A unos 8,5 kilómetros de la localidad de James Craik, en el campo llamado Ayas, cercano a la pequeña urbanización de Pampayasta Norte del departamento Tercero Arriba de la provincia de Córdoba, se encuentra el paraje Chañares, donde Canteras La Perla S.R.L. tiene sus yacimientos mineros. Son tres bancos de arena, denominados para el catastro provincial como las canteras James Craik 3, 4 y 5.
En cualquier caso, para llegar a los emplazamientos se debe abandonar la Ruta 9 y recorrer una extensión aproximada de 10 kilómetros por un camino secundario enripiado, después de pasar por el cementerio municipal de la localidad de James Craik; y otros 1.500 metros al SE hasta otra bifurcación: “allí nos encontramos con un sistema sedimentario integrado por una parte de origen fluvial correspondiente al Río Tercero, que hace ya mucho tiempo abandonó su cuenca para correr a once kilómetros de distancia, dejando expuesto aquí un suelo compuesto por un paquete arenoso”, explica Jorge Taley, titular de La Perla, una empresa familiar de segunda generación que está cumpliendo 50 años de actividad.
El acarreo
Para iniciar la faena minera, las canteras de La Perla fueron excavadas con una draga que oportunamente apartó un material estéril superficial de entre 20 y 40 cms de altura, un suelo vegetal que luego será repuesto; quedando expuesta una capa de extracción de arena de unos 3,40 metros promedio, en tanto que a esa profundidad aparece un horizonte limo-arcilloso (tosca).
Así, una vez logrado el destape del yacimiento, la arena se retira con excavadoras sobre orugas y, según la selección natural que presente, el material se acarrea hacia dos zarandas móviles para su respectiva clasificación granulométrica, para lo cual se emplean camiones 6X4 como el Trakker 380 de Iveco (foto).
Si bien hay otra versión Tractor con cabina larga, el vehículo que opera en las canteras de La Perla es un Trakker Rígido con cabina corta abatible montada sobre un chasis construido con dos largueros de sección “C”, vinculados por travesaños, abulonados y remachados en el alma de los largueros. Por detrás, ejes con reductores en los cubos y una suspensión de dos ballestas semielípticas de simple flexibilidad y cuatro amortiguadores hidráulicos telescópicos de doble acción.
Bajo el capó, este camión configurado para aplicaciones que demandan su robustez y resistencia cuenta con un motor FPT Cursor 13 de 380 CV y en su cadena cinemática, una caja de cambios dotada del sistema de servoasistencia Servo Shift, para una conducción más cómoda, pues permite seleccionar las marchas de forma rápida y precisa.
De acuerdo a sus especificaciones, este vehículo fue homologado para un PBT de 33 ton. Igualmente, se puede configurar con distintas distancias entre ejes, para la adaptación y montaje de distintos carrozados. No obstante hoy, “la actualización del Trakker nos ofrece mayores capacidades con el nuevo Iveco Hi-Land, un modelo desarrollado específicamente para aplicaciones fuera de ruta que está disponible en nuestro país con 2 configuraciones de ejes: el 6X4 Rígido equipado con un motor FPT Cursor 13 de 440 ó 480 CV y la versión Tractor 8X4 con motor de 500 CV. Ambos camiones están diseñados para el trabajo pesado en condiciones extremas, siendo ideales para el montaje de cualquier carrocería típica de aplicaciones como minería, petróleo, Oil&Gas, construcción civil y explotación de áridos a cielo abierto”, explicó el licenciado Federico Colombo, gerente comercial de Aurelia SACIyF, el concesionario oficial de Iveco Argentina.