Miguel Ángel Ippolito, de profesión mecánico de autos, dejó de lado su oficio para arrancar, de la nada, con la demolición. Así nació Grupo Mitre, en 1985. Y, a principios de los 90, se sumó Maxi, ahora socio y “a quien considero un hermano mayor”, según define su hijo, Miguel Ippolito, CEO de la organización. Los dos arrancaron con pequeñas obras, aprendiendo juntos y desde abajo. “Mi hermana, Julia, y yo, formamos parte de la empresa desde que tengo memoria, claro que al principio acompañando a mi viejo a las obras, sin muchas funciones más que mirar y aprender. Pero de más grandes ya fuimos ayudando en todo lo que podíamos y actualmente seguimos estando los cuatro en la dirección de la empresa”, cuenta.
¿Qué características los distinguen?
Somos una empresa familiar dedicada a hacer obras de demolición, reciclaje y obras civiles complementarias. Uno de los principales valores que tratamos de reflejar en cada uno de los trabajos es lograr tener una gran satisfacción del cliente, cumplir con lo acordado, optimizar los tiempos de ejecución y mostrar mucha flexibilidad a lo que la obra y el cliente requieren en cada etapa de la ejecución de los proyectos. Estamos siempre en una búsqueda constante de mejorar el profesionalismo, con el cual llevamos adelante nuestra operación, por eso hace unos años contamos con la certificación Trinorma de ISO 9001, 14001 e ISO 45001.
¿Qué les genera orgullo como empresa?
Algo que nos caracteriza es que hace varios años encaramos nuestro propósito como empresa de Triple Impacto, logrando ser la primera empresa B en demolición a nivel global.
¿Cuál es el fuerte de su modelo de negocio?
A nosotros nos gusta definirnos como especialistas en demolición, negocio que hemos profesionalizado a lo largo de los años y hemos complementado con otros servicios para nuestros clientes.
¿En qué proyectos de construcción e infraestructura participaron?
Siempre buscamos encontrarle una solución a cada proyecto, por eso debo decir que hemos participado en una gran cantidad de desafíos. Hemos realizado trabajos para el desarrollo de nuevos complejos residenciales, como el que estamos finalizando hoy en día, en Tigre, en Remeros Beach. A su vez, nos encontramos trabajando en distintos barrios vulnerables del conurbano bonaerense, colaborando en procesos de urbanización de estos. Y también hacemos muchos servicios para el sector industrial, brindando servicios de deconstrucción, demolición, movimiento de suelos y desmontaje de estructuras y líneas de montaje en desuso.
¿Cuál fue la obra pública más emblemática en la que participó la empresa?
Para nosotros la obra más emblemática es la que va a venir. Pero algunas que considero memorables, son aquellas que nos acompañaron al Wold Demolition Awards, el congreso más importante de demolición a nivel global. Algunas de ellas que me gustaría mencionar: la demolición del complejo habitacional abandonado de la ex ESMA, el Centro de Exposiciones de CABA, la de la Textil Castelar. También, la obra del ex Velódromo de la Ciudad, las obras de demolición en los barrios vulnerables que resultaron un enorme desafío para nosotros, la demolición en tiempo récord del Aeroparque en plena pandemia y la posterior obra de la vieja torre de control. Y, por último, la deconstrucción de las antiguas pasarelas de una de las terminales más importantes de la Obra del puerto de Buenos Aires.
¿Qué se encuentran desarrollando?
Nuestras principales innovaciones se centran en la reutilización de materiales y la mejora de las condiciones sociales, enfocándonos en la formación y el desarrollo profesional de nuestros colaboradores, así como en la promoción de la igualdad de género en la industria de la construcción. Estamos comprometidos a generar un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en nuestra comunidad, mientras avanzamos hacia un futuro más sostenible y equitativo.
INVERSIONES Y METAS
¿Cómo pudo Grupo Mitre, en este contexto, seguir desarrollando?
Este impulso que sufrió el sector ha sido una buena oportunidad para poder seguir creciendo y diversificando nuestros servicios. Aprovechamos las oportunidades de nuevos trabajos que fuimos realizando, para continuar invirtiendo en nuevas tecnologías. Por ejemplo, hemos invertido mucho en incorporar nuevos robots de demolición Brokks, logrando convertirnos en la empresa que cuenta con la flota más grande de estos equipos en Argentina. También la continuidad de trabajo que hemos tenido en los últimos años nos hizo focalizar en seguir desarrollando nuestra unidad de negocio de reciclaje, por lo que hemos decidido invertir en nuevos equipos para la transformación de nuestros residuos en un material que pueda ser reutilizado, aplicando así la economía circular en nuestro sector. Logrando así seguir potenciando nuestro impacto ambiental y reduciendo huella de carbono, tras la utilización de estos materiales, en lugar de materia prima virgen, en el desarrollo de nuestras obras. Por último, hemos continuado el camino de innovación, algo que considero que tenemos incorporado naturalmente, participando de ferias y congresos internacionales para seguir aprendiendo nuevas tecnologías y procesos para aportar valor en el servicio que brindamos.
¿Cuáles son las perspectivas para lo que resta de este año?
Buscamos la consolidación del crecimiento que venimos sosteniendo en los últimos años para lograr mejorar el buen problema que “crecer” genera en las empresas. Para eso nos hemos propuesto trabajar en nuestro propósito como organización para lograr nuestra meta principal que es seguir expandiendo nuestras operaciones de manera sostenible y responsable. Nos enfocaremos en aumentar nuestra participación de mercado, alcanzar nuevos segmentos de clientes y consolidar una posición de referencia en demolición en el mercado argentino. Para lograr esto, invertimos y seguiremos invirtiendo en innovación, desarrollo de nuevas soluciones y servicios.
LA REALIDAD DE LA CONSTRUCCIÓN
¿Qué factores cree que impactaron más al sector?
La construcción siempre está condicionada por el contexto macroeconómico de Argentina. Pero siempre es positivo y tiene un alto grado de seguridad invertir en ladrillos. Siendo este el factor determinante que ha permitido que en los últimos años el sector haya vivido un periodo de crecimiento y de nuevas oportunidades. La construcción es una industria dinámica y que rápidamente genera un gran impacto en muchos sectores. Pero este dinamismo también da lugar a que se realicen nuevas inversiones por parte de las empresas que formamos parte de la cadena de valor, lo cual genera un ciclo virtuoso que permite el desarrollo general de nuestro sector.
¿Cómo ve a la industria?
Gracias a la pandemia se han empezado a debatir sobre cuestiones y temas que antes no eran comunes en la construcción. Hablar temáticas de género, impacto ambiental, huella de carbono, teletrabajo, comunicación interna, marketing. Creo que eran temas que si bien había conocimiento, no formaban parte de cuestiones centrales de nuestra operación y sin dudas considero que eso ha cambiado para siempre. Hoy todas las empresas tienen sobre la mesa estas cuestiones a la hora de tomar decisiones y encarar nuevos proyectos. También todo este contexto ha permitido que la construcción pueda mostrar cuestiones muy positivas que tiene incorporadas, que a su vez pueden servir de modelo para otros sectores. Como por ejemplo, su convenio colectivo de trabajo, el cual sin dudas considero que debería ser un modelo para el resto de los sectores, teniendo en cuenta el tan hablado asunto de la reforma laboral.
¿Qué escenario se imagina para lo que viene?
Creo que Argentina tiene una nueva oportunidad para transformarse en el país que todos soñamos y sin dudas está vez lo vamos a lograr. Siempre nos gusta ver los aspectos positivos de lo que viene y tratar de lograr adaptarnos a las oportunidades que se presentan.
¿Qué debería cambiar para garantizar el futuro de la industria?
La construcción y otras industrias requieren un entorno estable para prosperar aún más. Un compromiso con políticas económicas sólidas y una agenda de desarrollo a largo plazo son fundamentales para generar confianza en el mercado. La colaboración entre el sector privado y el Estado es necesaria para crear un entorno favorable para el crecimiento y desarrollo sostenible de las industrias nacionales. Creo que todavía tenemos un recorrido en lo que respecta al plan de grandes obras que mejore la infraestructura del país y que permita que se puedan desarrollar otras industrias. Sin dudas, acá hay una oportunidad para nuestro sector.
¿Y respecto del apoyo a las pymes?
Estas representan una parte significativa del trabajo privado que se genera en Argentina. El Gobierno debería implementar aún más políticas que respalden el crecimiento y desarrollo de las pymes, como incentivos fiscales, acceso a créditos con tasas que permitan pensar en el largo plazo, y programas de capacitación y asesoramiento empresarial que permitan a las empresas colaborar con la generación de empleo formal y de calidad. Somos un país que cuenta con un talento humano enorme, lo tenemos que capitalizar. También se debería mejorar el proceso para que más jóvenes se animen a emprender, a formar sus propias empresas. Hoy en día Argentina tiene menos empresas per cápita comparado con otros países de la región que cuentan con características similares a nuestro país. Desde UNAJE, organización de la cual participo activamente hace varios años, trabajamos mucho en sintonía para lograr el desarrollo de un contexto más favorable para la creación de empresas y cómo aportar valor desde el sector privado para el desarrollo de nuevas oportunidades.
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