y Componentes y Diseño Bioclimático.
Por otra parte, “dentro de los recursos humanos, es posible hallar profesionales que llevan adelante sus actividades en los diversos escalafones del CONICET, como investigadores, profesionales de apoyo y becarios doctorales y postdoctorales que están en su etapa de formación”, enumera Kreiker. Pero, además, existen diversas disciplinas que convergen en el área de investigación, entre las que se pueden encontrar arquitectos, ingenieros civiles, diseñadores industriales, químicos, abogados y profesionales de ciencias de la comunicación.
¿Qué proyectos lleva adelante el área de Nuevos Materiales del CEVE?
Actualmente, de investigación. El objetivo es desarrollar nuevos materiales y componentes para la construcción reciclando residuos urbanos e industriales para, luego, transferir las tecnologías al sector productivo y social. De esta manera, lo que se busca es, a partir de un residuo, convertirlo en materia prima y utilizarlo en un proceso productivo sustentable dentro del campo de la economía circular, siempre apuntando a fabricar componentes para viviendas y construcciones en general. Hoy hay desarrollos tecnológicos para la revalorización de PET, polietileno, plásticos de RAEE, plásticos varios de procesos industriales, caucho, cenizas, residuos lignocelulósicos, tierra y arcillas, entre otros. Otra de las áreas que desarrolla tecnologías duras es la denominada Diseño Bioclimático, liderado por la Dra. Halimi Sulaiman y, principalmente, realiza estudios de eficiencia energética de las edificaciones.
¿Cómo se logra?
A través de simulaciones de diferentes tipos de materiales y sistemas dentro de una vivienda, para lo cual se utilizan programas computacionales y bases de datos específicas. Al tener un área que desarrolla los nuevos materiales y otra que estudia su comportamiento higrotérmico, se puede trabajar de manera sinérgica, mejorando las propiedades de los materiales durante su etapa de desarrollo, optimizando la eficiencia energética de estos para ser usados en las edificaciones. En el mismo sentido, se trabaja articuladamente con el área de Sistemas y Componentes para integrar los nuevos materiales en las tecnologías previamente desarrollada por esta área y en nuevos proyectos para viviendas sociales.
¿Y cuál es el abordaje más importante que hay que darles a los desarrollos de tecnologías de estas características?
Para que un residuo pueda ser utilizado como materia prima dentro de la industria de la construcción debe mediar una caracterización física, mecánica y química de este y, sobre esta base, realizar un desarrollo tecnológico. Esto se debe a que los materiales deben cumplir una serie de requisitos normativos, especialmente cuando son alternativos o provienen del reciclado. En la actualidad, el órgano de control es la Secretaría de Vivienda, que depende del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, y el permiso de uso se logra a través de la tramitación del Certificado de Aptitud Técnica (CAT) del componente o sistema constructivo.
¿Qué contempla la metodología general de trabajo?
Como primer paso, la caracterización de un residuo, y sobre la base de sus propiedades, se continúa con el desarrollo de un material. Luego, evaluando el potencial del material, generalmente de naturaleza cementicia o polimérica, se lleva a cabo su caracterización y se propone su empleo como material o componente constructivo para diversos usos, que puede ser en pisos, muros, techos, como aislante o estructural. Finalmente, una vez definida la o las aplicaciones del material, se evalúa y se realizan ajustes para cumplir con la normativa en lo referido a la utilización de este en la construcción.
Un desarrollo no tiene que ser solamente apto en términos normativos, también debe cumplir con otros requisitos, ¿no es cierto?
Sí, en tal sentido, el producto tiene que ser ambientalmente sustentable, y esto se logra a través de un análisis de su ciclo de vida, donde algunos indicadores, como pueden ser la huella de carbono o la huella hídrica, nos permitan definir si el proceso por el cual se está reciclando el residuo es favorable para el ambiente. También debe ser socialmente aceptable, porque, al utilizar un residuo para fabricar un material de construcción, es vital que exista una aceptación social de éste. Finalmente, y muy importante para un proyecto con materiales reciclados, tiene que ser económicamente sostenible, ya que uno de los grandes inconvenientes a la hora de desarrollar una tecnología de revalorización de residuos para fabricar materiales de construcción es lograr un producto competitivo en términos económicos.
SISTEMAS CONSTRUCTIVOS
Así las cosas, los sistemas constructivos sobre los que trabajan corresponden a la primera etapa del nacimiento de este centro. “Están basados, en especial, en materiales tradicionales, con una razón lógica, que es que la gente, a los nuevos materiales, les tiene cierta resistencia, especialmente los de sectores más populares”, confía el profesional principal del CONICET Alberto Floreano. Lo que tratan de hacer, según el especialista, es una racionalización del sistema tradicional. Es decir, aquellas cosas que son complicadas, volverlas más sencillas para que puedan ser ejecutadas por gente de baja formación.
¿Y cuáles sistemas facilitan la labor?
Un ejemplo de ello es el BENO, que consiste en levantar la pared o el metro cuadrado de pared, hacerla directamente en el piso, dentro de un molde, y con uno solo realizar distintas medidas de placa. El otro, el UMA, es una racionalización del sistema estructural de encadenados que se resolvió a través de unas retículas planas que, conformadas, hacen un cuadrado, y que después tienen una pieza de ensamble (dos piezas materizadas) que arman distintos nudos para posibilitar diferentes direccionalidades en el espacio. Eso nos ayudó a simplificar o a terminar con los problemas de mala ejecución de sistemas antisísmico en viviendas donde participó la gente en la autoconstrucción.
¿Cuál es el impacto social que tiene la utilización de estos sistemas constructivos?
Se ha verificado, en especial con el BENO, que es donde más se pone a prueba toda la parte de la organización comunitaria, que como es un sistema de mano de obra intensiva, eso lleva a la participación de casi la totalidad de la organización. Hay una lógica de producción seriada, por lo que existen distintas instancias o estadios de la producción, lo que genera que allí se vayan incorporando. Y, en el concepto de entender que lo que uno hace bien ayuda al trabajo de la siguiente estancia, ahí se van incorporando conceptos de la solidaridad, el trabajo comunitario, entender que se beneficia al compañero; elementos que se van sumando en todos estos procesos que llevamos adelante en el caso de producción de la vivienda.
¿Cuáles son los casos concretos que testifican ese trabajo?
Un ejemplo de ello es en La Plata, con el programa Ellas Hacen, que eran 1000 mujeres que realizaban componentes y que después terminaron montando sus viviendas. Otro interesante fue la cooperativa 20 de Junio, uno de los primeros trabajos que se llevaron adelante de erradicación de vivienda rancho que se ejecutaron en la ciudad de Córdoba, donde, después de toda una labor con la gente se terminó conformando una cooperativa de producción de viviendas UMA. También fue interesante un trabajo en Jujuy, con una multinacional donde la gente ejecutaba todos los componentes y, luego, la empresa, por una cuestión de seguridad de riesgo de trabajo, contrató a una compañía privada para que hiciera el montaje de los componentes.
Puntualmente, ¿en dónde hacen foco?
El trabajo de la autoconstrucción, como crítica, lo que tiene es el tiempo que se demora. Pero siempre las experiencias han sido a través de lo que es el sistema tradicional. Y de ahí nosotros hemos tomado como foco dónde encontrar una solución que le facilite esa tarea a la gente que no tiene el manejo o el arte del albañil.
RETOS
Los desafíos están centrados en lograr transferir las tecnologías al sector productivo y social. En el CEVE se desarrollan las tecnologías para la fabricación de materiales, componentes y sistemas constructivos técnicamente aptos para la construcción, pero el reto está en generar las condiciones apropiadas para la transferencia al sector productivo y a la mejora del hábitat de los sectores vulnerables.
Esta articulación se da a través de la vinculación tecnológica, la cual cuenta con un área específica en CEVE que trabaja en línea con las áreas de vinculación de CONICET. Existen diferentes herramientas para lograr esta vinculación, que aplican tanto para empresas, asociaciones civiles, cooperativas o el Estado en sus diferentes niveles.
“Es muy importante generar las condiciones apropiadas para que los adoptantes puedan dar sostenibilidad a los emprendimientos, y desde nuestro centro acompañamos este proceso. Entendemos que existen algunas dificultades cuando se trata de tecnologías que incorporan residuos, pero creemos que en el mediano y largo plazo los procesos productivos que involucren a la economía circular van a tener mayor apoyo, ya sea por parte del Estado o por parte de las empresas generadoras de los residuos, lo cual dará una un marco propicio que permitirá mayor sostenibilidad en términos económicos a estos emprendimientos, que hoy en día es el principal obstáculo que enfrentan”, sostiene el Dr. Jerónimo Kreiker .
¿De qué forma las investigaciones buscan dar un destino sustentable a los residuos?
Se parte de la premisa de disminuir la generación de residuos y minimizar el impacto ambiental negativo que tiene el destino final de los desechos en enterramientos y/o basurales, en términos actuales es promover la economía circular. Los residuos son materia prima a gran escala y con muy buenas propiedades para ser usados en la construcción, siempre y cuando se acompañen de un desarrollo tecnológico adecuado. Otro factor que acompaña al desarrollo de nuevos materiales está relacionado con su comportamiento energético dentro de la vivienda. Gran parte de los desarrollos que se llevan adelante ya contemplan esta variable dentro del diseño; se buscan materiales que no solamente sean aptos en términos de comportamiento mecánico, sino que su contribución a la eficiencia energética de las edificaciones resulte significativa. Por lo tanto, es uno de los ejes donde trabajamos para desarrollar este tipo de tecnologías. En general, cuando se reciclan polímeros (plásticos), dada su naturaleza aislante, es posible inferir que los materiales tendrán un buen comportamiento térmico, por lo cual se busca potenciar esta ventaja. Así, los materiales de construcción de esta naturaleza mejoran las condiciones habitacionales de las viviendas en lo que respecta a la eficiencia energética.
¿Cuál es el concepto que tienen de la tecnología?
Es un instrumento que se suma a los otros que, como modo de abordaje de la problemática de la vivienda de interés social como institución tenemos. Así como están los sistemas de cómo encarar la disposición de las unidades dentro del barrio, el diseño urbanístico, cómo hacer efectivo el proceso, que quizá es mucho anterior a la vivienda, de la titularidad de la tierra y todo lo que eso va llevando, llega un punto donde la tecnología pasa a ser un instrumento más dentro de ese proceso que lo trata de ser es que, al ir incorporándose en las diferentes etapas en sí misma, vaya siendo aceptada. Si la tecnología es apropiada para resolver el tema o el motivo que tenemos que ver y, a su vez, la gente se va apropiando de ella, consideramos que es la que tenemos que utilizar. Si en el lugar no existen los elementos necesarios para poder desarrollarla o la gente no considera que resulte ser la mejor tecnología para abordar su problema, directamente no la utilizamos. No impulsamos la tecnología por sí mismo si no es aceptada en su conjunto.
Por NICOLÁS BAL