La obra de infraestructura vial más importante del Gran Mendoza tendrá en breve su segunda etapa en ejecución. Beneficiará a 30.000 vehículos diarios y a más de 250 mil habitantes de manera directa, el equivalente a la población de San Martín, Junín y Rivadavia.
En el transcurso de 15 años, la Panamericana se convirtió en la ruta con mayor nivel de saturación de la provincia y, paradójicamente, en el eje conector más importante para arribar a uno de los polos turísticos más notables del Oeste argentino.
El exponencial desarrollo demográfico de Chacras de Coria, Vistalba, Carrodilla, La Puntilla, Vertientes del Pedemonte, Las Compuertas, Mayor Drummond y zonas vecinas ha impactado directamente en la Ruta Provincial 82. Esta expansión continúa con la comercialización de terrenos y nuevos barrios comprendidos en cientos de hectáreas de Luján de Cuyo y Maipú, principalmente.
En ese contexto, marcado por nuevas inversiones y también por siniestros que han costado varias pérdidas humanas a partir de infracciones de todo tipo, se inserta el proyecto de modernización diseñado durante más de 7 años por Vialidad Provincial, cuyo primer eslabón finalizó en octubre de 2020 (Ugarte-Bajada de los Caracoles).
La etapa dos, desde este último punto hasta la intersección con calle Gobernador Ortiz (8,16 kilómetros), es sin dudas la más interesante de todo el proyecto a partir de la serie de transformaciones y beneficios que determinará.
Por el momento, el inicio de la segunda etapa tendrá luz verde apenas concluyan los trámites relativos a un conjunto de expropiaciones, mientras la empresa adjudicataria se encuentra definiendo los detalles del plan de obras a ejecutar.
Lo que significa para los usuarios
– Terminar con la pérdida de tiempo y dinero producida por la congestión vehicular actual y el mal estado de la ruta.
– Terminar con las salidas clandestinas a la ruta y contar con infraestructura adecuada para peatones y ciclistas.
– Contar con nuevas intersecciones, ágiles y eficientes diseñadas para aportar seguridad y jerarquizar todo el sector.
– Contar con mejor acceso a propiedades frentistas y con conexiones diseñadas para superar la fragmentación urbana actual.
Lo que representa para el desplazamiento a nivel regional
– Reducir los costos operativos derivados de la saturación actual y los siniestros viales.
– Optimizar la conectividad con Cacheuta, Potrerillos y el corredor bioceánico.
– Reducir el tiempo de los recorridos que actualmente se producen a través del cordón Oeste del Gran Mendoza.
Lo que implica para la provincia
– Continuar con el desarrollo social, económico y turístico generado a partir de la reconexión de las localidades Cacheuta y Potrerillos.
– Contar con un eje adaptado a los actuales y futuros caudales vehiculares dentro de una zona en constante expansión inmobiliaria.
– Otorgar a todos los habitantes de Mendoza una ruta de jerarquía directamente relacionada con la imagen turística internacional de la provincia.