La Construcción en seco es el método cada vez más elegido en todo el mundo. El cemento y el ladrillo tradicionalmente han sido los materiales protagonistas en la industria de la construcción. Sin embargo, la llegada de nuevas e innovadoras técnicas y variedad en materiales han aportado a la transformación y el crecimiento de la industria.
La Construcción en Seco es una alternativa cada vez más elegida tanto en Argentina como en muchos países del mundo: es un sistema de construcción abierto en el que los materiales no requieren de componentes húmedos para el armado y unión de estructuras. En ella, dos de los sistemas más conocidos son el Drywall y el Steel Framing.
El Drywall, como lo dice su nombre, significa “pared seca”, y está basado en una estructura de acero galvanizado y placas de yeso. “Los perfiles usados permiten el montaje de particiones interiores que no reciben cargas estructurales como los tabiques, cielorrasos y revestimientos. Este sistema es ideal en remodelaciones, ampliaciones y divisiones. Además, aporta a los espacios un mejor aprovechamiento, y mayores usos” comenta Martin Carísimo, Gerente Regional de Familia Bercomat.
El Steel Framing, por su parte, es un sistema de construcción tradicional compuesto por perfiles de acero galvanizado y placas cementicias o fenólicas que permite proyectar obras sin limitaciones de diseño, diversas terminaciones exteriores y elevada eficiencia energética. En este caso, la técnica es aplicable en construcciones residenciales, comerciales e industriales, caracterizándose por su simplicidad, eficiencia estructural y reducido peso estructural.
Muchos son los beneficios de construir bajo este sistema. “Es significativo el ahorro de tiempo y esfuerzo: es ágil porque se utilizan todos productos prefabricados, livianos, que se montan y la manipulación es prácticamente manual. Se puede construir con agilidad y no requiere mucho tiempo de obra, en cualquier momento del año se puede hacer rápidamente” afirman desde Familia Bercomat.
1. Flexibilidad arquitectónica. Con la construcción en seco no hay limitaciones. Se pueden construir todo tipo de viviendas, locales y edificios, así como aplicaciones aisladas dentro de una obra de ladrillos como el armado de tabiques divisorios.
2. Tiempos de ejecución. La construcción en seco reduce los plazos de ejecución. Una obra puede realizarse hasta un 60% más rápido que una en ladrillos, debido a la ausencia de tiempos de fragüe y mezcla de materiales húmedos.
3. Compatibilidad con todo tipo de construcciones. Los elementos utilizados en la construcción en seco son compatibles con otros sistemas constructivos tanto en la realización de obra nueva como en la refacción de una existente aún hecha con mampostería.
4. Aislación acústica, térmica y huella sustentable. Una obra en seco ofrece un gran confort térmico y acústico. La aislación térmica permite que una vivienda construida en este sistema logre una eficiencia energética significativa. En cuanto a la acústica, puede generar espacios “libres de ruidos”. Al usar menos cantidad de agua y energía durante el proceso constructivo, hacen que las obras tengan una huella de carbono significativamente menor, lo cual las vuelve más sustentables.
5. Seguridad. Los perfiles son fabricados siguiendo estrictos estándares de calidad. Tienen una gran durabilidad por lo que no se expanden ni contraen con los cambios de temperatura y humedad. Además, son resistentes al fuego. Es destacable el uso en gran cantidad de países debido a su gran resistencia sísmica.
6. Control de presupuesto. Los plazos de obra se reducen con respecto a la construcción tradicional y esta rapidez, permite alcanzar un mejor control del presupuesto y gastos de la obra.
Todo esto nos indica que nos encontramos frente a una alternativa apta para toda clase de edificaciones residenciales, comerciales e industriales, que se caracteriza por su simplicidad y eficiencia estructural, lo que hace que cada vez sean más quienes opten por ella. Australia, Brasil, Chile, México, Estados Unidos y Turquía, ya lo utilizan, mientras que Argentina, de acuerdo con el Instituto de Construcción en Seco (INCOSE), fue en 2019 el tercer país de Sudamérica en referencia a la penetración de este método, con un consumo de placa de yeso –principal indicador- de 0,8 m2/hab. per-año, sólo por debajo de Chile con 3,0 y de Uruguay con 1,1.