El sector de la minería no metalífera y de rocas de aplicación se encuentra estrechamente ligado al rumbo de la construcción. Si bien su producción también es utilizada para el desarrollo de otras industrias, las empresas especializadas en esta actividad y las que son partes de su cadena productiva atraviesan meses difíciles, golpeadas por la suspensión de gran parte de las obras públicas y la merma de las privadas.
Sin embargo, aunque la realidad preocupa, el optimismo persiste. Según se prevé, el desarrollo de los sectores metalífero y litífero permitirían una recuperación en la actividad de los minerales no metalíferos y rocas de aplicación ya que este tipo de producción es cada vez más requerida para la construcción de las obras e infraestructura de los nuevos proyectos mineros y por dos de los sectores con mayor potencial exportador de la Argentina: la producción de hidrocarburos no convencionales en Vaca Muerta y de litio en La Puna.
Según destaca el Lic. Jorge González, director nacional de Economía Minera de la Secretaría de Minería, esto representa “una de las mayores oportunidades de crecimiento en el mercado de no metalíferos y rocas de aplicación. El potencial de estas industrias demanda una gran cantidad de estos insumos, por lo que aumentar su producción constituye un gran desafío, para evitar el aumento de importaciones y que se formen cuellos de botella en sectores estratégicos para el desarrollo nacional”.
La explotación del boom productivo en Vaca Muerta genera una gran demanda de arena silícea. Como referencia de la cantidad de arena de este tipo que es necesaria para la producción de hidrocarburos no convencionales se afirma que cada pozo de shale requiere aproximadamente 15.000 toneladas de arena, que representan más del 15% del costo total del pozo.
En la actualidad, esta demanda es abastecida principalmente por las provincias de Entre Ríos (donde se concentra aproximadamente el 80% de la producción nacional), Chubut, Río Negro y Neuquén.
“La adaptación de una industria arenera focalizada principalmente en el mercado del vidrio a una productora de gran escala de arenas para fracking, es un hecho de gran importancia que viene sucediendo en el país en los últimos años. Para graficar esta sustitución, entre 2018 y 2023 las importaciones de arenas naturales y arenas silíceas de la Argentina se redujeron en un 85,2%. Esto significa una disminución en los costos y una mejora en la competitividad de la producción de Vaca Muerta y de las exportaciones argentinas”, señala González.
La provincia de Neuquén busca consolidar la producción y comercialización de arenas silíceas para la optimización de costos en los pozos de petróleo y gas no convencionales de Vaca Muerta. Es así que la Dirección Provincial de Minería ha recibido 104 solicitudes orientadas a la explotación de arenas.
En tanto, Río Negro es otra de las provincias con proyección de crecimiento a futuro en la producción de este tipo de arenas. Desde inicios de 2022, se registra un incremento en el pedido de canteras y de instalación de empresas para extracción y procesamiento de este mineral, con destino directo de utilización en los pozos no convencionales de Vaca Muerta. Ese mismo año se estimaba que el monto acumulado de inversiones en el rubro en esa provincia sería de 250 millones de dólares.
La inauguración –a fines de 2021– de la planta de NRG Argentina en el parque industrial de Allen, de esa provincia, es un ejemplo de crecimiento que destacan desde esta cartera del Gobierno nacional. Allí el monto de inversión desembolsado rondó los 200 millones de dólares para producir entre 700 a 800.000 toneladas de arenas por año.
Por otra parte, en el caso del litio, con la incorporación de nuevos proyectos para los próximos años, el abastecimiento de cal para la producción de carbonato de litio a partir de salmuera “será un desafío creciente”. En este sentido, el mercado de la cal, principalmente el situado en San Juan y Jujuy, deberá “incrementar su producción para abastecer la demanda que es cada vez mayor”, evalúa González.
En este sentido, es importante destacar las ampliaciones en la producción de este mineral en la primera de estas provincias, principalmente por parte de sus dos principales productores: Caleras San Juan y Calidra. Ambas firmas tienen expansiones de su producción en proceso.
Caleras San Juan se encontraba trabajando en la incorporación de un tercer horno. En noviembre de 2023, su producción diaria alcanzaba las 1.100 toneladas y, con esa inversión, se espera que aumente su capacidad en 300 toneladas adicionales al día. En cuanto a Calidra, está inmersa en una serie de proyectos destinados a mejorar tanto su capacidad productiva como su infraestructura logística. Durante el primer semestre de este año se realizará la apertura de un nuevo horno Maerz en su instalación de La Laja, en San Juan.
PROYECTOS QUE POTENCIAN EL SECTOR
Desde la Secretaría de Minería de la Nación informan que, en su cartera, existen siete proyectos mineros en construcción. “Estos demandan una cantidad considerable de materiales, tanto para las instalaciones de las plantas como, sobre todo, para la construcción de accesos viales, dado que la mayoría de las iniciativas mineras en el país se ubican en áreas remotas con escasa infraestructura”, explica el Lic. González. Según sus datos, las compañías mineras planeaban invertir alrededor de 4.322 millones de dólares para obras de construcción entre 2020 y 2023.
Asimismo, el funcionario afirma que las inversiones anunciadas en los sectores metalífero y litífero desde 2020 alcanzan los 17.900 millones de dólares, cifra que engloba proyectos en diversas etapas (desde prefactibilidad, factibilidad hasta construcción). “Esta diversidad de proyectos en distintas fases del proceso de desarrollo refuerza aún más las perspectivas de crecimiento en la minería metalífera, lo que a su vez impulsa a su contraparte no metalífera. De este modo, se crean amplias oportunidades de crecimiento conjunto”, expresa.
En la actualidad, la Dirección Nacional de Promoción y Economía Minera gestiona “una cartera de proyectos y operaciones centradas en minerales metalíferos, litio y carbón”, pero una de sus prioridades es “expandir esta cartera para incluir también operaciones y proyectos vinculados con minerales no metalíferos y rocas de aplicación. Este proceso requerirá un esfuerzo conjunto con las provincias para estandarizar las estadísticas y los datos relevantes”, agrega.
Además, este organismo busca establecer vínculos con las provincias que “han demostrado un destacado trabajo en la recopilación de estadísticas sobre el sector no metalífero y rocas de aplicación”. Entre ellas se encuentran Buenos Aires, Río Negro y Neuquén, por mencionar algunas. El objetivo es que el Sistema de Información Abierta a la Comunidad sobre la Actividad Minera en Argentina (SIACAM) incluya datos de todas las provincias con actividad minera, incluso aquellas que no se destacan por contar con recursos o producción metalífera.
El Ing. Gustavo Núñez, presidente de la Cámara de la Piedra de la Provincia de Buenos Aires, entidad miembro de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), conoce muy bien la situación y las oportunidades en este mercado: “El potencial se mantiene intacto. A raíz de la explosión de obras que hubo durante 2017, todas las canteras se equiparon e invirtieron y aumentaron así su capacidad de producción; también se crearon nuevas empresas.
«Sabemos que nuestro sector es fundamental para el crecimiento de la infraestructura del país, por lo que estamos en condiciones de acompañar el desarrollo de los proyectos mineros metalíferos, de litio y cobre”.
Gustavo Núñez
Entre sus principales preocupaciones está “la imperiosa necesidad de que se normalice la ejecución de las pocas obras que estaban en marcha y que se ponga en funcionamiento un plan de obras que sea acorde al momento pero que, a su vez, permita relanzar al sector, que hoy se encuentra muy comprometido”.
A mediados de abril, el recientemente asumido secretario de Minería, Luis Lucero, recibió a miembro de la CAEM y tomó nota de las dificultades que atraviesa la tercera categoría de esta actividad. “Se comprometió a hacer todo lo que estuviera a su alcance para tratar de corregir esta situación lo más rápido posible”, cuenta Núñez.
Pascual “Lito” José Santoro, presidente de Silos Areneros, empresa que “pesca” arena del río Paraná desde hace más de 70 años, también está expectante: “Se espera que, con la reactivación de la obra pública nacional, provincial o municipal y la construcción, el nivel de actividad se recomponga hacia fin de año. La turbulencia legislativa y los movimientos radicalizados de la oposición serán factores determinantes a la hora de materializarla”.
Este empresario entiende que, cuando se haya logrado normalizar la macroeconomía nacional y los índices de inflación estén a niveles internacionales, tanto la obra pública (ejecutada por el Estado o por privados) como la construcción, se reactivarán y le permitirán al sector arenero volver a los niveles de producción y de comercialización habituales. “Nuestra empresa está lista para aportar su ‘grano de arena’ en el progreso y recuperación económica del país”, asegura Santoro.
De acuerdo al lugar, Silos Areneros dispone de arena de diferentes granulometrías que comercializa como arena de relleno, fina u hormigonera. El volumen promedio que espera colocar para lo que resta de este año es de 160.000 m3 de arena por mes. Este insumo se destinará a obras públicas (que espera se inicien en el segundo semestre); a empresas hormigoneras, para obras de construcción; a compañías que se dedican a elaborar adhesivos y pegamentos; a aquellas que se especializan en la fabricación de vidrios; a las que se dedican a la producción de ladrillos; y como relleno de materiales de todo tipo (fluviales, costeros, obras terrestres, etcétera).
Por su parte, Damián Altgelt, director ejecutivo de la Asociación de Fabricantes de Cemento Portland (AFCP) y del Instituto del Cemento Portland Argentino (ICPA), entidades referentes de esta industria que requiere de minerales no metalíferos para la producción de insumos de la construcción, advierte: “La difícil situación económica que atraviesa el país representa un desafío para todos los sectores. Sin embargo, esperamos confiados que las medidas macroeconómicas y de desregulación que encara el Gobierno puedan servir de basamento para un crecimiento de largo plazo, más sustentable”.
En ese sentido, si bien reconoce que la actualidad resulta compleja, es optimista con respecto a que en los próximos meses “se pueda retomar el sendero del crecimiento ya que, cuanto mayor orden macroeconómico exista, más previsión y certidumbre habrá, y también serán mayores las expectativas de crecimiento en el mediano y largo plazo”.
Altgelt añade: “Por el momento el Gobierno parece estar enfocado en ordenar la macroeconomía, bajar la inflación, levantar el cepo, etcétera, y aún no hemos escuchado sobre proyectos de inversión vinculados con la actividad. Esto seguramente ocurrirá una vez que se haya logrado ordenar la macro. En el país existe un déficit de infraestructura muy importante, tanto en cuestiones de vivienda, de rutas y de tantas otras, por lo que creemos que hacia ahí debieran estar enfocados los ejes de la nueva gestión, a través de mecanismos de inversión que se analicen y definan oportunamente. Esperamos confiados que así sea, dada la difícil situación que atraviesa el sector de la construcción”.
El Ing. Enrique Kenny, director ejecutivo de la Asociación Argentina del Hormigón Elaborado (AAHE), coincide: “El gobierno nacional enfrenta un gran desafío por la complicada situación económica y social en la que el país se encuentra, a la que se le suman intereses sectoriales para mantener el statu quo, que han sido muy favorables a sí mismos, pero no así para el país en su conjunto”.
Según pondera este referente, se debe aprovechar el momento actual porque “la Argentina tiene recursos que hoy son demandados y que, probablemente, en unos años ya no lo serán. Esto significa una oportunidad para que, en forma eficiente y transparente, se avance en obras de infraestructura que nos permitan desarrollarnos como Nación”.
“Si entendemos que hay obras pendientes –por no decir imprescindibles– de infraestructura social y productiva, sumado a un alto déficit habitacional acumulado, y aprovechamos de forma eficiente la ventana de tiempo de la demanda de recursos (como el petróleo y el litio, entre otros, que a futuro no se requerirán más), es posible que crear un marco de condiciones de estabilidad macroeconómica, como para que la actividad de la construcción adquiera definitivamente el rol de un país en vías de desarrollo y, junto a esto, la industria del hormigón se ubique en niveles de 0,50 m3/año, duplicando el actual de 0,25 m3/año”.
Enrique Kenny
CEMENTO Y EL HORMIGÓN
Más allá de la merma en la demanda de insumos por la caída de la actividad de la construcción que se viene registrando, los avances tecnológicos y las tendencias hacia la circularidad y la sostenibilidad de la industria del cemento llevan a reducir el volumen de clinker necesario para la producción. Así lo explica Altgelt: “La industria argentina del cemento presenta avances tecnológicos y en materia de sostenibilidad similares a los países más desarrollados del mundo. Los indicadores más relevantes del sector así lo demuestran: Argentina es el segundo país con valores más bajos a nivel mundial en cuanto a consumo de clinker en la fabricación del cemento. Y las tecnologías utilizadas y el coprocesamiento generaron que en 2022 el país tuviese una huella de carbono que estuvo entre las cinco más bajas del mundo”. La emisión total fue de 516.54 kg CO2/tonelada cemento anual.
A su vez, en el futuro próximo de esta industria hay aspectos normativos que se alinearían con una reducción de este insumo: “Es oportuno resaltar en este punto que desde IRAM se está trabajando en la actualización de la norma IRAM 50.000 (que comprende cementos, cementos para uso general, composición y requisitos), en la que se definen los distintos tipos de cementos para uso estructural en base a su composición y los requisitos físicos, químicos y mecánicos de cada uno de ellos. En esta norma se incorpora un nuevo tipo de cemento portland compuesto, el cual permitiría un contenido de adiciones minerales de entre 35 y 50%, reduciendo el contenido de clinker y, por consiguiente, de emisiones de C02”, adelantó el vocero de la AFCP.
También esta industria logró reducir el uso de contaminantes aéreos, se incrementó la participación del uso de residuos como combustibles para los hornos rotativos (se evitó que 660.000 toneladas de residuos originados en industrias y comunidades en 2022 sean enviados a vertederos y rellenos sanitarios) y se logró el reemplazo del 19% de materias primas tradicionales por alternativas involucradas en el proceso de producción de cemento.
“Si bien los valores de coprocesamiento en el sector cemento argentino son bajos comparándolos a nivel mundial, estudios realizados por AFCP conjuntamente con la Federación Iberoamericana de Cemento (FICEM) demuestran que existe un flujo de residuos suficiente en el país como para reemplazar el uso de combustibles convencionales por combustible CSR, incluso en un 100 %. Esto quiere decir que con las normativas adecuadas el sector tiene oportunidades de mejora en este aspecto”, cuenta Altgelt.
Sumado a ello, se debe considerar que es necesario potenciar el desarrollo nacional de tecnologías bajas en carbono junto con agencias de investigación y promoción tecnológica a nivel regional y nacional que considere la cadena de valor en la fabricación del cemento tomando de relieve los impactos en los cuatro ejes de reducción de emisiones de carbono:
1) Eficiencia energética y eléctrica en la producción del cemento
2) Combustibles alternativos y uso de la biomasa
3) Sustitución o reducción del contenido de clínker en el cemento
4) Captura y almacenamiento de carbono (CCS) en la aplicación de la industria del cemento.
“Los ejes de acción anteriores deberán ser acompañados por medidas que optimicen el uso del cemento en el hormigón, del hormigón en la construcción, y de los residuos de construcción y demolición en la producción de nuevos bienes e insumos para las obras venideras. Todas estas instancias son parte directa y sustancial en la reducción de la huella de carbono en el ciclo de vida del cemento y el hormigón, y están en manos de otros eslabones de la cadena de valor del cemento y sus derivados”, añade Altgelt.
Con relación a las tendencias en la industria del hormigón elaborado, el Ing. Kenny señala: “Nuestra industria en América esta primera en lo incorporación de automatización, digitalización e inteligencia artificial generativa, buscando mejorar los procesos y, como consecuencia, la calidad del hormigón y del servicio de entrega, de forma tal que el hormigón elaborado (producto y servicio) sea cada día más confiable. En paralelo la industria está ocupada en la sustentabilidad, primero con la incorporación de nuevos materiales, tecnologías y procesos, y con modelos de medición de sus emisiones. Junto con esto, se establecieron metas año tras año”.
Además, destaca que la implementación del Sistema de Gestión de Calidad Certificado, junto con mejoras en la logística de traslado, serán “una gran contribución para la industria en términos de costos, calidad y, fundamentalmente, emisiones, que es un tema que comienza a tomar relevancia día a día porque la demanda también empezó a traccionar en ese sentido”.
PANORAMA COMPLEJO
Para llegar a ese escenario futuro, antes resta superar el espinoso camino que traza la actual coyuntura dado que el sector viene de épocas complicadas. En diciembre de 2023, el índice de Extracción de Minerales No Metalíferos y Rocas de Aplicación, publicado por el INDEC, mostró un crecimiento interanual del 14,9% en comparación con el mismo período del año anterior. Sin embargo, en el acumulado anual se observaron caídas del 4% y 2,7% en la extracción de rocas ornamentales y de piedra caliza y yeso, respectivamente.
En cuanto a las cifras de este año, en febrero, el índice evidencia un aumento de 11,5% respecto al mismo mes de 2023. No obstante, es relevante destacar que dentro de esta industria existen sectores con variaciones positivas significativas, mientras que otros se ven afectados debido a su vinculación con actividades económicas en contracción, señalan desde la Secretaría de Minería.
Entre los sectores en alza, sobresalen la extracción de minerales para la fabricación de productos químicos (incluyendo el litio), de sal, la extracción y aglomeración de carbón, turba y para la explotación de minas y canteras, todos con un aumento superior al 47%. Asimismo, la explotación de arenas, canto rodado y triturados pétreos experimenta un incremento de solo 2,7%.
“Al igual que la mayoría de las actividades industriales de la Argentina, el sector arenero se encuentra inmerso en una importante recesión, en este caso marcada principalmente por la caída de la construcción y también por la parálisis de la obra pública. Este escenario determina que el sector arenero tendrá un nivel de ventas y de comercialización de todos sus productos que estará en alrededor del 40% de las ventas habituales (para la misma época y mes). La producción se regulará para atender ese nivel de demanda y, en cuanto a los precios, también estarán limitados por la falta de ventas”, evalúa Santoro.
Por otro lado, la extracción de rocas ornamentales, piedra caliza, arcilla y caolín muestran disminuciones respecto al segundo mes de 2023. Analizando el acumulado enero-febrero de 2024 en comparación con el mismo período del año anterior, se observa una caída del 16,8% en la extracción de rocas ornamentales, una contracción del 11,5% en la extracción de piedra y caliza, y una disminución del 8,8% en la extracción de arcilla y caolín. Estas actividades se ven afectadas por la reducción de la construcción: en febrero se registró una baja de 24,6% respecto a igual mes de 2023, según el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) que mide el INDEC.
En cuanto a la situación laboral y económica, desde la Secretaría de Minería informan que, a finales de 2023, el sector de no metalíferos registró un total de 86 empresas, mientras que el de rocas de aplicación contó con 377 empresas. En conjunto, generaron un total de 9.686 puestos de trabajo (dato a noviembre de 2023), lo que representa un incremento interanual de 2,3%.
Desde la CAEM son más específicos y detallan que el sector de la minería no metalífera, o tercera categoría, viene experimentando una baja sostenida de actividad desde mediados del año pasado, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, mientras que en otras –como Córdoba– esto sucede desde fines de 2023.
“En todos los casos, se debió a que los pagos de las reparticiones se ralentizaron, y por ende, las empresas constructoras, principales demandantes de material producido por esta categoría, se vio fuertemente afectado, cayendo los niveles de despacho y producción al 35-40% de la capacidad instalada”, alerta el Ing. Núñez.
En estos momentos, y con motivo de la paralización de la obra pública, “la actividad en este sector cayó al 10-15%, ya que esa obra pública es la que alimenta a los privados para el resto de las obras, lo que no sucede en estos momentos”, añade.
Para citar un ejemplo, en Buenos Aires hay una capacidad instalada para producir 2 millones de toneladas/mes de agregado pétreo para construcción. Según los datos de la CAEM en la actualidad se despachan solo 200.000 toneladas. En tanto, en Córdoba ocurre algo similar.
En cuanto a los precios, según analiza el miembro de la CAEM, tuvieron un fuerte aumento cuando se corrigió el valor del dólar oficial, pero no continuaron subiendo a pesar del aumento de los costos. “Ello merma la capacidad de las empresas para poder seguir trabajando”, sentencia.
A pesar de ello, no hubo despidos en el sector; sí, vacaciones adelantadas y suspensiones rotativas con merma en los salarios (acordado con el gremio por tres meses), “con el fin de preservar las fuentes de trabajo que, hasta el momento, se mantuvieron”, detalla Núñez.
Con respecto al cemento también se presenta una baja que es “superior al 60% de su producción habitual, con tendencia aún más negativa. Lo mismo ocurre con la cal y las rocas de aplicación. Solamente mantienen buena marcha, las caleras de San Juan, que exportan a Chile”, agrega.
Una de las principales demandas internas de la minería de rocas de aplicación (arenas, cal y cemento en especial) proviene de la industria de la construcción. En 2023, influenciada por la merma de esta actividad, la demanda de cales y cemento portland medida por el ISAC del INDEC cayó 9% y 6,5%, respectivamente, en términos interanuales.
“Sin embargo, es importante destacar la recuperación de este sector respecto al año de mayor impacto de la pandemia COVID-19”, menciona González. En este sentido, el rubro del cemento el año pasado creció 25% en comparación a 2020, mientras que la demanda de cal para la construcción creció en este período solo 1% en total. Asimismo, la actividad medida por el índice de Producción Industrial Manufacturera del INDEC para minerales no metálicos arrojó un incremento de 13,5% para el período 2019-2023.
En tanto, en función de los datos que maneja la AFCP en sus estadísticas, en 2023 se despacharon 12.495.558 toneladas de cemento al mercado interno y 61.530 toneladas al externo. Estos valores representan una caída del 3% respecto al año anterior en el despacho nacional y de 29,7% menos en el mercado internacional. A pesar de esta caída con respecto a 2022, los valores son similares a la media de la industria durante los últimos años (en 2021 y 2022 se generó un pico compensatorio de la parada de actividades de 2020 debido a la pandemia).
En cuanto al impacto generado por la caída de la actividad de la construcción pública y privada en 2024, este se refleja en los valores mensuales de despacho registrados, que representan una caída en porcentaje respecto al mismo período del año anterior del 8.96% en enero, del 23,5% en febrero y del 42,9% en marzo 2024.
Sobre la industria específica del hormigón elaborado, el Ing. Kenny cuenta que concluyeron 2023 con un volumen producido total similar al de 2022, un estimado de 11,5 millones de metros cúbico a nivel nacional. Pero, “considerando los antecedentes de ser un año de elecciones presidenciales, que siempre conlleva a un nivel de inversión pública mayor, este estuvo por debajo de las expectativas”, concluye el director de la AAHE.
En cuanto al primer trimestre de 2024, conforme lo anunciado por el nuevo gobierno y dadas las necesarias medidas de ajustes, los niveles estimados de producción de hormigón elaborado mostraron caídas importantes a nivel general (-31% interanual). No obstante, en las regiones con proyectos mineros (NOA) la merma fue menor, estuvo en el orden del 21%.
Si bien tanto el sector de la minería no metalífera y de rocas de aplicación como la industria de la construcción atraviesan las consecuencias de la merma de sus actividades, depositan las esperanzas en que la recuperación llegue durante el segundo semestre del año.