El Constructor dialogó con Federico García Zuñiga, consultor técnico de la Asociación Nacional de Industrias de Materiales Aislantes (ANDIMA), con el objetivo conocer a detalle sobre la implementación de materiales y soluciones para lograr la eficiencia energética en la construcción, sus beneficios y qué se espera desde el organismo de cara al 2025.
¿De qué trata la tendencia a implementar en la construcción para lograr la eficiencia energética?
La tendencia de implementar eficiencia energética en la construcción se refiere a la incorporación de diseños, materiales y tecnologías que permitan reducir primordialmente el consumo de energía en edificios y viviendas. Esto se logra a través de varias estrategias, principalmente con el uso de materiales de aislación térmica eficiente, como son: Lana de vidrio, el Poliestireno Expandido y el Poliuretano.
¿Qué beneficios tiene el uso de estos métodos en la construcción?
La aislación térmica eficiente permite mantener de forma estable la temperatura de un espacio o ambiente, lo que se traduce en un ahorro de energía y, por ende, económico en la factura de luz y gas. Si se tiene en cuenta que el 50% del consumo de energía en un hogar es para climatización, desde el punto de vista económico, los materiales de aislación térmica eficiente son los únicos que permiten un ahorro de hasta un 70% en las facturas de gas y luz, consumidos para la climatización y un ahorro de hasta un 35% sobre el total de energía que consume un hogar. Son también los únicos materiales que pueden proteger a una edificación y sus materiales del sol, dilatación, fisuras, extendiendo la vida útil de una vivienda, sin necesidad de reparaciones y colaborando con la reducción de gastos en un hogar. La aislación térmica representa un porcentaje muy bajo dentro de los costos que puede insumir una obra; el 1,5%, por única vez (incidencia basada en una vivienda unifamiliar).
La aislación térmica eficiente de una construcción es como la “tercera piel” de la persona -después de la piel y la ropa- ya que permite aislar de la intemperie y que no se pierda el calor o el frío del hogar, prolongando la temperatura del ambiente. Al reducir, además, la condensación superficial e intersticial, mejora las condiciones de confort y evita problemas de salud en los usuarios. Lo más interesante de la aislación térmica eficiente es que no sólo es para construcciones nuevas, sino que también puede implementarse en casas y construcciones ya existentes.
Por otra parte, la aislación térmica eficiente puede ayudar a mejorar el confort interior de los ambientes, algo que definitivamente repercute en la salud de las personas. Una correcta aislación ayuda a prevenir la aparición de humedad y moho que pueden provocar todo tipo de problemas respiratorios a largo plazo.
Con una adecuada aislación de la envolvente de las viviendas -techos, muros y pisos- se puede conseguir mantener una temperatura entre 21º y 23º todo el año.
Esto significa que los habitantes de la vivienda logran un ambiente totalmente confortable, en el que no sufren saltos térmicos -ni demasiado frío ni demasiado calor- beneficiando de manera directa en el bienestar, tanto físico como mental de las personas.
¿Cómo se proyecta esta tendencia de cara al futuro?
El crecimiento de la tendencia sin duda se verá crecer en el futuro, no solo por las razones expuestas en lo que respecta a ahorro, eficiencia y salud y confort, sino también por el creciente compromiso de las nuevas generaciones con el ambiente.
¿Cuál es la diferencia de este sistema de construcción con el tradicional?
La utilización de aislación térmica eficiente en la envolvente de una vivienda es compatible con cualquier sistema constructivo. Hoy lo tradicional debe incluir por normativa la inclusión de aislación térmica eficiente en techos, muros y pisos.
¿Qué beneficios a nivel macro consideran que se tendrá si fuera imprescindible el uso de estos métodos? Es decir, ¿qué paradigma plantean desde la asociación?
No sólo es imprescindible sino obligatorio en diversas jurisdicciones del país. El paradigma es ampliar los requisitos actuales en nuestro país -que equivalen a los requeridos en Europa a mediados de los años ’70 del Siglo XX y que hoy han sido ampliamente superados para permitir construcciones cada vez más cercanas a un paradigma de construcciones de consumo de energía nula o casi nula (NZEB por sus siglas en inglés).
Por otro lado, si ampliamos la mirada, el ahorro de energía tendría un impacto directo en la matriz energética del país, ya que la energía que no se use -y que hoy se desperdicia- podría aplicarse en otros usos sin necesidad de hacer nuevas inversiones en infraestructura.
¿Qué beneficios tendrá para los profesionales de la construcción apostar por la incorporación de estos aspectos?
La aislación térmica eficiente hoy representa una solución primordial en el sector de la construcción y una oportunidad laboral para los profesionales del sector, en particular en el área de la rehabilitación energética -retrofitting- del parque edilicio construido. También para todo el desarrollo profesional sobre etiquetado energético de viviendas. Existen hoy cursos desde la Secretaría de Energía para formar Certificadores. Son todas nuevas áreas a explorar por los profesionales de nuestro país conociendo ya los antecedentes internacionales en relación a esta y otras temáticas como las certificaciones voluntarias.
¿Cómo cree que está la Argentina en materia de sostenibilidad en la construcción?
La Argentina está rezagada con respecto a la sostenibilidad de la construcción en la región, en particular los programas, incentivos y normativas, tanto de Chile como de Uruguay. Gradualmente se están aplicando las leyes y ordenanzas vigentes y la demanda comienza a requerir soluciones que hagan más eficientes las edificaciones y ahorren energía, sean más confortables y más saludables, además de los beneficios en cuanto a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Las iniciativas son aisladas y escasas. Hay mucho camino por recorrer y la eficiencia energética es uno de los pilares en ese camino.
En Argentina, solo el 1% de las edificaciones (edificios residenciales, comerciales y públicos) tienen aislación térmica. Esto indica que la mayoría de los argentinos carecen en sus hogares de aislación térmica, con lo que ya vimos que eso implica. Si en la Argentina predominaran edificaciones con aislación térmica eficiente, el país lograría un ahorro de energía de más del 12% anual. Con un consumo mínimo y aislación térmica se logran satisfacer las necesidades de calefacción o refrigeración en horarios o épocas extremas.
¿Cuáles son los planes de la entidad para el próximo año?
El objetivo de ANDIMA es seguir involucrando a los distintos grupos de interés y acercarse al usuario final, destinatario más importante de los beneficios, el ahorro y confort que implica la utilización de aislación térmica eficiente en esa ‘tercera piel’ que es la envolvente de las viviendas y edificios y donde transcurre gran parte de su vida.
¿Cómo cree que apoya o debería apoyar el gobierno (nacional/provincial/municipal) para incentivar este tipo de construcción?
Desde ANDIMA creemos que la conciencia en cuestiones de sustentabilidad la podemos construir entre todos. No hay un único responsable. El gobierno lleva en general adelante diversas estrategias para promover la vivienda. Si a estos esfuerzos se le sumase una estrategia de eficiencia energética como principal herramienta de ahorro, ya sea porque es requerida por los bancos a los tomadores de créditos o porque la administración pública se lo exige a las empresas constructoras o a los desarrolladores, el ahorro de energía y en las facturas producto de la incorporación de aislación térmica eficiente en nuevas viviendas sería significativamente mucho mayor y durante toda la vida útil de las construcciones. Asimismo, la aislación térmica junto con otras estrategias de ahorro, permitirían a las empresas proveedoras de servicios de gas y luz, alimentar construcciones con menos demanda energética y en consecuencia proveer energía al doble de viviendas con la misma capacidad de infraestructura instalada. Un camino importante en este sentido es el PRONEV (Programa Nacional de Etiquetado de Viviendas) que permitirá el diagnóstico, la comparación y la mejora en la etapa de diseño, de las viviendas existentes así como las nuevas.