Al cierre de esta edición, en Bariloche, provincia de Río Negro, se presentó a la municipalidad un proyecto para la construcción de un Centro Polideportivo y Recreativo Gastronómico de casi 10 mil metros cuadrados. Al frente del emprendimiento, que ya cuenta con un predio en el corazón de esa ciudad turística, está el sindicato gastronómico y Néstor Dracklers, el titular de Canteras Ñire SRL, una empresa familiar de segunda generación que hoy, a partir de la elaboración de hormigón, ha diversificado su actividad.
Ciertamente, dice el empresario, «desde que en 2017 iniciamos la remediación del yacimiento, nos hemos concentrado en la hormigonera y también, hemos diversificado los negocios».
Menos oferta
Hace unos 30 años, sobre el Km 1636 de la Ruta 237, en un yacimiento ubicado a 15 minutos del Centro Cívico de Bariloche, la firma Canteras Ñire creció con la elaboración y comercialización de piedra partida, pues tal como ocurrió en otras partes del país, dentro del ejido municipal de San Carlos de Bariloche el desarrollo urbano impulsó la expansión de la minería de superficie para producir los áridos que requiere la industria de la construcción.
En las últimas décadas, en la zona se llegó a contabilizar una veintena de canteras a cielo abierto. No obstante hoy, apenas seis o siete frentes están plenamente trabajando, porque ante varios conflictos socio-ambientales y por disposición municipal fueron desactivados los yacimientos que «quedaron a 100 metros de viviendas familiares, los que extraían material de ríos y habían modificado los cauces, los denunciados por contaminación por sólidos en suspensión y aquellos que invadían zonas protegidas», señalaron desde la Intendencia.
Entonces, algunos productores cerraron sus plantas trituradoras, otros reconvirtieron las compañías y otros mudaron las inversiones al otro lado del río Limay, en los alrededores de la depresión del lago Nahuel Huapi pero en jurisdicción de la provincia del Neuquén y a 30 kilómetros de Bariloche (foto), donde además son incentivadas por obras viales y petroleras.
Así por fin, hoy el mercado de Bariloche enfrenta una escasez de material a granel que alcanza al mismo municipio local, que ahora tramita la apertura de una cantera en terrenos del Ejército Nacional para conseguir piedra y hacer bacheo con su propia planta de asfalto.
Por su lado, la antigua planta de la cantera Ñire se dedica sólo al tratamiento del material: es una planta de beneficio, una instalación donde se procesan las materias primas para separar y concentrar los elementos útiles, purificarlos y prepararlos para un uso posterior que mayoritariamente se dedica a la elaboración de hormigón, mientras que el resto se comercializa entre las constructoras.
Es decir, aclara el dueño, «ya no se extrae material en ese lugar», que está a seis kilómetros del centro y rodeado de un centenar de viviendas; en tanto que para obtener la materia prima para la construcción, «comenzamos a trabajar en conjunto con otras canteras de colegas».
Además de arena para albañilería y ripio para caminos de montaña, entre las granulometrías que aparecen en el catálogo de Ñire se destacan los productos obtenidos a partir del canto rodado natural de la zona, que se emplea tanto para integrarse al hormigón como para la confección de bases y ornamentaciones en arquitectura y se distribuye en camiones o bolsones (ver aparte).




