A unos 100 kilómetros al sur de Córdoba Capital, por la Ruta 5 en pleno valle de Santa Rosa de Calamuchita es incesante el ir y venir de los camiones Mercedes Benz que integran la flota de distribución de la cantera Can-Mar, un yacimiento de arenas y gravas de canto rodado que sin intermediarios -y por lo tanto, a menores precios- se comercializan como agregados elaborados para la construcción.
“Somos una empresa familiar dedicada al procesamiento de áridos, que desde el año 2000 operamos una nueva planta ubicada en la zona rural de San Ignacio con maquinaria moderna, personal calificado y una flota de camiones para reparto, siendo esto en su conjunto una fuerza altamente competitiva”, explicó el director de la empresa, Zacarías Martín.
Todos equipados con bateas volcadoras, entre los camiones Mercedes que integran la logística de Can-Mar hay modelos Ateco 1725 que salen a la calle y también, junto a varias cargadoras frontales XCMG, se utiliza el Axor 2036 para acarrear material hacia la planta primaria (foto).
En el día a día, la faena minera consiste en “la extracción por capas, de unos 5 metros de profundidad, que inmediatamente se rellenan con tierra negra, de manera que cuando ya no estemos más acá, quien pase no se dé cuenta que aquí hubo una cantera”, sintetizó el ejecutivo, en relación a la explotación y remediación del sitio.
Ahora, “dentro de nuestros productos comerciales contamos con dos categorías. Por un lado, cantos rodados, conformados por arena fina, arena entre fina, arena gruesa, piedra 6/19, piedra 1/3, piedra bola y tierra negra. En tanto que desde el año 2017 sumamos los triturados, conformados por arena de trituración 0/4, binder de trituración 4/6 y triturado 6/19. Por lo demás -concluyó Martín-, nuestros productos pueden ser retirados en planta o bien solicitar nuestro servicio de reparto directo a obra”.
LA GEOLOGÍA
En la provincia de Córdoba, la cantera Can-Mar se emplaza en medio de una llanura aluvial antigua, una superficie de casi 460 km² constituida por sedimentos asociados a canales y niveles de terrazas altas del río Santa Rosa, una subcuenca que forma parte del sistema de recepción del río Tercero o Ctalamochita que actualmente atraviesa la ciudad de Santa Rosa de Calamuchita, formando un valle rodeado de sierras; pues ciertamente, el área forma parte de la unidad Sierras Pampeanas Orientales, representada por afloramientos paleozoicos y depósitos cenozoicos.
Hoy, los materiales que componen este suelo son conglomerados deleznables, no consolidados, gruesos y finos, que alternan con bloques redondeados de rocas ígneas y metamórficas de tamaño variable, intercalados en una matriz arenosa gruesa que conforman la base de los depósitos aflorantes, sobre los que se depositan niveles continuos de arena gruesa con lentes reducidos de material más fino (arena fina, limos y arcilla); mientras que por encima se destacan niveles de material grueso (bloques de rocas de distintos tamaños soportados por escasa matriz arenosa gruesa).
En síntesis, el material fluvial que compone el suelo del sector consiste en arena gruesa, gravilla y limos loéssicos; en tanto que los procesos dinámicos del río Santa Rosa, que ha tenido una importante actividad en otros tiempos, promovió el desarrollo de un paisaje con bosques, matorrales y terrazas y lomadas de 30 a 40 metros de altura.
En consecuencia, como dice Martín, “la explotación del yacimiento consiste en una extracción a cielo abierto de materiales arenosos; mediante el uso de pala cargadora frontal o retroexcavadora donde previamente se extrajo el material de destape o estéril (suelo vegetal) hasta llegar al horizonte de interés, constituido por material de diferentes granulometrías”.
Vale consignar que mientras se destapan los frentes, el estéril se acopia para ser posteriormente utilizado en la remediación de las labores mineras, incluyendo el empleo de motoniveladoras para la nivelación del piso de explotación y la corrección de taludes.
PASADO Y FUTURO
El proyecto Can-Mar fue iniciado en 1988 aunque diez años después comienza a operar “gracias a la ayuda de muchos amigos y con un nivel de actividad muy bajo”, recuerda Zacarías Martín, aclarando que el rumbo del emprendimiento paterno realmente toma dimensión tras la adquisición del primer vehículo Mercedes Benz “en 2004, cuando mi padre decide comprar un camión: entonces se cambia de la venta en la planta de la cantera a la venta de material puesto en la obra final. En seguida, la demanda respondió y se continuó con la incorporación de más camiones. Así, en los años siguientes, aquella iniciativa personal se fue transformando en una verdadera cantera”.
Mientras tanto, Zacarías Martín termina una licenciatura en Administración de Empresas y como segunda generación de emprendedores comienza a incidir en la organización administrativa de la empresa familiar: “Nos llevábamos bien. Esa fusión dio sus resultados”. Hasta que por fin, con la desaparición del fundador de la compañía, en 2018 se ve obligado a tomar la dirección de la compañía pues “sentimos el compromiso de seguir adelante, por nosotros mismos obviamente pero hay también mucha gente que ha puesto su dedicación en esta empresa y ese esfuerzo hay que devolverlo. Además, el recurso humano es el espíritu de una Pyme y más allá de lo económico, el empuje es tan grande que se logra continuar”. Y ciertamente tanto es así que, ya hecho los cateos, está próximo el desarrollo de la cantera Can-Mar II. El nuevo yacimiento se ubicaba a 1.000 metros de Can-Mar I y a 2 kilómetros de la intersección de las rutas 5 y 23. Esta vez, no se contará con un establecimiento industrial. Pero la explotación se hará igualmente mediante la carga de material suelto en los camiones Mercedes hoy responsables tanto del transporte del producto comercial como de haber impulsado ayer el éxito actual de esta planta procesadora de áridos y triturados pétreos enclavada en medio de la provincia mediterránea.