La agenda sectorial incluye desde garantizar el pleno cumplimiento de la Ley de Inversiones Mineras de 1993, a una baja gradual de las retenciones y el acceso a las divisas necesarias para producir, entre otras medidas.
La minería argentina, junto con el sector de petróleo y gas no convencionales, integra un selecto grupo de actividades llamadas a ser protagonistas del desarrollo económico argentino en los próximos años, por no decir décadas. Ambas industrias hoy son verdaderos imanes que atraen millonarias inversiones y que garantizan una dinámica de proyectos de construcción muy atractivos en regiones alejadas de los grandes centros urbanos.
Basta recordar el desarrollo que tiene Vaca Muerta con la actividad del shale gas y oil en la cuenca Neuquina; o, en el noroeste del país, la minería del litio y el cobre, claves en la transición energética y proyectos de electromovilidad, además de los proyectos metalíferos (oro, cobre, níquel y otros metales) en Cuyo.
En ese contexto, desde septiembre de 2021, Franco Mignacco preside la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) –el mandato finaliza en 2023– y, desde entonces, busca darle una impronta federal a una entidad que genera casi 90.000 empleos directos e indirectos, además de exportaciones por unos USD 3200 millones y produce metales, minerales no metalíferos y rocas de aplicación para diversas industrias, entre ellas, la construcción.
¿Qué perspectivas tiene la CAEM a nivel de actividad y empleo para lo que resta de 2022?
En principio, hemos iniciado este año con un nuevo equipo de trabajo y una nueva comisión directiva, que cambió sobre fines del año pasado. Definimos una agenda muy clara de trabajo y uno de los ejes son los llamados minerales de categoría (rocas de aplicación, caleras, plantas de producción de piedra), más relacionado a la industria de la construcción, pero además estamos muy focalizados en primera y segunda categorías (metalíferos) con respecto a las inversiones que están llegando al país.
Por volumen de producción y potencial exportador el core del negocio son los minerales metalíferos, pero ¿cuáles son las proyecciones este año en minerales no metalíferos?
El sector no metalífero, claramente, es muy importante para el país, dado que, mayormente, produce para el mercado interno. Tenemos algunas empresas que exportan para la industria minera a Chile, por ejemplo, y proveen a algunas caleras en San Juan, pero el resto de la producción es para el consumo interno. Este segmento de la actividad va muy de la mano con el ritmo de la obra pública y de la inversión de grandes obras En 2020, el sector se ha visto bastante perjudicado por la poca actividad que han tenido y vimos alguna recuperación en 2021 y lo que va de este año; pero creemos que todavía va a llevar un tiempo para volver a llegar a sus máximas capacidades, como en otros momentos donde la obra pública tenía otro dinamismo.
El Gobierno e incluso empresarios de la construcción asumen que se está recuperando la obra pública y, también, algo de la privada. ¿Ustedes cómo lo perciben?
Vemos una recuperación claramente con respecto a los años de pandemia, en los que se ha visto muy afectada. Hay una recuperación muy rápida, obviamente, por un efecto rebote, pero creemos que se debe seguir trabajando. Lo estamos haciendo de la mano de organizaciones intermedias, como la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) y la Unión Industrial Argentina (UIA), con los minerales que afectan a cada una de las industrias madre. En el caso de la Camarco, relacionada con los minerales de tercera categoría y todo lo que tiene que ver con la Unión Industrial, con los minerales de mayor valor agregado, que sirven para otro tipo de industrias.
¿Qué incentivos requiere hoy la actividad? ¿Qué piden en las reuniones que tienen con el Gobierno o en alguna mesa sectorial?
Tenemos definidos cuatro puntos de lo que hemos estado conversando en las mesas en las que participamos, tanto a nivel gubernamental como en el sector privado, que son para generar el contexto de reglas claras y el marco jurídico-impositivo, a fin de poder atraer las inversiones que el país tanto necesita. También estamos pidiendo que se garantice el libre acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), además de revisar y tender hacia la progresividad de la eliminación de las retenciones de las exportaciones, que, para nosotros, es un impuesto totalmente distorsivo que no lo tienen el resto de los países de la región ni los principales productores mineros. Asimismo, el tema de la devolución del IVA en las etapas de exploración y construcción y en las exportaciones. Esto es muy importante para los proyectos, lo mismo que el respeto a la Ley de Inversiones Mineras (Ley 24196), que da un marco de estabilidad a 30 años y algunos beneficios que, en su momento, han sido muy importantes para atraer inversiones. Entendemos que hay que sostener la ley y aplicarla en todo su espectro.
¿La Ley de Inversiones Mineras hoy está vigente o hay alguna suspensión temporaria por la emergencia?
Está vigente, pero, obviamente, va teniendo algunas modificaciones respecto a la estabilidad fiscal. Desde que comienza un proyecto, las normas impositivas se van modificando a lo largo de los distintos gobiernos, como la imposición de las retenciones, la quita de las retenciones, la vuelta de ellas. Todo eso genera que no se pueda sostener la estabilidad fiscal en el tiempo que prevé la ley, aparte de algunos beneficios que tenemos, como la amortización acelerada, beneficios en los duties de importación (aranceles) que hay que pagar por algunos insumos de las plantas productivas y bienes de capital.
El oro paga retenciones, ¿también otros minerales tienen este cargo?
Sí, el oro paga el 8%; el níquel y cobre, el 4,5%, y otros más. Básicamente, son los que están haciendo los aportes en concepto de derechos de exportación. Lo que va al mercado interno y a construcción, obviamente, no aplican para las retenciones.
Usted encabeza Minera Exar, enfocada en la producción de litio. ¿Cómo está la actividad y qué chances de expansión tiene el segmento este año?
El litio se ha posicionado en los últimos tiempos como uno de los sectores más dinámicos en la actividad. Tenemos varios proyectos en operación en el país. Hay dos en operaciones: Salar de Olaroz, de la empresa Sales de Jujuy; y, en Catamarca, las minas Fénix, con el proyecto de Livent, que, a su vez, están con proyectos de expansión de su capacidad productiva. En el caso de Minera Exar, el proyecto se encuentra en la fase de construcción, para producir 40.000 toneladas, y arrancaríamos hacia fines del segundo semestre del 2022. Pero, además, hay otros 3 o 4 proyectos que han anunciado en las últimas semanas el inicio de la construcción de las minas. Así que el litio se está transformando en uno de los principales generadores de nuevas inversiones en el país, dinamizando al sector, sobre todo en la región del NOA (Salta, Jujuy y Catamarca), con la implicancia que tiene no solo en la inversión, sino el impacto y el efecto multiplicador con el desarrollo de proveedores locales. También hay una inversión fuerte en la etapa de construcción, con actividades importantes en las tres provincias.
El Gobierno insiste que la minera metalífera y el litio son los sectores más dinámicos, orientados a proyectos de electromovilidad. En la industria, ¿ven que eso ya es una realidad o el desarrollo aún es potencial?
Hablando de electromovilidad, que es un poco la nueva perspectiva de la industria que queremos darle al sector, en esta transición energética y la transformación hacia la electrificación del transporte en Argentina hay muchos minerales que conforman este nuevo mundo de la electromovilidad. Actualmente, el litio y el cobre son los dos minerales en los que tenemos mayor preponderancia y cantidad de proyectos, en un portfolio que el país ha venido explorando en los últimos años para tener hoy una cartera importante de proyectos, que va a tener el mayor impacto a nivel de inversiones. El cobre está centralizado en 5 grandes proyectos. Es el caso de Josemaría, en San Juan, que ya tiene un nivel de avance, creemos que puede arrancar este año con una inversión cercana a los USD 4000 millones. Además, está El Pachón, también en San Juan, del Grupo Glencore; Los Azules, un proyecto de cobre en San Juan de McEwen Mining. Luego, tenemos Agua Rica, un proyecto de pórfido de cobre muy importante en Catamarca y el proyecto Taca, en Salta. Por eso, cuando hablamos de electromovilidad, la Argentina hoy tiene producción de varios minerales que sirven para desarrollar la electromovilidad, como el litio, el cobre, el níquel, el cobalto, manganeso, son todos los minerales que conforman esta nueva era de minerales que se van a producir, no solo en la transición energética, sino también para combatir el calentamiento global y los gases de efecto invernadero. El litio no es una utopía, ya se está invirtiendo. Calculamos que en los próximos cuatro años vamos a tener más de USD 4500 millones de dólares solo en litio y esperamos tener en cobre alrededor de USD 12.000 o USD 13.000 millones para totalizar una inversión en los próximos 10 años, sumado algunas ampliaciones en oro y en plata, un total de USD 20.000 millones. Ahora, esto es con los condicionamientos que mencioné antes, con la política de reglas de juego claras, para poder contener esta inversión. Argentina se ha vuelto hoy muy atractivo en la región, con respecto a Chile y Perú, que obviamente lideran el sector minero. Las inversiones hoy no están avanzando en esos países como lo venían haciendo hace tantos años, por cuestiones sociopolíticas, con la reforma de la Constitución en el caso de Chile y en Perú por el cambio de gobierno y las distintas vertientes ideológicas.
¿Qué falta para despejar el camino y que esos USD 20.000 millones potenciales de inversión se materialicen?
La macro nacional y mundial inciden mucho en las decisiones de avanzar con estos proyectos, que son de altos valores de inversión a largo plazo. Y la macro del país, fundamentalmente, es importante a la hora de la decisión. Nos está acompañando también el contexto internacional, con la suba de los commodities, los precios de los minerales, sobre todo de los metales con respecto a la inflación que hay en el mundo por las grandes emisiones que se han hecho en la pandemia a través de los bancos centrales, lo que ha impulsado también el precio de los commodities.
Esta es una buena noticia para la industria minera…
Todo este contexto internacional de la guerra también impulsa los precios del petróleo y el gas, además de los commodities. Entonces, tenemos buenos precios internacionales; Argentina, obviamente, cuenta con cuestiones domésticas internas, pero creemos que la resolución del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional también va a traer una cierta previsibilidad para inversiones que puedan llegar al país para dar algunas certezas. Hay cuestiones locales que tienen que resolverse que no son de un día para el otro. Creo que el camino es este, la minería puede aportar tanto en inversión como en exportaciones, que son los dólares genuinos que necesita el país para poder robustecer las reservas del Banco Central para darle más estabilidad a la economía.
¿Qué porcentaje del negocio representa la minería metalífera y cuánto las rocas de aplicación y usos en la construcción?
La producción total del sector metalífero es exportable. En 2021 se exportaron USD 3200 millones, eso nos consolida como el sexto complejo exportador; pero la incidencia que tiene el sector de tercera categoría es muy importante en la generación de empleo y el fortalecimiento de las economías regionales. En las provincias de Buenos Aires, y también en Córdoba y en San Juan, vemos un fuerte impacto en ese sentido, lo que genera un gran movimiento en zonas donde no hay otra actividad. Por eso consideramos que es muy importante en la generación de puestos de trabajo genuinos, que son un insumo vital para otras industrias.
¿Cómo juega la inflación en los proyectos mineros no metalíferos o de tercera categoría, muy vinculados al mercado interno?
Obviamente, es un factor que afecta a todas las actividades, no creo que sea la excepción la industria minera. Desde las canteras hasta las caleras, a las que afecta en los costos de mano de obra, temas logísticos transporte, combustible. Sobre todo, a las pymes, porque en ese mundo hay mayor cantidad de pequeñas empresas trabajando. Y todos los días tienen que afrontar esta realidad, con niveles de inflación cercanos al 50%, es muy difícil tener proyecciones, en especial en empresas con estructuras pequeñas. Estamos trabajando con la Secretaría de Minería en algunos fondos no reembolsables y líneas de crédito, sobre todo para las pymes, que necesitan ese capital de trabajo para generar la reactivación que se está dando.
En el plano interno, ¿la cuestión impositiva y la inflación son entonces los temas que dominan la agenda, además del financiamiento?
Así es, por eso estamos visitando las provincias, hemos armado una agenda federal, estuvimos en Córdoba, con todos los productores de la zona de las canteras, que son un poco distintas de las mineras de primera y segunda categoría. Acá son todos empresarios pyme. Lo mismo en la provincia de Buenos Aires, que son un grupo importante. Y conviven con esta realidad, el día de la realidad del país, que afecta a todas las industrias.