El número creciente de población convirtió a los asentamientos informales en barrios populosos y con necesidades estructurales urgentes. Demolición y construcción de viviendas, aperturas de calles, regularización dominial, equipamiento urbano y la intervención en espacios públicos son los ejes fundamentales.
La concentración de población en el AMBA aumentó de manera exponencial en los últimos años y, con ella, la formación espontánea y el crecimiento de los denominados barrios populares. Según el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat de la Nación, se considera con ese mote a los barrios vulnerables en los que viven al menos ocho familias agrupadas o contiguas, donde más de la mitad de la población no cuenta con título de propiedad del suelo ni acceso regular a dos, o más, de los servicios básicos –red de agua corriente, de energía eléctrica con medidor domiciliario y/o cloacal–. Actualmente, en el país suman 4416 y el 33% se encuentra en el área metropolitana. Los datos más recientes de esta cartera (2020) indican que en la Ciudad de Buenos Aires hay 57 poblaciones de estas características.
Por su parte, el Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) informó que 300.000 personas habitan en los barrios populares de ese distrito. El problema es enorme, pero también hay muchos avances y se llevan a cabo, en simultáneo, grandes obras en siete barrios que forman parte del plan “Integración de Barrios Populares”, a cargo del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, junto con el IVC, y afectan a más de 100.000 habitantes. El presupuesto total para las obras este año es significativo: $12.610.609.652.
PLANIFICACIÓN
Sin dudas, la obra de mayor envergadura es la que se ejecuta en el ex Barrio 31, hoy Padre Carlos Mugica. Su polígono ocupa 72 hectáreas que, tomando como referencia a puntos icónicos de la Ciudad, se extienden desde Retiro hasta la Facultad de Derecho, entre las vías del tren y el Paseo del Bajo. Allí viven 40.000 personas que habitan en alrededor de 12.000 hogares y el monto de inversión para 2022 es de poco más de $9291 millones.
Para esto, se formó, además, una unidad de proyecto que se dedica de manera específica a dicho territorio y busca soluciones “tanto desde lo urbano como desde lo social y económico”, señala la ministra de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad, María Migliore. “La mayor cantidad de obras que estamos llevando adelante ahora tienen que ver con la infraestructura, ya que los procesos los pensamos en tres dimensiones: la parte habitacional, la de integración urbana; y la dimensión socio-productiva”.
En ese sentido, durante 2021 se realizaron las mudanzas hacia nuevas viviendas de 974 familias; tanto de Padre Carlos Mugica como de los barrios 20, Playón de Chacarita, Rodrigo Bueno y el Camino de Sirga. En total, se construyen 5040 viviendas. Y en el de Retiro, específicamente, uno de los proyectos más grandes que se llevan a cabo tiene lugar bajo la autopista Illia, donde, durante años, se agolparon viviendas precarias y hoy se empieza a apreciar lo que será un parque público.
Estas obras son fundamentales, “porque integran al barrio de otra manera: se podrá pasear, hacer deporte… El 90% de las familias que vivían bajo la autopista ya fueron relocalizadas en viviendas nuevas construidas dentro del mismo barrio, en total se construyeron 1164, respetando la composición familiar y su actividad económica. Losque ya se mudaron firmaron la escritura de su casa. El plan de pagos establece 360 cuotas fijas y en pesos”,detalla la ministra.
La obra bajo autopista tiene como fecha estimada de finalización en agosto y es la más importante a nivel superficie: ganará 4000 metros cuadrados de espacios verdes allí donde había hogares muy precarios.
¿En qué se está trabajando actualmente?
La demolición de esas casas que se desocuparon –unas 1000 familias fueron relocalizadas– permite hacer espacio para instalar la infraestructura que dará servicios definitivos a todas las casas del barrio: agua corriente, cloacas, electricidad. En esta etapa realizamos tareas con la conexión definitiva en la mayoría de los domicilios. Estimamos que, para mayo de este año, estarán conectadas las primeras viviendas a la red de baja tensión, con conexión segura y medidor individual.
¿Cuál es el objetivo final?
Llegar, en 2023, al 100% de las viviendas conectadas. Esto abarca, además, conexiones domiciliarias a la red formal de agua potable; limpieza de caños, clorado y tests bacteriológicos. Para el 2022 están planificadas 1899 nuevas intervenciones en el marco del programa de
mejoramiento de vivienda, para aquellos hogares que seguirán en pie. Trabajamos un proyecto de diseño urbano con arquitectos y vecinos para optimizar las condiciones de impermeabilización, los baños, hacer ventanas para que haya una calidad del aire, quizá construir una habitación más para familias que viven en condiciones de hacinamiento.
Estas obras se realizan al amparo de dos leyes sancionadas en la Legislatura: la Nº 3343 (2009) y la Nº 6129 (2018). Dentro de los lineamientos que marcan ambas normas, hay uno central: se debe dar solución habitacional a los beneficiarios de la ley, dentro del polígono del barrio.
El plan hoy lleva 17 kilómetros de infraestructura nueva: se readecúan las redes existentes y construyen otras, a fin de tener todas las conexiones necesarias –tendido cloacal, pluvial, eléctrico, red de agua, pavimento, luminarias públicas– que permitirán conectar cada vivienda del barrio a los servicios públicos formales. Esta conexión de los servicios se puede hacer gracias a la megaobra del acueducto que, en 3 kilómetros de largo una vez terminados los tendidos internos, conectará las redes del barrio con las de la calle Salguero.
VEREDAS, PAVIMENTO, ILUMINACIÓN
El estándar urbano de cualquier barrio porteño es la meta que pretende alcanzar este programa. En el Barrio 31 ya son cuatro las líneas de colectivo que circulan, algo que cambia sustancialmente la vida de sus habitantes y forma parte de la integración real a la Ciudad.
¿Qué se busca con el proyecto, en plena preproducción, del Mercado del Bocado?
Se pretende potenciar la oferta gastronómica de este barrio, que es enorme, y generar un punto turístico. Un ejemplo similar es el Patio Rodrigo Bueno, que está en funcionamiento desde 2018: tiene food trucks, casi todos de vecinos del barrio y emprendedores de la Ciudad”, cuenta Migliore.
Y, atentos a la necesaria condición de sustentabilidad que hoy exige cualquier planificación urbana, se proyecta la relocalización y ampliación de la planta de reciclado, que va a contar con servicios de infraestructura, baños y vestuarios para los empleados. El espacio disponible se incrementará para que puedan trabajar las 15 cooperativas que se dedican a este proceso, en simultáneo.
BORDE COSTERO Y BARRIO RODRIGO BUENO
En marzo de este año se iniciarán nuevas obras sobre el borde costero y aperturas transversales que contemplan ingeniería del borde, infraestructura, pavimento y veredas. Actualmente, se están ejecutando las demoliciones correspondientes para poder generar las aperturas por donde va a pasar la obra de infraestructura, en la medida que se van realizando las mudanzas de los vecinos.
¿De qué se trata esta obra?
El barrio Rodrigo Bueno tiene unos 3000 habitantes, está al lado de la reserva ecológica y da a un canal fluvial, por lo que el suelo está contaminado y en condiciones peligrosas. Construimos primero 600 viviendas para relocalizar como prioridad a las familias que estaban en ese borde, la relocalización está ya en un 90%. Vamos a generar ahí la infraestructura necesaria para dar los servicios al barrio, se va a sanear el canal y a construir un paseo costero para que se pueda recorrer. El presupuesto está calculado en $664 millones para este año.
¿Y acerca del Barrio 20?
Se ubica en Villa Lugano, entre las avenidas Escalada, General Fernández de la Cruz y Larrazábal, y las calles José Batle y Ordóñez. Es un barrio del sur de la ciudad donde viven casi 30.000 personas y donde hace unos años hubo una toma violenta. Estamos construyendo 1700 viviendas –1000 de ellas ya terminadas y con las familias mudadas– que se terminarán entre este año y el 2023. Tenía un bajo nivel de circulación, por eso trabajamos mucho con la apertura de calles.
Además de las obras que tienen como fin traer los servicios públicos a todas las viviendas del barrio (agua, cloacas, desagües pluviales, electricidad, redes de telecomunicaciones) se trabaja en el espacio público: calzada, vereda, arbolado, luminarias, rampas y sumideros. El total que se destinará a estos trabajos es $2090 millones.
Las obras de infraestructura que se están llevando a cabo comprenden los siguientes tramos: Recova, desde Corvalán hasta Albariño; Chilavert, desde Miralla hasta Albariño; Celedonio, de Araujo a Corvalán; Celedonio, desde Corvalán a Albariño; y la intersección de Corvalán y Celedonio.
La funcionaria destaca que (al cierre de esta edición) se realizaron tres aperturas de calle: Miralla, Corvalán y Unanué 1, y cuatro aperturas de pasajes. Y se está trabajando en la apertura de Unanué 2 y Barros Pazos.
Con las mudanzas que se llevarán a cabo durante 2022,¿se abrirán más pasajes?
Seis más. En estos barrios, las calles suelen ser pocas y chiquitas, hay que caminar mucho para llegar a una parada de colectivo, hay vehículos que no entran. Se censa la zona, se zonifica, se trabaja con los vecinos para decidir por dónde pasarán las calles, en general deben tener unos 14 metros de ancho para cumplir con la normativa urbana.
CHACARITA, BARRACAS, BAJO FLORES
Además de lo detallado, el plan se ejecuta en el Playón Chacarita –en las inmediaciones de la terminal del Ferrocarril Urquiza–, donde las calles Céspedes y Palpa ya se encuentran abiertas y se está trabajando en las obras de infraestructura, mientras que se continúan las demoliciones sobre la calle Guevara. En mayo de este año, comenzarán a construir dos plazas en la zona y el presupuesto para estas obras es de $565 millones.
Por su parte, el Barrio 21-24, en Barracas, es eje de dos obras de infraestructura. La general contempla la reparación y el comportamiento de la red de agua para dos sectores del barrio: Tierra Amarilla –Iriarte entre Luna y Lavardén– y Padre Daniel de la Sierra –abarca el sector comprendido entre Iriarte-Lavardén-Osvaldo Cruz-Pasaje padre Daniel de la Sierra–.
La obra de Tierra Amarilla 1ya se encuentra terminada y abastece, con 200 conexiones domiciliarias, a 3000 habitantes y unos 690 metros de cañería subsanada. Por su parte, Tierra Amarilla 2 continúa en ejecución, pero ya lleva 1250 metros de cañería en funcionamiento con unas 480 conexiones domiciliarias para 4200 vecinos.
“La red de agua es suministrada desde puntos estratégicos que van desde los bordes del barrio e ingresan hasta los más angostos de los pasillos, la tecnología de la cañería de agua de PEAD hace posible esquivar interferencias clandestinas, cámaras cloacales y llegar a lugares que no se podrían con otros materiales”, informan desde el ministerio.
En el 1-11-14, hoy bautizado barrio Ricciardelli (Bajo Flores), el IVC se encuentra trabajando junto con Aguas y Saneamientos Argentinos (AySA) para llevar agua, cloacas y pluviales a todos sus habitantes. Esta obra busca proporcionar la red de agua en los sectores 1 y 2, y la red de cloaca, red pluvial, pavimento y veredas en el Pasaje San Jorge.
POR ANALÍA CABALLERO