Este documento producido por la Dirección Nacional de Transparencia del Ministerio de Obras Públicas (MOP) busca visibilizar los motivos centrales para profundizar la inversión en agua y saneamiento, y explicar por qué es garantía de provisión de un derecho humano esencial, con incidencia social, sanitaria y económica.
El documento “10 motivos para profundizar la inversión en agua y saneamiento”, al mismo tiempo, pretende dar cuenta de las acciones que viene impulsando el MOP en esta dirección, aportando evidencia sobre la toma de decisiones.
COYUNTURA
El acceso al agua potable y al saneamiento es un derecho humano básico, esencial para la realización de todos los demás derechos humanos, como la salud, el acceso a la vivienda digna y a una alimentación adecuada. Garantizar y federalizar su distribución implica mejorar de forma duradera la calidad de vida de la población, con incidencia en la pobreza estructural, la prevención de enfermedades y muertes evitables.
Al mismo tiempo, achica las brechas territoriales, genera empleo y fortalece la producción agropecuaria, lo que apuntala el desarrollo económico de las pequeñas localidades y de las familias que viven en poblaciones rurales, así como pymes, empresas cooperativas y emprendimientos familiares.
Sin embargo, todavía existe una deuda por saldar en coberturas de agua y saneamiento, en especial en barrios populares, zonas rurales y regiones históricamente relegadas. Además, las inundaciones y la falta de acceso a estos servicios esenciales afectan en mayor medida a la niñez y a las mujeres.
Por eso, la extensión de la cobertura para el acceso al agua y al saneamiento, y el cuidado de este recurso, forman parte del compromiso del Estado argentino, tanto con la ciudadanía como con la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en pos de una sociedad más justa y equitativa.
DERECHO POR DERECHO
- Derecho humano esencial
La disponibilidad de agua segura, su gestión sostenible y saneamiento es un derecho esencial para el desarrollo de la vida humana. Sin embargo, las últimas estimaciones para el 2019 indicaron que casi 9 millones de argentinos no tienen acceso seguro a ella y cerca de 20 millones todavía no poseen cobertura de saneamiento básico.
Garantizar el derecho humano al agua y el saneamiento implica reconocer el agua como un bien social y público; revaluar los avances y desafíos para lograr la universalización del agua potable y el acceso a la red de saneamiento; asumir acciones comprometidas, focalizadas y adaptadas a la diversidad y necesidad de los territorios; construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible, y fomentar la innovación.
Se estima que, gracias a la inversión nacional y según los cálculos de cobertura efectiva de obras y proyectos finalizados y previstos entre 2020 y 2023, a finales de este último año 5,6 millones de personas habrán accedido al agua y al servicio de saneamiento en todo el país. Asimismo, con las obras de ampliación, mantenimiento y remodelación de las redes de agua y saneamiento que llevan adelante el MOP y sus organismos, se mejorará la calidad en el servicio a casi 5,8 millones de usuarios de la red de agua y 11,3 millones de usuarios de la red de saneamiento.
- Inversión en salud
El acceso al agua segura para beber, cocinar, lavar y asearse reduce fuertemente las enfermedades gastrointestinales y repercute directamente en la desnutrición y la mortalidad infantil. La falta de acceso a este derecho básico es una de las causas de morbimortalidad para menores de cinco años en Latinoamérica y se prevé que el 50% de los casos totales de diarrea son atribuibles a la falta de servicios.
Según el Índice de Vulnerabilidad por Déficit de Agua y Saneamiento creado por el Programa de Monitoreo y Evaluación de Políticas Públicas del MOP (que entrecruza las problemáticas sociales y de salud con las de acceso a servicios de agua y saneamiento), el Norte Grande y el Gran Buenos Aires se concentra la mayor parte de la problemática que vincula al déficit en el acceso al agua segura y saneamiento adecuado con las enfermedades de la población.
Sobre esta estimación, a diciembre de 2021, el 79% de las obras y proyectos en agua y saneamiento del Norte Grande se encuentran localizadas en departamentos con alta o muy alta vulnerabilidad. Además, si bien el 67,6% de las obras en curso o finalizadas están en la Provincia de Buenos Aires, entre los proyectos de nuevas obras su peso se reduce a 29,1%, insinuándose un proceso de mayor federalización en la planificación futura.
- Reparación para las localidades históricamente postergadas
La falta de transparencia, la descentralización y la mercantilización basada en un criterio eminentemente fiscal, que primó a mediados de los 70 y se profundizó en los 90, formaron parte de una política fallida en agua y saneamiento que aportó a la ampliación de las brechas territoriales y sociales.
Hacia 2019, 1 de cada 10 personas que residía en zonas urbanas no tenían acceso al agua segura. En los barrios populares, esas brechas se amplificaron, ya que el 88,4% de sus habitantes no tenía acceso formal, la conexión formal al servicio era casi inexistente y el déficit se ampliaba a un 97,5%.
- Reduce la pobreza estructural y multidimensional
Tomando como base la Encuesta Permanente de Hogares (INDEC), hacia el 3.° trimestre de 2021, el 10,6% de los hogares que habitan los grandes aglomerados urbanos del país no acceden al agua potable y un 25,6% no accede al saneamiento adecuado. Tanto el acceso al agua, como al saneamiento, son dimensiones consideradas dentro del enfoque multidimensional de la pobreza, por lo que su falta indica la vulneración de derechos. Más de un 50% de los hogares urbanos en la Argentina poseen privaciones en alguna dimensión. Cuando se analizan, el 22,7% posee privaciones en el acceso al agua potable y un 26,8%, al saneamiento adecuado.
- Reducción de las brechas de género y niñeces
Según estudios de la CEPAL (2020), las mujeres que viven en hogares con privaciones de acceso a agua potable dedican al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado entre 5 y 12 horas semanales más que las que habitan en hogares sin este tipo de privaciones. Además, el hecho de que tenga que ser transportada, implica una carga intensa de peso para quienes realizan esta tarea, vulnerando los derechos de las niñeces.
Cargar agua puede parecer una tarea improbable o poco común en grandes centros urbanos del siglo XXI. Sin embargo, no son pocos los lugares donde se vuelve una actividad diaria, como otras tantas que forman parte de la rutina de cada familia. Esta situación no sólo repercute negativamente sobre sus posibilidades educativas y laborales, sino que su transporte aumenta el riesgo de contaminación y afecta la salud de las familias.
- Garantía para generaciones presentes y futuras
Es necesario actuar sobre las brechas de inversión en agua potable y saneamiento para continuar revirtiendo las desigualdades. Lograr las metas establecidas implica sostener y amplificar de forma constante el presupuesto que se destina al sector. El cumplimiento en los próximos años implica la gestión de los recursos públicos de manera eficiente y equitativa. Son políticas de Estado que requieren acuerdos de gran escala y una perspectiva a mediano y largo plazo, y tienen como objetivo maximizar el bienestar social y económico de las generaciones presentes y venideras.
- Desarrollo sostenible y cuidado de un recurso natural indispensable
Según la ONU, más del 80% de las aguas residuales resultantes de la actividad humana se vierte en los ríos o en el mar sin ningún tratamiento, lo que provoca su contaminación. Resultan fundamentales las acciones que prioricen el recurso hídrico, la restauración y la regeneración, que reduzcan el desperdicio del recurso y eviten la contaminación incorporando la reutilización y reciclaje de este.
- Desarrollo y crecimiento económico
La ampliación de nuevas áreas complementarias de riego podría incrementar las parcelas productivas agropecuarias y ganaderas con un consecuente incremento de saldos exportables. Asimismo, contribuir a fortalecer la distribución del agua, clave para mejorar la producción en las cosechas, ante la bajante de los ríos y posibles sequías.
- Genera oportunidades de empleo
En promedio, por cada millón de USD invertido en agua y saneamiento se generan entre 12 y 17 puestos de trabajo en el sector de la construcción. Se estima que, durante 2021, sobre 704 obras y 5 proyectos, se generaron, de forma sostenida, más de 74.000 puestos de trabajo directos e indirectos en distintos sectores de la economía producto de la inversión. Además, 4 de cada 10 puestos de trabajo indirectos creados son ocupados por mujeres, esto significa más oportunidades en un sector altamente masculinizado.
- Costos evitados
Según estimaciones realizadas para la Argentina, por cada dólar invertido en agua potable se ahorra USD 2,5 en salud, y cada dólar invertido en saneamiento se traduce en un ahorro de USD 8,2. Entre sus efectos, reduce gastos en atención médica y evita el costo “tiempo oportunidad” por la baja de la productividad y días de escolaridad perdidosa causa de enfermedad. Asimismo, se trata de obras de infraestructura para la conexión de agua y cloaca que tienen la cualidad de permanecer en el tiempo. Si bien requieren mantenimiento y cuidado, implican un cambio permanente en la vida de las personas.