OPINIÓN – IGNACIO JOSÉ PINTA
Imaginemos por un momento que el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) tiene su apto para funcionar. Según el pliego licitatorio, es la fecha a partir de la cual la obra respectiva se encuentra en condiciones técnicas de transportar el fluido en forma segura. Las demás fechas que no cumplan con esta condición corresponden a hitos administrativos que cada uno deberá ponderar.
Ahora te planteamos una pregunta: ¿cómo un proyecto que está terminado representa un paso cero? Para ayudarte a elaborar una respuesta es necesario introducirnos de alguna manera en el esquema de construcción, producción, transporte y distribución de gas en Argentina; el cual trabaja bajo una compleja dinámica entre actores estatales y privados en el Mercado Electrónico de Gas Sociedad Anónima (MEGSA). El Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) está a la cabeza, operativamente aparecen dos transportistas (Transportadora de Gas del Sur y Transportadora de Gas del Norte) y nueve distribuidoras (Metrogas, Naturgy BAN, Camuzzi Gas Pampeana, Camuzzi Gas del Sur, Distribuidora de Gas Cuyana, Distribuidora de Gas del Centro, Litoral Gas, Gasnor y Gasnea). Además de las comercializadoras y los grandes consumidores industriales, desde el punto de vista de la generación eléctrica se suma la participación de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (CAMMESA), los productores que abastecen toda la demanda e Integración Energética Argentina SA (IEASA), en este caso la encargada de llevar adelante la licitación del GPNK.
La licitación está dividida en dos etapas con obras complementarias y tiene características EPC (ingeniería, compras y construcción). Pero la provisión de la cañería, válvulas y servicios específicos (ingeniería básica, asistencia técnica, logística internacional) es por parte del comitente.
Si nos introducimos en lo que fueron los requerimientos de la primera etapa, en la instancia de presentación de oferta fue condición por parte del oferente acreditar la construcción de por lo menos 120 km de gasoductos de alta presión definidos por la norma NAG-100 (Norma Argentina de Gas) de al menos Ø30” Dn cuyo comienzo de construcción haya sido dentro de los quince años anteriores al 01/01/2016 o 75 km ejecutados con posterioridad a esa fecha. En el caso de presentación en UTE, este requisito debió ser cumplido por cada uno de los integrantes.
Para el caso de la estación compresora es necesario haber construido una de más de 10.000 HP y/o una ampliación de una planta que incluya un turbocompresor. De realizar la oferta en UTE es suficiente que uno haya acreditado el antecedente, pero debió ser el que tenga una participación mayor al 40%, ya que es designado como director de obra. Situación no menor para empresas que quieran incorporarse a obras de este tipo y no cuenten con antecedentes.
Suponiendo que cumplimos con esos requisitos, a la hora de la construcción del gasoducto nos encontramos, entre otros, los siguientes hitos por certificar: abrir una pista de servicios la cual contemple desmonte, realizar la topografía y estaqueado del trazado, llevar a cabo el zanjeo y el desfile de caños, soldadura y radiografiado, montaje de válvulas y revestimiento de juntas, bajada de cañería, soterramiento y compactación, para finalmente proceder a las pruebas hidrostáticas de hermeticidad.
Entre los recursos necesarios se habla de una movilización de másde mil equipos para realizar estas tareas por parte de la UT Techint-SACDE entre las provincias de Neuquén (Tratayén), Río Negro y La Pampa (Doblas). Pero el punto de partida para cualquier oferente estaba en la propuesta técnica de los pliegos licitatorios, que especificaban la disponibilidad mínima con la que el contratista debió contar: seis equipos Pipelayers (Tiendetubos) del tipo Caterpillar 583 T LiftCapacity (63.504 kg), Tipo PL 83 LiftCapacity (77.111 kg) o similares con capacidad suficiente para la manipulación de caños, dos presentadores internos para el diámetro de cañería de línea y una curvadora apta para el diámetro del caño de 36” y 30”. Por lo que si quisiéramos presentarnos a alguna licitación de ductos deberíamos comenzar por contactar a un proveedor de máquinas y equipos.
Pero tenemos que destacar un proceso por sobre los demás, el de soldadura. Con incorporación de tecnología y recursos internacionales, los caños de 12 m se unieron para formar estructuras de 24 m a un ritmo y formato industrial en las plantas de doble junta en dos frentes de obra. Luego, fueron transportados a lo largo de toda la traza en donde se unieron a través de la tecnología de soldadura automática y se realizaron inspecciones por ultrasonido, desde Pk 0+000 (en las inmediaciones a la conexión del sistema TGS en Neuquén) hasta Pk 220+000 y desde el extremo Pk 440+000 (La Pampa) hasta este punto medio. Los 133 km restantes fueron adjudicados a la empresa BTU debiendo conectar el tramo desde Pk 440+000 hasta la conexión del sistema TGS, aproximadamente Pk 573+000, en la localidad de Salliqueló, provincia de Buenas Aires.
Una vez entregado el apto de funcionamiento del gasoducto este comenzará a transportar 11MM m³/d y la incorporación posterior de las estaciones compresoras incrementarán la capacidad de transporte hasta 24 MM m³/d. Con la finalización de la segunda etapa y sus obras complementarias (Salliqueló – San Jerónimo, Santa Fe) se llegará al objetivo de transporte de 40 MM m³/d. Para su funcionamiento, ambas etapas necesitan que el gasoducto cuente con un sistema de control, supervisión y adquisición de datos (SCADA) entre las distintas plantas y válvulas, por lo que se debió realizar el tendido e instalación de fibra óptica y conexiones satelitales en paralelo al gasoducto. Si extrapolamos este proceso a futuros ductos genera la oportunidad de obtener subcontratos por parte de especialistas en estas áreas.
Recordemos que al ser un EPC, no está contemplado por parte del contratista la operación y el mantenimiento; con lo cual, a principios de este mes, Energía Argentina adjudicó a TGS la operación y el mantenimiento de la etapa finalizada. Esto se realizó a través de un concurso privado entre las dos transportistas y se repetirá una vez finalizada la segunda etapa.
Para ampliar respecto a quiénes realizan la operación y mantenimiento de los diferentes gasoductos, oleoductos y poliductos, te invitamos a completar la lectura con la nota “La evolución de la balanza energética necesita encarar proyectos de infraestructura logística para movilizar los hidrocarburos”, que Verónica Janowicz le realizó a través de este medio a Roberto Carnicer, director del Instituto de Energía de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral.
Una vez comenzada la operación del gasoducto por TGS es hora de mirar hacia el centro y norte del país. La importación de gas desde Bolivia para el año que viene no está garantizada debido a que la producción en sus campos está declinando y no está logrando cumplir con los volúmenes comprometidos en el contrato vigente. Por lo cual surge la necesidad bastante imperiosa de revertir el sentido del gasoducto de 1454 km (Gasoducto del Norte) que opera TGN y así poder llevar el gas que se produce en Vaca Muerta hacia las localidades, industrias y centrales de generación en estas zonas.
Estas obras también posibilitarán el abastecimiento de los proyectos mineros orientados al litio, además de realizar exportaciones hacia las regiones del norte de Chile y al sur de Brasil, a través de Bolivia; donde se pretende utilizar la infraestructura que, se presupone, tendrá capacidad ociosa por la falta de producción del país vecino.
Para eso es necesario unir los gasoductos troncales operados por TGS y TGN a través de una conexión de 122 km en la provincia de Córdoba y la adecuación de las respectivas plantas compresoras. Al igual que con el GPNK, la encargada de llevar adelante estas licitaciones es Energía Argentina con un tiempo estimado de concreción de entre doce a dieciocho meses para que el contratista culmine con las obras.
Incluso se espera que los rendimientos constructivos alcanzados en el GPNK sean trasladados a las metodologías de estas obras mejorando esas fechas objetivo y permitiendo que la reversión se realice con anticipación. Tema no menor vinculado a la ventana de oportunidad que se plantea para el gas en la transición energética a largo plazo.
Al igual que un proyecto de GNL, se coloca a debate porque un sector internacional alerta sobre la posibilidad de que toda inversión en infraestructura logística de hidrocarburos supone un riesgo de obsolescencia y una gran cantidad de activos varados, debido a la necesidad de llegar a una transformación total de la matriz energética para hacer frente al cambio climático.
Pero dejando de lado las discusiones internacionales, nos encontramos con las necesidades de un país con una balanza energética deficitaria y un proyecto caracterizado por los manejos que suelen ser más propios de la política que del mercado energético. El GPNK y sus obras complementarias llegaron a contrarreloj para su construcción debido a los cambios en los procesos licitatorios que atravesaron (financiamiento privado en 2019 y financiamientos públicos en 2022).
Siendo que está destinado en su mayoría a abastecer demanda interna en el corto y mediano plazo, conocida hace tiempo por los expertos. Podemos decir que obtener el APT (apto para funcionar) representa que el país ha dado ese paso cero y ahora sí es posible pensar en los cuatro pasos para subirse a la clase mundial, a través de un proyecto de GNL.
- EL AUTOR ES TÉCNICO ESPECIALISTA – UNIVERSIDAD AUSTRAL