Criba surgió hace setenta años con el objetivo de llevar adelante negocios relacionados a la industria de la construcción. Así, en el año 1952, Alberto Tarasido, su fundador, comenzó a invertir en proyectos de vivienda de alta gama en la Ciudad de Buenos Aires tanto a nivel desarrollo como construcción. Y, una vez consolidada su presencia en el segmento de construcción residencial, la empresa comenzó a llevar adelante diferentes tipos de emprendimientos comerciales, corporativos, escuelas y obras industriales.
Según Santiago Tarasido, su actual CEO, “Criba es una empresa familiar exitosa”. Su management es el gran responsable de convertirla en referente y líder del mercado. “A mí, me toca ser la tercera generación de la compañía y liderar el proceso de transformación e innovación”.
Con el paso de los años, la empresa se convirtió “en la constructora de obras civiles más importante de la Argentina”, define. También, rompió los paradigmas de la comunicación en un sector en el que las compañías optaban por no contar lo que hacían: levantaron el perfil de una industria cuestionada (por la vinculación de algunas organizaciones con discutidas obras públicas) y pusieron en la agenda de los medios de comunicación el gran aporte del sector: uno de los principales motores de la economía argentina.
¿Cuál es el secreto del crecimiento de la empresa?
Creo que hoy somos un referente en innovación. La empresa tiene más de 300 obras en su historia, muchas de ellas íconos en la arquitectura argentina, y está totalmente profesionalizada. Generamos, hoy en día, trabajo para casi 5000 personas en forma directa e indirecta. Se trata de un equipo de 250 profesionales, entre directores, profesionales, administración, técnicos y jefes de obra; y más de 1000 operarios propios, además de 3000 subcontratados. El mérito del crecimiento de la compañía es aún mayor si se tiene en cuenta que trabaja en uno de los sectores más afectados por los vaivenes de la economía local.
¿Y en qué tipo de proyectos ha trabajado la compañía?
Comenzamos construyendo los primeros edificios en la zona de Recoleta y, años más tarde, llegaron proyectos por fuera del mercado residencial: diferentes sucursales del Banco Nación, escuelas públicas, la Terminal de Ómnibus de Luján, otros edificios dirigidos al segmento medio de la población y también nuestras primeras obras industriales. Además, construimos la Escuela Nacional de Náutica, el edificio de la Municipalidad de Tres de Febrero, una de las primeras torres de Palermo ubicada en Cabello y Salguero, y algunas Quartier, entre otros proyectos.
¿Y entre los más emblemáticos?
Encontramos una de las primeras torres de Puerto Madero, las River View, allá por 2001; la torre de Repsol YPF, la construcción de la casa de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, ubicada en el Polo Tecnológico en el barrio de Parque Patricios; el centro de exposiciones de la Capital, Madero Walk Eventos (el primer salón de eventos flotante de Latinoamérica en Puerto Madero) y la Alvear Tower, de 56 pisos y 235 metros de altura, el edificio residencial más alto del país y de la región. Por otro lado, nos encargamos de la construcción de la Villa Olímpica para los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018, donde, luego, se realizó su reconversión en 1200 viviendas en tiempo récord, y remodelamos la estación de trenes de Retiro.
En ese sentido, ¿cuál es el fuerte de su modelo de negocio?
Si bien el fuerte es la construcción para privados, ya sea residencial, corporativo, comercial o salud, en los últimos años la compañía comenzó a asociarse con determinados jugadores del sector con el objetivo de desarrollar de forma conjunta proyectos y desarrollos tanto en Argentina como en Uruguay.
¿Y cuáles son las metas que se fijaron para este 2022 que termina?
La compañía está llevando adelante un proceso de expansión y crecimiento en América Latina. Esa regionalización viene de la mano de consolidar nuestras dos principales operaciones, tal como son Argentina y Uruguay.
INNOVACIONES
Criba se encuentra avanzando con los últimos detalles de Distrito Quartier, un emprendimiento mixto de 120.000 metros cuadrados de obra, y están desarrollando, junto con el “creador” de Nordelta, Eduardo Costantini, la torre residencial de Huergo 475, a pasos de Puerto Madero, que se caracteriza por una estructura de hormigón muy especial con cortes a distintas alturas en los que funcionarán los amenities.
En otro mercado ya mencionado (Uruguay) apuestan fuerte desde hace diez años. “Tenemos nueve proyectos en ejecución entre Punta del Este y Montevideo”, cuenta Tarasido. ¿Cuáles? Se destacan Artower de Carlos Ott, las torres Le Parc en asociación con Raghsa, Aldeana Manantiales, The Grand Hotel, Shopping Atlántico y Signature by the Sea, del reconocido arquitecto brasileño Marcio Kogan.
Por otra parte, llevan a cabo una enorme obra de infraestructura frente al parque costero del Aeroparque Jorge Newbery: en tierras ganadas al río, donde se realizó un estacionamiento con capacidad para 700 autos, además de un nuevo Parque Costero con 50.000 metros cuadrados de áreas verdes, 8400 metros cuadrados de plazas secas y 7000 metros cuadrados de un paseo en el nuevo borde costero con muelles y miradores.
COYUNTURA
A la hora de analizar los factores que más impactaron a la industria de la construcción durante los últimos años, el CEO evalúa que no hay una causa que haya prevalecido sobre otra, más allá de los vaivenes económicos típicos de la Argentina: “Creo que lo que más impactó a la industria fueron las diferentes tendencias socioculturales al momento de dónde vivir. Veníamos de una transición en la que la mayoría de las personas se mudaba a los cascos urbanos y eso obligaba a llevar adelante proyectos innovadores en tema de amenities y espacios verdes dentro de lo que se conocen como torres estilo country”.
Luego de la pandemia, se llevó adelante un proceso de movimiento de las familias hacia las zonas suburbanas, y hoy, “con la vuelta a la presencialidad y disminuyendo cada vez más el trabajo remoto, lo que vamos a vivir en los próximos años es la vuelta a los grandes cascos urbanos. Eso nos lleva a que los constructores y desarrolladores pensemos en proyectos a gran escala como el fenómeno que se vivió en Puerto Madero y en el corredor norte de avenida Del Libertador”, asegura.
¿Cómo ve la actualidad de la industria de la construcción?
La principal política que debe trabajar tanto el sector público como privado es 100% la creación de un sistema de financiamiento a largo plazo. Entendemos que puede llegar a haber medidas que hagan de parche y demás, pero hasta que no se realice una transformación impositiva del sector o un financiamiento a largo plazo para la demanda, no se va a poder llevar adelante un proceso de explosión de la industria de la construcción. Una buena noticia para este segundo semestre es la aprobación del proyecto de blanqueo que va a potenciar y fortalecer el financiamiento de la oferta. Esta medida le va a inyectar a la industria varios millones de dólares que se van a transformar en inversión, generación de empleo y nuevos proyectos.
¿Qué escenario se imagina que atravesará el sector?
Es un escenario de reactivación de la industria. Luego de una meseta, vislumbramos un mercado con nuevas obras y lanzamientos apalancados por el inversor y el vuelco de pesos a bienes dolarizados. El real estate argentino está frente a una gran oportunidad de atraer inversión local e internacional por lo que está ocurriendo en mercados como el de Miami y Europa.
¿Qué cree que debería cambiar en Argentina para garantizar el futuro del sector de la construcción y las industrias?
Tiene que ver con la reestructuración del sistema impositivo del sector y, por otro lado, el incentivo a construir. La industria dinamiza la economía, es uno de los principales generadores de empleo del país y uno de los principales destinos de inversiones del sector privado, por lo que las garantías están aseguradas. Lo que falta es coordinar con el sector público las políticas necesarias para que este crezca y se desarrolle.