Registrando picos de producción de petróleo y de gas extraordinarios, el sector energético vive su mejor momento, con avances que marcan un punto de inflexión para su economía y su rol internacional. De acuerdo con el último Reporte Energético elaborado por el Instituto de Energía de la Universidad Austral, el país no solo logró niveles récord en la producción de hidrocarburos, sino que afianzó su posición como un actor estratégico en el mapa energético regional y global.
Según la investigación, este crecimiento se basa en cuatro hechos fundamentales: El impulso sostenido de Vaca Muerta, el aumento de las exportaciones energéticas, la expansión de infraestructura clave y la implementación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Estos factores, en conjunto, están reconfigurando el perfil energético del país, posicionándolo como un proveedor confiable, en un escenario internacional en plena transición.
Una de las obras de infraestructura de transporte de petróleo más importante de las últimas décadas es el proyecto Vaca Muerta Oil Sur. Grandes empresas como YPF, Pan American Energy, Vista Energy, Pampa Energía, Tecpetrol, Chevron Argentina, Pluspetrol y Shell Argentina se unieron para la construcción de un oleoducto que tendrá una extensión de alrededor de 600 km, una terminal de carga y descarga con monoboyas interconectadas y una playa de tanques y almacenaje en la zona de Punta Colorada, Río Negro.
Las obras comenzaron este año con la expectativa de que el oleoducto esté operativo en el cuarto trimestre de 2026; y según informa el Consorcio encargado de la obra: Se está realizando una inversión de 3000 millones de dólares, que es financiada en parte por los accionistas y, en otra parte, por financiamientos locales e internacionales otorgados a Vaca Muerta Oil Sur este año.
La concreción de esta mega obra de transporte es estratégica para el desarrollo de Vaca Muerta y, junto a otras iniciativas, ampliara la puerta para la exportación con el objetivo de lograr 15.000 millones de dólares de ingresos anuales para el país en los próximos años.
El Constructor habló con el Director del Instituto de Energía de la Universidad Austral Ingeniero Roberto Carnicer, sobre el momento histórico que vive el sector energético y la expansión de infraestructura fundamental.
¿Cuáles son los principales hallazgos del último Reporte Energético elaborado por el Instituto de Energía de la Universidad Austral?
En primer lugar, cabe destacar que el balance comercial energético acumulado al mes de agosto de 2025 arroja un resultado positivo de 2,29 billones de dólares, lo que confirma la continuidad de la tendencia observada durante el año anterior. De acuerdo con nuestras proyecciones, se espera cerrar el año con un superávit cercano a los 4,5 billones de dólares.
El segundo hallazgo relevante corresponde a la producción de gas, que alcanzó en agosto un pico de 162 millones de metros cúbicos diarios. Este volumen representa el nivel más alto registrado en los últimos 20 años, vinculado principalmente a la demanda estacional de invierno. Desde 2004 no se observaba una producción de gas de esta magnitud.
En paralelo, otro dato significativo es el desempeño de la producción de crudo, que llegó a los 850.000 barriles diarios. Se trata también de un máximo extraordinario. En ambos casos —gas y petróleo— la participación de los recursos no convencionales representa ya cerca del 70% del total producido a nivel nacional.
¿Por qué se considera que Argentina atraviesa un momento histórico en materia energética?
Desde el año pasado, las principales variables económicas del sector han logrado revertir casi dos décadas de déficits en la balanza comercial energética. En 2025, esta tendencia se consolidó con un nuevo superávit, incluso en un contexto de precios internacionales menos favorables que en 2024.
Durante el mes de agosto se registraron picos extraordinarios de producción de gas natural, impulsados por la demanda invernal. En el caso del petróleo crudo, la tendencia continúa siendo de crecimiento sostenido en los volúmenes extraídos. Estos avances han permitido alcanzar niveles de exportación que Argentina no experimentaba desde hace muchos años, generando ingresos significativos para el país.
En paralelo, se están desarrollando múltiples proyectos de infraestructura clave. Entre ellos se destacan:
• La adjudicación a Transportadora de Gas del Sur para la construcción del gasoducto Perito Moreno
• La reversión del Gasoducto Norte
• La ampliación de los oleoductos de Oldelval, en operación desde el año pasado
• La reactivación del Oleoducto Transandino, que conecta Neuquén con Concepción, en Chile
Estos desarrollos reflejan un cambio estructural tanto en la producción como en la demanda, especialmente en lo que respecta a la demanda externa. En este contexto, podemos afirmar que Argentina atraviesa un momento histórico en materia energética, con una tendencia positiva que podría consolidarse en los próximos años gracias a nuevas obras estratégicas como el proyecto Vaca Muerta Oil Sur y la llegada prevista de buques licuefactores a partir de 2027.
¿Cómo ha impactado el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones en el aumento de inversión en el sector energético?
El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) ha tenido un impacto altamente positivo en el sector energético, especialmente en hidrocarburos. Entre los proyectos más relevantes vinculados a este régimen se destaca el emprendimiento de Southern Energy S.A., controlada por Pan American Energy, en asociación con YPF, Pampa Energía, Harbour y Golar. Este consorcio prevé una inversión de 6.800 millones de dólares para incorporar un buque licuefactor con capacidad de procesamiento de 11,5 millones de metros cúbicos diarios de gas. Se trata del primer proyecto de GNL con escala exportadora aprobado en el marco del RIGI.
Otro proyecto de gran envergadura bajo este régimen es el oleoducto Vaca Muerta Oil Sur, diseñado para transportar crudo hacia el Golfo de San Matías. Esta iniciativa representa un paso clave en la consolidación de la infraestructura exportadora del país y en la valorización de los recursos no convencionales de la cuenca neuquina.
¿Qué papel juega el proyecto Vaca Muerta Oil Sur, en el récord de producción energética que vive el país?
El oleoducto Vaca Muerta Oil Sur, aprobado en el marco del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), representa una inversión estimada cercana a los 3.000 millones de dólares. Participan en el proyecto empresas de primer nivel como YPF, Vista Energy, Pampa Energía, Pan American Energy, Chevron, Tecpetrol, Pluspetrol y Shell.
La obra permitirá transportar hasta 550.000 barriles diarios de crudo desde la zona de Vaca Muerta hasta el puerto de Punta Colorada, en la provincia de Río Negro. Para dimensionar su impacto, vale recordar que la producción promedio actual de petróleo en Argentina ronda los 800.000 barriles por día. Esto significa que el nuevo oleoducto podría movilizar cerca del 60 % de la producción nacional, con destino principalmente exportador.
Por su escala, su trazado estratégico y su potencial para consolidar el perfil exportador del país, el proyecto Vaca Muerta Oil Sur constituye una pieza central en la transformación energética argentina.
¿Por qué considera que el mundo debe diversificar la matriz energética y que Argentina tiene todo para hacerlo?
Es importante realizar una distinción clave al analizar la matriz energética de Argentina: debemos diferenciar entre la matriz energética primaria de oferta y la matriz energética primaria de demanda.
Dado el objetivo estratégico de duplicar la producción de gas y petróleo con fines exportadores, la matriz de oferta —es decir, aquella que abastece tanto al mercado interno como externo— continuará siendo predominantemente hidrocarburífera en el corto y mediano plazo.
En contraste, la matriz de demanda tenderá a reducir progresivamente su dependencia de los hidrocarburos, incorporando una proporción creciente de fuentes renovables. En este sentido, se destacan diversos proyectos de generación eólica y solar impulsados bajo el régimen RIGI, como el parque solar El Quemado (YPF Luz) y el parque eólico Olavarría, entre otros aún en etapas iniciales. Esta evolución indica que la demanda energética interna se orientará hacia una mayor participación de renovables en la generación eléctrica, con un peso creciente respecto al nivel actual.
Es fundamental aclarar que la matriz eléctrica no equivale a la matriz de energía primaria: representa aproximadamente el 50 % de esta última. Sin embargo, el avance de las energías renovables —y en general, de las fuentes sin emisiones de CO₂— permitirá que Argentina configure una matriz energética de demanda, tanto primaria como eléctrica, alineada con las tendencias globales de descarbonización.
Cabe señalar que, a nivel mundial, las fuentes sin emisiones representan actualmente apenas el 15 % del total de la matriz energética primaria. En este contexto, el sendero de transición energética argentino se inscribe en una dinámica global aún en desarrollo, pero con señales claras de transformación estructural.
¿Por qué se eligió la zona de Punta Colorada Río Negro, como punto de salida al Atlántico?
La adhesión de la provincia de Río Negro al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) constituye un factor determinante para atraer inversiones de gran escala. Este régimen ofrece condiciones especialmente favorables para proyectos que superen los 200 millones de dólares, y en particular para desarrollos vinculados al gas natural licuado (GNL), donde las inversiones pueden superar los 1.000 millones de dólares.
Uno de los elementos clave en la elección de la zona de Punta Colorada como emplazamiento estratégico es su ventaja logística. Si bien Bahía Blanca cuenta con infraestructura terrestre consolidada y facilidades operativas, su puerto presenta un alto nivel de tráfico marítimo. En cambio, el Golfo de San Matías —donde se proyecta instalar hasta seis buques licuefactores— ofrece un entorno con escasa actividad portuaria actual, lo que facilita operaciones a gran escala sin interferencias.
En este sentido, la decisión de avanzar en Punta Colorada no solo implica la creación de un nuevo polo de desarrollo energético, sino que responde también a criterios logísticos fundamentales para la viabilidad y eficiencia de los proyectos de GNL bajo el régimen RIGI.
¿Qué capacidad de transporte de petróleo tendrá inicialmente el oleoducto y cuál será su capacidad máxima proyectada?
El proyecto Vaca Muerta Oil Sur constituye una megaobra estratégica que contempla la construcción de un oleoducto de aproximadamente 600 kilómetros de longitud, desde la zona de Vaca Muerta —en la Cuenca Neuquina— hasta Punta Colorada, en la costa atlántica de la provincia de Río Negro.
El trazado incluirá estaciones de bombeo y estará conectado a las redes existentes de oleoductos en la zona de captación de crudo dentro de Vaca Muerta, lo que permitirá integrar eficientemente la producción local al nuevo sistema de transporte.
El objetivo principal del proyecto es alcanzar una capacidad de exportación de hasta 550.000 barriles diarios. Considerando que Argentina ya exporta alrededor de 250.000 barriles por día, esta nueva infraestructura permitiría más que duplicar el volumen actual de exportaciones, generando ingresos de divisas de gran relevancia para el país en los próximos años.
¿Cuáles son las proyecciones de ingresos por exportación una vez que el oleoducto esté operativo?
La estimación de ingresos por exportación está directamente vinculada al volumen exportado. Para ilustrar su magnitud: una producción de 100.000 barriles diarios, a un precio de 60 dólares por barril, representa ingresos de 6 millones de dólares por día. Esto equivale a más de 2.190 millones de dólares al año.
Si se alcanza el objetivo de exportar 550.000 barriles diarios —como prevé el proyecto Vaca Muerta Oil Sur— el ingreso anual por exportaciones podría superar los 12.000 millones de dólares, lo que constituiría un aporte extraordinario de divisas para el país y un hito en la consolidación del perfil exportador del sector energético argentino
¿Qué mercados internacionales se están considerando como potenciales destinos del petróleo exportado?
Chile representa históricamente un mercado relevante para las exportaciones energéticas de Argentina. A través del Oleoducto Transandino, se canalizan volúmenes significativos de crudo hacia ese país, consolidando una relación comercial sostenida en el tiempo.
En el plano global, China ha realizado compras ocasionales de petróleo argentino, y todo indica que esa demanda podría intensificarse en los próximos años. India también se perfila como un mercado con alto potencial de crecimiento para nuestras exportaciones.
Respecto a Europa, actualmente se registran ventas de crudo argentino a los Países Bajos, lo que marca una inserción creciente en mercados de alta exigencia técnica y ambiental.
Estos destinos reflejan la diversificación geográfica de la demanda internacional y el posicionamiento estratégico de Argentina como proveedor confiable en el mercado global de hidrocarburos.
¿Qué estudios ambientales se realizan en este tipo de obra, y qué impacto en emisiones de CO2 provoca duplicar producción de gas y petróleo para exportación?
Todos los proyectos mencionados contemplan estudios específicos de impacto ambiental, exigidos por las autoridades municipales, provinciales y nacionales, según la jurisdicción en la que se desarrollen. Este cumplimiento normativo es clave para garantizar la sostenibilidad y la viabilidad de las inversiones.
En relación con la matriz energética primaria de oferta, según el inventario nacional de 2022, Argentina emitió aproximadamente 400 millones de toneladas de CO₂ por año, de las cuales 200 millones corresponden al sector energético. A escala global, las emisiones alcanzan las 35 gigatoneladas anuales, lo que implica que el aporte argentino en energía representa apenas el 0,6 % del total mundial.
Es importante destacar que duplicar la producción de gas y petróleo no implica duplicar las emisiones del sector energético. La etapa de producción, transporte y procesamiento representa solo el 16 % de las emisiones energéticas (alrededor de 36 millones de toneladas). Si se duplicara esta actividad, especialmente con foco en la exportación, las emisiones asociadas a este segmento representarían aproximadamente el 30 % del total del sector energético.
En síntesis, el crecimiento de la producción hidrocarburífera orientada a mercados externos no se traduce en un aumento lineal de las emisiones, lo que permite avanzar en una estrategia de expansión con criterios de eficiencia y responsabilidad ambiental.




