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Un sector a la espera que se reactiven las obras de infraestructura

María Eugenia Usatinsky Por María Eugenia Usatinsky
mayo 23, 2025
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Un sector a la espera que se reactiven las obras de infraestructura
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La actividad de la minería no metalífera y de extracción de rocas de aplicación comenzó a mostrar leves signos de recuperación, tras un año del que salió golpeada, sobre todo, por la merma de la construcción, industria que está entre las principales demandantes de sus productos. Si bien algunos materiales de esta rama de la minería también integran el proceso de explotación y son parte de la cadena de valor del litio y de los hidrocarburos (a través de la salmuera y las arenas silíceas, respectivamente), su evolución mantiene una relación estrecha con el destino del sector de la construcción.

El panorama se presenta complejo para este rubro debido a que no se vislumbra que haya a corto plazo una reactivación importante de las obras públicas. Sin embargo, el sector no pierde las esperanzas y mantiene la expectativa de que los proyectos metalíferos y litíferos en curso –y los nuevos por llegar– traccionen inversiones para construir, mejorar o ampliar las instalaciones, accesos y obras de infraestructura vial, ferroviaria y energética que son imprescindibles para producir y exportar la producción.

El Sistema de Información Abierta a la Comunidad sobre la Actividad Minera (SIACAM), desarrollado por la Secretaría de Minería de la Nación, difunde información periódica sobre los aspectos económicos, geológicos, geográficos, sociales, sanitarios y ambientales de esta actividad en la Argentina. En total, figuran 1.017 proyectos mineros, de los cuales 701 corresponden específicamente a no metalíferos y de rocas de aplicación en el país, según la recopilación realizada en forma conjunta con las provincias.

De acuerdo al último informe del INDEC que releva el nivel de producción industrial minero, el índice de extracción de minerales no metalíferos y rocas de aplicación muestra que el acumulado de los dos primeros meses de 2025 presentó un aumento de 11,1% interanual. La recuperación del sector estuvo liderada por la extracción de minerales destinados a la fabricación de productos químicos (incluyendo el litio), que subió 49,8%; de sal, que aumentó 16,6%; de arenas, canto rodado y triturados pétreos, que creció 14,2%; y de piedra caliza y yeso, que tuvieron un incremento del 7,7%.

Por otra parte, la extracción y aglomeración de carbón, turba y la explotación de minas y canteras disminuyó 40,9%; la arcilla y el caolín se redujeron 12,4%; y las rocas ornamentales bajaron 8,3%.

Al analizar lo sucedido en 2024, se observa que el año “estuvo marcado por la volatilidad de las actividades que conforman la extracción de minerales no metalíferos y de rocas de aplicación. En los primeros meses de ese año se presentó una caída en la producción de este sector, que logró recuperarse en el tercer trimestre”, señaló Camilo Hereñú, director de Economía Minera de la Secretaría de Minería de la Nación. 

En el acumulado entre enero y diciembre de 2024, el índice mostró una variación de 1,8% con respecto a igual período del año anterior, donde la extracción de minerales para la fabricación de productos químicos, de sal y la extracción y aglomeración de carbón, turba y explotación de minas y canteras fueron sectores con variaciones positivas superiores al 19%. 

Por otro lado, en igual período, se observaron disminuciones del 28% en la extracción de rocas ornamentales, una reducción del 26,2% en arcillas y caolín, y una contracción del 21,2% en piedra caliza y yeso. Además, la extracción de arenas, canto rodado y triturados pétreos presentó una caída de 2,4%. “Estos sectores se ven afectados por la reducción en la actividad de construcción –pública y privada– que hubo durante ese año”, apuntó el funcionario. 

Gustavo Núñez, prosecretario de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) y presidente de la Cámara de la Piedra de la Provincia de Buenos Aires, coincidió y manifestó su preocupación: “Durante el período 2024-2025 la minería no metalífera se vio muy afectada por la paralización de la obra pública; y esto nos perjudica de modo directo ya que nuestra actividad está centrada mayoritariamente en estas. La actividad sectorial se encuentra hoy en un 38% promedio de la capacidad instalada. La situación general que enfrenta la actividad de la construcción nos ha llevado a niveles de producción mínimos en la actualidad, lo que significa la reducción de puestos de trabajo y suspensiones de personal de moto rotativo, con el fin de mantener el personal especializado que toda cantera tiene. Además, los precios están congelados”. 

En cuanto al empleo en el sector, los informes reflejaron esta reducción. De los 9.539 puestos registrados en diciembre de 2023, se pasó a 8.942 empleos oficiales en noviembre de 2024 (5.550 correspondientes al rubro rocas de aplicación y 3.392 al de minerales no metalíferos). No obstante, no es la peor cifra de los últimos años: en diciembre de 2020 (en pandemia) hubo 8.690 empleos, el número más bajo desde 2017.

Aunque algunas provincias comenzaron a “mover” la obra pública, como Santa Fe, Córdoba y Mendoza, Núñez detalló que “Córdoba, una provincia con actividad importante en la minería no metalífera, opera hoy al 50-55% de su capacidad”. Por su parte, Pablo Siciliano, oriundo de esa provincia y presidente de la Asociación Argentina del Hormigón Elaborado (AAHE), agregó que, dado que “el sector de la minería no metalífera de materias primas para la construcción tiene capacidad instalada ociosa, ante una potencial reactivación, podría absorber (la demanda) sin mayores inconvenientes”. 

En tanto, desde la CAEM, Núñez lamentó: “La categoría de rocas para la construcción tiene un desarrollo acorde a la problemática. Nuestra actividad produce u$s 5.000 millones por año en la provincia de Buenos Aires, ya que hay que contabilizar no solo la piedra, sino también el cemento, la cal, las arcillas, los sanitarios, etcétera, que se fabrican con nuestros productos; y, en todo el país, solo ronda los u$s 12.000 millones anuales. Todo pasa por activar las obras públicas y privadas”.

Siciliano confirmó que en la industria del hormigón elaborado, que utiliza insumos de este rubro para la fabricación de sus productos, “redujo entre 35 y 40% el volumen de producción en 2024 con respecto a 2023; y, para este año, se esperan prácticamente las mismas condiciones que las del anterior. Esto tiene que ver con la desinversión en la obra pública y también con una cierta recesión en el sector privado”.

El Ing. Mauricio Stábile, gerente de Áridos de Cementos Avellaneda, firma que genera agregados extraídos de su propia cantera para la elaboración de sus cementos, hormigones y para, además, venderles a terceros, coincide: “La situación actual es muy delicada, la demanda cayó entre 50 y 60% respecto de 2023 y, por ende, los niveles de producción disminuyeron. En muchas empresas, esto impulsó a programar vacaciones anticipadas para el personal, suspensiones temporales y despidos, como consecuencia de intentar sobrevivir a esta crisis de baja demanda. A esto hay que sumarle una caída de precios del orden del 35 al 40% en dólares, lo que complejiza aún más la situación, obliga a las empresas a ajustar sus costos y a ser lo más eficientes posible en todo porque el margen de rentabilidad se reduce. Este es un negocio de volumen y precio y, hoy día, ninguna de las dos variables se ven favorecidas por el mercado”. 

Entre las tareas que esta cementera realiza, se encuentra la trituración de granito en fracciones granulométricas; genera tres productos: arena de 0 a 6 mm y granitos de 6 a 20 mm y de 20 a 30 mm, además de dos subproductos (estabilizado 0-12 mm y un superfino de 1 mm). La capacidad de trituración de granito de la planta que tienen para este fin en Olavarría, provincia de Buenos Aires, ronda las 100.000 toneladas por mes, aunque en la actualidad llegan solo al 50 o 60%. Del volumen producido, la mitad es despachado a Hormigones Avellaneda (unidad de negocios del Grupo) y el otro 50% a clientes externos, como corralones, plantas hormigoneras y empresas constructoras, entre otros.

En cuanto a las inversiones, “si bien hay reducción, el Grupo Cementos Avellaneda hace un gran esfuerzo por intentar sostenerlas a pesar de la situación actual, lo que es una medida inteligente previendo estar mejor posicionado para una futura activación del mercado”, opinó Stábile.

Preocupado por el panorama, Núñez advirtió que el impacto de la situación va más allá de su sector: “Lo que se logrará con esta política es la destrucción generalizada de las rutas, que ya se evidencia. Esto generará más accidentes y demoras en los transportes para sacar la producción de los establecimientos. La única política que serviría es la continuidad de las obras públicas, con seguimiento de los controles que siempre estuvieron y que se desvirtuaron en los últimos años”.

EXPECTATIVAS

La minería de rocas de aplicación tiene potencial en Argentina, principalmente por la demanda en materiales para la construcción de viviendas, sumado a las obras de infraestructura del sector privado y público pendientes de ejecución. “La minería en general pasa por un buen momento, creció mucho en capacidad, en tecnificación y en compromiso con el ambiente. Elevó muchísimo su performance y esto impacta directamente de manera positiva en la industria del hormigón elaborado. Pero, las proyecciones que pueden vislumbrarse para el sector de la minería no metalífera están muy ligadas con el nivel de actividad de la construcción en general. Si reaparece la inversión en infraestructura y se reactiva el sector de la construcción privada, debería aumentar un poco y mejorar las perspectivas para la minería”, consideró Siciliano.

Esta actividad se ve beneficiada por otras, como la de extracción de hidrocarburos, por ejemplo. En ese sector, la arena silícea (mineral no metalífero) es indispensable para llevar a cabo la extracción por fractura hidráulica (o fracking), por lo que, con el fin de sustituir las importaciones, en los últimos años comenzaron a extraer canteras ubicadas en las provincias de Entre Ríos, Chubut, Río Negro y Neuquén. 

Por otro lado, en minería metalífera y de litio, “los materiales para la construcción son imprescindibles para las obras que deben llevarse a cabo con el objetivo de que los proyectos puedan avanzar hacia las etapas productivas. Además, la producción de litio a partir de salmueras también abre el mercado a insumos que pueden ser abastecidos en el mercado local”, destacó Hereñú.

Según sostienen desde Cementos Avellaneda, “hoy día la premisa está en sobrevivir, tratar de ajustar los costos operativos a su mínima expresión para conseguir la mayor eficiencia posible e intentar sostener el capital humano, que es lo más valioso con que se cuenta en una empresa. La decisión del gobierno nacional de frenar la obra pública y sostener el equilibrio fiscal, generó la situación actual en el rubro. Por lo tanto, a medida que se vayan ejecutando inversiones destinadas al desarrollo y a la construcción de obras públicas, permitirá también el crecimiento”.

Para mejorar el panorama que vive el sector, Stábile sugiere que “el Gobierno tendría que instrumentar herramientas que les permitan a las empresas con intención de invertir en obras públicas, hacerlas, pero con un resguardo y una rentabilidad que favorezcan a ambas partes”.

Entre las medidas impulsadas, la aprobación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) despierta grandes expectativas en el sector minero. Si bien esta potenciará en forma directa a los proyectos metalíferos (por ser los que demandan mayores capitales para su exploración y explotación), su concreción requerirá construir instalaciones y obras de infraestructura, las que, a su vez, demandarán insumos de la industria minera no metalífera y de rocas de aplicación.

Si bien Stábile admitió que “las proyecciones a mediano plazo no son las más alentadoras”, remarcó que “siempre existe la expectativa de una reactivación. Argentina es un país con déficit de obras públicas e infraestructura, por lo que la necesidad está presente, solo resta que aparezcan las inversiones o el capital para abordarlas. El RIGI es una herramienta para atraer inversiones importantes con el objetivo de impulsar el desarrollo económico y la competitividad del país. Hay muchas expectativas en que este sea el puntapié inicial para la reactivación de la obra pública”.

Desde la Dirección de Economía Minera sostienen que “el RIGI tiene potencial para generar un impacto positivo en el sector”. Las inversiones que ingresen dentro de este marco “van a demandar nueva y mejor infraestructura de acceso a los proyectos, lo que viene de la mano de una mayor demanda de minerales rocosos, como áridos, arena, calizas y yeso, entre otros esenciales para la construcción. Además, cuando los proyectos inicien la construcción de las instalaciones necesarias para sus operaciones, se impulsará la actividad, lo que tendrá un impacto sobresaliente en el empleo en este rubro”. 

Otro aspecto relevante es que el RIGI puede ser beneficioso no solo para la actividad de la construcción de las provincias en las que se ubiquen los proyectos (vinculados al noroeste argentino y la región de Cuyo, por ser rubros vinculados a la producción metalífera y de litio), sino también en las provincias en las que se ubica la producción de minería no metalífera y de rocas de aplicación (como Buenos Aires, Córdoba, Salta, San Juan, Neuquén, Entre Ríos, Misiones, La Pampa y Río Negro, por ejemplo), debido a que estos minerales constituyen la materia prima de las obras. 

“Se prevé que el desarrollo del sector metalífero y litífero permitan una recuperación de los minerales no metalíferos y rocas de aplicación destinados a la construcción. La continua recuperación de la actividad económica desde el segundo trimestre de 2024 a nivel nacional es un dinamizador de la demanda de minerales no metalíferos y rocas de aplicación, no sólo para sus usos en la construcción sino también por la demanda que posee en el resto de las actividades productivas del entramado nacional”, expresó el funcionario de ese organismo. 

El INDEC publicó los datos del Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) de febrero de 2025, que mostró una suba del 3,7% interanual, tras varias caídas registradas anteriormente por este sector; el índice desestacionalizado creció 2% respecto a enero. “Esos datos sugieren una recuperación en la actividad, y esta tendencia podría continuar si el RIGI moviliza inversiones significativas en la actividad minera”, añadió entusiasmado Hereñú. 

En tanto, Núñez aclaró: “Si bien el RIGI es importantísimo para el sector minero metalífero, no aplica en el caso de nuestro sector. Una cantera con todos equipos nuevos demanda una inversión aproximada de u$s 10 a 12 millones, muy lejos de los u$s 200 millones necesarios de inversión para poder lograr un RIGI”. Sin embargo, coincidió en que, al considerar al sector minero de forma global, se espera que “la puesta en marcha de nuevos proyectos mineros metalíferos, en especial los de mayor magnitud y aquellos que requieren obras de infraestructura en paralelo, colaboren con la reactivación de la construcción. La puesta en producción de una mina significa, adicionalmente a su obra, la ejecución de caminos, el mejoramiento de rutas, obras en las comunidades y, hasta en algunos casos, la reactivación de ramales ferroviarios. Esto es parte de lo que el sector minero tracciona en general, pero aún no es posible medir su impacto. No son cambios de corto plazo”.

DESAFÍOS

Las grandes inversiones, principalmente en la minería metalífera y de litio, requieren la ejecución de infraestructura de gran magnitud para poder avanzar a la etapa de producción. Estas obras incluyen desde caminos de acceso, rutas, campamentos, oficinas, planta de procesamiento, nuevas líneas eléctricas y telecomunicaciones, entre otras. Todas estas necesitan una importante cantidad de insumos provenientes de la minería no metalífera y de rocas de aplicación ligados a la construcción, como son los agregados (arena, piedra partida, canto rodado, gravas), la cal, el cemento, el yeso, la arcilla, las rocas ornamentales, etcétera.

Recientemente, la Secretaría de Minería realizó un relevamiento sobre los requerimientos de infraestructura para el desarrollo del sector minero argentino (ver recuadro), En este trabajo se identificaron las principales necesidades de obras (viales, ferroviarias y energéticas) que tiene la minería metalífera y de litio en el país. Ello permite “tomar dimensión de los desafíos que debe afrontar el sector, los que a la vez, son una posibilidad de crecimiento no solo para la infraestructura nacional, sino también para la demanda de insumos de minerales no metalíferos y rocas de aplicación en la Argentina”. 

En cuanto a los retos pendientes de abordar dentro del sector de la minería no metalífera y de rocas de aplicación para potenciar su desarrollo, Hereñú señaló: 

– Es una actividad muy heterogénea; hay que considerar que tiene altos costos logísticos.

– Existe cierto grado de informalidad laboral en una parte de los proyectos productivos que no cumplen con las normativas correspondientes (vinculado a cuestiones de escala y productividad de los establecimientos mineros de estos rubros). 

– Falta infraestructura acorde en muchas regiones (mejoras a nivel vial y acceso a energía en zonas alejadas de la región centro). 

Sobre el futuro del sector para los meses que restan de 2025, Núñez opinó: “Es difícil proyectar. Al momento no hay ninguna información que nos permita vislumbrar cambios en la problemática actual que nos lleven a augurar un escenario distinto. No se ven oportunidades para las canteras ya instaladas. No es posible trasladarlas, aunque sí lo es que nuevos jugadores entren en escena, dependiendo de las necesidades de cada emprendimiento metalífero. El tema prioritario es, claramente, la reactivación del sector, una cuestión que depende de las decisiones de la cartera económica”.

En tanto, desde la AAHE, señalaron la importancia de profundizar “la vinculación transversal a todos los actores de la cadena de valor de la construcción” con miras a potenciar la integración y el desarrollo conjunto. Siciliano detalló: “En el caso específico de los insumos elementales de la industria del hormigón, como son los áridos (ya sean piedras o arenas), estamos en permanente contacto y comunicación. Recientemente la AAHE firmó un acuerdo de cooperación con la Cámara Empresaria Minera de Córdoba a partir del cual esa institución provee y pone a disposición todo tipo de protocolos de los materiales de sus productores y socios para que todos puedan nutrirse de esa información”. Además, acompañan “iniciativas que tengan que ver con la optimización de recursos, la carbono neutralidad, la sustentabilidad, la tecnificación, así como la reducción y mitigación del impacto ambiental. En ese aspecto, la industria de la minería no metalífera es una aliada para poder, trabajando juntos, lograr una mejora sustancial en la manera de explotar y optimizar los recursos. Se debe continuar el objetivo de trabajar de manera mancomunada y alineada con todos los integrantes de la cadena de valor, para buscar la eficiencia del sector de la construcción. Esto es clave para las oportunidades que puedan venir a mediano y largo plazo”, concluyó.

Por María Eugenia Usatinsky

Tags: minería no metalífera

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