Con inversiones que ya superan los 1.600 millones de dólares, Posco Argentina avanza con la construcción de uno de los complejos industriales de litio más grandes del país. La puesta en marcha de la primera planta de hidróxido de litio de Argentina, las obras en curso en el Salar del Hombre Muerto y la creciente demanda global convierten a Salta en un polo estratégico para la transición energética. En este contexto, la titular de la Secretaría de Minería y Energía de Salta, Dra. Romina Sassarini, analiza el impacto del proyecto y el modelo provincial de minería sustentable.
El desarrollo del litio ha transformado profundamente el mapa productivo de nuestro país y especialmente, de las provincias del Noroeste. Tal es el caso de Salta que vive uno de los procesos de expansión más importantes de la historia. A diferencia de otros ciclos extractivos, la llegada de proyectos de gran escala, con infraestructura, industrialización y estándares ambientales más exigente, está modificando la estructura productiva de la provincia y transformando a la Puna en un territorio de inversiones sostenidas, empleo calificado y construcción intensiva.
Entre los emprendimientos que marcan esta nueva etapa, se destaca el proyecto “Sal de Oro” de Posco Argentina, el cual ocupa un lugar central, no solo por su magnitud, sino también por su aporte al agregado de valor dentro del país. La obra que inició la empresa surcoreana Posco, sobresale por su nivel de integración industrial y por el volumen de obras en simultáneo: plantas químicas, líneas eléctricas, caminos mineros, redes de agua industrial, campamentos de altura, sistemas de evaporación y, sobre todo, un esquema productivo que une dos polos estratégicos de la provincia: La Puna y el Parque Industrial de General Güemes; a través de un proceso que permite transformar salmuera en hidróxido de litio, uno de los compuestos más demandados por la industria global de baterías.
Posco Argentina desembarcó en el país en 2018, tras adquirir derechos sobre un sector del Salar del Hombre Muerto, una zona de alto potencial geológico que Salta comparte parcialmente con Catamarca. Desde entonces, la compañía ha desplegado un plan integral de desarrollo que combina la extracción y procesamiento inicial en la Puna, con la industrialización en el Parque Industrial de General Güemes. El avance ha sido constante: luego de una etapa piloto, la empresa inició la construcción industrial y, entre 2023 y 2024, concretó uno de los hitos más importantes de la minería argentina reciente: la inauguración de la primera planta de hidróxido de litio de Argentina. El proyecto fue uno de los tres primeros, que se adhirieron al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), la obra demandó más de 800 millones de dólares y generó alrededor de 3.800 empleos totales, entre directos e indirectos. Además, se trató de la primera vez que el país produjo localmente un compuesto de litio con valor agregado orientado directamente a la industria global de baterías.
La planta, ubicada en el Parque Industrial de Güemes, tiene una capacidad de producción estimada en 25.000 toneladas anuales. Su actividad se nutre del procesamiento inicial realizado en la mina, donde se obtiene fosfato de litio como producto intermedio, y emplea a cientos de trabajadores locales, además de movilizar a decenas de proveedores de servicios, logística y construcción de la región.
Paralelamente, en el Salar del Hombre Muerto avanza la construcción de una segunda planta clave: la planta de carbonato de litio (CP2), que demandará otros 800 millones de dólares y permitirá aumentar la capacidad productiva total hasta unas 50.000 toneladas anuales entre carbonato de litio e hidróxido de litio. Hasta ahora la inversión asciende a 1.600 millones de dólares y tienen previsto invertir, para este desarrollo en el país, un total de U$S 4.000 millones hacia el 2030.
Este proceso no solo implica inversiones y obras. Exige también un marco normativo moderno, controles permanentes y una estrategia estatal que garantice que el crecimiento de la minería sea sostenible, equilibrado y beneficioso para las comunidades, el ambiente y la economía local. La Secretaría de Minería y Energía perteneciente al Ministerio de Producción y Desarrollo Sustentable de la provincia de Salta, es uno de los actores clave para garantizar esas funciones. En ese marco, El Constructor dialogó con la Dra. Romina Sassarini, titular de la Secretaría de Minería y Energía de Salta, quien analizó la relevancia del proyecto “Sal de Oro”, el modelo de minería sustentable que impulsa la provincia y el rol de Salta en el mercado global del litio.
¿Qué diferencia al proyecto “Sal de Oro” de Posco Argentina del resto de los desarrollos de litio en el país?
La minería en Salta tiene una historia muy ligada a la minería, que antecede largamente a la llegada del litio. Nuestra provincia se ha caracterizado siempre por la riqueza y diversidad de sus recursos, con una tradición minera que incluye desarrollos metalíferos, de boratos y de rocas de aplicación. Ese recorrido nos dio experiencia institucional, marcos normativos y una cultura de trabajo vinculada al sector, que hoy se profundiza con la incorporación del litio como protagonista de la transición energética.
Más allá de esto, debemos reconocer que la puesta en marcha del proyecto Sal de Oro de POSCO, como de los otros proyectos de litio que hoy tenemos en producción, significó un antes y un después en la minería salteña, y también a nivel nacional ya que se trata de la primera planta de producción de hidróxido de litio en el país. En este caso, el valor agregado es doble: primero se realiza en la mina un procesamiento inicial que permite obtener fosfato de litio, y luego ese producto intermedio se traslada al Parque Industrial de General Güemes para transformarse en hidróxido de litio, integrando así a la Puna con un polo industrial estratégico como el parque industrial.
¿Qué significó la inauguración de la primera planta de producción de hidróxido de litio de Argentina, para Salta?
Este proyecto, al igual que la mayoría de su tipo, son de gran envergadura e implicaron inversiones y obras de infraestructura de magnitud inédita para la Puna. Estamos hablando de proyectos bisagra, que consolidan a Salta como un actor central en el mapa global del litio y nos abren la puerta hacia una etapa en la que el desarrollo minero local se proyecta con más fuerza que nunca hacia el futuro.
Montar un campamento y la infraestructura para un proyecto de este tipo no es poca cosa, ya que debemos tener en cuenta las condiciones propias de la Puna y el funcionamiento que demanda una mina de estas características. Estamos hablando de caminos, líneas eléctricas, campamentos, sistemas de provisión de agua, todo lo que hace posible que un proyecto de esta envergadura funcione de manera sustentable y eficiente.
Me permito destacar que POSCO no es un caso aislado; en Salta hoy tenemos cuatro proyectos en etapa de producción: Sal de Oro de POSCO, Centenario Ratones de Eramine, Mariana de Ganfeng y la planta piloto de Río Tinto, empresa que está próxima a iniciar, con la construcción de su planta para 50 toneladas. Todos ellos atravesaron procesos de construcción de gran escala. La llegada de cada uno de estos desarrollos significó empleo directo e indirecto, dinamización de proveedores locales y obras que trascienden al propio proyecto.
¿Cuál es el modelo de “minería sustentable” que se promueve desde la Secretaría de Minería de Salta?
Nuestro modelo parte de un concepto clave: la minería debe ser una herramienta de desarrollo equilibrado y de largo plazo para Salta. Eso significa que no pensamos la actividad en términos aislados, sino integrada con el territorio, las comunidades, el ambiente y la economía.
Por eso promovemos una minería sustentable basada en la gestión Ambiental, Social e Institucional. En lo que respecta a la gestión ambiental, lo hacemos garantizando un manejo responsable de los recursos con controles, inspecciones y monitoreos participativos de los procesos. En cuanto a la gestión Social, nuestro eje es el diálogo temprano y constante, la consulta y la generación de beneficios concretos para las comunidades, especialmente a través de empleo local, capacitación e infraestructura. Esto se materializa en mesas de trabajo social, monitoreos participativos, consultas previas libres e informadas, entre otros mecanismos y herramientas que le dan protagonismo preponderante al componente social de la puna. Y finalmente desde el eje Institucional, fortaleciendo la gobernanza minera a partir de marcos regulatorios claros, previsibles y con estándares internacionales de transparencia y control.
Desde la Secretaría trabajamos para que cada proyecto minero en Salta sea un modelo de buenas prácticas y de creación de valor compartido, no solo en su etapa de operación sino también en la construcción y en la planificación del cierre.
¿Qué tipo de controles realiza la Secretaría de Minería de Salta a la empresa?
Los controles que realizamos son permanentes y marcando presencia en territorio. Para ello, trabajamos articuladamente con otros organismos como la Secretaría de Ambiente, Recursos Hídricos, la Dirección General de Rentas, sólo por mencionar algunos, para que dichos controles sean integrales y complementarios en las competencias de cada organismo.
Desde la Secretaría incrementamos el personal calificado para llevar adelante estas tareas, robusteciendo el equipo profesional del organismo. Sin embargo, no se trata solo de fiscalizar, sino de acompañar y garantizar que los proyectos se desarrollen de acuerdo con la normativa y con los compromisos asumidos.
En lo técnico, llevamos adelante monitoreos y controles ambientales, inspecciones en terreno y revisiones periódicas con el área de Gestión y Policía Minera. Controlamos las instalaciones y sectores de cada proyecto, la gestión de residuos, los procesos declarados, las contrataciones de proveedores.
En lo social, verificamos el cumplimiento de los compromisos con las comunidades, como la contratación de mano de obra local, programas de capacitación, proyectos de inversión social.
En definitiva, el objetivo no es solo controlar, sino construir confianza en torno a la actividad minera y garantizar que los beneficios lleguen de manera efectiva al territorio.
¿Cómo posiciona todo lo logrado y por lograr a la provincia, en la cadena global del litio?
Hoy Salta se ha consolidado como un referente en gobernanza minera y como una de las provincias que más proyectos de litio tiene en sus distintas etapas.
Tenemos como guía el Plan Minero Sustentable 2030, un Digesto Minero Ambiental con reglas claras, seguridad jurídica, procesos ágiles y un compromiso fuerte con la sustentabilidad. Eso ha hecho que grandes compañías globales confíen en invertir en nuestra provincia.
Pensemos también más allá del litio: Hoy el segundo complejo exportador de la provincia de Salta es el oro, de la mano de Mina Lindero en la órbita de los proyectos metalíferos. Históricamente somos una de las productoras más importantes de Latinoamérica de boratos. Los cuatro proyectos de litio en producción, los que están en construcción y exploración avanzada, también nos permiten afirmar que estamos en un momento histórico: estamos pasando de la promesa a la realidad concreta. Ya no hablamos de potencial, sino de producción, de integración, de desarrollo.
Esto nos posiciona a nivel nacional, como una de las provincias que más aporta al crecimiento de la minería del litio y a la diversificación productiva de la Argentina. Y a nivel global, insertándonos como un proveedor confiable y responsable, que no solo produce un mineral estratégico, sino que lo hace bajo estándares de sustentabilidad, gobernanza y respeto por el entorno.
En resumen, lo logrado hasta ahora nos da credenciales sólidas para ser protagonistas en la transición energética global, y lo que aún está por venir nos abre un futuro de oportunidades para toda la provincia.




