El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Obras Públicas, con una inversión de $349.449,3 millones continúa con las casi 1500 intervenciones en las provincias de la Región de Norte Grande, cuyo objetivo principal es el cierre de brechas de infraestructura en materia vial, gestión integral de los recursos hídricos, e infraestructura urbana y rural.
En mayo pasado, el Senado aprobó la creación de la Región del Norte Grande Argentino. Esto es una “ratificación normativa de una realidad fáctica que ya tiene más de 30 años. Cuando ejercí el cargo de vicegobernador de la provincia de Tucumán, en 1999, ya habíamos tenido varias reuniones de gobernadores del Norte y nos justábamos con mucha frecuencia. En aquel momento con Eduardo Alfredo Fellner, con Juan Carlos Romero, con Carlos Eduardo Rovira y otros políticos con quienes empezamos a establecer el criterio de que era muy importante que, más allá de nuestras pertenencias partidarias, definiéramos un curso de acción conjunta”, señala Sisto Terán, titular de la Unidad Ejecutora Especial Temporaria Unidad Belgrano-Norte Grande.
Y resalta que “se ha ido evolucionando cada vez más en ese sentido y la decisión parlamentaria de crear la Región del Norte Grande Argentino no hace otra cosa que ratificar el rumbo que nos trazamos hace bastantes años con lo cual estoy muy contento”.
¿Cree que hoy se respeta el concepto con el que se desarrolló la Unidad Belgrano-Norte Grande?
Estimo que sí, ya que lo importante son los conceptos más que los números y montos de obras. Los principales objetivos de la creación de esta región fueron y serán, primero, los que tiene que ver con la compensación de las asimetrías en materia de obras de infraestructura, sobre todo para nuestra región norte del país. En segundo lugar, como dije, la construcción es inversión y no gasto. Tercero, la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos. Y, por último, el concepto importante de generar arraigo en la población, es decir, que los argentinos tengan en su lugar de origen la posibilidad de tener los servicios básicos y esenciales, como agua, cloacas, pavimento y demás. Todo esto se está haciendo tras una postergación de distintos gobiernos, añadido a la situación que trajo la pandemia y sus consecuencias, y sin embargo estamos avanzando.
En la actualidad, ¿existe un trabajo que antes no había?
Sí, una prueba cabal de ello es que, en las primeras licitaciones que hicimos, detectamos varias empresas muy interesadas en trabajar que iban hasta un 40% debajo de los presupuestos oficiales. Hoy la situación ya está todo mucho más normal porque la gente tiene trabajo.
¿Ve que la región de Norte Grande se consolida como una zona líder en el país?
Tengo la convicción de que así ocurre, más allá de mi imparcialidad por ser tucumano. La visión la comparto y tenemos un conglomerado de autoridades que trabajan codo a codo sin distinción de signos políticos y que tienen ya un mecanismo de funcionamiento conjunto. Tenemos aún muchos problemas, pero se está trabajando de manera muy fuerte para que el sector del Norte Grande sea prioritario en la atención por parte del Estado nacional.
¿Cree que el litio también será protagonista en los próximos años y contribuirá al desarrollo de la región?
Aunque no soy especialista, puedo afirmar que el litio es un tema que aparece como muy prometedor. Para mí también es una gran esperanza. Me dicen los que saben del tema que es la región del norte del país una de las privilegiadas y eso se puede transformar en grandes beneficios para toda nuestra comunidad. El litio tendrá un protagonismo especial en ese aspecto
EMPLEO Y OBRA PÚBLICA
Un reciente informe oficial da cuenta del aumento significativo de empleo en la región ligado al sector de la construcción. “A nadie escapa que uno de los motores principales y esenciales en la generación de empleo genuino es, ha sido y será siempre la obra pública”, destaca Sisto Terán.
¿A qué atribuye que en la Región Norte Grande se hayan generado casi 14.000 empleos en la construcción?
Estoy convencido de que no hay nada que sustituya a la obra pública en su capacidad de generación de empleo, por lo que, después del estado de semiparálisis de 2017 y que, luego, se extendiera con la pandemia de 2020, se generó una resurrección a nivel nacional donde hoy casi todo el territorio argentino está con obras públicas en curso de ejecución.
¿Qué pasó con la mano de obra que estaba rezagada?
Se fue cuantificando y llega hoy a los 14.000 empleos en el ámbito de la construcción. La baja del índice de desempleo está constatada en forma oficial por los números que el INDEC ha proyectado últimamente. Esto es un indicio muy auspicioso en el marco de una situación que sigue siendo compleja a nivel nacional e internacional.
¿De cuándo son estos números?
Se hacen mediciones interanuales y entiendo que se tomaron en abril de 2022. Los que se encuentran en el rubro de la construcción saben que se está produciendo una mejoría que se traduce en muchos elementos importantes. Antes que nada, se recuperó el concepto de que la obra pública no es un gasto, sino una inversión.
¿Por qué resalta esto?
Porque durante otras gestiones de gobierno se había cometido el error de entender que el dinero que se destinaba a la obra pública era un gasto, entonces, cuando se negociaba con el Fondo Monetario Internacional (FMI), se incluía como un factor que contribuía a reducir el déficit la disminución de la inversión del dinero en las obras. Esto fue un error muy grave que significó una fortísima caída de los niveles de obras durante años anteriores.
Cuando se pone dinero en la construcción, ¿se mejora la calidad de vida de la gente?
Sí, creemos eso. Además, se incrementa el patrimonio de las comunidades que son beneficiadas. En consecuencia, ese cambio de concepto se ha traducido en la proliferación de obras a lo largo y ancho del país que, a su vez, generan empleo. Antes era habitual que el FMI exigiera la disminución del índice de obras públicas y en las nuevas negociaciones con ese organismo esto no está incluido.