En un mundo donde los recursos naturales son cada vez más escasos, la economía circular emerge como una solución sostenible y eficiente. En este escenario, el cobre juega un papel protagonista, y San Juan se posiciona como una provincia líder en su producción.
El cobre es un metal esencial en nuestra vida cotidiana. Desde la joyería hasta la medicina, desde la industria eléctrica hasta la automotriz, desde el hogar hasta la construcción, el cobre está en todas partes. Pero ¿qué hace que el cobre sea tan especial?
El cobre es altamente reciclable sin perder sus propiedades, esto lo convierte en un candidato ideal para prácticas circulares, una concepción que se enfoca en reutilizar, reciclar y mantener los materiales en uso durante el mayor tiempo posible. Este enfoque no solo reduce la huella ambiental de la minería, sino que también asegura que los recursos de cobre se utilicen de manera más eficiente y sostenible.
Según datos la International Copper Study Group (ICSG)El reciclaje de cobre requiere un 85% menos de energía que la producción inicial. Al reciclar, evitamos la emisión de 40 millones de toneladas anuales de CO2 a la atmósfera. El cobre reciclado mantiene las mismas propiedades que el extraído de las minas, lo que lo hace ideal para múltiples aplicaciones
Por ejemplo, en la industria eléctrica y electrónica, el cobre es un excelente conductor eléctrico. Esto significa que promueve una mayor eficiencia energética que otros materiales. Además, al final de su vida útil, puede reciclarse una y otra vez, sin pérdida de rendimiento. Esto significa que el cobre producido a partir de material reciclado es física y químicamente equivalente al obtenido de fuentes primarias (el extraído por la minería).
Este nunevo contexto abre para San Juan, como provincia rica en cobre, un nuevo escenario de posibilidades. Ya que consta con cinco de los diez proyectos de cobre más importantes del país. Estos proyectos representan oportunidades de inversión superiores a los 20.000 millones de dólares durante la próxima década. Según las proyecciones, San Juan podría estar facturando al 2030 más de 3.000 millones de dólares anuales.