La diferenciación del Litio se puede explicar comparando el caso de Chile y Bolivia (integrantes del triángulo del Litio) que lo han nacionalizado y centralizado. El régimen de promoción argentino permite la entrada de una cantidad mayor de jugadores de distintas envergaduras y proyecta en un mediano plazo a Argentina superando a Chile en cuanto a producción.
La minería de transición es la cualidad que tienen ciertos elementos para formar parte del mercado energético. En cambio, minería en transición es la posición y situación donde se encuentra la minería respecto a esos elementos.
Lo más simple es presentar la relación entre las proyecciones futuras a nivel global (demanda de metales verdes) y la actualidad del sector (oferta). Los metales denominados verdes están liderados en mayor proporción por el Cobre, el Níquel y el Litio, pero la demanda proyecta el crecimiento de Cobalto, Grafito, Plomo, Potasio, Platino, Plata y Zinc.
La producción de energía solar y eólica traccionan la demanda de cobre para sus cableados, transformadores y puestas a tierra. Dependiendo del tamaño de los paneles o los tipos de turbinas (on-shore u off-shore) las proyecciones de consumo varían hasta un 90% del mercado actual.
En el mercado de los vehículos eléctricos; la introducción de Níquel y Cobalto en la construcción de baterías de ion-litio se asocia a los rendimientos de seguridad y autonomías más grandes. El consumo de metales verdes varía de acuerdo con el tipo de propulsión que recibe el vehículo, si es 100% eléctrico (batería) o si depende de la convivencia con un motor a combustión (híbrido).
Pero la particularidad más importante de estos metales es que compiten entre ellos, ya que quedan expuestos a los ciclos mineros donde existe sobreinversión durante los ciclos alcistas y subinversión durante los ciclos bajistas. Con lo cual, al no contar aún con una capacidad para presentarse como un eslabón estable en la cadena de suministros de la transición energética, impiden que ciertas tecnologías se desarrollen de manera sostenida.
Esta situación nos lleva a hacer foco en la oferta y cómo el sector minero está respondiendo a la demanda. De acuerdo con diversos informes elaborados por S&P Global, las perspectivas para el sector en cuanto a nuevos descubrimientos delatan cautela en las partidas presupuestarias especialmente entre las empresas de gran escala (ingresos por más de US$ 500 millones) a pesar de su capacidad de autofinanciar las operaciones de exploración.
Por el lado de las empresas pequeñas (ingresos menores a US$ 50 millones) encontraron dificultades para sostener esos presupuestos debido a que el mercado no estaba interesado en financiar las operaciones de exploración de ciertos materiales, a pesar de la clara demanda que propone la transición energética.
Esto indica que el sector está dispuesto a resignar esos proyectos que pueden tener gran rentabilidad en el futuro pero que en etapas tempranas representan un riesgo. Conceptualmente para los que no estamos inmersos en las operaciones mineras esto se plasma a través de la Curva de Lassonde en periodos que suelen durar entre 4 y 5 años.
Para comprender hacia dónde se dirigen los flujos financieros debemos conocer la secuencia en que se dan y con qué objetivo se asignan los presupuestos de exploración: la primera etapa es la exploración de base (Grassroots) que comienza con la primera visita o llegada al campo realizada en un área de interés, la cual es preseleccionada por antecedentes o por datos indirectos como anomalías de color en una imagen satelital. En pocas palabras, existe poca información geológica previa.
La segunda o exploración avanzada (Late-stage) es la que otorga certezas luego de que se ha realizado el descubrimiento. Esta contempla actividades y trabajos de factibilidad hasta la decisión de producir.
La exploración en el yacimiento (Mine-site) es la tercera etapa, que se realiza con el objetivo de obtener nuevas reservas en proyectos de preproducción o cuando la mina ya está operando.
De acuerdo con la premisa anterior es lógico que los flujos de financiamiento apunten a la segunda y tercera etapa. En donde las empresas de gran escala pueden adquirir proyectos individualmente como compras “Spot” orientadas a pequeñas minas con altos niveles de producción.
Con esta imagen a nivel mundial podemos preguntarnos: ¿de qué manera se desenvuelven las empresas que cuentan con operaciones de exploración en el país?
Lo cierto es que los mismos informes ubican a Argentina como uno de los pocos países que recibieron asignaciones de presupuesto para las etapas tempranas o grassroots, incluso registrando aumentos. Esto rompe con la foto y ratifica el potencial de desarrollo a largo plazo.
Son 131 los proyectos mineros (incluidos Oro y Plata) que se encuentran en distintas fases (inactivos, mantenimiento, exploración avanzada, evaluación económica preliminar, prefactibilidad, factibilidad, construcción y producción). Pero el número relevante es que 80 de ellos pertenecen a: Litio (50), Cobre (20) y de manera dispersa los demás metales de transición ascienden a 10.
La diferenciación del Litio se puede explicar en parte por su régimen de promoción con que el país está tratando el mineral; a diferencia de Chile y Bolivia (integrantes del triángulo del Litio) que lo han nacionalizado y centralizado. Esto permite la entrada de una cantidad mayor de jugadores de distintas envergaduras y proyecta en un mediano plazo a Argentina superando a Chile en cuanto a producción.
Despejado entonces el camino de entrada, hay que recordar que los riesgos son un factor fundamental en las estrategias de exploración. En ese sentido se busca aumentar el número de análisis a través de empresas conjuntas; para reducir las posibles pérdidas de un solo jugador.
La incorporación de propiedades a través de distintos acuerdos permite realizar exploraciones en búsqueda de mayores concentraciones. Esto permite mantener procesos de producción por evaporación donde el riesgo es menor que la extracción de litio de manera directa (DLE).
Cuando tomamos el portfolio de proyectos nacionales vemos una constante variación entre propietarios o controladores (capitales exteriores) y operadores locales, impulsada por las adquisiciones y fusiones. El grueso de la participación de capitales en el país proviene de Australia, Estados Unidos, Canadá y China.
En el segmento de Open Pit (cielo abierto) podemos ver que el Cobre ha desplazado a los proyectos de Plata del segundo lugar a nivel general. En particular, las características del cinturón de Maricunga en la provincia de San Juan potenciaron el número de proyectos que en todas las etapas se emparejaron con los de Oro.
Si bien el Oro no está considerado como un líder dentro de los metales verdes, puede ser un vector importante para darle viabilidad a alguno de los trece proyectos de Cobre que están en exploraciones avanzadas. Esto se debe a que los yacimientos pueden ser completamente de Cobre, Cobre + Molibdeno o Cobre + Molibdeno + Oro, dependiendo del tipo de mineralización (epitermales o pórfidos).
El objetivo de las exploraciones avanzadas es principalmente realizar muestreos de volúmenes de hasta 100 tn aproximadamente para hacer pruebas metalúrgicas y ensayos de recuperación del contenido en la roca. Por lo general, dependiendo del proceso de extracción, el Cobre recupera entre 75% y 90% y el Oro entre 70% y 85%.
RESULTADOS GEOLÓGICOS
En cuanto a los recursos con los que cuentan los equipos de exploración para poder realizar las distintas etapas, no siempre están garantizados. Esto quiere decir que las operaciones están sujetas a los resultados geológicos que se obtengan en campo y, obviamente, a las condiciones de mercado.
Para describir detalladamente la participación en la transición es necesario contar el testimonio de esas operaciones. Fuimos a buscar al campamento y entre regímenes/roster, la experiencia de exploración de más de 30 años en geología minera.
Lo primero que nos marca el Geólogo Marcelo Paolini es que para cada etapa se necesita un permiso ambiental diferente y los mismos tienen una vigencia de dos años, tiempos acordes a los planteados por la curva de Lassonde. En donde se comienza con la prospección y luego durante la etapa de exploración se permite la modificación del terreno (ingreso de maquinarias, trincheras, zanjas para muestreo, perforación y la apertura de caminos para movilidad interna).
Esto inicia con una máquina de perforación y a medida que avanza el proyecto se llegan a incorporar más de veinte perforadoras, algunas abocadas a la exploración propiamente dicha y otras para estudios hidrológicos o geotécnicos. A cada máquina la acompaña un equipo de geología (geólogos y ayudantes) y seis operarios divididos en dos turnos más el personal complementario (supervisores) y de servicios (abastecimiento, enfermería, limpieza, logística, mantenimiento y seguridad e higiene).
Los métodos de perforación de exploración pueden ser con circulación inversa (RC) y por recuperación de testigos (diamantina). Entre las diferencias encontramos la forma de las muestras; la circulación inversa proporciona muestras trituradas y busca dimensionar el cuerpo mineralizado a un menor costo y con mayor velocidad en las primeras etapas.
A la hora de definir ubicaciones y profundidades más exactas, los geólogos recurren a la recuperación de testigos que tienen forma cilíndrica, estos aportan información crítica sobre parámetros de fractura para la parte geotécnica y para los ensayos metalúrgicos a través de pruebas de trituración.
En una campaña se pueden realizar 5000 m de perforaciones en etapas iniciales (profundidades de 80-100 m). Y en las sucesivas etapas superar ampliamente los 40.000 m perforados (profundidades de 100-1000m) para demostrar la continuidad de la mineralización.
Para pasar de una etapa a otra los geólogos necesitan tener la información suficiente para definir el cuerpo mineralizado con un grado de confiabilidad alto, esto lo logran cambiando la densidad de las mallas de perforación (espaciamiento físico entre perforaciones).
Los resultados obtenidos en cada campaña —en cordillera se trabaja de octubre a marzo— son plasmados en los informes que publican las empresas cotizantes en bolsa. El instrumento más riguroso es el NI 43-101, perteneciente al mercado de valores de Canadá.
Este busca proteger a los inversores con información técnica y científica sobre las reservas y recursos minerales. Al cumplir con las normas de divulgación de proyectos mineros, se pueden estructurar nuevas rondas de financiamiento para continuar con las siguientes etapas.
Pero esa información no solo es relevante para los inversores; como proveedor que busca oportunidades, uno puede hacerse de esos resultados públicos y mantener un registro de consumos, realizar proyecciones y mantener stock alineados con los proyectos.
En cuanto a los insumos; el geólogo marca que la gran mayoría son importados, pero existen oportunidades para desarrollar localmente. En el campo de los servicios, laboratorios de análisis de muestras y de estudios metalúrgicos son una necesidad.
Respecto a los servicios viales en campañas de cordillera se utilizan comúnmente topadoras y retroexcavadoras para hacer las plataformas de exploración y construir las trincheras. Los proyectos chicos o medianos suelen requerir entre cinco o seis máquinas.
“Dispersión” es la palabra que podríamos utilizar para describir la exploración del resto de los metales que acompañan al Litio y al Cobre como vectores de la transición en el país.
Los que suelen estar asociados como subproducto a estos grandes depósitos son el caso del Níquel y el Cobalto, que tienen aplicaciones para el desarrollo de baterías. Ambos metales comparten mineralizaciones en las provincias de Salta, Catamarca, La Rioja, San Luis y Mendoza.
Pero su búsqueda aún no es prioritaria en el país debido a que su comercialización se realiza en mercados pequeños y controlados estratégicamente por ciertos países. Considerando un riesgo que la República Democrática del Congo y China sean los principales actores en cuanto al mercado de Cobalto, es que el reciclado se ve como una de las opciones más viables ante la falta de nuevos descubrimientos capaces de competir.
En cuanto a los elementos asociados a la construcción de turbinas eólicas encontramos proyectos incipientes en Zinc, el grupo del Platino (Rutenio, Rodio, Paladio, Osmio, Iridio y Platino), Tierras Raras y Cromo.
En paralelo, la energía nuclear está experimentando un repunte a nivel mundial que potencia la exploración para obtener U308 (Uranio) y V205 asociado (Vanadio). En Argentina representa un recurso estratégico y una disposición vigente impulsa la utilización de origen nacional.
En ese sentido la producción local tendría asegurada una demanda interna a través de las centrales en servicio y las proyectadas a construir, ya que hoy en día el uranio es importado por cuestiones de costos y contratos a largo plazo.
Los principales proyectos se encuentran en la provincia de Chubut, Neuquén, Mendoza, Río Negro y Salta, la mitad pertenecen a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y el resto a capitales extranjeros. La metodología de exploración de uranio es similar a los demás elementos y los objetivos están a poca profundidad.
De la transición a la consolidación
En materia de exploración está claro que el país cuenta con un abanico de posibilidades y experiencia que lo posicionan a nivel mundial como un futuro oferente de metales verdes. Como destacamos al principio, recibió y probablemente siga recibiendo recursos para mantener campañas de exploración.
Pero el verdadero desafío está en que el sector madure en un mediano plazo y logre la consolidación de esos proyectos más allá de lo que ocurra con la transición energética.
Estamos hablando de la estructura que sostiene los servicios como procesamiento, inventarios, transporte hasta el puerto, transporte marítimo y entrega a los consumidores en caso de las exportaciones.
En el plano interno se debe fortalecer el desarrollo de los proveedores y fundamentalmente fomentar el consumo interno a través de la fabricación de elementos para abastecer la generación renovable con el objetivo de dar valor agregado. Además de pensar en un mercado de capitales con instrumentos capaces de complementar el financiamiento externo.
Obviamente no se pueden acelerar los tiempos que conceptualmente se plantean en la curva de Lassonde, ya que corresponden intrínsecamente a la actividad minera, pero el sector en su conjunto debe realizar el esfuerzo de mejorar la cadena de valor que presta servicios de la mina al mercado para ofrecer metales más competitivos y evitar los riesgos de sustitución que plantea la transición.