Desde su fundación en 2018, Politikon Chaco se ha consolidado como una referencia en el estudio de variables económicas provinciales. Debido a la falta de un análisis regional, la consultora inició su labor enfocándose en el noreste argentino (NEA), pero con el tiempo expandió su alcance a todo el país. Hoy, con presencia en 16 provincias argentinas, se dedica de forma profunda a los desempeños económicos provinciales dentro del contexto nacional. Su director, Alejandro Pegoraro, brindó su mirada del sector a El Constructor.
En lo que refiere específicamente a la actividad de la construcción, entendemos que tiene una fuerte representación en el país y particularmente en las provincias del norte. La construcción es un indicador que nos permite ver el dinamismo de la economía nacional y local y que tiene impactos directos sobre la actividad económica, dado su carácter dinamizador: no solo genera empleo sectorial sino que mueve una cadena de altísima trascendencia. Nuestros informes mensuales se apoyan en información oficial como INDEC y Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, y también utilizamos los datos relevados por el Instituto de Estadística y Registro de la Actividad de la Construcción (IERIC), entidad que nos permite analizar a profundidad la situación sectorial en particular. Además, también usamos información oficial del Ministerio de Economía para ver la evolución de la inversión pública y hacemos lo propio para las veinticuatro jurisdicciones subnacionales del país.
Durante este 2024, si observamos el desempeño del Indicador Sintético de Actividad de la Construcción (ISAC) que elabora el INDEC, notamos que ya durante el 2023 tuvo altibajos, con varios meses de caída pero alternando con otros de recuperación; sin embargo, en 2024 y principalmente durante el primer trimestre del año, la caída fue muy fuerte: en marzo la actividad tocó un piso cayendo 42,2% interanual y 16% en términos mensuales. Tras ese piso, el sector inició un proceso de paulatina recuperación, creciendo mes a mes entre abril y junio, pero luego entre julio y octubre la dinámica fue de serrucho. Aun con eso, si seguimos solo la variación interanual, el sector sigue en niveles reducidos, con una baja a octubre del 24,5%. Es decir, aún existe un largo camino que recorrer para recuperar niveles de actividad similares a los del año 2022.
Similar situación se observa en la evolución del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC: viendo este estimador en bloques sectoriales, en el acumulado del año la construcción es el sector de mayor caída, que llega al 19,5% acumulado. Por lo tanto, en términos generales de actividad, el sector sigue estando con fuerte retraso.
A la vez, el empleo se redujo de manera muy notable, aunque en este punto se ven algunos signos alentadores en los últimos meses. Según la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación, en septiembre el empleo en el sector creció 0,3% mensual, aunque la contracción interanual sigue siendo fuerte (-18,1%). Por su parte, el IERIC muestra datos todavía más esperanzadores, ya que registró un alza del 1,6% mensual en septiembre que se suma al +1,4% de agosto y +0,5% de julio, aunque también en este registro la variación interanual sigue a la baja (-18,9% a septiembre). La variable del empleo no es igual en todas las provincias y naturalmente, las bajas que puedan observarse también tienen impactos diferentes. En ese marco, solamente Neuquén, con fuerza de los proyectos energéticos, muestra una variación positiva en la comparación interanual; Salta, traccionado por proyectos mineros, también lo ha hecho durante buena parte del año, aunque cayó a terreno negativo en septiembre. El resto de las provincias, por su parte, tiene niveles de empleo muy inferiores a los registrados el año pasado, con picos en aquellas que tienen una importante dependencia de la obra pública como Chaco, Santa Cruz, La Rioja y Formosa.
Por ende, resta mucho por recuperar en gran parte del territorio nacional, aunque ese proceso podría haberse iniciado entre agosto y septiembre al seguir la evolución mensual. Por caso, en septiembre, 23 de las 24 jurisdicciones subnacionales presentaron subas mensuales, siendo el mejor resultado en lo que va del año. Por supuesto que la base comparativa juega un papel relevante en este marco: tras el piso de inicios de año, solo queda crecer, pero lo importante es que ese crecimiento, o mejor dicho recuperación, sea sostenida y los datos de agosto y septiembre nos permiten pensar en consolidar ese proceso.
En este punto, cabe resaltar que todas las provincias han recortado muy fuerte su ejecución de gastos hacia proyectos de inversión pública durante el 2024. En promedio, al primer semestre el consolidado de las 24 jurisdicciones subnacionales ajustó en un 56,5% el gasto de capital y en -58% la inversión real directa, pero yendo distrito por distrito se observan niveles muy superiores a ese promedio: en Tucumán el gasto de capital cayó 82%; en Santa Cruz -95%; en San Juan -82%, entre otros. Desde las provincias argumentan que la caída de la ejecución en obra pública responde al recorte de fondos nacionales para financiar esa actividad, lo cual es cierto (-80% en promedio fue este recorte) pero es también cierto que no hubo por parte de los distritos, o por lo menos en la mayoría, una reasignación presupuestaria suficiente y eficiente que le permita aumentar los niveles de inversión.
ANÁLISIS CHAQUEÑO
Particularmente en la provincia del Chaco la situación va en línea con el escenario general. La obra pública es un actor central de la economía provincial y su ausencia o recorte impacta de manera muy importante en el círculo empleo-consumo. Si bien el deterioro del empleo sectorial en la provincia ya había arrancado previo al cambio de gobierno (en septiembre 2023 inició un sendero de caída) fue en este 2024 cuando ese proceso se consolidó, tocando un piso en junio, mes donde la variación interanual mostraba que se había perdido más de la mitad de los empleos (-60,5%). A partir de julio, en línea con lo que se ve a nivel país, se inició una leve, lenta pero importante mejora con incrementos mensuales sostenidos hasta septiembre y reduciendo la caída interanual al -49%. En términos de obra pública, la provincia recortó el gasto de capital en un 78% y la inversión real directa en -87%, lo que ya marca de por sí un retiro del estado de la obra pública producto de la falta de financiamiento, que se suma a una importante herencia de certificación adeudadas, que naturalmente retrasa cualquier posibilidad de avanzar en nuevos proyectos. A la par, el Estado nacional redujo la inversión real directa nacional en la provincia en 33%, un valor muy inferior al que se observa en otros distritos pero que impacta igualmente en fuerte magnitud.
La mejora de los indicadores en términos de empleo y no necesariamente de actividad, comenzaron en sintonía con la firma de traspasos, pero es difícil atribuirle esa causa debido a que muchos convenios aún están en proceso de reglamentación y en muchos casos las provincias aún no han iniciado la ejecución de esas obras particularmente.
Consideramos que la mejora observada, que insistimos aún es leve, se da de la mano de pequeños proyectos provinciales, una mayor inversión privada vinculada a mayor acceso al crédito y el impulso de grandes proyectos productivos (como energéticos y mineros) en algunas provincias en particular. Con eso en consideración, creemos que en 2025 podría verse una reactivación más importante una vez que las provincias cuenten con mayores fondos. Se descarta que así sea no necesariamente por mayores ingresos sino por haber consolidado de manera importante un fuerte ajuste del gasto durante este año, y por el hecho de que habrá una nueva reconfiguración del gasto, muy enfocado en la obra pública, debido al calendario electoral, como sucede históricamente en el país.
Retomando esa línea, esperamos un 2025 con recuperación de la inversión pública que vendrá más del lado subnacional que nacional. Los niveles de inversión pública están por el piso y solo le queda recuperar y crecer, algo para lo cual el año electoral jugará un papel central. En este sentido, habrá diferencias por provincias: Córdoba y Santa Fe no solo prevén fuertes subas en la ejecución de la inversión sino que también han buscado financiamiento para ello. Córdoba emitió dos títulos públicos por $120 mil millones cada uno para financiar proyectos de infraestructura y Santa Fe hizo lo propio con un título por $50 mil millones para infraestructura vial. Chaco, por su parte, buscará tomar un crédito por USD 145 millones de los cuales USD 120 millones será para obra pública y USD 25 para municipios, algo que fue aprobado por ley en la Legislatura local y ahora resta concretar la operación, aunque no se sabe si será vía organismos multilaterales o en el mercado de deuda.
Otras provincias han presentado en sus respectivos presupuestos para el 2025, señales de incremento en el gasto de capital enfocado en la obra, por lo que nos permite pensar que la situación será distinta.